Los populismos en América Latina

En algunos países como Brasil, México y luego en Argentina (donde había comenzado la industrialización y la incorporación de nuevos sectores sociales desde antes), se consolidó en los años 1930 una política económica centrada en el desarrollo del mercado interno y en la sustitución de importaciones en lugar de depender casi exclusivamente de las exportaciones. Además, para ajustar la su posición en la economía mundial, estos países redefinieron el papel del Estado liberal -garante de las libertades individuales, económicas y políticas- e impulsaron el desarrollo de un Estado fuerte y centralizador que interviniera en todos los aspectos de la vida. Fueron principalmente las clases medias emergentes quienes llevaron a cabo esta transformación política con el apoyo de la clase trabajadora y los campesinos. Surgen así, los regímenes denominados “populistas”. Ahora bien ¿qué son los populismos y cuáles son sus características?

“Populismo” es un término no muy preciso que se utiliza en diferentes contextos y con múltiples significados. La falta de exactitud del término se debe a que el populismo describe una serie de características de algunos movimientos políticos sin que cuente con un programa coherente o cuerpo doctrinario. Generalmente se le da una connotación negativa para señalar a gobiernos o estrategias políticas basadas en la manipulación de las masas a través de discursos paternalistas por parte de un líder carismático y programas sociales de asistencia sufragados con recursos públicos. Con base en los autores Marisa Gallego (2006), Carlos Malamud (2010) y Loris Zanatta (2012), caracterizamos el populismo de la siguiente manera:

  1. El discurso y movimiento político que se legitima con base en la inserción de las masas al sistema político, respondiendo a diferentes demandas sociales que no han sido consideradas por los viejos regímenes;
  2. Construye un poder ejecutivo fuerte a menudo autoritario, basado en un presidencialismo y en el líder o caudillo carismático, para controlar a los distintos sectores de la sociedad;
  3. Redefine el papel del Estado como un Estado interventor que centraliza, administra y controla todos los aspectos de la economía, la política, la sociedad y la cultura. El Estado intermedia entre el capital (empresariado) y el trabajo (proletariado) a través de un modelo de organización corporativa y mediante la movilización masiva de distintos sectores sociales;
  4. Se sustenta en el nacionalismo para unificar a las distintas tendencias ideológicas y los intereses económicos del pueblo por encima de las diferencias sociales, económicas e ideológicas;
  5. Fomenta el antiimperialismo para defender los intereses nacionales y para replantear la relación entre el capital extranjero y el mercado interno.

“Entre los rasgos más característicos de los fenómenos populistas, bien que sean movimientos de masas o partidos políticos, gobiernos o regímenes, sobresale la “paradoja” de la alianza de clases. En todos los casos, los fenómenos populistas envuelven la coalición de clases, o grupos sociales pertenecientes a clases distintas, lo que significa una coalición de categorías virtualmente antagónica. En el populismo están presentes sectores de la burguesía industrial y del proletariado urbano, militares, grupos de clase media, intelectuales, estudiantes universitarios, y en algunos países también campesinos y proletariado rural. En nombre de la lucha contra el atraso económico social, la dependencia excesiva del monocultivo, los enclaves, la oligarquía, y el imperialismo, la política populista preconiza la armonía de las clases sociales. El intento de devolver el país al pueblo trae consigo la necesidad de fortalecer los lazos de cooperación entre el capital y el trabajo, diluyéndose las fronteras de clase. La paz social, preconizada por Cárdenas, Perón y Vargas, entre otros líderes populistas, es la paz en las relaciones entra las clases sociales, encarnada como prerrequisito para lograr la emancipación económica del país y la generalización del bienestar social del pueblo. En esa época, la economía capitalista en México, Brasil y Argentina ingresa en una nueva fase de expansión (Octavio Ianni citado en Gallego, 2006: 270)”.

Tradicionalmente el término se utiliza para describir los gobiernos latinoamericanos entre los años 1930-1960, los ejemplos más citados son los gobiernos de Getúlio Vargas en Brasil, de Cárdenas en México y de Perón en Argentina, los cuales tienen semejanzas, pero también grandes diferencias.

Revisa las particularidades históricas de los populismos en el siguiente fichero:

México inició su siglo XX con un proceso revolucionario que puso fin al gobierno autoritario de Porfirio Díaz. Desde mediados del siglo XIX, los Estados Unidos habían obtenido grandes extensiones territoriales en el norte de México, por un lado y dominaban la extracción minera, la industria pesada y la producción agropecuaria, por otro. Mientras tanto, en el centro y en el sur de la República la presencia inglesa, francesa y alemana fue fuerte en los sectores del petróleo, el ferrocarril, las haciendas henequeneras y de azúcar, entre otros.

Con la Revolución Mexicana se elaboró una constitución en febrero de 1917 con un contenido nacionalista que planteaba la reforma política, económica y social del país. Pese a fuertes resistencias externas de los Estados Unidos, e internas de las viejas clases dominantes, de caudillos regionales y de la Iglesia, se implementó una política de institucionalización y de fortalecimiento del Estado mexicano. Este proceso entró en aceleración debido a la crisis mundial del capitalismo y el surgimiento de los fascismos y comunismos en Europa, ya que tales hechos obligaron a los países como México a buscar soluciones internas a la caída de las exportaciones y la falta de ingresos, además de que la preocupación de las potencias por el crecimiento de gobiernos antiliberales dio un respiro a América Latina y permitió generar el espacio para formular políticas nacionales más independientes.

El presidente Lázaro Cárdenas en el suelo compartiendo el almuerzo con los campesinos, Museo Regional de Guadalajara.

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En 1933, Lázaro Cárdenas del Rio trazó en el programa del partido oficial (fundado en 1929 como El Partido Nacional Revolucionario –PNR) la estrategia política para el sexenio (1934-1940) que encabezaría. Su política populista, nacionalista y más cercana a la izquierda que a la derecha, se basó en la centralización del poder del Estado mediante una política y movilización de masas, la organización sindical de los obreros, la implementación de un partido oficial corporativista, el nacionalismo cultural, una reforma educativa, la industrialización, la expropiación de capital extranjero en el sector petrolero y ferrocarrilero, así como una reorganización del campo mediante la reforma agraria basada en la gestión colectiva del ejido. Todas estas acciones tendieron a fortalecer la soberanía nacional y el desarrollo de un capitalismo de estado.

Lo que distingue al populismo cardenista del varguismo brasileño y el peronismo argentino, es el papel del partido político gobernante, el Partido de la Revolución Mexicana (PNR en 1929, PRM en 1938, PRI en 1946), en la organización del Estado, ya que mezclaba los intereses partidarios con los de la nación; mientras que en Sudamérica el factor del ejército fue mucho más importante. El PRM se organizó en cuatro sectores (obrero, campesino, popular, militar) para que representaran una parte de la sociedad, además de permitir la participación a través de la pertenencia de sindicatos y cooperativas. Fue un régimen autoritario en el sentido de que se confundían los intereses partidistas del PRM con los del Estado y porque no daba espacio a voces disidentes. Cabe señalar, que había poca oposición política al régimen, se creó el Partido de Acción Nacional (PAN), originado en la Unión Nacional Sinarquista de corte fascista, bajo el liderazgo de Manuel Gómez Morín quien se había ganado el apoyo de la Iglesia y de algunos intelectuales católicos.

Revisa el video del Sexenio de Lázaro Cárdenas para que conozcas más sobre las labores que llevó a cabo durante su periodo presidencial.

Durante los años 1930 las exportaciones de café brasileño sufrieron un fuerte descenso, y en lugar de apoyar a los cafetaleros, el gobierno de Luis Washington buscó complacer a los acreedores extranjeros lo que empeoró aún más la crisis y llevó a un golpe de Estado por parte del ejército. Así, Getúlio Vargas llegó a ser el presidente del país, cargo que ocuparía entre 1930-1945 y una última vez entre 1950-1954

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Getúlio Vargas tras el golpe de Estado en 1930

Durante los primeros años Vargas creó el Estado Novo (1937), inspirado en los fascismos europeos por los cuales el presidente brasileño mostraba gran admiración. Este proyecto implicó la centralización del aparato estatal; la reorganización de la economía nacional mediante monopolios comerciales con el cacao, café, el té y fábricas como la Fábrica Nacional de Motores (1942) donde se construían aviones y camiones; y la sindicalización de los trabajadores en asociaciones obreras por plantas controladas por el Estado a través del Ministerio del Trabajo. El nuevo Estado se estableció disolviendo el Congreso, y se caracterizó por la represión, censura y las torturas que vivieron los opositores hasta que, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, siendo aliado de los Estados Unidos empezó a maquillar la represión a través de una apertura democrática de corte populista para evitar que se le acusara de líder fascista.

Entonces se permitió la creación de partidos políticos, se organizaron a las corporaciones sindicales de trabajadores controlados por el Estado, se introdujeron leyes sociales y se implementaron programas de asistencia para los trabajadores industriales con el objeto de evitar su adhesión a movimientos revolucionarios y así fortalecer su régimen construyendo la imagen de “padre del pueblo” y protector de los pobres. Siguiendo la bandera antiimperialista, emitió en 1943 un decreto antimonopólico en contra del capital extranjero para fomentar el nacionalismo económico en Brasil. Tras un exilio de 5 años, volvió a ser electo en 1950 y se dedicó a fomentar, a través de jóvenes intelectuales universitarios, la economía nacional, proponiendo un monopolio estatal en el sector petrolero similar al de México y Argentina, con capitales estatales y privados, lo que se convirtió en 1953 en Petrobras.

El populismo de Getúlio Vargas fue muy peculiar porque:

  1. Ejerció el poder en primera persona, sin la estructura o respaldo de un partido oficial (como en México).
  2. Fue limitado socialmente y territorialmente; la adhesión al régimen de Vargas fue principalmente urbana y existía poca movilización y reconocimiento de las masas campesinas.
  3. El presidente no estableció su carisma en las apariciones públicas, sino que, por el contrario, lo hizo a través del misterio que giraba alrededor de su figura.

Los años de 1930-1943 son conocidos en Argentina como la “década infame” que comenzó con la expulsión del presidente Hipólito Yrigoyen. El golpe de Estado de 1930 fue liderado por José Felix Uriburu y Agustín P., mismos que estaban directamente vinculados con los intereses capitalistas de las empresas petroleras del extranjero. La represión en Argentina fue de las más extremas, con una ley marcial que permitía la tortura, el encarcelamiento, la deportación y la persecución de obreros y opositores políticos operada por una fuerza armada privada conocida como la Legión Cívica.

En el contexto de la crisis el ejército dio un golpe de Estado en 1943, entre sus dirigentes destaca Juan Domingo Perón, quien, retomando las ideas del Estado Benefactor de John Maynard Keynes, el corporativismo fascista, los planes quinquenales soviéticos, la política del varguismo brasileño y el socialismo, desarrollaría una política económica que incluía a las bases populares de obreros. Desde su puesto de secretario de Trabajo y Previsión entre 1943-1945 y su presidencia, a partir de 1946 realizó una alianza de clases, fortaleciendo la relación del Estado con los sindicatos a través de planes concretos como: el contrato colectivo, seguro de desempleo, vacaciones pagadas, programación de jubilación, entre otros.

Observa el video del Discurso de Perón para que conozcas más sobre sus ideas.

Llegó a la presidencia en 1946 mediante el apoyo de una alianza de socialistas, demócratas y comunistas, sin embargo, el régimen se caracterizó por la propaganda estatal, la censura, la represión y la participación activa de su mujer Eva Duarte Perón “Evita”, quien logró impulsar el voto femenino en 1949. Al mismo tiempo, amplió los derechos de los trabajadores (pero no de la huelga), de la mujer, de los niños y de los ancianos, también favoreció la nacionalización de los minerales y las fuentes naturales de energía, del ferrocarril, del gas, de los teléfonos y del comercio exterior, quedándose con una parte de los productos exportados, restringiendo así a los multinacionales

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El gobierno nacional declaró el 9 de julio de 1947 la “independencia económica” y uno de sus principales vehículos fue la creación del Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI). A través de este organismo el Estado se convirtió en el comprador y vendedor exclusivo de los cereales al precio que la misma institución fijara. Con esta política se golpeó a cuatro empresas multinacionales que dominaban entre 1936-1939 más del 80% de la venta de granos al exterior, cuando había 180 mil productores en todo el país (Gallego, 2006: 259). Así, el Estado empezó a regular las divisas (monedas) extranjeras, las cuales fueron controladas por el recién estatizado Banco Central, con ello las oligarquías quedaron neutralizadas sin la necesidad de aplicar una reforma agraria como se hizo en México.

Otro medio para fortalecer la economía estatal fue el desarrollo de Planes Quinquenales, inspirado por la Unión Soviética, que fomentaba la industria, la aduana, las construcciones, las viviendas y la energía nacional. Acompañado de una política social se construyeron hospitales, escuelas, colonias de vacaciones (Gallego, 2006: 259).