Los suelos son fundamentales para la vida en la Tierra, sin embargo están sujetos a una gran presión por las actividades humanas que los están llevando a una situación crítica.
Los suelos son fundamentales para la vida en la Tierra, sin embargo están sujetos a una gran presión por las actividades humanas que los están llevando a una situación crítica. Si se continúa con la pérdida de los suelos productivos, disminuirá de manera importante la producción de alimentos y como consecuencia el aumento de los precios, la pobreza para millones de personas y la insuficiencia alimentaria. La conservación de los suelos no solo garantiza la producción y abastecimiento de alimentos y la prosperidad económica, sino también la regulación del clima y la preservación de los servicios de los ecosistemas. Para nadie es un secreto que la sociedad humana depende de los productos del suelo y de los servicios intangibles que brinda para el mantenimiento de la biosfera y el bienestar humano.
El suelo es una capa relativamente delgada de corteza terrestre, que se forma a partir de rocas que gradualmente se fragmentan por meteorización, el clima, los restos y la acción de los seres vivos; modificados por la acción natural del viento, el agua, el tiempo y los organismos. Está formado en términos generales por partículas minerales inorgánicas de diferentes tamaños (alrededor del 45 %), materia orgánica (aproximadamente el 5%), agua (alrededor del 25 %) y aire (un 25 %). A la materia orgánica se le llama humus y está constituida por desechos orgánicos (ramas, hojas, heces fecales, etc.) y los restos de animales, plantas y microorganismos muertos, que se encuentran en descomposición. El suelo es el soporte de la vegetación, el hábitat de la biodiversidad que además participa en el funcionamiento de los ecosistemas y es un recurso finitoque forma parte del capital humano.
El funcionamiento del suelo está amenazado por la erosión, que es un proceso natural que se lleva a cabo lentamente, pero que puede ser acelerado por las actividades humanas, como la agricultura, la deforestación, etc.; y consiste en el desgaste, deterioro o remoción de los suelos, causados principalmente por el agua, viento y la actividad humana, provocando el desprendimiento de las partículas que lo forman, la degradación de su estructura, disminución de la materia orgánica, pérdida del suelo y de nutrientes, provocando alteraciones en el nivel de la fertilidad y por lo tanto la reducción en su rendimiento.
La erosión es causada principalmente por el crecimiento de la población humana y sus actividades insostenibles, relacionadas con el uso de los recursos naturales, la producción y el consumo. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), calcula que cada año la erosión se lleva entre 23 a 40,000 millones de toneladas de la capa arable del suelo y las pérdidas anuales en la producción de cereales son de 7.6 millones de toneladas, por lo que hay que tomar medidas inmediatas para tratar de reducir los índices de erosión. Se calcula que para el año 2050 la producción se reduciría en más de 253 millones de toneladas, debido a que se perderán 150 millones de hectáreas (ha) de tierras agrícolas.
La tendencia a la erosión es diferente en las distintas regiones del planeta, siendo Asia, Latinoamérica y el Caribe, el Cercano Oriente y el Norte de África los que tienen mayor tendencia al deterioro; por ejemplo, a finales de la década de 1980, la isla de Java (Indonesia) estaba perdiendo 770 millones de toneladas de suelo al año, dejando de producir 1.5 millones de toneladas de arroz, cantidad suficiente para alimentar a entre 11.5-15 millones de personas. Se calcula que en los últimos 40 años cerca de un tercio de las tierras arables del mundo se han perdido. Se estima que el 80 % de la superficie del mundo presenta erosión.
La erosión puede ser causada por diferentes factores, siendo los más importantes los siguientes:
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Erosión hídrica
En este tipo de erosión los factores climáticos juegan un papel importante y se debe a la acción del agua que separa, aplana, transporta y sedimenta las partículas del suelo, pudiendo producir escurrimientos superficiales, canales, surcos o cárcavas. En general la erosión es un proceso natural, sin embargo, las actividades humanas también participan. Cuando el agua que interviene proviene de la lluvia (erosión pluvial), los factores que actúan son, el tamaño de las gotas (una gota es aproximadamente 1000 veces más grande que una partícula de suelo), la fuerza, la duración e intensidad, siendo estos dos últimos los que intervienen directamente. Otros factores son la topografía, la cantidad de materia orgánica en el suelo y el tipo de cubierta vegetal, en el caso de que no existan árboles, será seriamente alterado y se provocará más erosión, ya que sus raíces retienen el suelo. Este tipo de degradación es el más significativo en el mundo, debido a que causa gran impacto ambiental, altos costos económicos en la producción agrícola, es un serio problema en la seguridad alimentaria de las poblaciones y en el desarrollo sustentable, así como en la infraestructura y la calidad del agua.
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Erosión eólica
Se presenta principalmente en suelos gruesos y que no están protegidos por una capa de vegetación, siendo el elemento causante de este tipo de erosión el viento, que al soplar sobre los suelos secos levanta las partículas y las dispersa en diferentes direcciones, que al chocar con las rocas producen fricción. En zonas secas, costeras y desérticas el viento levanta y arrastra la arena y la deposita en otros lugares, que pueden ser terrenos agrícolas o de cultivo, destruyendo la vegetación. Este tipo de erosión es menos agresiva que la hídrica.
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Erosión causada por el hombre
Es causada o acelerada de manera directa o indirecta por las actividades humanas, en las que se degradan las capas superiores del suelo y es relativamente independiente del clima. Algunas de las causas son: las actividades agrícolas en terrenos no adecuados como los inclinados, el excesivo pastoreo que elimina la vegetación y los brotes nuevos (ganado ovino), la compactación del suelo aumentando su densidad y disminuyendo la penetración de las raíces, los gases y el agua, provocando que esta corra sobre el suelo y afecte la capa superior favoreciendo la erosión. La deforestación deja a los suelos desnudos o descubiertos, expuestos a que tanto la lluvia como el viento, actúen deteriorándolos y agravando la erosión. Cuando el suelo está cubierto por vegetación la erosión es menor, debido a que la lluvia no golpea directamente al suelo y las raíces de las plantas ayudan a retener el humus.
La agricultura extensiva también genera erosión debido a la mayor degradación del suelo, como resultado de su sobreexplotación y de acuerdo al PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Ambiente), causa la acidificación, salinización, reducción en la materia orgánica, cambios en la estructura y compactación del suelo, por lo que van perdiendo su capacidad productiva al disminuir su fertilidad. Otras actividades que también repercuten en la erosión son los incendios, la explotación de minas, la construcción y la urbanización.