Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1940-1970

Historia de México II Tercera Unidad: Modernización Económica y Consolidación del Sistema Político 1940-1970

La producción literaria de 1940 a 1970

Abril de 2012

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El fascismo mexicano y la producción literaria durante la posguerra: el Grupo Hiperión

 

Un elemento atípico, en la producción literaria de la época, lo conformó la publicación de Timón Revista Continental; dirigida por José Vasconcelos (1882-1959), de febrero a junio de 1940, al año siguiente del regreso de su autoexilio. Sirvió de medio de difusión y propaganda de la ideología nazi y Adolfo Hitler, de acuerdo con Bar-Lewaw (1971). El semanario, señala Aguilar (2007), constaba de 48 páginas y formato tabloide, tenía portada a colores con ocho planas enteras de publicidad y estaba destinado a la alta clase media, ya que costaba 50 centavos mientras los periódicos de la época costaban en promedio tres centavos. Contenía una editorial y seis secciones fijas, con promedio de diez articulistas invitados, una serie de caricaturas políticas, columnas de moda, deportes, salud, consejos para la vida familiar, y una miscelánea variable sobre cine, religión, ciencia, ópera, filatelia, toros, escultura y pintura, con escasas noticias sobre la política nacional.

 

La senda de la civilización, el cooli y el gentleman. Caricatura aparecida en Timón, Revista Continental que dirigía José Vasconcelos, mayo de 1940, México

 

Hitler, aunque dispone de un poder absoluto, se halla a mil leguas del cesarismo.La fuerza no le viene a Hitler del cuartel, sino del libro que le inspiró su cacumen.El poder no se lo debe Hitler a las tropas, ni a los batallones, sino a sus propios discursos...Hitler representa, en suma, una idea, la idea alemana, tantas veces humillada antaño por el militarismo de los franceses, la perfidia de los ingleses. En contra de Hitler, es verdad, se hallan combatiendo «Democracias» gobernadas por civiles. Pero son democracias de nombre.

José Vasconcelos (1940), "La inteligencia se impone", en: Timón, No. 16, 8 de junio. [Bar Lewaw I. (1971), "La revista Timón y la colaboración nazi de José Vasconcelos", en: Actas del IV Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, agosto, Salamanca, ESpaña, Universidad de Salamanca, 1982]

José Vasconcelos Timón se define [1940] (Fragmento)

En las marejadas y torbellinos del momento actual, más que época alguna, hace falta, a la nave de los destinos colectivos, un timón que la dirija en la marcha. Pero el manejo del timón supone conocimiento de la ruta, firmeza de puño y audacia de la voluntad. No basta jamás con el impulso. Ningún pueblo se salva, si la inteligencia no le ha aclarado sus ímpetus. Donde gobierna el instinto, la barbarie perdura y la nación se convierte en paria [...] En todas las épocas el pueblo que se impone, es el que cuenta con una doctrina superior de vida [...] Lo importante para nosotros, de la situación internacional, es que se están debilitando las potencias bajo cuya hegemonía padecemos desde hace siglo y medio. Ni Inglaterra volverá a lo que fue; ni Francia tornará a ser el feudo de Frentes Populares y Estrellas con más o menos puntas de Oriente o de Occidente; ni los Estados Unidos van a escapar del cambio universal [...] Por el momento nuestro interés reside en el debilitamiento de la hegemonía anglosajona en el Planeta. Nuestra exigencia de pueblos en formación es que se derrumben todas las barreras que han estorbado nuestro progreso [...] Detrás de nuestros fracasos se ha alzado sonriente el poinsetismo, más poderoso cada día. Por eso mismo nuestro esfuerzo combativo ya no se limitará al presente y a la situación local, sino que buscará más bien la raíz de nuestros males para prender en ella el fuego purificador.

Fragmento del editorial de la revista Timón, Vol. I, No. 1, 22 de febrero de 1940, p. 5. (Aguilar, 2007: 153)

José Vasconcelos Ante el destino [1940] (Fragmento)

Lo que si va apareciendo evidente, aun para los empecinados, es el triunfo de Alemania sobre sus rivales y el cambio histórico que en consecuencia va a operarse en el mundo... ¡Pero ganaremos con la victoria alemana! Y no porque creamos que Alemania va a constituirse en campeón de Latinoamérica. Es ley de la Historia que cada pueblo conquiste su propia libertad... Y ahora nosotros en la América española pensamos en que una nación inspirada logra siempre aprovechar los grandes cambios históricos en beneficio de su futuro...

Fragmento del editorial de Timón, No. 14, del 25 de mayo de 1940 (Bar-Lewaw, 1971: 155)

Antonio Islas Bravo (Ministro de la Suprema Corte de Justicia en 1940) Adolfo Hitler [1940] (Fragmento)

Con motivo del reciente cumpleaños de Adolfo Hitler, el Ministro Ribbentrop declaró que el mandatario alemán es el hombre más grande que han producido los siglos. No hay exageración en lo afirmado por el Ministerio de Relaciones del Reich...Al igual que los alemanes, los franceses, los ingleses, los belgas, los escandinavos, los americanos, etc., habrán de reconocer la grandeza de Hitler, no limitada al pueblo alemán, sino desplazada hacia todos los hombres que caminan sobre los accidentados y penosos territorios de la civilización... La verdadera grandeza está en los directores de hombres, y Hitler es el más grande de todos ellos. Ribbentrop tiene razón...

Fragmento de artículo de Timón, No. 15 del 1 de junio de 1940 (Bar-Lewaw, 1971: 156)

José Vasconcelos (Fragmento del prólogo a la 2ª Edición del libro de Salvador Borrego E., Derrota Mundial) [1955]

La obra de Salvador Borrego E., que hoy alcanza su segunda edición, es una de las más importantes que se hayan publicado en América. Causa satisfacción que un mexicano de la nueva generación, haya sido capaz de juzgar con tanto acierto los sucesos que conocemos bajo el nombre de la Segunda Guerra Mundial.

Colocados nosotros del lado de los enemigos del poderío alemán, es natural que todas nuestras ideas se encuentren teñidas con el color de la propaganda aliada. Las guerras modernas se desarrollan tanto en el frente de combate como en las páginas de la imprenta. La propaganda es un arma poderosa, a veces decisiva para engañar la opinión mundial. Ya desde la primera guerra europea, se vio la audacia para mentir, que pusieron en práctica agencias y diarios que disfrutaban de reputación aparentemente intachable. La mentira, sin embargo, logró su objeto. Poblaciones enteras de naciones que debieron ser neutrales, se vieron arrastradas a participar en el conflicto, movidas por sentimientos fundados en informaciones que después se supo, habían sido deliberadamente fabricadas por el bando que controlaba las comunicaciones mundiales.

Y menos mal que necesidades geográficas o políticas nos hayan llevado a participar en conflictos que son ajenos a nuestro destino histórico; lo peor es que nos dejemos convencer por el engaño. Enhorabuena que hayamos tenido que afiliarnos con el bando que estaba más cerca de nosotros; lo malo es que haya sido tan numerosa, entre nosotros, la casta de los entusiastas de la mentira. Desventurado es el espectáculo que todavía siguen dando algunos “intelectuales” nuestros, cuando hablan de la defensa de la democracia, al mismo tiempo que no pueden borrar de sus frentes la marca infamante de haber servido dictaduras vernáculas que hacen gala de burlar sistemáticamente el sufragio. Olvidemos a estos seudo-revolucionarios, que no son otra cosa que logreros de una Revolución que han contribuido a deshonrar, y procuremos despejar el ánimo de aquellos que de buena fe se mantienen engañados.

“Durante seis años, dice Borrego, el mundo creyó luchar por la bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la victoria, países enteros, incluyendo Polonia misma, perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una victoria cuyo desastre muy pocos alcanzaron a prever”.

La primera edición del libro de Borrego se publicó hace dos años escasos y en tan corto tiempo, el curso de los sucesos ha confirmado sus predicciones, ha multiplicado los males que tan valientemente descubriera.

Ya no es sólo Polonia; media docena de naciones europeas que fueron otros tantos florones de la cultura cristiana occidental, se encuentran aplastadas por la bota soviética, se hallan en estado de “desintegración definitiva”.

Y el monstruo anticristiano sigue avanzando. Detrás de la sonrisa de Mendes-France, siempre victorioso, dicen sus secuaces; detrás de esa enigmática sonrisa, seis millones de católicos del Vietnam, fruto precioso de un siglo de labor misionera francesa, han caído dentro de la órbita de esclavitud y de tortura que los marxistas dedican a las poblaciones cristianas.

El caso contemporáneo tiene antecedentes en las invasiones asiáticas de un Gengis-Kan, que esclavizaba naciones; tiene antecedentes en las conquistas de Solimán, que degollaba cristianos dentro de los templos mismos que habían levantado para su fe. El conflicto de la hora es otro de los momentos angustiosos y cruciales de la lucha perenne que tiene que librar el cristianismo para subsistir.

En el libro de Borrego, penetrante y analítico, al mismo tiempo que iluminado y profético, se revelan los pormenores de la conjura tremenda.

La difusión del libro de Borrego es del más alto interés patriótico en todos los pueblos de habla española. Herederos, nosotros, de la epopeya de la Reconquista que salvó el cristianismo de la invasión de los moros, y de la Contra-Reforma encabezada por Felipe II, que salvó el catolicismo de la peligrosa conjura de luteranos y calvinistas, nadie está más obligado que nosotros a desenmascarar a los hipócritas y a contener el avance de los perversos. La lucha ha de costarnos penalidades sin cuento. Ningún pueblo puede escapar en el día, a las exigencias de la historia, que son de acción y de sacrificio.

La comodidad es anhelo de siempre, jamás realizado. La lucha entre los hombres ha de seguir indefinida y periódicamente implacable, hasta en tanto se acerque el fin de los tiempos, según advierte la profecía.

 

La posguerra trajo consigo la bipolaridad mundial de la Guerra Fría, entre el capitalismo y el socialismo, en momentos en que se consolidaba el programa modernizador industrial, propugnado por la unidad nacional en torno a la presidencia y su Partido Revolucionario Institucional; que integraría el contexto para lograr el desarrollo nacional con base en la modernización. Para Medin (1990), el concepto de unidad nacional:

 

…implícitamente venía a neutralizar la lucha de clases y la ideología socialista, y ello en medio de una amplia colaboración económica, política y en parte militar con los Estados Unidos sobre el trasfondo de la Segunda Guerra Mundial … con Alemán que se postularía una ideología oficial de la mexicanidad que implicaba un desarrollismo económico basado en un abierto liberalismo capitalista. Esta debía ser la nueva connotación del nacionalismo mexicano oficial.

 

La década de los años de 1940, para Pereira (1995: 216), cerraría en la narrativa con la novela Al filo del agua, de Agustín Yáñez (1904-1980); obra clave en donde confluyen las corrientes de tendencia social, que además incorpora las técnicas narrativas de la vanguardia, especialmente las utilizadas por el novelista norteamericano John Dos Passos en Manhattan Transfer [1925]. Mientras que la palabra poética se transporta a dimensiones universales con Libertad bajo palabra [1949] de Octavio Paz (1914-1998), que registra influencias de los poetas europeos T. S. Eliot y Stéphane Mallarmé, del norteamericano Ezra Pound y del movimiento surrealista, en el que todo ser humano puede reconocerse plenamente, sin importar las latitudes sociales o culturales que lo conforman.

 

Escrito en el México de la prosperidad alemanista, de acuerdo con Pacheco (1999), Libertad bajo palabra fue incluido en la serie Tezontle, que se hacía con financiamiento de los autores en papel sobrante de las ediciones serias, como una línea fantasmagórica de El Colegio de México que el Fondo de Cultura Económica distribuía. Constó la edición de 1,100 ejemplares al cuidado de Joaquín Diez Canedo y Francisco Giner de los Ríos, con una viñeta de Ricardo Martínez; obra que fue financiada por Alfonso Reyes, ya que Paz no tenía dinero, la cual tardó mucho en agotarse, ya que 10 años después Gabriel Zaid todavía pudo hallarlo en la Librería Zaplana de la ciudad de México.

Agustín Yáñez

 

Agustín Yáñez Al filo del agua [1947] (fragmento)

Pueblo de mujeres enlutadas. Aquí, allá, en la noche, al trajín del amanecer, en todo el santo río de la mañana, bajo la lumbre, del sol alto, a las luces de la tarde –fuertes, claras desvaídas, agónicas–; viejecitas, mujeres maduras, muchachas de lozanía, párvulas; en los interiores de tiendas y de algunas casas –cuán pocas– furtivamente abiertas.[…]

No la conocía, no se había enterado de su estancia en el pueblo: No sabía lo que era una alucinación: lo comprendió súbitamente. No, no podía ser de carne y hueso, ni escultura, ni pintura… no era real una imagen así, aquí, a esas horas, en el pueblo, en este pueblo de mujeres enlutadas y muerte, una imagen silenciosa que habría venido volando, ¿de dónde? ¿a qué?...[…]

Los muchachos vienen mentando a un Francisco Madero, que anda por el Norte diciendo discursos antirreleccionistas; unos dicen que está loco: nada menos quiere figurar como vicepresidente al lado de don Porfirio; otros, que es espiritista y masón, que llegado el tiempo contará con la ayuda de los gringos; otros que carece de toda importancia, cuando ni el general Reyes ha podido con la situación. […]

Timoteo Limón; católico fervoroso, "tenía por devoción rezar el rosario con el objetivo de sacar del Purgatorio al alma más necesitada u olvidada. […]

Damián, el primogénito, a quien nada faltaba en casa, cuyos brazos fornidos eran la esperanza de mayor acrecentamiento de la hacienda y el sueño de vejez venturosa, muchacho hermoso, maduro y emprendedor, sin vicios, entero en trabajos y fatigas, había caído en la tentación de conocer el Norte y allá se fue con otros paisanos ilusionados en tentar fortuna, fortuna que a Damián no le hacía falta. […]

Cuando la vida se consume, las campanas mudan rindiendo severísimo Juicio.

Corre una común angustia por las calles, por las tiendas, entre las casas. Algunas gentes que han entrado a ayudar a bien morir, se retiran; otras, de mayor confianza, se quedan a ayudar a vestir al difunto, cuando se ha pasado un rato de respeto, mientras acaba el Juicio, pero antes de que el cuerpo se enfríe.[…]

Ni el estallido de la tormenta lo despertó. Amortiguados, como llegan al pueblo todos los ruidos del mundo, vinieron los reportajes de ‘El país’ acerca del descubrimiento de un complot revolucionario; las noticias eran cautelosas, daban la impresión de referirse a un asunto sin importancia; los vecinos las leyeron como si se tratara de un hecho acaecido en China, en Turquía.

Lucas comprendió el esfuerzo de algunos por ensordecer más el clima regional, desviando los comentarios al incendio del Mercado Corona.

Hacia el 23 de noviembre comenzaron a recibirse los periódicos relativos a los sucesos de Puebla, resistencia de los Serdán y muerte de Aquiles.

Luego la revolución en el Norte, ¡la revolución encabezada por don Francisco I. Madero!

¡Se levantó Rito Becerra!

¡Estamos al filo del agua!... […]

¡Que viene la gente de Rito Becerra!...

¡Estamos en el filo del agua! Usted cuídese: pase lo que pase, no se aflija, señor cura; será una buena tormenta y a usted le darán los primeros granizazos: ¡hágase fuerte! –y luego, como en sueños, como en delirios–: un blanco, chaparro, él dizque loco… muchachos y locos dicen verdades… hágase fuerte.

Octavio Paz ¿Águila o sol? [1943-1955] (Fragmento)

Comienzo y recomienzo. Y no avanzo. Cuando llego a las letras fatales, la pluma retrocede: una prohibición implacable me cierra el paso. Ayer, investido de plenos poderes, escribía con fluidez sobre cualquier hoja disponible: un trozo de cielo, un muro (impávido ante el sol y mis ojos), un prado, otro cuerpo. Todo me servía: la escritura del viento, la de los pájaros, el agua, la piedra.

¡Adolescencia, tierra arada por una idea fija, cuerpo tatuado de imágenes, cicatrices resplandecientes! El otoño pastoreaba grandes ríos, acumulaba esplendores en los picos, esculpía plenitudes en el Valle de México, frases inmortales grabadas por la luz en puros bloques de asombro. Hoy lucho a solas con una palabra. La que me pertenece, a la que pertenezco: ¿cara o cruz, águila o sol? [... ]

Libertad bajo palabra [1957]

 

En esta época se conformó por académicos universitarios el Grupo Hiperión (1948-1952), durante los gobiernos de Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines, a partir de un ciclo de conferencias sobre existencialismo francés, organizado en el Instituto Francés de América Latina.

 

Sus principales integrantes fueron Leopoldo Zea (1912-2004), Emilio Uranga (1921-1988), Jorge Portilla (1919-1963), Luis Villoro (nacido en 1922), Ricardo Guerra (1927-2007), Joaquín Sánchez McGregor (1925-2008) y Salvador Reyes Nevares (1924-1993); sus reflexiones se publicaron en la Revista Filosofía y Letras de la UNAM, en la colección de libros México y lo mexicano (Porrúa y Obregón: 1952-1955), en Cuadernos Americanos y en el suplemento cultural de la Revista Mexicana de Cultura del periódico El Nacional, fundado por Fernando Benítez (1912-2000).

 

Para Salvador Reyes Nevares (El amor y la amistad en el mexicano de 1952: 24):

…había cierta modalidad, una manera de aparecer México ante nosotros, que podía equivaler a la presentación de una pieza terminada…Por lo que había que anunciar al mundo no sólo que nuestra cultura no era inferior a la europea, sino que estábamos a su altura. [Hurtado Guillermo (1994)]

 

Portilla consideró (Fenomenología del relajo, México, FCE, 1966): ...comprender el relajo, esa forma de burla colectiva, reiterada y a veces estruendosa que surge esporádicamente en la vida diaria de nuestro país.

 

Ya que su importancia reside en que: ...una forma de conciencia tan incidental y pasajera como la burla o la risa puede servir de clave para comprender los rasgos esenciales de la condición humana o para penetrar en la estructura espiritual de un pueblo.

 

Portilla planteaba que para el mexicano, el relajo tiene como propósito ...suspender la seriedad frente a un valor propuesto a un grupo de personas...el hombre del relajo simplemente niega el valor en su interior y con ello se libera de toda tensión interna...la unidad del relajo es sólo la unidad abstracta y estática de una negación pura y simple, sin salidas, sin movilidad, sin perspectivas al futuro...la acción constitutiva del relajo puede ser una serie de meras actitudes cantinflescas, por así decirlo.

 

Leopoldo Zea

Luis Villoro

Ricardo Guerra

Emilio Uranga

Emilio Uranga Ensayo de una ontología del mexicano [Primera edición en Cuadernos Americanos 1949] (Fragmento)

El mexicano es caracterológicamente un sentimental. En esta índole humana se componen o entremezclan una fuerte emotividad, la inactividad y la disposición a rumiar interiormente todos los acontecimientos de la vida. La vida mexicana está impregnada por el carácter sentimental y puede decirse que la tónica de esa vida la da justamente el juego de la emotividad, la inactividad y la rumiación interior infatigable.

[...] La desgana hace su aparición cuando la vida muelle y elástica obliga sin embargo a una decisión. Nos desganamos por no decidir. En este sentido es indiferencia ante las cosas, que podría pasar por contemplación si no se entremezclara el oscuro sentimiento de una irresponsabilidad consentida. No decidir es decidir ser irresponsable.

[...] La emotividad es una especie de fragilidad interior; el mexicano se siente débil por dentro, frágil. Ha aprendido desde la infancia que su fuero interno es vulnerable y hendible, de aquí todas estas técnicas de preservación y protección que el mexicano se construye en su torno para impedir que los impactos del mundo lo alcancen y hieran.

[...] El mexicano da siempre la impresión de ya haber vivido, de traer en los posos del alma una historia, un mundo que fue, y que por emotividad quedó grabado indeleblemente. De ahí nuestra melancolía y ese ademán del hombre de experiencia amarga.

Luis Villoro Los grandes momentos del indigenismo en México [1950] (Fragmento)

1. Hernán Cortés

Desde el principio aparece en Hernán Cortés un afán que lo distingue radicalmente de sus antecesores; no es el conquistador al que, más mercader que constructor de imperios, sólo interesa rescatar, sacar fruto material de sus conquistas.

[...] El papel del español para con el indígena será, ante todo, la conversión de los indios, en seguida, el transplantar a América las técnicas y productos hispanos...Su concepción de la nueva sociedad vese coronada por la visión de la grandeza que Cortés prevé para el nuevo imperio.

[...] Para un caballero andante es la conquista algo personal...En realidad, suya es la conquista y él hace de ella libre y generoso don a la Corona....Parece como si tácitamente impusiera el conquistador sus condiciones. Por eso considera al rey su deudor...La deuda se extiende para con sus soldados, a quienes debe mercedes el rey.

[...] Se trata de una empresa personal, vinculada por voluntad propia del conquistador a la Corona. Nace, pues, México independiente, no sujeto a una nación extraña más que por el conjunto real. En el concierto de las naciones es un imperio que se agrega a la misión común: la creación del universal dominio de la cristiandad, personificada en su emperador. Vieja y Nueva España son otras tantas caras de la pirámide universal de imperios unidos tan sólo por su vórtice: la corona del rey católico. Esta es la posición que Cortés atribuye a América.

2. Fray Bernardino de Sahagún

[...] Vislumbra Sahagún para el indio seguro camino: la asimilación. Quizá sea ésta la única solución coherente que la problemática de América planteará a Sahagún; tal vez sea la única consecuencia natural y lógica de su personal punto de vista. El indio, destruido, en su mundo propio, acorralado por un saber extraño, verá dibujarse por fin una postrer vía abierta: su asimilación. Y, como en la palabra evangélica, el indio se perderá a sí mismo con tal de alcanzar su único posible camino de salvación.

3. Lo indígena como elemento trágico

[...] Salva el honor del indígena en su estado natural. Al transcribir sus preciosos discursos y sus sabias sentencias morales, el pueblo ante sí queda a salvo en la rectitud de sus propósitos. Pero a la vez, vese condenado por la historia y señalado por la providencia como demoniaco.

[...] Ahora podemos, por fin, preguntarnos: ¿Cuál será la solución a esta ambigua situación del indio? Sólo cabrá volver a armonizar los elementos de su ser escindido. Y una sola vía hay para lograrlo: borrar su culpa. Será la suya una expiación trágica y religiosa; no ética, puesto que éticamente no es culpable. Y la tragedia sólo conoce una vía expiatoria: la destrucción...La conversión marca su resurrección, pero marca también la negación del pueblo culpable.

4. Francisco Javier Clavijero

[...] Las naciones americanas eran, en concepción de Clavijero, naciones poco evolucionadas, en un estado casi inicial de desarrollo. Como tales habrá que juzgarlas. Estúpido sería pretender equipararlas a las modernas y bien desarrolladas civilizaciones europeas, pero no menos lo sería compararlas a pueblos semibárbaros o salvajes.

[...] En las palabras de Clavijero percíbese un amargo reproche contra quienes se hicieron responsables de la destrucción de la joven cultura...Clavijero, amante de la cultura, se duele inclusive de la destrucción de los abominables ídolos...Se extiende su reproche a los misioneros destructores de pinturas y libros...Pero si la total destrucción de la civilización aborigen parece merecer su condenación, no nos explica claramente cuál hubiera debido ser, a su parecer, la actitud conveniente ante el indio.

[...] Tal parece que no por el hecho de haber sido consideradas desde un punto de vista estrictamente histórico hayan perdido las naciones indias su carácter diabólico. Satán debió haber tenido cierta ingerencia entre ellos...se admite la posibilidad de algunas directas intromisiones demoníacas, pero se rechaza la constante influencia del diablo en todos los actos de la vida azteca.

Leopoldo Zea América como conciencia / II. Cultura y filosofía americanas [Primera edición en Cuadernos Americanos 1953] (Fragmento)

El problema central que aquí nos venimos planteando sobre la posibilidad de una cultura americana, tiene su origen en nuestro tiempo. Es decir en nuestra situación de hombres en un determinado lugar y época histórica. Ha sido ahora y no antes que él hombre americano se ha hecho esta pregunta ¿existe una cultura americana? Y, si existe, ¿qué clase de cultura es ésta? Y, de no existir, ¿por qué no existe? No se quiere decir con esto que antes de ahora este tipo de preguntas no haya sido hecho. Lo que se dice es que antes de ahora no eran éstos los problemas del hombre americano, sino tan sólo de algunos americanos. Varios son los pensadores americanos que antes de ahora se hicieron este tipo de interrogaciones; pero la temática de las mismas fue perdiendo su importancia al asentarse en nuestros países formas de la cultura europea que parecieron resolver sus problemas. Ahora esta temática ha tomado un incremento sorprendente. Existe una especie de atmósfera que obliga a cualquier pensador consciente a detenerse en los problemas que plantea. No es el pensador el que propone los temas; sino son los temas los que se imponen a nuestros pensadores. No es que algún pensador o grupo de pensadores se haya propuesto plantear estos problemas porque sí. Es la propia América, como entidad cultural la que plantea el problema y reclama una solución.

[...] Nuestro tiempo ha sido el encargado de demostrar al americano su error. Un buen día este hombre se ha encontrado con que la cultura, en la cual había puesto su seguridad, se desmorona destruyéndose a sí misma. El hombre de América que había confiadamente vivido, durante varios siglos, apoyado en las ideas y creencias del hombre de Europa, se encuentra de golpe frente a un abismo: la cultura occidental que tan segura parecía, se conmueve y agita, amenazando desplomarse; las ideas en las cuales había puesto su fe, transfórmanse en inútiles artefactos, carentes de todo valor y sentido. El americano había vivido cómodamente cobijado por la sombra del árbol de la cultura europea, pero en este que hemos llamado un buen día, el hombre europeo —el cultivador del árbol abrigador— lo corta y arroja al fuego por inútil, con lo cual el americano se ha encontrado de golpe expuesto a la intemperie, amenazado por todos los elementos; se encuentra de golpe con la historia, con la necesidad de hacerla, es decir, con la necesidad de hacer una cultura cultivando ideas y creencias propias.

[...] El hombre americano tenía que resolver sus problemas con urgencia, y una de las soluciones se las ofrecía la cultura de Europa, de aquí que se apropiase de este tipo de soluciones. Pero ahora que la cultura europea ha dejado de ser una solución convirtiéndose en un problema; ahora que ha dejado de ser un apoyo para convertirse en una carga; ahora que las ideas que tan familiares nos eran a los americanos se transforman en objetos siniestros, desconocidos, oscuros, y por lo tanto peligrosos; ahora, repito, es cuando América necesita de una cultura propia, ahora es cuando tiene que resolver sus problemas en otra forma bien distinta a la forma como hasta hoy los había resuelto. Esta otra forma no puede ser ya la imitación, sino la creación personal, propia. He dicho que al desaparecer la voz y el cuerpo desaparecen el eco y la sombra; y así es: al desaparecer la cultura de la cual éramos eco y sombra, desaparece este eco y esta sombra, es decir, desaparece la imitación, desaparece la solución como imitación, pero no el hombre elector de esta forma de vida. El hombre americano no desaparece como tampoco desaparece el hombre europeo aunque destruya su cultura para crear otra. Lo que sucede es que tanto el americano como el europeo se encuentran en una situación semejante, ambos se hallan ante un mismo problema: el de resolver qué nuevas formas de vida deberán adoptar frente a las nuevas circunstancias las cuales se han presentado como problemas insolubles a las soluciones dadas por la cultura que desaparece.

 

El Grupo Hiperión tomó su nombre del mito griego sobre el hijo de la tierra y del cielo, encargado de unir lo concreto y lo universal; la preocupación del grupo, según Guerra [1984], eran los temas de la filosofía contemporánea y su divulgación, cuyas inquietudes giraron sobre el ser del mexicano, su relación con la cultura y sus posibilidades.

 

Al decir de Emilio Uranga [1948], según Escobar (2004):

Al abordar el estudio del existencialismo no lo hemos hecho para ser dóciles a la moda. Nos ha guiado otro motivo. Un afán más bien o un proyecto: el proyecto de utilizar en un futuro, que quisiéramos fuera inmediato, sus utillajes o repertorios conceptuales para dar una descripción del hombre mexicano.

 

Para Medin (1990):

…”la filosofía de lo mexicano” se ocupa del mexicano y de lo mexicano, de su ser, de su moral, de sus relaciones concretas, pero todo ello, por lo general, en un plano de abstracción filosófica que no deja mayor espacio para las diferenciaciones o los análisis de los diferentes elementos constitutivos de la realidad social mexicana. Obreros, capitalistas, latifundistas, ejidatarios son desplazados en estos análisis por lo general, por el "ser del mexicano”.

 

Zea apuntaba, en El Occidente y la conciencia de México [1953], que el movimiento revolucionario se orientó hacia el nacionalismo y hacia la constitución de una auténtica burguesía nacional, una burguesía que a la par que sirviese sus intereses propios unificase al país política, social y económicamente, y lograra asegurar su independencia a nivel internacional; este activismo político recibió una advertencia de Gaos (En torno a la filosofía mexicana, 1953):

El paso de la actividad intelectual a la acción política no puede, pues, justificarse con el motivo nacional de la filosofía de lo mexicano, con el amor a la patria, que puede ser invocado por el afán de poder político.

 

Referencias


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