Se conoce como Contrarreforma al movimiento de reorganización y oposición de la Iglesia Católica para tratar de contrarrestar el avance de la Reforma e impedir que prosperen nuevas corrientes consideradas heréticas.
Al principio son los creyentes y los religiosos los que, movidos por un profundo espíritu católico, se esfuerzan para acrecentar la fe y la confianza en la Iglesia Católica. En España, místicos y ascetas se distinguen por sus obras y ejemplos. Se reforman las órdenes religiosas y se crean nuevas órdenes destinadas a la predicación entre los herejes, a curar enfermos, a enseñar a niños y niñas pobres, a formar predicadores. La orden más importante que nace en esta época bajo el impulso de Ignacio de Loyola, es la Compañía de Jesús, destinada a educar a los jóvenes en la religión católica y a la propagación de la doctrina y de la fe de la Iglesia Católica.
La Iglesia decide convocar a sus clérigos más distinguidos para tratar de resolver el problema de la Reforma. Se reúnen en Trento y el Concilio dura de 1545 a 1563, salvo pequeñas interrupciones. Se comienza por definir la materia de la fe impugnada por los protestantes. El Concilio mantiene firmes los dogmas básicos de la doctrina católica: los siete sacramentos, la justificación por medio de la fe y de las obras, el valor de la tradición y la Sagrada Escritura como texto de fe; define el dogma en forma precisa para evitar malas interpretaciones y suspicacias; acuerda cuidar con esmero de la educación e instrucción de los clérigos, los cuales no pueden profesar sino a los veinticinco años y ser obispos después de los treinta; se abren escuelas de sacerdotes o seminarios. Se pide a los obispos que vigilen la moral, la buena conducta y la pureza de costumbres de los clérigos en sus diócesis. Se acepta como único texto sagrado la Vulgata, es decir, la traducción latina de la Biblia hecha por San Jerónimo. La disciplina del clero, su cultura, su moral, su caridad serán los mejores medios para contrarrestar la corriente protestante. Vuelve a funcionar en contra de los herejes el Tribual de la Santa Inquisición o Santo Oficio, sobre todo en España, cuyo monarca, Felipe II, se constituye sostén principal de la Contrarreforma.
Las repercusiones religiosas no sólo alcanzan a las personas, sino también a la censura de los libros. La Congregación del índice (Index) está encargada de leer y condenar las obras que se consideran contrarias a la fe.