Sociedad de masas

El periodo de transición entre el siglo XIX y el XX guarda características muy interesantes. Al mismo tiempo en que se dan una serie de avances tecnológicos, la sociedad adquiere cierta especificidad, dejará de ser una sociedad semi-feudal, y tomará rasgos aburguesados, de carácter masivo y consumista. Por lo anterior, los estudiosos la explicaron como una sociedad demográficamente mayor que las antecesoras.

Revisa el siguiente fichero para conocer información sobre los cambios que se produjeron en este periodo.

En esta época las aglomeraciones superan a los 100 000 habitantes; en este contexto, Gran Bretaña se conformó con un 45 % de la población, seguida de Austria con 32 % y Alemania con 30 %. El gigantismo urbano toma forma en Londres, con 8.2 millones de habitantes, Berlín, 4.3, Nueva York, 6.9, y Detroit, 3.4. Estados Unidos fue visto como el modelo inspirador de la sociedad de masas en la cual no sólo se trataba de producir, sino de vender. En alguna medida el avance tecnológico, junto al avance en el campo médico, dieron un fuerte empuje para que se elevara el nivel de vida de las personas.

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Buscando la avenida Woodward (Detroit).

También se da el fenómeno de la extensión de la alfabetización, que después fue conocida como escolarización. Las cosas más comunes son pensadas para la masa, como conciertos, reuniones religiosas, manifestaciones políticas, exposiciones técnicas, culturales o turísticas y competiciones deportivas. Estas actividades están presentes tanto de manera física, como a través de los medios de comunicación. Los imaginarios colectivos toman forma desde los medios de comunicación, radio, cine, y prensa; los líderes de los medios de comunicación, entonces, forman la opinión pública. La prensa de masas busca hacer tiradas a base de ilustraciones y noticias sensacionalistas; algunos diarios en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia alcanzaban tiradas millonarias al tiempo que las grandes empresas periodísticas daban satisfacción a todo tipo de público, es decir, hombres y mujeres de todas las edades y ocupaciones, incluso niños.

El desarrollo material y la occidentalización en la forma de vida estaban de la mano, se configuró un tipo de vida más homogéneo, es decir, grandes masas de población compartieron un estilo de vida regido por el modo de producción capitalista. Se comienzan a consumir productos similares, modas, hábitos de vida, se leen los mismos libros en ese periodo. De este modo, la vida fue tan parecida en ciudades tan lejanas como Londres, Madrid, Tokio, Buenos Aires, Melbourne, Los Ángeles, Hong Kong, Nueva York, Manila, etc.; en todas estas ciudades se puede seguir la misma dieta, bailar la misma música y ver las mismas películas.

El caso de la radio es sensacional; en Estados Unidos, a penas en una década el número de receptores progresa a 100 000 en 1922. Para forzar el consumo, grandes firmas industriales y comerciales recurrieron a los medios de comunicación ya mencionados para hacerse publicidad. Al mismo tiempo crece la capacidad adquisitiva de ciertas poblaciones. Henry Ford, con su propuesta de producción logra observar que, a partir de esta política, se puede aumentar la cantidad de ventas de automóviles.

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Línea de ensamblaje en Ford Motor Co.

También se expande a gran escala el crédito a los consumidores, frente al valor del ahorro glorificado en el pasado, el consumo-disfrute tomó gran fuerza y vigencia. Las empresas buscaban mercados mundiales para sus productos y la publicidad se intensificó, por ejemplo, para las prendas de vestir, películas y grupos musicales. La originalidad se perdió en aras de promocionar peinados, barbas, muebles y objetos de diseño que se difundieron a través del mundo industrializado. Se origina una sociedad que responde al modelo norteamericano, es decir, aquel determinado por la actividad laboral intensa para conseguir ingresos elevados con la finalidad de conseguir una forma de vida más confortable.