La lucha obrera

La lucha obrera

Con el panorama que hemos revisado hasta aquí sobre las pésimas condiciones de trabajo, es natural preguntarse si  los trabajadores las aceptaron de manera pasiva. A continuación revisaremos tres movimientos sociales de los trabajadores de Inglaterra que se expandieron por otras ciudades europeas a lo largo del s. XIX, para que comprendas cómo se fueron generando los movimientos que resistieron al capitalismo industrial de libre competencia y las condiciones de trabajo que imponía.

 
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Ludismo

Destrucción de una máquina de coser por ludistas.

Con antecedentes que se remontaban al siglo XVII, a principios del siglo XIX, aproximadamente en 1811, se dio en Inglaterra un movimiento conocido como ludismo. Las acciones emprendidas por los ludistas se desarrollaron en la anarquía y desorganización y consistieron en la destrucción de las máquinas y en el incendio de las fábricas, ya que se consideraba a estos elementos de la producción capitalista los causantes de su situación, y al destruirlos terminaría el mal.

Los capitalistas acudieron a la ley para perseguir y castigar a los participantes, lo que llevó a que se acosara, encarcelara e incluso se condenara a muerte a los implicados. Las acciones ludistas se replicaron en otras partes de Europa como en Francia, Bélgica, Alemania, e incluso en España, aún con su incipiente industrialización. Si bien los ludistas no consiguieron sus objetivos, sí hicieron una gran aportación al lograr que la sociedad se percatara del problema social que provocaba la industrialización.

Para saber más...

En pleno siglo XX, las condiciones de trabajo eran muy parecidas a las que hemos revisado hasta aquí: la mecanización se hizo cada vez más patente y surgió el llamado modelo fordiano de producción, en alusión a la empresa de autos Ford y sus métodos. Te recomendamos que leas El banco de trabajo de Robert Linarth que retrata crudamente la relación del hombre y la máquina bajo este modelo fabril.

Cartismo

Los Seis Puntos de la Carta del Pueblo

Al poco tiempo, la lucha obrera tomó otro camino. Con mayor grado de politización, es decir, con una idea más clara de quién era el enemigo de la clase trabajadora y hacia dónde debía dirigirse la lucha, los obreros ingleses comenzaron a organizarse en agrupaciones de trabajadores. En 1836, se fundó la Asociación de Trabajadores de Londres con la que se dio inicio al primer movimiento político de la clase trabajadora conocido como Cartismo. Éste consistió en luchar para que se concediera el sufragio universal, es decir, que todos los ciudadanos pudieran votar, pues hasta entonces, sólo podían hacerlo quienes fueran propietarios. De esta manera, la clase trabajadora elegiría a personas que legislaran a favor de mejorar las condiciones de trabajo en las fábricas. Con tal fin, en 1837, se dirigió una carta al Parlamento llamada Carta del Pueblo (de aquí deriva el nombre de cartismo) apoyada por más de un millón de firmas.

En la Carta se señalaban seis puntos para democratizar la Constitución. Los puntos eran: sufragio universal a varones de más de 21 años de edad, votación secreta, abolición de los requisitos de propiedad para ser diputado, remuneración de los diputados, igualdad de los distritos electorales y parlamentos anuales.

El Parlamento rechazó la solicitud, dejando en claro que los liberales no tenían la más mínima intención de reconocer los derechos políticos de los trabajadores. No obstante el revés sufrido, la lucha continuó, la actividad creció y se multiplicaron las agrupaciones obreras.

Para 1842 se presentó una segunda carta que incluía demandas de tipo laboral y tenía un mayor número de firmas de apoyo. Ante el nuevo rechazo estalló una huelga general en Lancashire, Staffordshire y en algunas partes del norte de Inglaterra y Escocia. Los obreros fueron reprimidos y se inició un proceso de persecución. En 1848 se envió una nueva carta y por tercera ocasión se rechazó. Para 1860 el Cartismo había llegado a su fin.

La Gran Marcha Cartista en Kennigton Common, fotografía de William Kilburn, 10 de abril de 1848

A pesar de que el movimiento no logró su principal objetivo, gracias a su tenaz lucha consiguió ciertos cambios en la Constitución que fueron abriendo la posibilidad del voto universal. Ese fue el caso de la Segunda Acta de Reforma en Inglaterra, aprobada en 1867 con la que se concedió el voto a todos los hombres que ocuparan una casa independientemente de su valor y si fueran propietarios o arrendatarios.

Sindicalismo

La década de los años 60 fue el renacer del movimiento obrero. La formación de sindicatos y partidos políticos varió dependiendo del país que se tratara y de las restricciones que el Estado imponía. Para 1887 los sindicatos ingleses contaban con 674, 000 afiliados contra 95,000 en Alemania. En la superioridad inglesa fue determinante el hecho de que los sindicatos estaban reconocidos tanto por la ley como por los patrones.

Los primeros sindicatos nacieron de las agrupaciones locales formadas en función del oficio que se desarrollaba. Estas agrupaciones comenzaron por organizarse para proporcionarse ayuda mutua y atender fines educativos. Llegaron a tener un carácter elitista porque pertenecían a ellas los trabajadores especializados mejor pagados, dejando fuera a las masas de obreros.

Así, los primeros sindicatos agrupaban a los impresores, carpinteros, albañiles, herreros, entre otros. Al paso del tiempo, los sindicatos se fueron abriendo para recibir en sus filas a trabajadores no especializados formando sindicatos industriales. Conforme las masas obreras se fueron integrando al sindicalismo las demandas se enfocaron hacia aspectos laborales como la disminución de la jornada de trabajo y la prohibición del trabajo infantil. A su vez, las acciones de combate se radicalizaron, como sucedió en el periodo comprendido entre 1868 y 1873 cuando una ola de huelgas invadió Europa, mientras la burguesía presenciaba con temor el crecimiento de la inconformidad obrera.

Como era natural, los sindicatos podían tener variantes y diferencias en sus objetivos. Como menciona Marialba Pastor*, existían sindicatos cristianos que buscaban la justicia social pero apegada a los principios religiosos. Los liberales y reformistas rechazaban el uso de la violencia y buscaban sólo mejoras en sus condiciones de trabajo pero no querían actuar en contra del sistema capitalista. Por último estaban los socialistas y anarquistas que proponían metas a más largo plazo como la transformación radical de la sociedad a través de una Revolución.

Estas organizaciones comenzaron a mirar fuera de sus fronteras y se percataron de la importancia de vincularse con otras organizaciones obreras. En 1864, se fundó la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) conocida como la I Internacional. En ella participaron grupos de diferentes tendencias ideológicas con la finalidad de lograr la organización política del proletariado europeo y discutir sobre algunos asuntos de interés para el movimiento.

Haz clic para conocer los Puntos de discusión en la I Internacional

El aumento del activismo condujo a la organización de partidos políticos. El partido proletario tenía una visión más amplia de la lucha porque no se restringía a aspectos laborales y tenía la misión fundamental de organizar el cambio político. Además, en él podía participar cualquier tipo de trabajador. A comienzos del siglo XX existían partidos socialistas en toda Europa.

Para saber más...

Reflexiona sobre la importancia de los sindicatos en el logro de los derechos laborales en relación con la Reforma Laboral propuesta en nuestro país durante 2012 leyendo este artículo del diario La Jornada.

Puntos de discusión en la I Internacional

Certificado de participación en la Unión Nacional de Ferrocarrileros

La importancia de una organización internacional de la clase obrera

Lucha por la abolición de la sociedad de clases

Abolición de la explotación infantil y mejora de las condiciones laborales de la mujer

Necesidad de solidaridad internacional a la lucha obrera

Reconocimiento de la importancia del movimiento sindical

Huelga como instrumento de lucha

Abolición de la propiedad privada de los bienes de producción y de los ejércitos permanentes

Alumno: