Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920

Historia de México II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y México Revolucionario 1900-1920

El cinematógrafo de 1900 a 1920

Propósitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revolución Mexicana, así como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella

Humberto Domínguez Chávez. Julio de 2013

 

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El cinematógrafo en la segunda mitad de la década de los años de 1910

 

La violencia desatada entre las facciones revolucionarias complicó las comunicaciones y dificultó la exhibición cinematográfica, mientras la capital del país, y de otras ciudades, vivieron una época muy compleja de desabasto, hambre y enfermedades, que no acabó con el desenlace del triunfo carrancista, ya que ante un contexto de preocupación por la victoria militar por los diversos grupos, además del desinterés por el mantenimiento de la paz en las ciudades bajo su control, proliferaron las bandas de delincuentes al amparo del militarismo.

 

Además del tradicional saqueo que realizaron, sobre todo los grupos carrancistas, con lo que aparecieron grupos violentos que realizaron robos, violaciones y asesinatos, amparándose como integrantes de los grupos militares en pugna.

 

Entre abril y mayo de 1915, comenta De los Reyes (1983: 175-190), un grupo de delincuentes disfrazados de militares zapatistas realizaron varios robos en casas de gente acomodada de la ciudad de México, utilizando para trasladarse un automóvil gris y para ingresar en los domicilios documentos que los acreditaban para realizar inspecciones, por lo que era posible que tuvieran algún tipo de relación con autoridades policíacas; lo que al parecer era cierto, lo que se comprobó al ser capturados varios individuos, entre ellos Guadalupe Martínez, quien presumía contar con el apoyo de diversas autoridades de seguridad militar en la ciudad.

Reparto de Maíz en las Vizcaínas [1915]

 

Quienes también fueron aprehendidos, además de capturarse a otro individuo de nombre Higinio Granda Fernández, de origen español. Al capturar la ciudad los carrancistas, y con la entrada de las tropas de Pablo González en agosto de 1915, se desataron los latrocinios sobre los capitalinos, considerados como traidores y reaccionarios por los carrancistas, al mismo tiempo que fueron quemados los archivos policíacos y abiertas las cárceles, lo que probablemente aprovecharon Granda y otros detenidos para huir, mientras los nuevos conquistadores de la capital se conducían de la siguiente manera:

 

Los militares gastaban dinero a manos llenas, dinero dado por la oficina de Hacienda carrancista que satisfacía sus caprichos para tenerlos contentos, “disciplinados” y fieles. Se comportaban en la ciudad igual que si estuvieran en un prostíbulo: algunos enamoraron a las actrices de zarzuela; Juan Mérigo, a María Conesa, Pablo González, a Mimí Derba, Agustín J. Castro, a Nelly Fernández. Había una competencia por ver quién vestía y vivía mejor y por ver quién conquistaba más mujeres.[22]

 

En relación con el contexto de la seguridad pública, señala De los Reyes que no se suprimió la costumbre de saquear casas, lo que comentó uno de los principales encargados de mantener el orden en la ciudad de la siguiente forma, años después:

 

…eran tantos que ya los capitalinos no sabían quién llamaba a sus puertas presentando una orden, si soldados, si policías, si bandidos, pero el caso fue que todos los que llegaban a catear aprovechaban la ocasión para cometer una fechoría.[23]

 

Pablo González con algunos de sus colaboradores

 

Lo anterior constituyó una parte de la tremenda realidad que vivió la población de la ciudad con la derrota del convencionismo y su conquista por los carrancistas, ya que estarían a merced del ejército conquistador y de su comandante en jefe de la ciudad, el general Pablo González, quien así se dirigía a la población en septiembre de 1915, mientras Carranza lo dejaba hacer, ya que no ingresaría a la ciudad hasta el mes de abril de 1916:

 

…hago un último y formal llamamiento a todas las clases sociales para que sin reservas y sea siquiera por espíritu de conservación, se identifiquen con la Revolución Constitucionalista, encabezada por el insigne ciudadano Venustiano Carranza y coadyuven a su triunfo…Sólo los extranjeros tienen el derecho –y mejor aún la obligación- de ser neutrales. Los mexicanos que pretendan asumir ese vergonzante papel… serán vistos como enemigos porque la causa nacional no admite indiferencias criminales.

 

Granda reorganizó la banda que siguió operando en el saqueo de residencias, entre agosto y noviembre de 1915, utilizando para ello un automóvil gris. Hicieron uso de papelería firmada por Pablo González y Juan Mérigo para cometer sus fechorías, quien había sido nombrado preboste responsable de la seguridad de la ciudad en donde existía la ley marcial, además de aparecer la firma del mismo jefe de los servicios especiales de la comandancia militar, Manuel Palomar; a quien, uno de los delincuentes de nombre Francisco Oviedo, acusaría de haber recibido parte del botín, además de señalar que otro integrante de la banda, Ángel García Chao, era el mediador entre los delincuentes y el general Mérigo.

 

La captura de algunos integrantes de la banda se realizó a finales de año, siendo sometidos a una corte marcial que dirigiría el propio Pablo González, la cual encontró culpables a diez detenidos y otros fueron condenados a penas de prisión, por los robos cometidos desde la época de la ocupación de la ciudad por los zapatistas. Llama la atención que les fueron conmutadas las penas a cuatro de los hampones el 20 de diciembre de 1915, por indicaciones de Pablo González: Rafael Mercadante, quien operaba como jefe de la banda ante la fuga de Granda, Bernardo Quintero, Luis Lara y José Fernández; bajo la promesa del primero de revelar el escondite de las alhajas producto de los robos, del segundo porque se comprometió a revelar algunos secretos, mientras que de los otros dos se tenían dudas sobre su participación. Como señala De los Reyes (1983: 191):

 

Integrantes de la Banda del Automóvil Gris en el juzgado [1915]

 

 

Sea lo que fuere, al parecer el general actuó movido por dos de las que se decían sus debilidades principales: las mujeres y las alhajas… Días después de la ejecución hubo lo que se llama “rueda de presos” ante las víctimas y varios reconocieron a Mercadante como uno de los que penetraron en sus casas, pero ni por eso el general ordenó ejecutar la sentencia. De hecho le perdonó la vida. Por tal motivo la “maledicencia” popular continuaría creyendo que el general y otros militares de alta graduación eran los autores intelectuales de la banda. Mercadante sería envenenado en la prisión en diciembre de 1918.

 

Los escándalos continuaron con nuevas noticias alrededor de los protagonistas de los robos, comenta De los Reyes (1983: 237- 243), ya que Higinio Granda fue capturado en 1916 y remitido a Cuernavaca, ciudad desde donde Pablo González dirigía su campaña en contra de los remanentes zapatistas.

 

Granda no fue procesado, pero sería remitido a la penitenciaría de la ciudad de México para purgar una condena, de la cual nadie conoció su extensión. Otro de los hampones, Francisco Oviedo, apareció preso con nombre falso en la misma penitenciaría; se fugó de prisión en diciembre de 1917, en una increíble escapatoria en la que deambuló por los techos de la prisión, en donde hirió a un custodio, para escapar saltando una altura de 15 metros, para ser capturado tres días después en una cantina de la colonia Guerrero, completamente alcoholizado y drogado con mariguana.

Fusilamiento de integrantes de la Banda del Automóvil Gris

 

Por si esto no fuera suficiente, Mercadante amaneció envenenado en su celda y Oviedo fue asesinado en prisión por otro reo a finales de diciembre de 1918, lo que causó un caudal de escandalosas notas en los periódicos.

 

Mientras esto sucedía, apunta De los Reyes (1983: 243-261), Carranza enfrentaba la terminación del período constitucional de su gobierno, ante la generalización de la oposición de sus antiguos seguidores, por lo que pospuso el 15 de enero de 1919; mientras que para el público se generalizaban las sospechas sobre la participación de Pablo González en los sucesos, como el jefe intelectual de la banda, al mismo tiempo que se le consideraba como uno de los principales aspirantes a suceder a Carranza.

 

Lo anterior motivó a Enrique Rosas, quien había mantenido una sociedad en la producción de películas con la amante del general, la actriz Mimí Derba, para producir una cinta en la que se mostrara la verdad y se lograra restablecer el prestigio perdido por el militar. Además de que en esta campaña mediática se buscó mostrar sus dotes y eficiencia guerrera al erradicar el zapatismo, con la filmación por órdenes del general del funeral del caudillo suriano, en la cinta: Emiliano Zapata en vida y muerte.

El automóvil gris de Rosas, 1919 [Fragmento de la versión existente, sonorizada en 1933]

 

Cartel de la película El automovil gris

Para la producción de la película sobre los sucesos de los robos cometidos por la banda, contó con los testimonios de los involucrados en los robos, además de la colaboración del periodista Miguel Necoechea y de quien fuera el subjefe de la Policía de los Servicios Especiales de la Comandancia Militar de la ciudad en 1915, Juan Manuel Cabrera, para elaborar la película El Automóvil Gris, que le llevó todo el año de 1919. La película se estrenó el 11 de diciembre de 1919, el mismo día que Pablo González causó baja en el ejército para buscar contender por la presidencia, lo que nunca sucedió ante el arrollador empuje del levantamiento de Agua Prieta.

 

La cinta abunda en elementos costumbristas, no sólo de la ciudad, ya que filmó en la penitenciaría; en barrios elegantes como las colonias Juárez, Roma, Santa María la Ribera, San Rafael; en los barrios bajos como la Merced, la colonia Guerrero y la periferia de la ciudad; describe las poblaciones aledañas a la ciudad como la Villa de Guadalupe, Otumba, San Juan Teotihuacán y Apan, en un supuesto viaje de los policías hacia Almoloya en busca de los hampones, en donde retrata paisajes y tipos populares en las calles pueblerinas, como el tianguis, un palenque y la vida cotidiana de los campesinos al amanecer en los poblados. Además de incluir escenas reales de los sucesos correspondientes a los fusilamientos de 1915.

 

Este film se presentó inicialmente como un serial de 12 episodios, siendo reducida su extensión en un 30% en 1933, al convertirse en un largo metraje, además de haber sido sonorizada.

 

El cinematógrafo en la ciudad de México durante el gobierno carrancista se vio profundamente afectado por los problemas que acompañaron a la violencia entre las facciones revolucionarias, con su secuela de inmigración desatada, desabasto, afectación de los servicios urbanos, hambre, enfermedades y el crecimiento de la violencia urbana, comenta De los Reyes (1983: 263-264). Además de que las afectaciones en las comunicaciones hicieron estragos en la distribución de los filmes, nacionales y extranjeros.

 

A lo que se adicionó el inicio de los conflictos obrero-patronales, con la creación del Sindicato de Actores y Autores, que afectó la presentación de las variedades y zarzuelas que se intercalaban con la exhibición de películas, además de que se incrementaron los impuestos sobre la venta de localidades para contribuir a los gastos adquiridos por el gobierno durante la Revolución. Al restablecerse la paz, con la derrota convencionista, la fuente del material fílmico sería Europa; sin embargo, la profundización de la Primera Guerra Mundial dificultó la llegada de nuevos materiales, mientras que los productores estadounidenses subestimaron el mercado nacional. Lo anterior tuvo repercusiones culturales en las clases acomodadas de las ciudades:

Ezequiel Carrasco filma El automovil gris de Rosas

 

Por el aislamiento de la ciudad de México, a las mujeres les fue impedido conocer los adelantos de la moda europea, que poco a poco se transformaba. Dejaron de llegar periódicos y revistas extranjeras que en sus páginas incluían los figurines que dictaban el “buen vestir”; en cambio las películas llegaban con mayor frecuencia, entre ellas, las había de actrices italianas que pronto ganaron la admiración de la gente. Las damas contemplaron en los films de Lyda Borelli, la Bertini, la Menichelli, La Manzzani, la Quaranta, Hesperia y la Jacobini la elegancia de sus trajes y comenzó a generalizarse la imitación. Hasta los gestos de las actrices fueron copiados… Las películas italianas impactaron a una sociedad hambrienta y soñadora.[24]

 

La influencia de la cinematografía italiana impulsó la producción de cintas argumentales o de ficción, en donde actrices de teatro como Emma Padilla y Mimí Derba buscaron convertirse en divas mexicanas, a semejanza de Francesca Bertini o Pina Menichelli, comenta De los Reyes (1983: 203-205). La primera como actriz principal de la cinta de 1917: La luz, tríptico de la vida moderna, que al decir de Maza (1996b):

 

Emma Padilla en La luz, tríptico de la vida moderna

…es el título del primer largometraje "oficial" del cine mexicano. El adjetivo "oficial" se debe a que pocos autores reconocen el trabajo de los yucatecos Carlos Martínez de Arredondo y Manuel Cirerol Sansores, quienes un año antes filmaron 1810 ó ¡los libertadores de México! (1916) el que probablemente sea el primer largometraje de ficción nacional. El hecho de haber sido filmado en Yucatán -junto con El amor que triunfa (1917)- lo ha relegado en contra de La luz, tríptico de la vida moderna (1917), filme realizado en la ciudad de México.

 

Para De los Reyes (1983: 204) consistió de un plagio de la cinta italiana: El fuego, en donde actuaba Pina Menichelli:

 

El fuego (1915) inauguró una tendencia romántica-cursi que hizo furor en México y que influyó al cine de otros países, incluyendo Estados Unidos. El universo de las "divas" se componía de ingredientes que pronto se asimilaron en otras cinematografías: mujeres voluptuosas, escenarios suntuosos, historias pasionales y atrevidas. La propuesta italiana planteaba un cambio en la mentalidad de la época, producto inmediato de la guerra. El papel de la mujer se ampliaba en el cine, aunque sólo fuera como "objeto de pasiones amorosas." La nueva mujer -que obtenía el derecho al voto y que pronto se recortaría el pelo, se liberaría del corsé y se acortaría la falda- hacía su aparición en las pantallas cinematográficas.[25]

 

En la cinta mexicana, señala Maza (1996b), que fue producida por el francés Max Chauvet y dirigida por J. Jamet, probable seudónimo del realizador Manuel de la Bandera, y fotografiada por Ezequiel Carrasco, la Padilla buscó imitar en todo a la Menichelli, continua De los Reyes, marcando con esta película la abismal distancia existente entre las así llamadas divas, del cine internacional, con las tiples del teatro de revista mexicano:

 

El director tomó de las películas de las divas la preocupación de mostrar el “buen gusto” para vestir de los burgueses. El papel de la actriz se redujo al de maniquí que a cada escena modelaba vestidos supuestamente adecuados para cada ocasión. La película trataba de exhibir costumbres de la alta burguesía, pero como en el México de esos años ésta casi había desaparecido, refleja lo que la clase media suponía que debían ser esas costumbres. El resultado fue que vestuario y situaciones resultaron ridículos y fuera de lugar.[26]

 

Por lo que se refiere a las cintas de ficción que produjo la Derba, en sociedad con Enrique Rosas, comenta Maza (1996b) que fueron: En defensa propia, La tigresa y La soñadora, todas ellas de 1917; las que se realizaron por la compañía Azteca Films y, de acuerdo con De los Reyes (1983: 206), fueron inspiradas en los melodramas italianos de la época, las cuales:

 

…se referían a condes, duques y palacios por completo fuera del contexto mexicano, incluso en La soñadora se bailaba un minué con vestidos Luis XV.

 

La crítica también resultó bastante cruel con la cinta en general, al describir las patéticas actuaciones y sus contextos, sobre todo en lo que se refiere al bailable antes señalado:

 

Mimí Derba en La tigresa [1917]

Mimí Derba en 1917

 

…torpemente ejecutado, pues termina cada quien como mejor puede en una embarazosa confusión; resulta desusado en estos tiempos violentos de danzón y fox trot. Dos o tres de los varones en su deseo de parecer gentiles, levantaban tanto el pie al andar, que no parecía que pisaban sobre blanco césped, sino sobre un campo sembrado de cascos alemanes. [27]

 

Sin hacer caso de estas críticas, que por completo destruían este tipo de producción de la naciente industria cinematográfica nacional, comenta De los Reyes (1983: 231) que:

 

Mimí Derba y Enrique Rosas fueron a Nueva York a fines de 1917 para tratar de vender su producción y sufrieron tal descalabro que regresaron a México de inmediato decepcionados, y disolvieron su compañía cinematográfica y Mimí Derba se retiró de la producción de películas.

 

Películas producidas por la Derba y Rosas en 1919 [Fragmentos]

 

El cine de producción estadounidense aprovechó la guerra mundial para expandirse en América Latina, una vez superada la histeria que causó el ataque villista sobre Columbus, Nuevo México. Mientras los empresarios de la exhibición cinematográfica se reducían y únicamente sobrevivían quienes podían costearse viajes a Europa y los Estados Unidos para adquirir las películas.

 

Siendo Jacobo Granat, al decir de De los Reyes (1983: 266-268), quien fue el primero en adquirir cintas en el mercado de Nueva York, que era el centro más importante de la producción estadounidense, mientras que sus competidores buscaron sobrevivir con cintas adquiridas mediante el contrabando y la piratería, que acabó en 1918; cuando se integró en Nueva York una Sociedad de Exportadores de Películas, lo que traería como consecuencia, señala De los Reyes, la tendencia a la concentración y monopolización de la exhibición en el país:

 

El freno al comercio ilegal favoreció a Granat y perjudicó a los propietarios de una o dos salas, quienes no tuvieron ya armas para competir y fueron obligados a vender sus salas al enemigo, que ya en 1919 había aumentado su cadena a 19 salas.

 

Para 1919 se instalaron en el país las primeras distribuidoras de las compañías estadounidenses: International Pictures Co., la Fox y Universal, haciendo a un lado a la competencia europea, mientras que la producción nacional enfrentaba el problema de no contar con una industria propia en lo relativo a película virgen, material de revelado y equipos para filmar, debiendo importar todo ello con el consecuente incremento en los gastos.

 

Cine Granat

 

Con la débil estabilización lograda durante el gobierno carrancista, comenta García Riera (1998: 32-35), se produjeron 38 películas de ficción, en cuyos temas estuvo ausente cualquier referencia a la etapa armada, salvo homenajes para tratar de llevar al pasado esa etapa, como las películas de propaganda: Reconstrucción nacional de 1917 y Patria nueva, dirigidas por Ezequiel Carrasco en 1917, para el Departamento de Enseñanza Militar dirigido por el general Jesús M. Garza. Cintas que narraban los eventos del Congreso Constituyente de 1917 y la toma de posesión de Venustiano Carranza como presidente.

 

Sin embargo, la creatividad de algunos cineastas se mantendría un poco al margen; así, Enrique Rosas exhibiría en 1919 su documental: Emiliano Zapata, reflejando que las turbulencias revolucionarias no habían sido del todo canceladas, como señala García Riera (1998: 34).

 

Los largometrajes de ficción, y de intentos de evasión de la realidad convulsionada del país en esos años, comenta García Riera (1998: 40-41), serían impulsados en 1917 con las producciones de Azteca Films, como ya señalamos. Empresa que unió a una vedette del teatro ligero nacional, Mimí Derba; a un cineasta de larga trayectoria, Enrique Rosas; y a uno de los generales que les había hecho justicia la Revolución, Pablo González. Personaje que probablemente aportó los fondos para esa empresa, la cual produjo cinco cintas: En defensa propia, Alma de sacrificio, La tigresa, La soñadora y En la sombra.

 

La Derba produjo, actuó, fue guionista de varias de las películas y, se presume, dirigió La tigresa. Al parecer el único producto de estas películas fue el lanzamiento, en un papel secundario, de una joven actriz que permanecería en el gusto popular como una de las abuelitas del cine mexicano, Sara García.

 

La vertiente del cine histórico había renacido en provincia, señala García Riera (1998: 36), con la cinta de Carlos Martínez de Arredondo y Manuel Cirerol Sansores: 1810 o ¡Los libertadores de México!, que fue filmada en el contexto del rígido gobierno de Salvador Alvarado en Yucatán, en 1916. General carrancista que integró a la nación, forzadamente, a los caciques separatistas, dueños del henequén; esta película 1810, posteriormente tuvo gran éxito en sus exhibiciones en todo el país.

Mimí Derba

 

Con este espíritu histórico, pero con la adición de milagros contemporáneos, al año siguiente José Manuel Ramos, Carlos E. González y Fernando Sáyago producirían Tepeyac, cinta en la que se entremezclaba un relato sobre la vida del país en los inicios de la época colonial, que concluía con el milagro de la virgen que solucionaba los apuros de una dama cuyo novio, muy acorde con la época, viajaba a Europa en misión diplomática y su barco era torpedeado por un submarino alemán.

 

Situación que llevaba a la joven a adentrarse en los milagros guadalupanos, para buscar el apoyo divino que salvara a su galán.

 

Tepeyac [1917]

Tepeyac [1917] [Fragmento]

 

Un año más tarde Tomás Domínguez Illanes realizaría su cinta Cuauhtémoc, sobre una obra de teatro de la época, mientras que José Manuel Ramos dirigiría El Zarco (Los plateados), basándose en la novela de Ignacio Manuel Altamirano.

 

Esta productiva era culminaría con la primera cinta mexicana sobre la novela de Federico Gamboa, Santa, dirigida por Luis G. Peredo en 1918; la cual, como comenta García Riera (1998: 43-44):

 

…significó la instalación de la prostituta desdichada como personaje típico del melodrama cinematográfico mexicano.

 

Santa, 1918 [Fragmento]

Santa [1918]

 

Para 1919, con un país que se acercaba nuevamente a la confrontación armada y el militarismo, que sufría el bandidaje institucionalizado desde el poder, como ya hemos mencionado, se produciría un serial de doce episodios El automóvil gris, dirigidos por Enrique Rosas y fotografiada por Ezequiel Carrasco.

 

En donde se narraba la depravación que realizó una banda de hampones en la Ciudad de México en 1915.

 

El automóvil gris [1919]

El automóvil gris [1919]

 

[22] De los Reyes (1983: 182).

[23] Mérigo Juan (1959), El Automóvil Gris y yo, México, pp. 45-70 [De los Reyes, 1983: 182].

[24] De los Reyes (1983: 199).

[25] Maza (1996b).

[26] “La primera cinta mexicana”, El Pueblo, junio 18 de 1917, p. 7 [De los Reyes, 1983: 204]

[27] “Juicios ingenuos”, en: El Pueblo, jueves 27 de septiembre de 1917, p. 6 [De los Reyes, 1983: 207]

 

Referencias


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Ejercicios de autoevaluación

 

 

Tópico: El Cinematógrafo de 1900-1920

Conocimiento sobre elementos del desarrollo de la cinematografía de la época

Resolución de un crucigrama sobre los contenidos del tópico

Identificación de obras fílmicas del período, con base en sus elementos culturales y de cultura popular

 

 

Trabajo de investigación a realizar fuera del aula