La Edad Media es un periodo de tiempo de la historia europea que corre entre los siglos V y XV. A lo largo de ese milenio, la vida de esta porción del mundo se transformó considerablemente. Entre los siglos III al VII se desarrollaron grandes movimientos de gente, a lo que llamamos migraciones; pueblos que migraron del Este hacia el Oeste de Europa en busca de mejores condiciones de vida. Los migrantes provocaron una especie de efecto dominó, pues los hunos invadieron a los germanos, y los germanos (godos, visigodos, burgundios, francos, ostrogodos) al Imperio Romano; estos movimientos se dieron a lo largo de varios siglos, y por ello se fueron sumando otros grupos como los vándalos, alanos, anglos, sajones, etcétera. Ninguno de estos grupos tenía una cultura común entre sí, cada una era distinta, pero lo que sí compartían era el ser diferentes en costumbres y religión a los romanos, fue por eso que los romanos los denominaron “pueblos bárbaros”.
Estas invasiones afectaron a toda Europa; sin embargo, en el siglo VIII otro grupo, el árabe-musulmán, invadió la parte mediterránea del continente. Los árabes marcharon hacia Europa desde el norte de África, entrando por la península ibérica. En esa región se establecieron con fronteras sumamente móviles, y quisieron extenderse por Europa pero el ejército de Carlos Martell los detuvo en el sur de Francia en el año 732 y los obligó a replegarse hacia el centro-sur de la península ibérica, donde permanecieron por ocho siglos, enriqueciendo culturalmente a los pobladores de la región.
Expansión de los árabes (VII-VIII)
La expansión de los árabes inicia hacia mediados del siglo VII, después de la muerte de Mahoma, quien predicara la unificación política de los diferentes pueblos árabes bajo la religión del islam. En ese siglo los musulmanes sometieron a Siria, Palestina, Persia y Egipto, y comenzaron su expansión por el norte de África. En el siglo VIII conquistaron la península ibérica.
Pero esa no fue la última invasión de este milenio a Europa; al rondar el siglo IX una oleada de vikingos escandinavos, magiares (húngaros) y sarracenos, penetró en el continente y sembraron el terror entre los pobladores que ya se habían establecido con anterioridad y que habían asimilado el cristianismo como religión.
Esta última invasión fue la que terminó por hacer que se estableciera el régimen feudal.