Pintura

La pintura en México durante la segunda mitad del siglo XIX

En la segunda mitad de siglo XIX, la pintura seguía las pautas del arte europeo y la mayoría de los artistas se formaron en la Academia de San Carlos, fundada un siglo antes. Los temas pictóricos favoritos a finales del siglo XIX fueron los religiosos, mitológicos e históricos, el retrato y el paisaje. Importantes retratistas fueron José Justo Montiel en Veracruz, Agustín Arrieta en Puebla, José María Estrada en Guadalajara, Juan Nepomuceno Herrera en Guanajuato y especialmente Hermenegildo Bustos quien democratizó el retrato por el uso de materiales económicos hechos para pequeños comerciantes. Este último fue excepcional y solamente ha sido apreciado en tiempos recientes porque uno de sus temas favoritos fue el de niños, vivos o muertos.

La predilección por los temas prehispánicos se desarrolló en la Escuela Nacional de Bellas Artes después de la restauración de la República en 1867. De esta manera la Academia participó en los cambios que trajeron consigo los liberales, los cuales afianzaron un proyecto cultural en el que se exaltaba la narración de la memoria histórica, a través de algunos aspectos de las civilizaciones precolombinas.*

Félix Parra. Fray Bartolomé de las Casas (1875). La labor educativa de los frailes fue un tema popular entre los liberales.
José Ibarrarán. Informaciones de 1666 (Entre 1855-1861), cuadro pintado para la Colegiata de Guadalupe es un tema histórico-nacionalista.
Rodrigo Gutiérrez. El senado de Tlaxcala (1875). Visión decimonónica de la conquista de México.
Félix Parra. Escenas de la conquista –la matanza de Cholula (1877). Visión decimonónica de la conquista de México.
Juan Ortega. La visita de Cortés a Moctezuma (1885). Visión decimonónica de la conquista de México.
José María Jara. La fundación de México (1889). Retrata un tema nacionalista y ubica los orígenes de México con este tema clásico.
Isidro Martínez. Fray Pedro de Gante, padre de los indios (1890). Visión decimonónica de la conquista espiritual de México.
Leandro Izaguirre. El suplicio de Cuauhtémoc (1892). Visión decimonónica de la conquista de México.
Joaquín Ramírez. Rendición de Cuauhtémoc (1892). Visión decimonónica de la conquista de México.
Félix Parra. Fray Bartolomé de las Casas (1875). La labor educativa de los frailes fue un tema popular entre los liberales.
Isidro Martínez. Los informantes de Moctezuma (1893). Visión decimonónica de la conquista de México.
Daniel del Valle. Moctezuma visita en Chapultepec los retratos de los antecesores (1895). Visión decimonónica del México prehispánico.
Primitivo Miranda. “La Batalla del cinco de mayo” (1868).

El más original retratista de la segunda mitad fue sin duda Hermenegildo Bustos, pintor de origen guanajuatense (1832-1907). Nevero de oficio, pintaba en sus ratos libros. Pinto cerca de 400 obras, principalmente retratos.

Hermenegildo Bustos. Autorretrato (1891).
Hermenegildo Bustos. Retrato de Dolores Hollos (1864).
Hermenegildo Bustos. “La Familia”. Retrata la ternura de los padres por su hija. (1880 aprox.)
Hermenegildo Bustos. “Madre e hijo”. (1880 aprox.)

El más importante paisajista de la segunda mitad del siglo XIX fue el pintor mexicano José María Velasco (1840- 1912). Con sólo 18 años obtuvo una plaza de profesor de perspectiva en la Academia de San Carlos, donde había ingresado poco antes. Fue profesor de varios integrantes de la escuela muralista. Sus cuadros, en su mayor parte paisajes, destacan por un marcado acento romántico que busca exaltar la naturaleza. En 1889 obtuvo la Medalla de la Exposición Universal de París.

José María Velasco. Hacienda de Coapa con volcanes (1897).
José María Velasco. Valle de México desde el Tepeyac.
José María Velasco. Catedral de Oaxaca (1887).
José María Velasco. Cañada de Metlac (1897).