En la narración literaria el escritor busca que el lector obtenga una vivencia, ya sea que reconozca lo ya vivido o que, por el contrario, le sea desconocida, inédita. Para lograrlo realiza un trabajo artístico. En relación con la historia ese trabajo artístico puede manifestarse, por ejemplo, incluyendo varias historias correspondientes a distintos personajes, como en algunas novelas. También se pueden integrar historias que corresponden a mundos distintos, uno “real” y otro “imaginario”, dando lugar a una única historia (como ocurre en La historia interminable de Michel Ende), esta integración de mundos tiene, por supuesto, una repercusión en el sentido de la obra.
En los relatos breves, también puede darse ese recurso de contar dos historias que corresponden a dos planos de “realidad” e “imaginación”.
En literatura, tanto el “mundo real” como el “mundo imaginario” son ficticios (de ahí las comillas), por eso, la terminología que se usa es mundo posible, ya que la literatura de hecho crea con palabras, a través de descripciones o sugerencias, un mundo que parece real y de la misma manera otros mundos que no parecen reales, pero todos ellos son creaciones literarias, y sin embargo, posibles.
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