Islam

Los orígenes

En el desarrollo del mundo musulmán se pueden distinguir varias etapas. La primera, conocida como la edad clásica, de la que aquí trataremos, inicia con el periodo en el que Mahoma (570/71 - 632), Profeta de Alá, quien unificó la Península arábiga bajo el Islam.

El islam es la religión monoteísta cuyo Dios es Alá y los que se someten a él son musulmanes. Hablar de la expansión del islam es referirse a la vez a la ampliación territorial y a la propagación religiosa. Mahoma comenzó a predicar en el año 613 en La Meca, lugar de su nacimiento, por conflictos religiosos se dirigió a Yatib en el 622 y ahí intervino como mediador en la guerra entre árabes y judíos. Se quedó en el lugar y le dio el nombre de Medina, estableciendo ahí su centro de poder. Mahoma tuvo un doble mérito, además de ser fundador del islam, unificó a Arabia en torno a su figura fundando con ello un Estado.

El hecho se vuelve especialmente relevante si se considera que el territorio arábigo estaba habitado por numerosas tribus con distinto nivel de desarrollo, con jefes propios y continuos conflictos inter tribales. Así, con el apoyo de las tribus aliadas anexionó a Medina algunos oasis como Jaybar, de religión judía y Nayran de religión cristiana para finalmente tener bajo su dominio a la península arábiga.

Del año 634 al 660 se conquistan algunos territorios bizantinos y otros pertenecientes al Imperio sasánida (Irán). Las conquistas abarcan Siria y Jerusalén y se pelea Damasco. Cae Palestina, Egipto, Irak y Armenia. Gobernaron los califas Abu Bakr, Umar, Utman, Alí (los llamados califas ortodoxos).

En este periodo se presentaron hechos contradictorios: por una parte se organizó el Estado musulmán y se logró la unidad del islam con la redacción del Corán. Por otra, se presentan pugnas internas que derivaron en la primera ruptura entre los musulmanes, ocasionada por la oposición de Alí a Utman. Utman es asesinado y lo sustituye Alí, pero en medio de un gran conflicto sucesorio se le rechaza, entonces Muawiya es designado califa, este incidente marca la primera ruptura entre los musulmanes que se expresará en el conflicto entre los seguidores de Alí, los chiíes y los partidarios de Muawiya, los sunníes, división que marcaría el desarrollo futuro del islam.

Península arábiga, imagen de satélite
Península arábiga, imagen de satélite
Mahoma predicando el Corán en La Meca
Ilustración del siglo XV de una copia de un manuscrito de Al-Biruni que representa a Mahoma predicando el Corán en La Meca
Abu Bakr. Miniatura persa
Abu Bakr. Miniatura persa
Ilustración de Alí
Ilustración de Alí

El Califato Omeya (661-750) comenzó con el gobierno de Muawiya I. Con los Omeya se organizó el Imperio islámico y la capital se desplazó a Damasco, Siria. La conquista se dirigió hacia los territorios bizantinos, en el 698 cayó Cartago y aunque se asedió en distintas ocasiones a Constantinopla, no se logró su conquista, por lo cual el imperio bizantino siguió dominando sobre el Mediterráneo. En Europa, se dirigió a la Península ibérica y la parte sur de Francia, de donde Carlos Martel los expulsó en el 732. En el terreno político, los grandes enemigos de los musulmanes fueron los bereberes pero también hubo divisiones internas y levantamientos a causa de los conflictos de sucesión que atentaron contra la unidad del imperio, una vez resueltos, los Omeya pusieron atención en los aspectos administrativos.

El gran avance de la época estuvo a cargo del califa Abd al-Malik (646-705) quien se planteó la tarea de unificar, islamizar y arabizar al imperio. La arabización se concretó en el establecimiento del árabe como la lengua que debía usarse en los documentos fiscales, asimismo, en la creación del dinar, moneda de oro y del dírham, de plata, que daría identidad a las transacciones islámicas porque antes de ello se usaba la moneda bizantina. La islamización se dio a través de las conversiones que fueron incentivadas por la exención de impuestos, a pesar de que estas medidas afectaban los ingresos del Estado.

Dinar de oro de Abd al-Malik. Museo Británico
Dinar de oro de Abd al-Malik. Museo Británico
La Mezquita de Damasco construida durante el mandato de Muawiya
La Mezquita de Damasco construida durante el mandato de Muawiya

Esta fase comprende del siglo VIII al XIII. Debilitada por problemas internos, la dinastía Omeya fue sustituida por la Abasí. En el 750, tras una revuelta iraní, se proclama gobernante a Abul-l-Abbas (de aquí proviene el término Abasí) y da inicio la dinastía Abasí cuya sede de gobierno se encuentra en Bagdad, Irak. Las posesiones abarcan el sur de Irak y los oasis y mesetas de Irán, Jorasán y los territorios que se extienden hacia Asia central.

En el 786, el califa Harun al-Rasid, divide el imperio entre sus hijos, a Amín le correspondieron casi todos los territorios árabes, a Mamum, Irán y a Mutsim, los confines bizantinos. A su muerte estalla la guerra civil protagonizada por sus propios hijos. Para conformar los ejércitos se aceptan soldados turcos y poco a poco comienzan a tener influencia en la vida política, como sucedió con el califa al- Mutasim que se apoyó fuertemente en ellos.

La expansión del islam, desde Mahoma hasta La dinastía Abbasí
La expansión del islam, desde mahoma hasta La dinastía abbasí

El control del imperio comenzó a presentar dificultades. Los abasíes estaban interesados en controlar las áreas más productivas y descuidaron las zonas más lejanas. Se adoptó la política de permitir que los gobernadores de las provincias cobraran los impuestos y mantuvieran a su propio ejército con lo que adquirieron el poder suficiente para originar dinastías locales como la de los saffaríes, samaníes y aglabíes, mermando el poder de los abasíes y afectando económicamente a Bagdad al disminuir las rentas que llegaban del exterior.

En el siglo XI la presencia turca aumentó, de participantes eventuales en el ejército pasaron a formar parte de la población regular influyendo decisivamente en la cultura de la población. Conforme su influencia y poder aumentó llegaron a formar el imperio selyúcida, integrado por turcos de la familia Oguz. La expansión territorial se orientó hacia las posesiones bizantinas y tras vencerlos en 1071 en la batalla de Manziquert se apoderaron de Anatolia (Asia Menor), sitio en donde se formaría más tarde la poderosa Turquía y el imperio otomano. Esta gran avanzada turca es la que justificaría la organización de la primera cruzada para que en el 1099 los occidentales se apoderaran de Jerusalén.

La dinastía fue fundada por Salah ad-Din Yusuf, mejor conocido como Saladino, de origen kurdo. Con esta dinastía se estableció el centro de poder en Egipto, sus acciones militares se enfocaron a combatir a los cruzados y después de numerosas batallas, recuperó Jerusalén en el año 1187.

En 1217, los mongoles llegaron a tierras musulmanas. Las sangrientas conquistas mongolas, encabezadas por su líder Gengis Kan, influiría de manera decisiva en el futuro del imperio musulmán. En 1234, atacaron a los ayyubíes, en 1258 el último representante de la dinastía Abasí caería asesinado y con él concluirían cinco siglos de su dominio. Los mongoles avanzaban a pasos agigantados en sus conquistas a tal punto que parecía que el islam llegaría a su fin. Los ayyubíes de Egipto se mantenían a salvo, pero el dominio ayyubí llegó a su fin, dando el paso a los mamelucos, esclavos turcos contratados por al-Salih como soldados, que adquirieron mucho poder porque se esperaba que detuvieran a los mongoles. Y efectivamente así sucedió, en 1260, los mamelucos aniquilaron en Palestina a los mongoles y aunque no lograron expulsarlos de todo el territorio musulmán sí detuvieron su marcha.

Hacia 1277 se destaca en Turquía el grupo de los osmanlíes u otomanos que se convertirían en un poderoso imperio. Hacia la parte final del siglo XIV los otomanos se habían apropiado de todos los territorios turcomanos en Asia Menor occidental y central. Su poder creció tanto que en 1453, Mehmet Fatih conquistaba Constantinopla poniendo fin al Imperio Romano de Oriente y dando inicio a una nueva etapa de la historia del Imperio musulmán.

Saladino representado en un manuscrito del siglo XV
Saladino representado en un manuscrito del siglo XV
Gengis Kan
Gengis Kan
Mehemed II
Mehemed II

El caso español

Durante al siglo VII, el dominio visigodo de la Península ibérica comenzó a dar signos de agotamiento y se presentaron contradicciones entre las familias fuertes que aspiraban al poder. En el afán de conservar el poder, la aristocracia visigoda buscó el apoyo de grupos extranjeros, Atanagildo llamó a los bizantinos para vencer a sus rivales, Sisenando recurrió a los francos, Férula a los vascos y Águila a los musulmanes.

Cuando Rodrigo usurpó el trono al rey Vitiza, sus hijos solicitaron la ayuda de Musa b. Nusayr, gobernador musulmán del norte de África para derrocarlo. Los islamitas conquistaron las ciudades principales y lograron el dominio de una parte muy importante del territorio hispano. En el 711 la península comenzaría a caer bajo el dominio de la dinastía árabe de los Omeya, los visigodos les habían abierto las puertas, incluso les ofrecieron reconocerlos como nuevos gobernantes con tal de no permitir que el grupo visigodo contrario gobernara.

Después de un siglo y medio, los árabes habían consolidado su dominio en una región muy extensa, coexistiendo con los hispano-cristianos y realizando alianzas matrimoniales. Al territorio conquistado se le denominó Al-Andalus, que físicamente comprendía todas las tierras o pueblos de Hispania dominados por el islam y grupos de otra procedencia que se habían convertido, como sucedió con los beréberes.

Extensión de los dominios musulmanes en la Península ibérica hacia el año 718
Extensión de los dominios musulmanes en la Península ibérica hacia el año 718
Península Ibérica en el año 756
Península Ibérica en el año 756
Mezquita de Córdoba
Mezquita de Córdoba
/img/p4/abd-al-ramhan.jpg
Abd al-Ramhan III
Alfonso VI, Rey de León, de Castilla y de Galicia
Alfonso VI, Rey de León, de Castilla y de Galicia

A pesar de los acuerdos establecidos entre los musulmanes y los visigodos, acuerdos suscritos incluso por los obispos cristianos, los visigodos comenzaron a protagonizar levantamientos. Ibn al-Qutiya, descendiente del rey Vitiza se rebeló contra los Omeya de Córdoba a finales del siglo IX, incluso los sectores de la población cristiana que no pertenecían a la nobleza, abandonaban sus tierras y huían al monte para evitar ser sometidos por los árabes. En este ambiente de rechazo, en el año 900 comenzó a difundirse el culto al Apóstol Santiago quien los guiaría en la lucha contra los musulmanes. Pero estos conflictos no mermaron el dominio musulmán, de hecho, el siglo X fue el momento cumbre de los gobernantes Omeya. El califa Abd al-Ramhan III, llevó a Córdoba, sede del gobierno, a los momentos más importantes de esplendor cultural y fue capaz de mantener la unidad de Al-Andalus y detener las incursiones cristianas. Además de los levantamientos hispano-cristianos hubo levantamientos de los muladíes, visigodos convertidos al Islam, así como de los bereberes.

Hacia el siglo XI, los reinos cristianos también protagonizaban rivalidades entre las monarquías que pretendían gobernar, sin embargo, las superaron e hicieron causa común para combatir a los musulmanes. Al inicio del año 1000, se deshizo el califato de Córdoba a causa de sus peleas internas y del ataque cristiano. Toledo había sido conquistado por Alfonso VI, rey de León y Castilla y Al-Andalus era invadido y dominado por los africanos del norte. Los reinos cristianos se vinculaban cada vez más con la cristiandad europea, su expansión territorial había sido notable y emprendieron la misión de expulsar a los musulmanes en una gran cruzada para “recuperar” el resto de los territorios.

Península ibérica hacia el 1265
Península ibérica hacia el 1265
Reconquista de Granada
Reconquista de Granada

Para el año 1300, la Hispania cristiana se veía poderosa frente a la paulatina disminución del poder musulmán. Granada, última posesión islámica, sería conquistada en 1492 por los unificados reinos de Castilla y Aragón. De esta manera, llegarían a su fin siete siglos de dominio musulmán en el occidente europeo, mientras que en Europa oriental, continuaba con su expansión.

Con el siguiente videodocumental “la geometría se hace arte” puedes saber más sobre el arte islámico de Al Andalus y su influencia en el arte de Escher.