Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920

Historia de México II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y México Revolucionario 1900-1920

1900-1920: el contexto socioeconómico y político

Propósitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revolución Mexicana, así como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella

Humberto Domínguez Chávez. Julio de 2013

 

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Huelgas e insurrecciones

 

 

Para la mitad de la década, comenta Jiménez (2010), se habían formado ligas, uniones, sindicatos y clubes liberales para mejorar las condiciones de vida de los obreros, por lo que los magonistas establecieron una base para operar en Sonora, sobre todo en el mineral de Cananea, en Douglas, Arizona, en donde buscaban crear un ambiente propicio en su lucha para derrocar a Porfirio Díaz.

 

En 1906 se formó la Unión Liberal Humanidad, dirigida por los magonistas Manuel M. Diéguez, Francisco Ibarrra y Esteban Baca Calderón, quienes colaboraban con el abogado socialista Lázaro Gutiérrez de Lara del Club Liberal de Cananea, para impulsar un movimiento reivindicatorio por mejorar las condiciones de vida de los obreros.

 

El 1 de junio estalló la huelga en la empresa Cananea Consolidated Copper Company, la cual tenía entre otras las siguientes demandas: la destitución de un capataz, el obtener un salario mínimo de cinco pesos con ocho horas de labores al día, además de que en todos los trabajos de la mina se ocupará únicamente un 25% de empleados extranjeros.

Mitin en el mineral de Cananea, Sonora [AGN, Archivo Fotográfico Díaz, Delgado y García, caja 1/3]

 

Una manifestación de 3,000 trabajadores, realizada por el pueblo en apoyo de la huelga, fue disuelta por guardias armados de la empresa, quienes asesinaron a ocho mexicanos además de herir a otros 17, lo que generó un motín que condujo al incendio de instalaciones de la empresa, incluyendo la tienda de raya.

 

Por lo que el gobernador de Sonora, Rafael Izábal, permitió que un grupo de soldados norteamericanos violaran la soberanía nacional para acabar con el movimiento. Los dirigentes Manuel M. Diéguez y Esteban B. Calderón fueron condenados a 15 años de prisión, apunta Silva (2009), por los delitos de asonada o motín, destrucción de propiedad ajena, incendio, homicidio y lesiones, mientras que se les absolvió de los delitos de atentados contra las personas y apología de rebelión y sedición, mientras que Gutiérrez de Lara evadió la persecución y huyó hacia los Estados Unidos.

 

Guardias de la empresa minera de Cananea

 

 

Durante la última década del siglo XIX se desarrolló la industria textil en el país, como sucedió con la fábrica de hilados y tejidos de Río Blanco, cercana a la ciudad de Orizaba, Veracruz, en donde laboraban cientos de campesinos, artesanos, jornaleros y obreros provenientes de los estados vecinos, comenta Espinoza (2012); quienes estaban sujetos a condiciones de gran explotación, ya que su jornada laboral era de más de 14 horas y se les aplicaban descuentos por habitar las viviendas de la empresa, para fiestas cívicas y religiosas, además de cobrarles multas por retraso en las cuotas de producción establecidas por los capataces, y deducciones cuando se averiaba la maquinaria.

 

Siendo sus salarios menores que los de los trabajadores extranjeros en los mismos puestos de trabajo; adicionalmente, sus salarios se les pagaban mediante vales, que se cambiaban por productos en las tiendas de raya, por lo que la agitación cundió en esta zona obrera del país.

 

Departamento de hilados en la fábrica de Río Blanco [1906]

 

Durante el otoño de 1906, señala González (1957: 510-511), se generalizaron las inconformidades de los trabajadores textiles mediante la suspensión de sus labores en las fábricas La Hormiga, Miraflores, La Barrón, La Colmena y San Antonio Abad de la Ciudad de México. Para el 6 de diciembre se encontraban en huelga 34 fábricas poblanas y tlaxcaltecas con demandas relativas a incremento salarial, reducción de la jornada de trabajo, maltratos de los capataces, e incremento en el tiempo establecido para tomar alimentos. Estos operarios trabajaban a destajo y se les pagaba en función de las piezas de tela que producían, sin que pudieran opinar sobre la duración de la jornada de trabajo, el pago por su producción y la suspensión de sus actividades para comer.

 

 

Mitin durante la huelga de la fábrica textil de Río Blanco [1907]

 

Un grupo de trabajadores de filiación magonista, entre los que se encontraban José Neyra, Porfirio Meneses y Eduardo Cancino, fundo en abril de 1906 una organización mutualista, El Gran Círculo de Obreros Libres, comenta González (1957: 532), que contó con 80 sucursales en Veracruz, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Querétaro, Hidalgo y la ciudad de México, el cual demandó la implantación de una jornada de ocho horas de trabajo y mejores salarios, siguiendo las ideas divulgadas por Regeneración. El Gran Círculo integró un proyecto de reglamento de la industria textil, apunta González (1957: 513-514), en donde se señalaba una jornada de trabajo de 6 de la mañana a 8 de la noche, con descanso de 45 minutos para almorzar y comer; mientras los sábados terminarían las labores a las cinco y media de la tarde, reduciendo la jornada laboral a medio día el 15 de septiembre y el 24 de diciembre.

 

Se establecía que ningún empleado de la empresa podría maltratar a los obreros, se prohibían los cobros de empleados y maestros por proporcionar trabajo a los operarios, señalándose que se anulaban los descuentos a los obreros por pago de servicios médicos o por otras causas, por lo que desaparecerían las tiendas de raya, además de establecerse pensiones por accidentes de trabajo, que serían de la mitad de su jornal. También se señaló que quienes laboraran de noche recibirían un incremento del 25% en su salario.

 

Como respuesta a estas movilizaciones los empresarios textiles formaron una organización de propietarios, el Centro Industrial Mexicano, que emitió un reglamento en donde se prohibía a los obreros de la región:

 

Recibir en su casa visitas de amigos o parientes, leer periódicos o libros que no sean previamente censurados y por ende autorizados por los administradores de las fábricas; aceptar sin reserva los descuentos en sus salarios para fiestas cívicas o religiosas, pagar el importe de las "canillas" y "lanzaderas" que se destruyan por cualquier causa; cumplir estrictamente con la jornada diaria y su horario de seis de la mañana a ocho de la noche, con derecho a disfrutar de tres cuartos de hora para tomar alimentos.[8]

 

Los obreros intensificaron las huelgas durante el mes de diciembre de 1906, por lo que el dirigente del Gran Círculo, José Morales, solicitó a Porfirio Díaz que mediara en el conflicto, mientras que la organización de propietarios realizó un paro patronal ante la amenaza de que los obreros de otras fábricas donaran un día de salario para auxiliar a los huelguistas. Morales se entrevistó con Díaz el 26 de diciembre en la ciudad de México, mientras casi todas las empresas textiles del país se encontraban cerradas, afectando una fuerza laboral de treinta mil trabajadores.[9]

 

Tropas federales en la fábrica textil de Río Blanco [1907]

 

 

En Orizaba se presentaron desordenes que fueron reprimidos por los rurales, además de concentrarse tropas, comenta González (1957: 517). Díaz emitió su resolución el 4 de enero de 1907, en donde se prohibía a los obreros los paros y las huelgas, además de ordenarse a los trabajadores el regreso a sus labores tres días después, sujetos a las prácticas que regían en las empresas antes del cierre de las fábricas, apuntando que los patrones deberían de generar un proyecto relativo a mejoras laborales y prestaciones para sus trabajadores, además de indicarse que:

 

Se daría a cada obrero una libreta (con un valor no superior a 50 centavos), para que los administradores anotaran la conducta, laboriosidad y aptitud del trabajador; los obreros que perdieran su libreta deberían reponerla a su costa.[10]

 

Río Blanco después del incendio, 1907 [No. 33447, Conaculta. INAH. SINAFO. FN. México]

 

Se esperaba que con esta resolución regresaran al trabajo los obreros de las 93 fábricas paralizadas;[11] sin embargo, el 6 de enero de 1907 fue rechazada por los obreros, y un grupo de trabajadores descontentos se trasladó el día siguiente a la fábrica de Río Blanco, comenta González (1957: 520-522), con la intención de impedir el acceso de aquellos que quisieran regresar a las labores en cumplimiento del laudo presidencial. Acción que condujo a un enfrentamiento con los empleados de la tienda de raya, que acabó con un obrero asesinado y el inició de un motín, en donde se incendió la tienda y la tropa disolvió la concentración a balazos, con saldo de 17 muertos y 80 heridos.

 

Durante los días siguientes los obreros fueron perseguidos por la tropa, creciendo el número de víctimas y detenidos al realizarse el cateo de las viviendas de los trabajadores. Las labores en las fábricas se reanudaron el día 13 de enero, con únicamente 5,512 obreros de los 7,083 que laboraban en la zona. Mientras los obreros aprehendidos fueron trasladados a la prisión de San Juan de Ulúa, en Veracruz, permaneció en el área de las fábricas una guarnición en previsión de nuevos desórdenes.

 

Porfirio Díaz se preocupó por la difusión del anarquismo entre los obreros, comenta Saborit (2004: 114-115), por lo que comisionó en junio de 1906 a Rafael de Zayas Enríquez, un escritor y periodista que era muy cercano a él y al gobernador de Nuevo León, el general Bernardo Reyes, para que integrara un diagnóstico de la situación, además de promover una campaña entre los periodistas, para que reflexionaran sobre el peligro a que exponían a la patria con su propaganda revolucionaria. Zayas entregó su informe, en donde señalaba que las intenciones de las movilizaciones obreras eran las de trastornar el orden, reconociendo que los trabajadores tenían motivos legítimos para su descontento.

 

Zayas apuntó que reinaba el descontento en casi todos los estados del país, negando la posible participación en la agitación obrera de algún aspirante a la presidencia, pero señalando que la población deseaba un cambio sociopolítico; sin dejar de observar el deterioro de las condiciones socio económicas, por la acción de los políticos. Zayas terminaba su informe sugiriéndole a Díaz que no subestimara ni minimizara las publicaciones de la prensa de oposición, ya que su influencia no acabaría con la persecución gubernamental.

Rafael de Zayas Enriquez

 

 

Praxedis G. Guerrero

El Partido Liberal Mexicano dirigió diversas insurrecciones armadas en el país, entre julio y agosto de 1906, para lo cual comisionó secretamente a Praxedis G. Guerrero, comenta Barrera (1955: 201), quien organizó los levantamientos que estallaron los últimos días de septiembre; para lo cual Ricardo Flores Magón y Juan Sarabia se trasladaron desde el Canadá hasta El Paso, Texas, para darles seguimiento.

 

En Agua Prieta, Sonora, fracasó el levantamiento que buscaba apoderarse de la aduana el 5 de septiembre, y sus dirigentes fueron aprehendidos por la policía estadounidense al otro lado de la frontera en Douglas, Arizona. Tres semanas después un grupo atacó el cuartel en la población de Jiménez, Coahuila, frente a Eagle Pass, Texas, siendo dispersados por la guarnición.

 

También fracasó el ataque a la Presidencia Municipal de Acayucan, el 30 de septiembre, que se organizó inicialmente como una insurrección conjunta en las poblaciones de Chinameca, Minatitlán y Puerto México [Coatzacoalcos]. Adicionalmente, también fue contenido el levantamiento que había sido planeado en Ciudad Juárez, Chihuahua, por la infiltración en la organización de espías del gobernador Enrique Creel.

 

Antonio I. Villareal

 

 

Prisciliano Silva

Lo que condujo a la aprehensión de Antonio I. Villarreal y Lauro Aguirre por la policía estadounidense en El Paso, Texas, además de la detención de Juan Sarabia, César Canales y Vicente de la Torre en Ciudad Juárez; detenciones que se continuaron con varios integrantes del Club Liberal Benito Juárez de Parral, Chihuahua, además de extenderse la represión a otras partes del país, en San Juan del Mezquital, Zacatecas, y en Uruapan, Michoacán. Todos los revolucionarios capturados fueron trasladados a la prisión de San Juan de Ulúa, en Veracruz, mientras que Ricardo Flores Magón logró ocultarse en Los Angeles, California.

 

Estos fracasos no desalentaron a Ricardo Flores Magón, señala Barrera (1955: 201-210), quien refugiado en California y en unión de Villareal lanzó una convocatoria para recaudar fondos para restablecer la publicación de Regeneración y continuar la lucha armada contra la dictadura. Dos años después se organizaron nuevos levantamientos en Viesca, Coahuila, comenta Barrera (1955: 260-265), que se efectuaron la noche del 24 al 25 de junio de 1908. Ataques en donde los sublevados mostraron una mejor organización al levantaron la vía del tren que comunicaba a Torreón con Saltillo, por lo que el gobierno requirió de más tiempo para acabar con el levantamiento.

 

Encarnación Díaz Guerra

 

 

Otro grupo de magonistas organizados por Praxedis G. Guerrero y Encarnación Díaz Guerra, trataron de capturar el cuartel militar de la comunidad de Las Vacas, Coahuila [actual Ciudad Acuña], limítrofe con el pueblo de Del Río, Texas; después de fracasar en su intento los sobrevivientes se internaron en los Estados Unidos, siendo apresados por las autoridades estadounidenses.

 

Por su parte, otro grupo atacó el 30 de junio la aduana de Palomas, Chihuahua, población fronteriza limítrofe con Columbus, Nuevo México, sin lograr derrotar a la pequeña guarnición militar del sitio, por lo que después de sufrir varias bajas se dispersaron en el desierto, para acabar internándose en los Estados Unidos.

 

Lauro Aguirre

[8] Espinoza (2012)

[9] Cinco mil en Puebla, tres mil en Tlaxcala, diez mil en Orizaba, dos mil en Jalapa y casi todo el Distrito Federal, Oaxaca y parte de Jalisco. [González (1957: 516-517)]

[10] González (1957: 518)

[11] Siete en Coahuila, dos en Colima, una en Chiapas, tres en Chihuahua, ocho en Durango, seis en Guanajuato, dos en Guerrero, tres en Hidalgo, cinco en Jalisco, ocho en el Estado de México, cuatro en Michoacán, cuatro en Nuevo León, una en Oaxaca, 32 en Puebla, cuatro en Querétaro, una en Sinaloa, una en San Luis Potosí, una en Sonora, nueve en Tlaxcala, 13 en Veracruz, dos en Tepic y 11 en la Ciudad de México. [González (1957: 516-519)]

 

Referencias


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