División de poderes

División de poderes

John Locke fue el primero en proponer que el gobierno debía estar organizado en tres poderes: legislativo, ejecutivo y federativo. Montesquieu sustituyó el poder federativo por el judicial. La importancia de esta división estriba en que la existencia de dichos poderes tendría que garantizar el equilibro político impidiendo que alguno de ellos tuviera la supremacía. La finalidad última del equilibrio era la garantía de que el gobierno asegurara el goce de los derechos naturales.

Del poder legislativo, constituido en parlamento o asamblea, tenía a su cargo formular las leyes, en un sistema democrático las leyes deben reflejar la voluntad de la nación. El objetivo era que las leyes rigieran la vida pública y por ello quedaban establecidas en la constitución. El poder ejecutivo ejerce el gobierno y tiene la misión de hacer cumplir las leyes. En tanto, el poder judicial se encargaría de castigar a quienes infringieran dichas leyes.

Montesquieu planteaba que cualquiera de estos poderes puede adquirir un poder superior sobre los otros y por esa razón debían estar separados. Menciona que  cuando el poder ejecutivo y el legislativo recaen en la misma persona puede llegar a pervertirse “elaborando leyes tiránicas y ejecutándolas tiránicamente”. La separación de los poderes garantizaría el equilibrio necesario para que nadie evitar que tales poderes opriman a los hombres. No obstante estos planteamientos,  la realidad política hacía que alguno de los poderes tuviera supremacía sobre otro, todo dependía de si el sistema político fuera una monarquía o una república.

 

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