Barroco

El Barroco

Se puede ubicar el origen del Barroco en Italia. Abarca, aproximadamente, desde fines del siglo XVI hasta mediados del XVIII. Surgió como resultado de una transformación del pensamiento que había sido cimentado por el Renacimiento. A partir del Concilio de Trento, la Iglesia pretendió fortalecer su relación con la sociedad. El arte fue un vehículo eficaz para lograrlo. La Iglesia comprendió el valor de la imagen y su capacidad persuasiva al fomentar un arte claro, sincero y realista que expresara los misterios del cristianismo, los elementos de culto y sus dogmas.

El origen y algunas acepciones del término barroco son: baroque, término francés aplicado a las perlas que no son perfectamente redondas; fue utilizado por los neoclásicos franceses para designar despectivamente las tendencias del siglo XVII. Berrueco significa “tierra áspera y llena de berruecos o peñascos levantados en lo alto”; así que se consideró a lo barroco como irregular, extravagante, de formas artificiosas, contrarias a las normas. Su objetivo fue crear una realidad, en la cual lo natural y lo sobrenatural formaran una unidad. Se consideró como un arte inferior al Renacimiento hasta mediados del siglo XIX, cuando fue revalorado, adquiriendo el sentido de renovación de valores, diferente al estilo anterior, con sus propias características.

Se caracterizó por un desarrollo técnico, grandiosidad y complejidad en sus obras, el movimiento de las formas y la libre expresión de los sentimientos, abundante adorno, por tanto, un arte del desequilibrio. Asimismo, integró elementos de continuidad del clasicismo y un nuevo estilo cuyos rasgos son la distorsión, el dinamismo, la tensión y el contraste entre luces-sombras, formas cóncavas-convexas y cercanía-lejanía.

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Arquitectura

Se distinguió por el predominio de la línea curva y retorcida, la exuberancia decorativa en interiores y exteriores, la ocultación de los elementos arquitectónicos subordinándolos al conjunto, la potenciación de elementos arquitectónicos: columna salomónica, estípite, frontones partidos con curvas y rectas, cornisas, nichos, molduras. También por la sustitución del espacio cerrado por el abierto, la pared pierde su condición de frontera gracias a efectos ópticos: agujeros, espejos, etc. La luz ilumina parte de los personajes o habitación, se recrean colosales efectos escenográficos y de perspectiva. En interiores, por decoración pictórica ilusionista que llena todos los espacios y en el exterior, se integran en el medio urbano. Se caracteriza también por el uso de claroscuros multiplicación de las plantas de las iglesias: jesuítica, elíptica, circular, etc.; los jardines se organizan como espacio camino.

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Pintura

La pintura barroca tiene una importante manifestación en Italia, particularmente en Roma; donde los Papas, sus familias y las nuevas órdenes religiosas, teatinos y jesuitas, serán los principales clientes que encargan las obras.

El catolicismo, como religión imperante, buscará influir, atraer e impresionar al fiel; también aquí estuvo presente la parte doctrinal en las imágenes, con su teatralidad e ilusionismo, para implicar al espectador emocionalmente. En lo civil se desarrolla la pintura decorativa de los palacios, exaltando a la aristocracia. Francia e Inglaterra representan la expresión del arte de la realeza, lo cual coincide con el triunfo del absolutismo (Luis XIV de Francia), que busca la glorificación del monarca, exaltado por supuestas virtudes y comparado con los dioses de la Antigüedad.

 
Retrato de Luis XIV de Francia,
Hyacinthe Rigaud, 1701
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En los Países Bajos del sur, Bruselas y Amberes (Bélgica), de orientación católica, se desarrolla una pintura dirigida a la aristocracia, a la iglesia y a la burguesía mercantil en el norte. Holanda, con preeminencia protestante, cesa el arte religioso y la pintura se asocia con la burguesía, como decoración, inversión y colección; será realista de acuerdo con la mentalidad mercantil y ética protestante; sobresale el retrato (individual y grupal), paisajes (urbanos, campestres y navales), naturalezas muertas (bodegones y flores) y escenas de vida doméstica (género).

Por su parte, España, en el siglo XVII alcanza su Edad de Oro. En sus centros principales, Sevilla y Madrid, la temática religiosa abarca todos los ámbitos de la vida, aunque en la pintura su tendencia es hacia el realismo, conjugándose en una espiritualización persuasiva de la imagen.

 
Bodegón de limones, naranjas y cacharros, Francisco de Zurbarán, 1633

Entre las características de la pintura barroca se pueden señalar: el interés por una veraz representación del hombre y de la naturaleza; se trata de llegar a la profundización psicológica y emocional y a una representación más perfecta del espacio, lo cual exige una observación previa y directa (esto concuerda con la importancia a la experiencia conferida por la ciencia y filosofía).

 
Magdalena Penitente, George de La Tour, 1640
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El color predomina sobre la línea, las pinceladas son visibles, grandes manchas cromáticas dan formas sin límites precisos; se utiliza la luz natural, real, que configura espacio y atmósfera, aunque se presentan efectos de teatralidad de la luz para mostrar misterio, lo que introduce una luz irreal, con una vela, por ejemplo. La composición es de líneas diagonales, en zigzag; en ocasiones la composición es sencilla, sobre esquemas geométricos equilibrados en forma de triángulo, lo que provoca mayor quietud.

Escultura

La escultura también fue un instrumento de gran realismo de los protagonistas de la fe y sus virtudes, con conmovedoras imágenes de un Cristo flagelado, el martirio o éxtasis místico. Destacan los brazos y piernas separados del cuerpo, los ropajes ondulados, el movimiento en la tela, cabello y cuerpo, expresión en los rostros, monumentos funerarios, temas mitológicos, las actitudes se vuelven violentas y teatrales.

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Música

La música que conocemos como “clásica” comienza precisamente en el barroco, y se desarrolla aproximadamente entre los años 1600 y 1750 -año del fallecimiento de su máximo exponente: Johann Sebastian Bach- en ciudades europeas como París, Venecia, Nápoles, Roma, Bolonia, Weimar, Köthen, Leipzig o Londres.

Aplicado a la música, el término barroco apareció por primera vez en el suplemento de la Enciclopedia Francesa de 1776, escrito por Jean Jacques Rousseau: “Barroco en música: una música barroca es aquella cuya armonía es confusa, cargada de modulaciones y de disonancias, de entonación difícil y movimiento forzado”*.

El barroco musical se da durante el periodo de la Contrareforma Católica, por lo que la música religiosa tendrá la función de conmocionar al público representando el dramatismo y el éxtasis espiritual con géneros como cantata, el oratorio y la pasión, los más eminentes compositores de este periodo, como Bach o Händel, realizaron obras de estos géneros. Tal vez no te sorprenda saber que las piezas más representativas de este periodo, como La pasión según san Mateo de Bach sea una de las cumbres de la música occidental.

 
Johann Sebastian Bach, Alemania, 1685-1750

En cuanto a la música profana, surgen géneros como la sonata, el concierto y la suite; además de la orquesta. En lo vocal emanan géneros como la ópera, que se convierte en el más representativo del barroco. Resulta de particular importancia que la ópera nace y se desarrolla en Italia durante mucho tiempo, en cambio otros géneros –también surgidos en Italia- como la cantata y el oratorio se expandirían hacia otros territorios de Europa. Una última cuestión de resaltar es que los instrumentos protagónicos de este periodo fueron el violín y el órgano.

 
El oído (detalle), Jean Brueghel el viejo (1568-1625), en esta pintura se pueden observar algunos instrumentos del barroco
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Sabías que...

El famosísimo “Aleluya”, ese referente universal de nuestra cultura es parte del oratorio El mesías del compositor alemán Georg Friedrich Händel. Observa el siguiente video y fíjate en la fuerza dramática que esta pieza del barroco logra transmitir.

Haz clic para ver el video de la pieza coral Aleluya interpretada por el coro de King’s College.

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Canon y Giga en Re mayor del germano Johann Pachelbel

Retrato de Luis XIV de Francia,
Hyacinthe Rigaud, 1701

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Suite para violonchello núm. 1 en g mayor, Preludio, del compositor barroco Johann Sebastian Bach

Magdalena Penitente, Georges de La Tour, 1640
Magadalena, personaje religioso, no obedece al tipo de mujer aristocrática, rubia, de pelo rizado y largo, rasgos propios del Renacimiento; tres colores están presentes: el blanco, (que representa la luz), el rojo (la vida) y el negro (la muerte); se ha desprendido de joyas (en el suelo), ha dejado el collar de perlas sobre la mesa, las cuales en el siglo XVII están asociadas con las cortesanas y la prostitución.

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Al germano Johann Sebastian Bach, La pasión según san Juan

Cristo de la Clemencia, Juan Martínez Montañés, 1605 (Catedral de Sevilla, detalle)
El oído , Jean Brueghel el viejo (1568-1625)

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