Este tipo de valoraciones se relacionan con el hacer, y son frecuentes en muchas situaciones fuera del actual ámbito escolar; sin embargo, han formado parte del aprendizaje desde tiempos inmemoriales. Imaginémonos, en el contexto de las actividades deportivas, a un entrenador de baloncesto que durante una sesión de práctica con su equipo, tal vez comience por pedir a sus jugadores que se concentren en unas habilidades particulares: como proteger un área, o cubrir a un jugador específico, o realizar algunas jugadas específicas: tirar la pelota a la canasta desde diferentes lugares, o burlar a un contrario. Cuando los jugadores se entrenan, esto es, practican las jugadas y evoluciones indicadas, él estudia sus movimientos, comparándolos con los estándares de habilidades que tiene en mente, para lograr un buen equipo y jugadores que jueguen baloncesto.

Generalmente prestará particular atención a las estrategias y habilidades en que instruyó a los jugadores concentrarse al comienzo de la práctica; analizará los problemas cuando considere que el desempeño de los jugadores es deficiente y, a medida que juegan en el desarrollo de la sesión de práctica, les indicará cómo pueden mejorarlo. Es de esperarse que en ocasiones suspenda la sesión, y reúna al equipo para proporcionarle una retroalimentación más prolongada, además de asignarle nuevas tareas a partir de la valoración del desempeño.

Todo lo anterior podemos aplicarlo a la sesión de práctica de una sinfónica con su director, cambiando adecuadamente los balones y canastas por instrumentos musicales y partituras; o bien, en un director que prepara a un grupo de actores para la presentación de una obra teatral; mientras los actores trabajan en las diversas escenas, cuadros y actos, cada ensayo es un ciclo continuo de desempeños y de retroalimentación, en los que el director da las instrucciones generales sobre la puesta en escena de la obra, brinda consejo y dirección adicional a los actores durante cada escena, y también convoca a sesiones de retroalimentación más amplios en distintos momentos del ensayo. Este proceso, en lo general, se aplica a todas aquellas actividades en las que se realiza un aprendizaje, en el que se espera que los participantes logren un desempeño que asegure que dominan la ejecución de ciertas capacidades y potencialidades.

Al igual que los jugadores de un equipo deportivo, los músicos de una sinfónica y el elenco de una obra dramática, los estudiantes necesitan integrar el desempeño y la retroalimentación cuando trabajan en el desarrollo de la comprensión y desarrollo del pensamiento de un tópico o concepto específico. En el marco conceptual de la EPC esto se denomina Valoración Continua, o evaluación diagnóstica continua, e integra el proceso de brindar respuestas claras a los Desempeños de Comprensión de los estudiantes, de tal manera que permita mejorar sus próximos desempeños.

¿Cómo impulsar el pensar por medio de la valoración continua?