Quien no ha tocado una guitarra de Paracho, probado un ate de membrillo de los conventos de Morelia; guisado en una cazuela de Santa Clara del Cobre; adornado su casa con un plato labrado con tiras de oro de Pátzcuaro; bebido agua de una destiladera de Uruapan o comido corundas. Cada año en este estado hacen concursos de artesanías.
Esta tradición es un ejemplo de la larga duración y de la relación pasado con el presente.
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