Cuando se cuenta una historia o se moldea a un personaje, lo que se está haciendo es una representación de la realidad. Se trata de narrar aquello que el autor imagina y que es, por tanto, una ficción.
Al momento que el narrador crea a su personaje (aunque éste haya existido y se conozcan muchos datos sobre su vida y obra), le está dando un carácter ficticio, pues no es el personaje real, sino alguien que va surgiendo -junto con la trama- de la pluma de quien quiere contar la historia.
La combinación de ciertos rasgos de la realidad (que el autor describe) con lo que imagina es lo que va dando origen a la historia o narración.