Segunda Revolución

La Segunda Revolución Industrial generó grandes cambios en el mundo y en diferentes esferas sociales, para conocer algunos de ellos da clic en cada pestaña.

tren

Ferrocarril alemán en 1895

Amediados del siglo XIX la economía mundial sufría cambios trascendentales a causa de la primera revolución industrial. Tan solo hacia 1840, los Estados Unidos de América aumentaba su producción industrial emparejándose a lo producido por Gran Bretaña en la primera mitad del siglo XIX, muestra de la competencia que se venía dando.

De mediados del siglo XIX en adelante, se observó la aplicación del binomio carbón-máquina, que se reflejó en la transportación, tal fue el caso del uso corriente del medio terrestre como el ferrocarril, y más tarde la navegación marítima. También hubo un incremento en el uso de las máquinas de vapor en los años de 1840 a 1870.

Muy a pesar de los estadounidenses, los británicos se mantuvieron por encima en la producción industrial en comparación con los demás países de Europa Occidental, pero en una condición similar a la de Estados Unidos hacia 1870.

A partir de la segunda revolución industrial, los inventos tuvieron una base científica y experimental, por lo que se requirieron dotaciones mínimas de capital humano.

tren

Campo de petróleo en Pensilvania en 1862

El petróleo se comenzó a utilizar desmedidamente, en tanto se fue haciendo a un lado el uso del carbón.

A partir de este periodo hubo una aplicación de los nuevos recursos disponibles (energéticos, tecnológicos y humanos) de tal forma que se desarrollaron procesos de modernización en la producción, como fue el caso de la aplicación de innovaciones técnicas o adelantos científicos, por ejemplo el uso del acero al descubrir que era más maleable que el hierro y mejor conductor de calor. El hierro se empezó a utilizar en la construcción de vías de comunicación, también en la construcción de rascacielos. En este sentido, podemos hablar de la extensión del sistema de fábrica, que se reflejó en la mecanización del proceso productivo.

Mientras la producción aumentaba, las naciones buscaban extender su influencia a otros mercados y otras naciones. En 1870 Gran Bretaña produjo 6 millones de toneladas de hierro. La industria química avanzó en la producción de derivados del petróleo, tales como la gasolina y el gas, utilizados en los motores de combustión interna. Esto favoreció la producción de medios de transporte más económicos y más eficaces. Además se produjeron abonos sintéticos y los conservadores en los alimentos, aunado al desarrollo de la industria farmacéutica.

También se introdujo el sistema de la división de tareas al interior de las fábricas, el taylorismo; es decir la organización del trabajo en secuencias y el cronometraje para llevar a cabo tareas específicas. Además, Henry Ford agregó la producción en serie a través del montaje de una banda transportadora, es decir algunos trabajadores realizaban una misma tarea, y después pasaban el producto a medio terminar a los siguientes trabajadores, a esto se le llamó fordismo

tren

Línea de montaje de Ford. 1913

Respecto a las transformaciones de tipo poblacional, Estados Unidos, por ejemplo, pasó de 9 millones en 1820 a 40 millones en 1870, y después, en 1900 pasó a cerca de 80 millones. En cuanto a la densidad, en Europa, a principios del siglo XX había cuarenta habitantes por kilómetro cuadrado, doblaba las cifras de Asia, mientras África y América apenas alcanzaban los cuatro habitantes por kilómetro cuadrado.

img-fluid

Además, hubo bastantes movimientos migratorios. A finales del siglo XIX, en las últimas décadas salieron con destino a Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, cerca de cinco millones de europeos, de los cuales el 60% procedían de Gran Bretaña e Irlanda y casi un 30% de Alemania. A pesar de que algunos países iban en crecimiento industrial, no pudieron absorber la población al mismo ritmo, el elevado volumen de trabajadores desplazados de aquellos otros de menor productividad (agricultores y artesanos).

El Estado y las instituciones financieras, jugaron como agentes impulsores de los procesos de industrialización. Los Estados conformados en este periodo de transición entre el siglo XIX y el XX, comenzaron a dilucidar una forma de Estado benefactor, que comenzó a tomar en consideración el tema de la salud y la educación, los inicios de lo que en un futuro nombrarían seguridad social.

No solo los empresarios capitalistas impulsaron la modificación de todos los aspectos sociales, el Estado de tipo liberal también jugó un papel importante durante estas transformaciones en Europa y otras latitudes. Los Estados, propiciaron la adopción de sistemas de pesas y medidas de tipo único, también mediante la regulación de las relaciones mercantiles, establecieron nuevos códigos de comercio, tales como las sociedades anónimas.

img-fluid

Las grandes necesidades de financiación requirieron la ampliación y profundización de las bolsas de valores, lugar en el que se negociaban las acciones y obligaciones de esas sociedades anónimas. Además, la promoción de las exportaciones, la adopción de políticas comerciales que con base en aranceles, pudieran proteger de la expansión de las actividades industriales frente a otras industrias, es decir, frente a la competencia de naciones más avanzadas. No solo encontramos el caso de Inglaterra, sino también el de Francia, Alemania, y Estados Unidos.

En su conjunto, el desarrollo económico, tecnológico, intelectual, social y político, definieron la situación en que se encontraba el planeta. Todo lo anterior posibilitó la integración de los mercados continentales y transoceánicos, una división internacional del trabajo y una convergencia económica de los principales países. Todo esto aumentó el poder económico de Alemania y Estados Unidos, situación que llevó a una disputa por la hegemonía del territorio y del mercado.

La segunda revolución industrial impulsó el desarrollo material y económico de Europa occidental y de Estados Unidos. El uso del petróleo y la invención del motor de combustión interna propiciaron un intercambio de mercancías entre las distintas potencias, o en su caso con nuevos territorios colonizados. Al mismo tiempo, la ciencia y la tecnología avanzaban a la par. Esto provocó una profundización en el intercambio internacional respecto a la economía, pero también en cuanto a lo cultural.