Falangismo y franquismo

Falangismo y franquismo español

A diferencia del resto de Europa Occidental, España no había participado en la Primera Guerra Mundial y durante estos años, la económicamente retrasada península ibérica conoció momentos de bienestar gracias a la exportación de alimentos, textiles, cuero, metales y material de guerra. Al terminar el conflicto, el país nuevamente se quedaría sumido en la crisis económica, pero ahora con un mayor número de desempleados y una población debilitada por el hambre y la gripa española.

El gobierno español conservador no dio soluciones a la crisis, lo que hizo incrementar la agitación y el malestar en el país. Mientras que los representantes de la monarquía española (los aristócratas, terratenientes, militares y clero) intentaron frenar la modernización, algunos grupos progresistas pertenecientes a la burguesía y la clase obrera intentaron consolidar la reforma social, económica y política del país. El Estado era gobernado por un parlamento con conservadores y liberales a nivel nacional y por caciques rurales a nivel regional y local.

Durante la década de 1920 surge una resistencia al gobierno por parte de grupos de izquierda: sindicatos socialistas, anarquistas y el Partido Comunista de España, que se organizó con apoyo de la Tercera Internacional de Moscú. Tras una derrota contra los pueblos del desierto en la colonia española de Marruecos, se cuestionó fuertemente a la monarquía y el general Miguel Primo de Rivera instauró una dictadura militar. Durante su dictadura se agudizó el enfrentamiento con los grupos de oposición de izquierda y con las minorías culturales (catalanes y vascos). Se suprimieron los partidos políticos y la libertad de prensa, pero al mismo tiempo se pactó con la Unión General de Trabajadores, el sindicato socialista más grande.

Durante este periodo hubo un crecimiento económico mediante obras públicas, electricidad y la construcción de presas y canales de riego, pero no pudo sostenerse debido a la crisis mundial de 1929, así que el rey Alfonso XIII tuvo que convocar a elecciones y retirar el apoyo a Primo de Rivera.

El general Miguel Primo de Rivera y el rey Alfonso XIII

El general Miguel Primo de Rivera y el rey Alfonso XIII

Las elecciones de 1931 terminaron en una rotunda victoria para una coalición de republicanos, socialistas y catalanes que hizo abdicar al rey español el 14 de abril, dando paso a la proclamación de la Segunda República Española. El nuevo gobierno promulgó una nueva Constitución buscando mejorar la situación económica (agricultura  e industria), social (derechos individuales y sociales), política (estableciendo la separación Iglesia-Estado, dando autonomía a las minorías culturales y el voto femenino) y cultural (reorganizando el sistema educativo) del país.

Los diversos grupos de la derecha española emprendieron varios intentos para derrocar al gobierno popular y el 29 de octubre de 1932 se organizaron en un nuevo organismo político: la Falange Española. Liderado por José Antonio Primo de Rivera (hijo del dictador Primo de Rivera), la Falange, de inspiración nazifascista, representaba los intereses de los grupos más reaccionarios de la sociedad y tenía como propósito centralizar el poder en manos de los militares con el objeto de “defender la familia, las profesiones, la justicia y la patria”.

La situación política se complicó cuando en febrero de 1933, la coalición de socialistas y republicanos perdió las elecciones frente a una alianza de conservadores. El Estado español seguía en crisis política y económica cuando en octubre de 1934 una revuelta de mineros socialistas en el norte de España fue duramente reprimida por el ejército comandado por Francisco Franco. También se encarceló a los líderes republicanos de la región de Cataluña y se suspendió su recién adquirida autonomía.

En ese contexto se agudizó la lucha entre la izquierda y la derecha, sin que ningún bando obtuviera la hegemonía en el país. Durante las elecciones de 1936, el Frente Popular,compuesto por una coalición de las izquierdas de toda la península ibérica ganó las elecciones e intentó retomar las reformas de cinco años atrás. Ante tales acontecimientos políticos, el 18 de julio de 1936, el alto mando del ejército español realizó un pronunciamiento o golpe de estado para derrocar al Frente Popular. No obstante, el ejército quedó dividido en una facción que apoyaba al gobierno de izquierda y otra comendada por Francisco Franco que buscaba derrotarlo. Con apoyo de la Falange, monarquistas, el clero, los terratenientes y el gran empresariado, Franco realizó un asalto con tropas marroquís y españolas dando así inicio a la llamada Guerra Civil Española.

Hombres y mujeres de una de las milicias organizadas en la zona republicana, tras la sublevación militar de julio de 1936.

Hombres y mujeres de una de las milicias organizadas en la zona republicana, tras la sublevación militar de julio de 1936.