Textos lúdicos

El término lúdico hace referencia al juego. Los seres humanos nos caracterizamos por poseer rasgos lúdicos en nuestra personalidad en cualquier momento de nuestras vidas, no sólo durante la infancia. Bromear, contar chistes, son conductas que hacen evidente el rasgo lúdico de ciertos caracteres humanos que se manifiestan en lo lingüístico.

En la lengua oral existen ciertos tipos de textos que pueden considerarse lúdicos, precisamente el chiste es uno de éstos, así como la adivinanza y el trabalenguas. En la escritura también resulta evidente ese carácter lúdico humano, ya que se puede escribir para divertimento propio y de otros lectores.

Muchas veces el carácter lúdico de un texto se logra porque se trata de una reescritura, de tal forma que el lector encuentra el juego cuando pone en contraste un texto original con una nueva creación.

A continuación se te presentan dos ejemplos. Da clic las pestañas del fichero para que puedas revisarlos.

libros

Lee el siguiente texto:

La tela de Penélope, o quien engaña a quien

Augusto Monterroso

Hace muchos años vivía en Grecia un hombre llamado Ulises (quien a pesar de ser bastante sabio era muy astuto), casado con Penélope, mujer bella y singularmente dotada cuyo único defecto era su desmedida afición a tejer, costumbre gracias a la cual pudo pasar sola largas temporadas.

Dice la leyenda que en cada ocasión en que Ulises con su astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones ella se disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las noches preparando a hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.

De esta manera ella conseguía mantenerlo alejado mientras coqueteaba con sus pretendientes, haciéndoles creer que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises viajaba mientras ella tejía, como pudo haber imaginado Homero, que, como se sabe, a veces dormía y no se daba cuenta de nada.

Tomado de La oveja negra y demás fábulas, p. 21.

El carácter lúdico de este texto se construye a partir de su relación con una parte de la historia que contó Homero, poeta griego de la antigüedad, de Ulises u Odiseo en el gran poema épico la Ilíada.

La parte de la Ilíada que Augusto Monterroso considera para su texto se resume en el siguiente cuadro:

Ulises fue a combatir en la guerra de Troya, que duró diez años, luego regresó a su patria y tardó otros diez años; durante todo ese tiempo su esposa Penélope lo esperó y resistió el acoso de un buen número de pretendientes, a quienes engañó diciéndoles que escogería nuevo marido al terminar de tejer una tela, pero lo que tejía de día, lo deshacía de noche, así pudo esperar tanto tiempo.

En este ejemplo Monterroso reescribe la historia cambiando el papel que juegan los personajes, crea el efecto contrario. En la historia original Penélope es una fiel esposa que aguarda el regreso de su marido pese a todo; pero en el texto de Monterroso, en realidad quiere deshacerse de Ulises y se pone a tejer para provocar que él se vaya.

Por otro lado, Ulises, lejos de querer regresar, como en la historia original, en realidad se quiere ir y hasta se escapa; y para terminar de construir el juego Monterroso también se burla un poco de Homero, en lugar de verlo como gran poeta, le construye una personalidad descuidada. El cambio resulta en un texto que juega con los personajes, provoca cierto sentido humorístico en el lector y, por lo tanto, es un texto lúdico.

La obra del mismo Augusto Monterroso ha dado pie a la creación de otros textos lúdicos, veamos un ejemplo. Este escritor publicó en 1959 un cuento muy famoso por su brevedad, titulado "El Dinosaurio".

El Dinosaurio: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Como podrás observar, es un relato muy breve, sin embargo ha dado pie a nuevos textos que otros escritores han hecho, por ejemplo el siguiente:

La culta dama

José de la Colina

Le pregunté a la culta dama si conocía el cuento de Augusto Monterroso titulado El dinosaurio. -Ah, es una delicia -me respondió-, ya estoy leyéndolo.

Tomado de Lauro Zavala, El dinosaurio anotado, pág. 29.

Como verás, José de la Colina creó un nuevo texto en el que la brevedad de "El dinosaurio" permite crear el sentido lúdico pues es un relato que no admite la frase "ya estoy leyéndolo". El juego se establece a partir de la ironía de la frase final en el relato de José de la Colina.