El Renacimiento (S. XV - XVI) se refiere al periodo histórico en el que se desarrolla un movimiento intelectual y artístico inspirado en la Antigüedad Clásica. El ser humano retorna con gran interés hacia la cultura Greco-Romana, a la que evoca con la lectura de los escasos libros antiguos, los monumentos y las tradiciones.
Las cruzadas favorecen el renacimiento de la cultura grecorromana al tener acceso los habitantes de Europa occidental hacia el Imperio Bizantino, así como por el apoyo que brindan a las ciudades libres, las cuales se enriquecen y prosperan con la industria y el comercio. Gracias al contacto directo con el Oriente, la vida se modifica y se despierta el gusto por todo lo bello.
Aunque la sociedad renacentista de la Europa occidental vuelca al mundo clásico y pagano, no puede desligarse completamente del mundo cristiano en que ha vivido, lo que conlleva al conflicto entre paganismo y cristianismo, e incluso a una fusión entre estas dos ideologías contradictorias. La sensualidad y el misticismo que pugnan entre sí, se perciben en las obras de pintores, escultores y poetas.
La curiosidad de la mente humana frente a lo que concibe perfecto genera el deseo de saber más y tratar de asimilar lo que la humanidad ya había conocido. Al conocer e interpretar se desarrolla una nueva concepción del mundo: la mentalidad moderna. Debido a su fuerza pensante y creadora, la sociedad renacentista trata de sobresalir en todo orden.
Se despierta la tendencia crítica, el deseo de observar, meditar y experimentar, descartando todo lo que la razón rechaza. Se crean academias y bibliotecas; se discuten los conocimientos humanos; se inicia el estudio de las ciencias naturales y exactas; se divulga la lengua latina por el mundo; se renueva la ciencia política; se impulsa la historia crítica y la diplomática; brillan las letras y las artes plásticas.
El Renacimiento florece en las grandes ciudades, residencia de burgueses enriquecidos por la industria, el comercio y las transacciones bancarias. Los señores y mercaderes ricos patrocinan a los artistas y pensadores. Sin abandonar sus actividades comerciales o sus grandes empresas financieras, banqueros y comerciantes se rodean de obras artísticas y se aplican al estudio de los grandes pensadores y literatos de la antigüedad, tratando de abrazar todo lo que la inteligencia humana pueda crear. En el siglo XVI aparecen capitalistas poderosos (burgueses, comerciantes y prestamistas) en Alemania, Flandes Francia e Inglaterra. Favorecen a príncipes y reyes, impulsan la vida económica en los pequeños y grandes centros y divulgan en Europa culturas, gustos, tendencias e ideas mientras dan vida al comercio y a las artes manuales.
El amor al arte y a las ciencias se manifiesta impetuosamente. La vida presente, libre e individual, es más importante que la del más allá. La gente vale en razón de su saber y de lo que ha alcanzado con su esfuerzo personal. No obstante que el valor y el ingenio se imponen, y que las cortes adquieren elegancia y refinamiento, la moral se corrompe. Decaen las virtudes domésticas y civiles. Predomina el más fuerte, el más rico, el más inteligente y el poderoso.