Ciclo del agua

El agua es vital para los seres vivos y sólo el 3% del total es dulce, del cual el 2% está en forma de hielo, por lo tanto, sólo el 1% está en los cuerpos de agua dulce y gracias al ciclo del agua circula constantemente entre los distintos estratos de la hidrósfera.

Sube a la atmósfera el vapor de agua proveniente tanto de la transpiración de las plantas, como de la evaporación del agua de los suelos, ríos, lagos, etc. y particularmente de los océanos, esto debido a la acción constante de la radiación solar; todo este vapor queda retenido en las nubes, que al enfriarse se condensa alrededor de partículas de polvo formando pequeñas gotas que se precipitan a la superficie terrestre como lluvia, granizo, nieve, aguanieve o también como neblina.

El agua que llega a la superficie de la Tierra puede tomar varias rutas: regresar directamente o por escurrimientos al mar, quedar contenida en lagos y estanques (aguas quietas), así como en ríos y arroyos (aguas corrientes); o también puede filtrarse en el suelo formando aguas subterráneas. Cuando la parte superior del suelo se satura con el agua forma los mantos freáticos (agua contenida entre los huecos y rocas del subsuelo), o bien acuíferos, (capas de rocas que contienen agua) que se recargan con el agua de lluvia o nieve derretida.

Se vuelve a iniciar el ciclo cuando las raíces de las plantas toman el agua del suelo, la radiación solar actúa sobre los cuerpos de agua, etc.

Algunos de los factores que actúan sobre el ciclo hidrológico son las corrientes oceánicas y los patrones dominantes de los vientos, entre otros.

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