Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920

Historia de México II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y México Revolucionario 1900-1920

1900-1920: el contexto socioeconómico y político

Propósitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revolución Mexicana, así como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella

Humberto Domínguez Chávez. Julio de 2013

 

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Las condiciones socioeconómicas y el descontento en el país

 

Un ejemplo de este desarrolló de agricultura comercial lo tenemos en la zona centro del país, en el Estado de Morelos, en una región en donde la principal actividad económica sufrió un vertiginoso cambio, ya que con el propósito de incrementar la producción azucarera se construyeron dos líneas de ferrocarriles que lo conectaban con la ciudad de México y con los centros de exportación de Veracruz y Acapulco, además de incrementarse el número de caminos rurales; en un área que presentaba una gran densidad de población con una gran cohesión indígena, a diferencia de gran parte del norte y las costas del Golfo y del Pacífico, ya que para 1910 más del 20% de la población rural eran hablantes del náhuatl, y la mayoría era bilingüe en español y esta lengua.

 

Sus haciendas e ingenios azucareros eran explotados por 38 familias de terratenientes, cuyos propietarios residían en la ciudad de México y algunos eran extranjeros, como resultado de una voraz competencia entre las haciendas y los pueblos por la tierra durante las décadas de 1880 y 1890. Por lo que el 98% de la tierra laborable había pasado a poder de los latifundistas y muchos de los pueblos enfrentaban su posible extinción para 1910. Estos centros de población se encontraban apenas a algunas decenas de kilómetros de la ciudad de México, y al mismo tiempo que habían recibido el impacto de la modernización propugnada por el Porfiriato, también habían recibido la difusión de las ideas sociales radicales de tipo nacionalista y anarquista.

 

Hacienda de Atlihuayan, Morelos [ca. 1890]

 

Por su parte, en las costas del Golfo de México y del Pacífico se generó un descontento entre los trabajadores agrícolas de las haciendas, que se extendería de un modo incontrolable para la segunda década del siglo XX.

 

Viviendas de los peones [AGN, Colección Fotográfica de Propiedad Artística y Literaria, Charles B. Waite, Habitación y Vivienda, foto 40]

En donde con anterioridad se había dado una fuerte comercialización de la producción de estas regiones, integradas con pueblos de población dispersa y régimen comunal débil, donde estaban ausentes los elementos tradicionales; adicionalmente, existía un número limitado de integrantes de élites locales, quienes además tenían propiedades agropecuarias en escala reducida, por lo que no pudieron ofrecer a la insurrección un liderazgo que la cohesionara, lo que imposibilitó una base de apoyo sostenido al descontento creciente.

 

La crisis del Porfiriato

 

En este contexto, de creciente dominación por parte de esta burguesía nacional y extranjera, que abarcaba las esferas económicas, políticas, e incluso las culturales, se generó una crisis cada vez más profunda entre la pequeña burguesía, las élites provincianas, los campesinos y los trabajadores industriales.

 

Quienes multiplicaron por separado sus inconformidades para integrar una oposición al régimen en torno al nacionalismo, expresado en diversos planteamientos: la continuidad del militarismo que se había establecido desde el movimiento liberal; una creciente demanda urbana de democratización, que exigía limitar el papel de los militares; además de las influencias de las corrientes anarquistas importadas. En este contexto de sobreexplotación nacional los trabajadores rurales e industriales enfrentaron la escasez de alimentos, el alza de los precios, el desempleo creciente y el deterioro de las condiciones de vida durante la primera década del siglo XX, mientras la frustrada pequeña burguesía mexicana, y las élites locales y provincianas, veían cada vez más mermada su propia posición social y su futuro.

 

Herreros en un taller de Guadalajara [AGN, Colección Fotográfica de Propiedad Artística y Literaria, J. Lupercio, Oficios, foto 2]

 

Por su parte, las envejecidas estructuras de gobierno, central y local, se vieron abrumadas políticamente por la invasión económica de un feroz imperialismo extranjero, por lo que su única respuesta fue el tratar de mantener sus anacrónicas estructuras mediante la creciente violación de los principios democráticos del federalismo, acrecentando la dictadura y el autoritarismo de los caciques, lo que condujo a que se limitara cada vez más las posibilidades de ascenso social y económico de la población, debido a las erráticas depresiones endémicas de una economía bajo el dominio imperialista, sobre todo estadounidense, que acarreó una continua inestabilidad e inseguridad socioeconómica.

 

Referencias


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