Fascismo italiano

Después de la Gran Guerra de 1914-1918, Italia fue presa de un gran descontento popular tanto político como social en contra del gobierno y de los Tratados de Paz firmados, ya que éstos no se ajustaron necesariamente a las promesas hechas por los Aliados. En los “Catorce Puntos” del presidente estadounidense Woodrow Wilson se les negó a los italianos importantes reivindicaciones territoriales (a pesar de haber combatido desde 1915 al lado de las potencias aliadas).

La crisis no solamente fue internacional, al mismo tiempo fue moral, política y económica. Durante la guerra perecieron casi 700 mil soldados, hubo 1 millón de heridos; el país quedó afectado por el desempleo y la inflación; y una crisis política con gobiernos rápidamente alternantes. En este contexto, algunos partidos políticos de corte comunista y socialista ocupaban fábricas y realizaban huelgas nacionales.

En este contexto apareció en 1922 el partido fascista organizado por Benito Mussolini; cuyas bases se encuentran en la integración de las milicias juveniles llamadas Fascio di combatimento, surgidas en Milán en 1919, y que aparentemente luchaban por el establecimiento de una República Democrática y Socialista.

La palabra “Fascismo” debe su origen etimológico al latín fasces (hacha o haz de las escoltas romanas). El símbolo fascista hace referencia al hacha de metal sostenido por varas de madera (“La unión hace la fuerza”) y representa así al Estado fascista (“El Estado por encima del individuo”).

Símbolo fascista

Tras dividir una huelga general de obreros en marzo de 1922, 30 mil fascistas –apoyados por grupos conservadores, de la clase media y de la burguesía– realizaron una violenta marcha sobre Roma, mediante la cual lograron que el rey Víctor Manuel III le entregara el gobierno a Mussolini, quien se autoproclamó inmediatamente Duce (dictador). Benito Mussolini intentaría revivir la grandeza del antiguo Imperio Romano a través de su dictadura. Fue precisamente este dictador quien planteó por primera vez el concepto de “totalitarismo” ya que él mismo controlaría todos los aspectos de la vida italiana, puesto que se hizo cargo de los ministerios de Guerra, de la Fuerza Aérea, de la Marina, del Control Colonial y de los Negocios con el Extranjero.

Mussolini y sus camisas negras tras la Marcha sobre Roma, 1922

Mussolini y sus camisas negras tras la Marcha sobre Roma, 1922

Poco a poco Mussolini fue eliminando los aspectos democráticos de la sociedad italiana, intimidando a opositores, haciendo ajustes constitucionales, implementando la censura y el culto a su personalidad. Apoyado por las clases dirigentes, el fascismo se fue imponiendo por medio de la violencia física e ideológica y el chantaje político. Su fuerza de choque estuvo constituida por la integración de un ejército denominado “Camisas Negras” y pudo imponerse gracias a la incapacidad de las instituciones democráticas tradicionales.

     

Para el fascismo el Estado es lo absoluto, ante lo cual los individuos y los grupos no son más que lo relativo […]. Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado. El liberalismo negaba el Estado a favor del individuo; el fascismo reafirma al Estado como la verdadera libertad del individuo. Este existe en tanto existe en el Estado; está subordinado a las necesidades del mismo y a medida que la civilización adquiere formas más complejas, la libertad del individuo se restringe cada vez más […]. Nosotros representamos un principio nuevo en el mundo, la antítesis pura, categórica y definitiva de la democracia, de la plutocracia, de la masonería…

Benito Mussolini: La doctrina del fascismo (publicado por primera vez en Roma en la Enciclopedia italiana de 1932), en Fernández, A. Historia Universal Contemporánea, p. 514.

Un paso importante en la consolidación de su poder fue el pacto que realizó Mussolini con el Papa Pío XI. Desde la formación de Italia en 1860, la Iglesia católica había tenido relaciones tensas con el Reino de Italia por los territorios papales perdidos y durante 59 años los papas no habían salido de su palacio del Vaticano a modo de protesta en contra de los gobiernos italianos.

Firma del Pacto de Letrán entre Pio XI y Mussolini

Firma del Pacto de Letrán entre Pio XI y Mussolini

Ganarse a la Iglesia fue una importante jugada propagandística para Mussolini y en 1929, el Pacto de Letrán reconoció al Estado independiente del Vaticano.

En términos económicos se fortaleció el papel del Estado Interventor o Estado empresarial que organiza y controla sectores clave de la economía (agricultura, industria aérea, etc.) y la organización obrera a través del corporativismo, obligando a los empresarios y trabajadores unirse por cada sector económico en un sindicato para evitar los conflictos de clase, beneficiando así a los empresarios.

Una de las características del fascismo italiano fue su política expansionista: en 1911 Italia le arrebató a los turcos el territorio africano de Libia para lanzarse luego a la conquista de nuevos territorios (Etiopía sufrió la ocupación de la Italia fascista entre 1935 y 1941). Al mismo tiempo apoyó al régimen de Francisco Franco durante la guerra civil española y en 1939 ocuparía también Albania con la pretensión de hacer resurgir el antiguo imperio romano.

El fascismo se caracterizó principalmente por:

  1. Ser un régimen dictatorial.
  2. Su oposición y liquidación de los enemigos políticos.
  3. La exaltación del Estado sobre los intereses individuales: “todo en el Estado, todo por el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”.
  4. El corporativismo: los sindicatos debían estar también subordinados al Estado, se prohibieron las huelgas y el cierre de las fábricas.
  5. El imperialismo colonial.