Economías latinoamericanas

Desde finales del siglo XIX, la mayoría de los países latinoamericanos se habían insertado en el engranaje del capitalismo mundial. Las economías se expandieron gracias a la exportación de alimentos y fibras, la construcción de una red ferroviaria, la extracción de minerales y petróleo -financiado con capital industrial y financiero estadounidense y europeo, principalmente británico-.

A principios del siglo XX, México, Chile y Perú eran importantes exportadores de plata y cobre, mientras que Argentina era un notable productor de carne y cereales, Brasil de café (aprox. 70% del mercado mundial), Cuba de azúcar, Centroamérica de plátano, y Chile de salitre. El crecimiento fue siempre frágil porque algunos países dependían demasiado de un solo bien para la exportación (monocultivos), además del endeudamiento externo y la fuerte dependencia de las importaciones de productos manufacturados y bienes de capital (fábricas, máquinas, herramientas).

mapa actividades economicas

Principales actividades económicas

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Este modelo exportador de materias primas entraría en crisis debido a las fluctuaciones del mercado mundial.

Tres momentos coyunturales –la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Gran Depresión (1929-1933) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)- obligaron a las economías a introducir cambios estructurales.


El momento decisivo fue la Gran Depresión de 1929-1933 que tuvo las siguientes consecuencias en Latinoamérica:

  1. Caída del comercio internacional con Europa y Estados Unidos.
  2. Disminución de la inversión de capitales estadounidenses y británicos.
  3. Crisis de los mercados internos por falta de dinero.
  4. Desempleo, pobreza y conflictos sociales.
  5. Crisis de los gobiernos.

En la siguiente tabla se observa la contracción de las economías latinoamericanas a raíz de la Gran Depresión en términos de las exportaciones.

Apertura de las economías latinoamericanas

  Exportaciones como porcentaje del PIB Exportaciones + Importaciones como porcentaje del PIB
  1928 1938 1928 1938
Argentina 29.8 15.7 89.7 35.7
Brasil 17.0 21.2 38.8 33.3
Colombia 24.8 24.1 62.8 43.5
Costa Rica 56.5 47.3 109.6 80.7
Chile 35.1 32.7 57.2 44.9
El Salvador 48.7 45.9 81.0 62.4
Guatemala 22.7 17.5 51.2 29.5
Honduras 52.1 22.1 69.8 39.5
México 31.4 13.9 47.7 25.5
Nicaragua 25.1 23.9 54.9 42.3
Perú 33.6 28.3 53.2 42..6
Uruguay 18.0 18.2 38.0 37.1
Venezuela 37.7 29.0 120.4 55.7
Fuente: Victor Bulmer-Tomas, “Las economías latinoamericanas,1929-1939”, en Leslie Bethell (ed.), Historia de América Latina, vol.11, Barcelona, 1997.

Aunque no todos los países latinoamericanos sufrieron las mismas consecuencias de las crisis, se estima que en 1933 las exportaciones se redujeron un 69% y las importaciones un 31% (Martínez de Salinas, 2001), debido a que los Estados Unidos de América y los países europeos implementaron políticas proteccionistas, aumentando las tarifas arancelarias en sus fronteras, limitando así las importaciones de productos latinoamericanos.

Las estrategias para suavizar la crisis fueron distintas, éstas eran acordes a las características socioeconómicas de cada Estado latinoamericano. La tendencia general fue el abandono del capitalismo de libre competencia, característico del liberalismo económico, para reemplazarlo por una política de intervencionismo estatal en la economía, incrementando el gasto público en el Producto Interior Bruto (PIB) y aumentando las funciones reguladoras del Estado; es decir, el papel que tendría el Estado en la economía (con la creación de leyes, así como la participación en la extracción, producción y el comercio de bienes, entre otros).

Algunos países pequeños recurrieron al endeudamiento externo; otros al proteccionismo con la reducción de importaciones, tarifas aduaneras y apoyos financieros (subsidios) para los productos locales, mientras que los países industrialmente más avanzados (México, Brasil, Argentina, Chile Uruguay) fueron sustituyendo las importaciones con productos locales, buscando entablar relaciones comerciales con otros países, como lo hizo la Argentina comerciando productos ganaderos con Inglaterra.

Esta política económica conocida como “industrialización por sustitución de importaciones” se logró con base en una fuerte participación del Estado, una reorganización social y mediante la creación de nuevas instituciones públicas que administraban y gestionaban la economía nacional. En México se creó, por ejemplo, Petróleos Mexicanos (PEMEX) en 1938; en Chile se fundó la Corporación Chilena de Fomento (CORFO) en 1939 para canalizar el crédito público hacia actividades productivas, especialmente la industria; en Argentina el presidente Perón estableció el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI) en 1947, organismo que monopolizó y reguló la compra y venta de los cereales argentinos; y en Brasil el Estado Nuevo de Getúlio Vargas estableció varios monopolios estatales como la Fábrica Nacional de Motores (1942) para producir automóviles y aviones.

Con esta política sustitutiva de importaciones hubo una fuerte expansión del mercado interno y luego durante la Segunda Guerra Mundial también del mercado externo, exportando los productos de manufactura nacional a los países en guerra.

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El presidente Getúlio Vargas frente a un avión M-5 producido en la Fábrica Nacional de Motores.

Fotografía recuperada de MATTOS, Marco Aurelio: “La saga de la construcción de aviones en Brasil (1910-1945)”, ponencia presentada en el “II Congreso de Historia Aeronáutica Argentina”, Buenos Aires: 6-9 de septiembre de 2012.

La reforma económica fue exitosa en las décadas de 1930-1950 pero tampoco fue un camino de rosas, pues al mismo tiempo que disminuía la dependencia de las importaciones de bienes de consumo básicos (alimentos, bebidas, textiles, calzado, electrodomésticos, bicicletas, productos químicos y farmacéuticos), ahora elaborados propiamente, aumentaba la dependencia tecnológica para dotar a las nuevas industrias de las máquinas, materias primas, herramientas y recursos humanos necesarios. Carlos Malamud señala que las aportaciones del sector industrial al Producto Interno Bruto (PIB) fueron modestas hasta 1939 “Sólo en Argentina alcanzaba el 23%, en Chile el 18%, México el 16%, Uruguay el 15.9%, Brasil el 14.5%” (Malamud, 2010: 413-414).

En materia financiera, hubo grandes avances con el establecimiento, impulsado por los Estados Unidos, de Bancos Centrales que tenían la tarea de emitir la moneda nacional, de definir las normas y operaciones financieras, las tasas de interés y la estabilidad de precios.

La reorganización y el despegue económico generaron en las décadas de 1930-1950 nuevas contradicciones, desequilibrios y desigualdades que fueron más evidentes en los años siguientes. Así, es importante enfatizar que en la mayoría de los países latinoamericanos: Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua, República Dominica y Venezuela, la dependencia de las exportaciones siguió representando la fuente de ingreso principal, incluso un solo producto equivalía a más de la mitad de las ganancias (Malamud, 2010: 407).

A pesar de que los países lograron una mayor integración regional en un solo mercado nacional a través de las grandes obras de infraestructura, las conexiones y vínculos económicos en el continente fueron relativamente limitadas. Por ejemplo, la península de Yucatán en México no estaba enteramente integrada con el resto de la República y aún menos con Guatemala y Belice. La mayor parte de sus actividades comerciales las realizaba con los Estados Unidos y por vía marítima (Malamud, 2010: 405).

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Fábrica textil mexicana en la década de 1930