Si la realidad que percibimos tiene tres dimensiones (largo, ancho y profundo), ¿cómo podemos representarla en algún soporte o superficie si estos solo tienen dos dimensiones (largo y ancho)?
Seguramente has notado que cuando miras una avenida a lo lejos, parece que los objetos, por ejemplo los edificios, disminuyen de tamaño cuando mayor es la distancia; pero además, si trazas unas líneas imaginarias en sus bordes, éstas parecen coincidir en un punto. Este cambio progresivo de tamaño es lo que nos produce la sensación de profundidad y lo que establece las bases de la perspectiva.
La perspectiva puede definirse como el sistema proyectivo que permite representar tres dimensiones en una superficie de dos dimensiones. Es necesario aclarar que esta es una abstracción, es una forma de simular lo que observamos en la realidad, con la distribución, proporción y distancia adecuadas para crear la sensación visual de profundidad. Este sistema descubierto en el Renacimiento, ha sido ampliamente utilizado en el arte pero también por otras disciplinas como el diseño, la arquitectura o la ingeniería.
Entre las formas más simples de representar la perspectiva se encuentra la perspectiva cónica y para empezar a comprenderla partamos de sus tres principios básicos: la línea de horizonte, el punto de fuga y las líneas auxiliares o convergentes.
Perspectiva