Tercera fase

Tercera fase (1944-1945): la fase final de la guerra

La participación de los Estados Unidos cambió el rumbo de la Segunda Guerra. Convino con los británicos y especialmente con los comunistas, dejar a un lado sus diferencias políticas para formar una gran alianza militar y lograr la rendición incondicional de Alemania, Italia y Japón.

Para el 11 de noviembre de 1942, los Estados Unidos desembarcaron en Marruecos, en el norte de África para atacar a las fuerzas nazi-fascistas en dos frentes, con lo que su derrota fue catastrófica. A partir de estas posiciones se planeó el primer ataque al continente Europeo, en 1943, con el desembarco de los aliados en la isla de Sicilia y, posteriormente de la Italia continental.

Mientras tanto, Hitler ordenó el ejército oriental de los nazis, tomar a toda costa a Stalingrado. Fue una de las batallas más duras y decisivas de la guerra: entre noviembre de 1942 y el 2 de febrero de 1943, los soviéticos iniciaron un contraataque, rodearon a los alemanes y cortaron sus suministros en un ambiente invernal durísimo.

ofensivas aliadas en europa

La contraofensiva de los aliados 1942-1945

A partir de entonces el ejército rojo inició el avance hacia Berlín y abrieron así, con muchos sacrificios, el camino para las potencias occidentales. Los aliados cruzaron el Mediterráneo para invadir a Italia en septiembre de 1943. El rey de Italia, expulsó a Mussolini de su cargo, lo mandó arrestar y ordenó la formación de un nuevo gobierno. Poco después los alemanes liberaron a Mussolini y alzaron una defensa tenaz en la región montañesa de Roma. Hasta el 4 de junio de 1944, en que la capital cayera en manos de los aliados.

Desde Gran Bretaña se abrió un segundo frente occidental. El 6 de junio de 1944 -“Día D” (el día decisivo)- las fuerzas aliadas, bajo el mando del general Dwight Eisenhower, desembarcaron en las playas de Normandía, lo que se conoce como la invasión naval más grande de la historia.

Desembarco de tropas norteamericanas en Normandía

Desembarco de tropas norteamericanas en Normandía, 1944

A pesar de la dura resistencia de los alemanes –especialmente en los bosques de las Ardenas en el sur de Bélgica, los aliados entraron en abril de 1945 en Alemania. Desencadenaron furiosos ataques aéreos sobre la población civil alemana y sobre objetivos estratégicos como medios de transporte, fábricas de combustible y objetivos militares.

En el frente oriental el avance de los ejércitos soviéticos decidió el final de la resistencia alemana. Los soviéticos cercaron Berlín, que cayó el 2 de mayo. Hitler y sus más cercanos colaboradores se suicidaron antes de la caída de la capital del Reich. El 8 de mayo se rinde lo que queda del ejército alemán, incluyendo a una gran cantidad de menores de edad, casi niños y de esta forma concluye la guerra en Europa.

En apenas 6 meses los Estados Unidos pudo detener las conquistas niponas en el Pacífico. En las batallas del mar del Coral (4-8 de mayo de 1942), Midway (4-6 de junio) y Guadalcanal (agosto) los norteamericanos vencieron. Fundamental para triunfar en las batallas navales de 1942-1944 fueron los portaviones, un aeropuerto flotante que trasladaba las bombas y torpedos a cientos de kilómetros de distancia. Al enfrentar los japoneses a estos buques, perderían todos sus respectivos portaviones y su capacidad bélica naval, por lo que la nueva estrategia norteamericana consistiría ahora en lanzar desembarcos sobre los territorios insulares que habían invadido los nipones en el Pacífico, iniciando el ataque en las islas de Guadalcanal y Tarawa, para liberar la presión japonesa sobre Nueva Zelanda y Australia, e ir avanzando hacia las Islas Gilbert, Marianas, Salomón y Filipinas, paulatinamente, hasta iniciar la ocupación del archipiélago nipón mismo en Okinawa e Iwo Jima.

A finales de 1944 se habían reconquistado las Filipinas, al tiempo que los británicos habían recuperado grandes partes de Asia del Sur y otras tropas aliadas avanzaron a través de China. Éstos habían previsto invadir a Japón a finales de 1945. El almirante japonés K. Suzuki -que había sustituido a Tojo como jefe del Gobierno- aprovechó esa situación para solicitar la mediación soviética con vistas a una capitulación honrosa. Sin embargo, los representantes de los Estados Unidos, la Unión Soviética y Gran Bretaña respondieron desde Potsdam con un ultimátum que exigía al Japón la rendición sin condiciones.

Tokio rechazó el ultimátum; ante ello el presidente Truman decidió recurrir a la bomba atómica fabricada por los Estados Unidos y experimentada el 16 de julio de 1945. Esta decisión, motivada preferentemente por razones estratégicas, implicaba una intención política más sutil: la bomba atómica no sólo doblegaría la resistencia japonesa, permitiendo a los norteamericanos ahorrar hombres y medios, sino que también serviría para hacer más precavido a Stalin en sus pretensiones. A pesar de que no había unanimidad de criterios acerca del empleo de la bomba atómica en el estado mayor estadounidense, el 6 de agosto se lanzó la primera sobre Hiroshima, que quedó arrasada. Dos días después la URSS declaró la guerra al Japón y el Ejército Rojo penetró en Manchuria y en Corea. El 9 de agosto fue arrojada otra bomba atómica sobre Nagasaki y al día siguiente Tokio comunicó sus propósitos de rendición que se firmó oficialmente el 2 de septiembre de 1945. La bomba atómica destruyó por completo unos 13 km cuadrados de la ciudad de Hiroshima

La explosión mató entre 70 y 100 mil personas y varios millares murieron a consecuencia de las lesiones y la radioactividad. La bomba arrojada sobre Nagasaki tuvo efectos similares.

Desembarco de tropas norteamericanas en Normandía

Maqueta de la bomba Little Boy que cayó sobre Hiroshima