La lengua oral surge primero que la escritura en la historia de la humanidad, por lo que podemos considerarla como una ejecución con plena autonomía en el sentido de que se aprende como una de las primeras destrezas humanas y sólo a partir del contacto entre personas. Hablar es tan antiguo en la historia, y tan temprano en la vida, que poco nos detenemos a reflexionar sobre esta habilidad lingüística, veamos cuáles son sus principales características.
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Por principio diremos que en la lengua oral se utiliza un código compuesto por un número específico de sonidos, conocidos por todos los hablantes de una comunidad, pero que no se pronuncian de la misma manera siempre.
Es decir, el código oral se realiza de manera distinta según la zona geográfica, el nivel sociocultural, la edad o el género al que pertenece un hablante.
Por la forma en que una persona habla el español podemos ubicar si es de México, España o Argentina; podemos tener una idea de si esa persona ha recibido cierta instrucción escolar, o no; y desde luego, auxiliados también por el timbre de voz, podemos saber si es hombre o mujer; niño, adolescente, adulto o anciano. La variante geográfica de una lengua se llama dialecto y a la forma individual de realización de la lengua se le llama habla.
La lengua oral es inmediata, los participantes de una situación comunicativa oral están presentes en el momento, aunque físicamente pueden estar distantes pues la tecnología de hoy lo permite (teléfono, chat, videoconferencias).
El papel de emisor y receptor o receptores se intercambia constantemente pues cada sujeto interviene de ambas maneras en una misma conversación.
El apoyo en el contexto extralingüístico es fundamental pues los mensajes que se envían durante una conversación omiten informaciones que se sobreentienden, por ejemplo, si durante la cena alguien dice “esto tiene muchos condimentos”, el resto de los participantes entenderán a qué se refiere el hablante con “esto”, pues tendrán los platos enfrente.
Gran parte de la información que se intercambia no está dicha con palabras, sino con gestos y ademanes de quienes participan en la conversación, es decir, el lenguaje no verbal juega un papel fundamental en las conversaciones orales.
En la lengua oral que se usa en la universidad, el habla de los estudiantes y profesores debe mostrar que son sujetos con un pensamiento organizado, es decir, que su discurso se compone de oraciones completas y un vocabulario cada vez más amplio, así como eliminar muletillas y usos incorrectos del español. El habla de un estudiante debe ser adecuada, la adecuación lingüística significa que sabe hablar como corresponde a cada situación.
La corrección absoluta en la lengua oral no existe, la inmediatez de la situación siempre provocará la aparición de algún titubeo, una repetición o dejar sin terminar una palabra, pero estas características sólo son marcas de oralidad y no errores graves como las muletillas, las ideas incompletas y desordenadas, el empobrecimiento del vocabulario o el uso de lenguaje juvenil fuera de situación. Mejorar en esta habilidad depende de la práctica consiente y constante. La escuela es un espacio idóneo para lograrlo.
Te recomendamos realizar el ejercicio 1 para practicar tus conocimientos sobre el tema.