Manejo de la biosfera

Manejo de la biosfera y programas de conservación

El interés por la biodiversidad, en su sentido más amplio, abarca no sólo la flora y la fauna amenazadas, sino también la supervivencia de las comunidades humanas que aún son administradoras de la riqueza biológica y, al mismo tiempo, productoras base de la riqueza económica; más ahora con tan amplio y explosivo desarrollo de biotecnologías a nivel mundial. La sustentabilidad implica una lucha por conservación de la biodiversidad (Barkin, 1998).

La sustentabilidad requiere de la participación directa de todos, muchos de los movimientos a favor de ésta han surgido de las bases populares en respuesta a la expansión de un modelo neoliberal predatorio y ofensivo. Así, diversas comunidades han puesto en marcha campañas locales, nacionales e internacionales, con el propósito de proteger a especies en peligro de extinción, crear Áreas Naturales Protegidas y conservar el germoplasma (Barkin, 1998).

Así, las comunidades que se encuentran al frente de los movimientos por la defensa de sus tierras, “luchan contra fuerzas externas poderosas para defender su individualidad, sus derechos y sus habilidades para sobrevivir”, al mismo tiempo que buscan satisfacer sus necesidades básicas (Barkin, 1998: 28).

En esta actividad, las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) han participado como intermediarias que “canalizan las demandas de los diversos grupos comunitarios y organizaciones cívicas que están empezando a exigir un papel creciente en el debate político local, nacional e internacional” (González, 2007).

manifestación

Barkin (1998) señala que una estrategia para promover la sustentabilidad debe enfocarse en la importancia de la participación local y en la revisión de la forma en que la gente vive y trabaja. Es por esto que cualquier programa de sustentabilidad regional debe considerar que una mayor producción local de alimentos básicos contribuye, no sólo a elevar los niveles nutricionales y mejorar los índices de salud, sino también a la autosuficiencia alimentaria, factor clave para lograr la autonomía de las comunidades. De esta forma, se ayuda a la creación de más empleos -evitando la migración- y se favorece el interés general por optimizar la administración de los recursos naturales, mismos que serían reconocidos como la base de la riqueza económica. También decrecería la tendencia a preferir alimentos y productos importados sobre los locales (González, 2007).

“El desarrollo sostenible implica una lucha por el control sobre el aparato productivo. Requiere redefinir qué y cómo producimos, también para quién y a quien le será permitido producir y para qué fines” (Barkin, 2001).

Es necesaria la participación de gente que tenga, por lo menos, nociones básicas sobre la dinámica de los sistemas naturales, sus necesidades y la estructura económica general de su localidad. Esto favorecerá la toma de mejores decisiones para reorientar los sistemas productivos de tal manera que no se exceda el uso de los recursos del planeta y las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de sus beneficios.

La ecología como ciencia, la educación como medio y la multidisciplina como método, debe movilizar democráticamente a la sociedad y su legislación, para, por un lado, identificar y proteger áreas con particular riqueza ecológica, y por otro, preservar los centros culturales más valiosos.

Para saber más

Sobre el tema de desarrollo sustentable revisa el libro “Riqueza, pobreza y desarrollo sustentable”.

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