América Latina

En el transcurso del siglo XIX América Latina había logrado independizarse de las antiguas metrópolis, en tanto que el capitalismo europeo experimentaba un desarrollo industrial vigoroso. Una vez libre del yugo colonial la zona se presentaba como un mercado atractivo para la colocación de productos y capitales imperialistas, así como surtidora de materias primas. El acercamiento europeo a la región fue cauteloso ya que Estados Unidos había advertido en la Doctrina Monroe el rechazo a cualquier tipo de intervención europea. A finales del siglo, Latinoamérica ya se encontraba integrada en el sistema económico internacional a través de importantes relaciones comerciales.

El imperialismo inglés llegó desde 1860 a través de préstamos, inversiones directas -dirigidas principalmente a la construcción de ferrocarriles y al financiamiento para la construcción de puertos-, líneas de navegación, electricidad, agua y teléfono, aventajando a las otras potencias. Al finalizar el siglo, los capitales franceses, alemanes y norteamericanos ya invertían en Latinoamérica. Para 1880 la actividad inglesa tuvo que hacerse compatible con la de los inversionistas nativos, así, los extranjeros se encargaban de la comercialización y la explotación minera, mientras que el resto de la producción la controlaba la oligarquía nativa (grupo minoritario de la clase privilegiada que controla la política y la economía). En 1885 el grueso de las inversiones se dirigía a Brasil, Argentina y Uruguay; para 1913 se añadieron México y Chile a la lista.

Gracias al desarrollo en las comunicaciones, las exportaciones latinoamericanas aumentaron y se diversificaron, crecieron de un valor de 160 millones de dólares en 1850 a 1,600 millones de dólares en 1912. A los productos tradicionales que se exportaban se añadieron el trigo, la carne, las frutas, metales preciosos y productos minerales. Si bien estas cifras revelan un crecimiento en el comercio, es necesario acotar que el dinamismo económico no fue igual en todos los países y tampoco repercutió en el mejoramiento del nivel de vida de las poblaciones. Por otra parte, las economías latinoamericanas se caracterizaron por ser exportadoras de materias primas, la industrialización fue de hecho inexistente ya que los grupos de poder no se interesaron en ésta, su compromiso con la Patria estaba en relación inversa a sus intereses económicos, los cuales se encontraban más que satisfechos con las ganancias que les dejaba la explotación de los recursos naturales con mano de obra esclavizada.

           

Los hacendados europeos

Los hacendados europeos obligaban a los mayas locales para trabajar en los campos con salarios muy bajos. Además, establecieron un sistema social basado en la raza.

De esta manera, las economías latinoamericanas quedaron enganchadas a la economía mundial en una relación de dependencia del imperialismo, situación que se mantiene hasta la actualidad, en mayor o menor grado. Habrá que insistir en un hecho: la vergonzosa explotación humana que se vivió en África, tuvo su equivalente en América Latina, en México con los trabajadores del henequén y el tabaco; en Centroamérica en todas las zonas en donde se extraía el caucho o en la construcción del ferrocarril de Panamá, de manera que muchos de los productos que se consumían en Europa iban manchados con el sufrimiento de sus productores.

El cuadro que se muestra a continuación permite observar el incremento de inversiones en América Latina y aun cuando las inversiones francesas y norteamericanas aumentaron de manera importante en 1913, no pudieron competir con Inglaterra.

 

1880

1890

1900

1913

Reino Unido

868

2.069

2.630

4.867

Francia

218

664

364

1.002

EUA

s.i

s.i

304

1.276

Total

1.087

2.733

3.298

7.145

Fuente: Bértola, L. y Ocampo, J. (2010). Desarrollo, vaivenes y desigualdad, p. 136. Madrid: Secretaría General de Iberoamericana. Recuperado de http://segib.org/wp-content/uploads/Historia-Economica-AL-ESP.pdf (diciembre, 2015).

En el siguiente cuadro se observa que las inversiones inglesas se enfocaron a la construcción de ferrocarriles, mientras que Estados Unidos se interesó por la minería. También se puede notar que faltan muchos datos y que hay un renglón en el que dice “otros y sin distribuir por sectores beneficiarios”. Esto se debe a que en aquélla época los datos no se registraban de manera sistemática y por lo tanto se carece de mucha información, pero la que se presenta es suficiente para notar la importancia de las inversiones inglesas en la región latina. Otro dato interesante es el que nos indica qué países captaban mayoritariamente las inversiones; llama la atención que con excepción de los norteamericanos, Inglaterra, Francia y Alemania las dirigían a Argentina. México era el destino predilecto de los Estados Unidos.

América Latina: Inversiones privadas extranjeras según país de origen y destino a fines de 1914 (millones de dólares)


 

Reino Unido

Francia

Alemania

Estados Unidos

Otros

Total

 

A. Cuantía de  inversiones por sector de destino

Agricultura

12

 

 

239

4

255

Minería

101

3

 

415

11

530

Petróleo

4

 

 

136

 

140

Ferrocarriles

1.667

152

15

305

203

2.341

Empresas de servicios públicos

546

17

75

127

149

914

Industria manufacturera

83

 

 

17

462

562

Comercio

2

 

 

34

449

485

Otros y sin distribuir por sectores beneficiarios

1.170

539

230

121

281

2.341

Total

3.585

711

320

1.394

1.559

7.569

 

A. Cuantía de inversiones por sector de destino

Grupo 1

904

29

12

699

3

1.647

Bolivia

17 

25

 

2

 

44

Colombia

31

1

 

21

1

54

Ecuador

29

2

 

9

 

40

El Salvador

6

 

 

7

2

15

Guatemala

44

 

12

36

 

92

Honduras

1

 

 

15

 

16

México

635

 

 

542

 

1.177

Nicaragua

2

 

 

4

 

6

Paraguay

18

 

 

5

 

23

Perú

121

1

 

58

 

180

Grupo 2

812

393

15

379

206

1.805

Argentina

1.502

289

235

40

1.151

3.217

Chile

213

 

56

225

 

494

Uruguay

154

 

2

 

199

355

 

Sin distribuir por países deudores

 

 

 

51

 

51

Total

3.585

711

320

1.394

1.559

7.569

  arriba  

Fuente: Bértola, L. y Ocampo, J. (2010). Desarrollo, vaivenes y desigualdad, p. 138. Madrid:
Secretaría General de Iberoamericana. Recuperado de http://segib.org/wp-content/uploads/Historia-Economica-AL-ESP.pdf (diciembre, 2015).