Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920 Historia de México II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y México Revolucionario 1900-1920 1900-1920: el contexto socioeconómico y político Propósitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revolución Mexicana, así como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella Humberto Domínguez Chávez. Julio de 2013 |
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La agitación electoral en la primera década del siglo XX
Desde el inicio del siglo se había venido desarrollando una profunda división entre los dirigentes porfiristas, en donde las ambiciones e intereses de los intelectuales y políticos que eran partidarios del Ministro de Hacienda, José Ives Limantour, a quienes se les llamaba el grupo de los Científicos, se enfrentaron a los seguidores del general Bernardo Reyes en la búsqueda de la candidatura presidencial, o al menos de la vicepresidencia. Puesto que sería impuesto para las elecciones de 1904, junto con la ampliación del período presidencial a seis años, ante la cada vez más cercana posibilidad de que falleciera el dictador, o de su eventual incapacidad debido a alguna enfermedad, por razones de su avanzada edad.
El mismo Manuel de Zayas expresaría estos enconos en 1911, cuando explicaba las razones de su rompimiento con Díaz, ante la caída en desgracia del general Reyes:
Ya no podía haber nada de común entre el presidente Díaz y yo después de ese cambio repentino de frente, ni podía yo servirle al lado del señor Limantour.[12]
Al parecer el presidente Díaz inició la confrontación entre el gobernador Reyes y su Ministro de Hacienda, José Ives Limantour, al proponerles que integraran una fórmula electoral para ocupar la presidencia de la República en el siguiente periodo de gobierno, que abarcaría de 1900 a 1904. |
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Engañados por el dictador la lucha por el poder enfrentó a los seguidores de estos poderosos personajes porfiristas, los así llamados reyistas y los científicos, conflicto que condujo el descrédito político de Limantour por ser hijo de extranjeros, y lo imposibilitó para ocupar la presidencia como resultado de una campaña lanzada por los reyistas.
Reyes fue recompensado por su lealtad al lograr el descrédito de Limantour, además por su disciplina al no insistir en su candidatura, por lo que fue designado Ministro de Guerra en 1900, al fallecer su titular el general Felipe Berriozábal; puesto en donde permanecería hasta diciembre de 1902, en momentos en que se inició una nueva agitación política ante la proximidad de nuevas elecciones presidenciales, en las cuales también se verían involucrados estos personajes.
El Diario del Hogar difundió un rumor el 22 de marzo de 1901, en donde señalaba que Díaz se separaría de la presidencia por deterioro en su salud, apunta Soto (1979), comentando que para finales del mes saldría hacia Europa para descansar y reponerse de sus enfermedades, lo que generó nuevos ataques de los reyistas sobre el Ministro de Hacienda. La agitación terminó con un presidente repuesto que realizó un paseo a Cuernavaca el día de su cumpleaños, el 2 de abril, a lo que siguió la renuncia del Ministro de Justicia, Joaquín Baranda, a quien se responsabilizó de los ataques a Limantour y a su grupo de apoyo, los científicos. Para la primavera del año siguiente aparecieron nuevos rumores en la prensa, comenta Soto (1979), con un artículo en el periódico The Mexican Herald del 13 de marzo de 1902, relativa a la sucesión presidencial de 1904; en donde se afirmaba que había dos personalidades viables para suceder al general Díaz: sus ministros de Hacienda y de Guerra, asegurándose que Reyes había comprometido su adhesión a la candidatura de Limantour. |
Por lo que nuevamente se manifestaron los enfrentamientos entre sus seguidores, resucitando los reyistas la nacionalidad extranjera de los padres del Ministro de Hacienda, mientras los científicos acusaban a Reyes de haber reforzado al ejército con la creación de nuevos cuerpos militares, con los aviesos fines de tomar el poder con el apoyo de estas fuerzas armadas en un golpe militar. Lo que sería desmentido en un artículo anónimo publicado por El Imparcial, el 28 de octubre, en donde después de encomiar la labor de ambos políticos se concluía:
…el secretario de Guerra, lleva la mejor amistad con el ministro de Hacienda; y sabemos que en diversas ocasiones y sin embozo alguno, ha manifestado que de tener que elegirse presidente que no fuera el general Díaz, y él, sin el cargo que desempeña estuviese en aptitud de emitir su voto, daría éste en favor del precitado señor Limantour... [13]
Estas cortesías de Reyes no impidieron su cese, el 22 de diciembre de 1902, después de que una investigación realizada por el Gobernador del Distrito Federal, Ramón Corral, quien pertenecía al grupo de los científicos, concluyera que Rodolfo Reyes, el hijo del general, había participado en la campaña contra Limantour. El general regresó a su cargo como gobernador de Nuevo León, en donde enfrentó las mismas intrigas que él había orquestado al servicio de Díaz al llegar a esa región en 1885, sufriendo diversos ataques impulsados desde la presidencia durante la campaña electoral que tuvo que afrontar para reelegirse como gobernador. Entre ellos la disolución violenta, con saldo de heridos y muertos, de los festejos conmemorativos del 2 de abril de 1903 en Monterrey, celebración que recordaba la captura de la ciudad de Puebla por Porfirio Díaz en 1867, durante la Intervención Francesa. |
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Díaz con su gabinete [1910] [Fotografía F. L. Clarke, 1910.Colección particular] |
Esta represión sería aprovechada por Camilo Arriaga y Antonio Díaz Soto y Gama para acusar a Reyes de ser un prepotente y cruel dictador. De esta forma los ataques, desde dentro y fuera del sistema político porfirista, acabaron momentáneamente con las aspiraciones presidenciales de Reyes, quien fue reelecto una vez más como gobernador en Nuevo León, al mismo tiempo que otros integrantes del grupo de los científicos eran designados para ocupar cargos que hasta entonces habían detentado los reyistas, como los gobiernos estatales de Chihuahua, Yucatán, Oaxaca, San Luis Potosí y Guerrero, comenta Navajas (2008: 1113); iniciándose una ruptura dentro del régimen, que marginaría de los cargos y cerraría los caminos hacia los puestos de poder dentro del Porfiriato a una fracción importante de políticos reyistas, lo que se agravaría durante la campaña electoral de 1909, contribuyendo a la desestabilización política.
El general Reyes no cejó en sus ambiciones políticas, por lo que buscó atender durante su gobierno lo que en esa época se llamaba la cuestión social, al impulsar en su estado una ley sobre accidentes de trabajo en 1906, que lo ubicaba como protector del obrero, dedicándose además a figurar en las organizaciones de trabajadores como presidente honorario, en donde revisaba y corregía sus estatutos, buscando con ello que el público y los trabajadores lo vieran como el posible sucesor de Porfirio Díaz en el poder, a la primera oportunidad que se presentara. Así, se ubicó a la izquierda del escenario político, en momentos en que el Porfiriato enfrentaba las más grandes movilizaciones del movimiento obrero, además de los intentos de los seguidores del Partido Liberal Mexicano por desatar una revolución armada en las poblaciones fronterizas con los Estados Unidos. |
Díaz buscó adelantarse a las ambiciones políticas de sus colaboradores en la siguiente época electoral, para lo cual concedió una entrevista al periodista James Creelman, el 17 de febrero de 1908, quien escribía para la revista estadounidense Pearson’s Magazine (Creelman, 1908), cuyo contenido sería publicada al mes siguiente en el periódico El Imparcial. Comentó Díaz en la entrevista las condiciones en que había tomado el poder, además de exponer sus ideas sobre la política, los mexicanos y lo que entendía por democracia. Resumió algunas de las drásticas acciones represivas que tomó su gobierno para, según él, mantener la paz; además de señalar que no aceptaría su postulación para un próximo periodo presidencial, por estar muy cansado del quehacer político y haber tomado la decisión de retirarse. Por lo que apuntaba que vería con gusto el surgimiento de partidos políticos, así fueran de oposición, con lo que abrió un nuevo escenario para la confrontación política entre quienes se consideraran como sus posibles sucesores en la presidencia.
El primero en expresar sus ambiciones sería el general Bernardo Reyes, comenta Soto (1979), quien declaró el 26 de julio de 1908 al periódico La República, que el general Díaz debería continuar al frente del gobierno, apuntando que quién debía ocupar la vicepresidencia debía ser una persona de su absoluta confianza. Sugerencia que al parecer se confirmó cuando el Círculo Nacional Porfirista postuló nuevamente a Díaz a la presidencia en noviembre, sin proponer candidato a la vicepresidencia. En febrero de 1909 un grupo de reyistas, entre otros Heriberto Barrón, Juan Sánchez Azcona, Francisco de P. Sentíes, Benito Juárez Maza, Manuel Calero, Jesús Urueta, Carlos Trejo y Lerdo de Tejada, Diódoro Batalla y Joaquín Baranda MacGregor, organizaron el Partido Nacional Democrático, señalan Soto (1979) y Navajas (2008: 1114-1118); que sin presentar algún candidato, planteaba entre sus objetivos las ideas sustentadas por el Partido Liberal Mexicano: la vigencia real de la Constitución de 1857 y de las Leyes de Reforma, la libertad de los municipios y la supresión de los jefes políticos, la independencia e inamovilidad del Poder Judicial, la fundación del Ministerio de Agricultura y la promulgación de una ley sobre accidentes de trabajo.
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Cinco días después los científicos organizaron el Club Reeleccionista, que propuso el 2 de abril a Porfirio Díaz y Ramón Corral como sus candidatos a la presidencia y la vicepresidencia, y el 23 de mayo se fundó el primer Club que apoyó la candidatura de Bernardo Reyes para la vicepresidencia y la de Díaz para la Presidencia de la República. Estos clubes reyistas cundieron por todo el país, siendo el más importante el Club Soberanía Popular, que tendría entre sus integrantes a Heriberto Barrón, José López Portillo y Rojas, Francisco Vázquez Gómez, Samuel Espinosa de los Monteros, José Peón del Valle y Venustiano Carranza, mientras cundían las protestas en Guadalajara, Tampico y Durango en contra de la candidatura de Ramón Corral a la vicepresidencia, y Reyes divulgaba públicamente que no aceptaría la postulación a ese cargo electoral.
Los reyistas continuaron su campaña durante el mes de junio en ciudades como Orizaba, Torreón, Durango, Aguascalientes y Tehuacán, comenta Soto (1979); sin embargo, al no contar con la autorización presidencial el propio Reyes emitió un llamado a sus seguidores para acabar con su candidatura y las movilizaciones a su favor. El 5 de agosto fue designado Jerónimo Treviño como Comandante de la Zona Militar de Nuevo León, quien era un viejo rival de Reyes, por lo que se vio obligado a solicitar licencia como gobernador del estado. Diez días más tarde era depuesto Miguel Cárdenas como gobernador de Coahuila, quien había sido uno de sus más importantes aliados en el norte del país, por lo que el grupo reyista inició su completa desintegración en septiembre, al mismo tiempo que se iniciaba el destierro del propio Reyes, quien aceptó una misión en Europa:
…para conocer el sistema de reclutamiento y servicio militar obligatorio que se utilizaba en los países de esas latitudes. |
Para inicios de 1909 apareció en la escena electoral el libro La sucesión presidencial en 1910, comenta Del Río (2003), escrito por un empresario que formaba parte de las prestigiadas y acomodadas familias coahuilenses, Francisco I. Madero.[14] Quien se había iniciado en la política en 1904, durante la renovación de las autoridades estatales y municipales de su estado, señala Navajas (2008: 1108-1111), en una campaña por evitar la reelección del gobernador reyista Miguel Cárdenas.
Este fracaso frenó su activismo y pospuso su lucha hasta las elecciones presidenciales siguientes. Reinició sus actividades con la distribución de su libro y la creación del Club Democrático Antirreeleccionista de Coahuila, organización encaminada a movilizar el antirreeleccionismo en su estado, para lo cual se designó al exreyista Venustiano Carranza como candidato a gobernador, en febrero de 1909.
Posteriormente viajó a la capital, comenta Navajas (2008: 1128), para crear un centro político que condujera a la creación del Partido Antirreeleccionista que proponía en su libro, con la que buscaba impulsar el liberalismo y los principios constitucionales, considerando que se lograría mediante la práctica efectiva de los derechos electorales de la población. Su imagen creció en abril de 1909, con sus artículos en el periódico México Nuevo, del cual se convertiría en uno de sus dueños a partir de junio, en momentos en que desaparecía de la escena el reyismo, comenta Del Río (2003), ubicándose entonces la lucha electoral entre reeleccionistas y antirreeleccionistas. |
En mayo conformó en la capital el Club Central Antirreeleccionista, bajo la línea política del Sufragio efectivo, no reelección; cuya presidencia provisional se encargó a Emilio Vázquez Gómez, mientras que Francisco I. Madero y Filomeno Mata actuaban como secretarios. Para difundir sus propuestas y buscar adeptos, apunta Navajas (2008: 1132-1134), Madero realizó varias giras políticas en el país, entre junio de 1909 y junio de 1910; donde enfatizó la necesidad inmediata de impulsar la instalación de un régimen democrático, para impedir el riesgo de la revolución y la anarquía en el país.
Para Madero lo inmediato era la creación de clubes antirreelecionistas, dedicados a la organización y difusión del movimiento, dejando para después la discusión del programa del nuevo gobierno que proponían. Durante los meses de julio y agosto de 1909 se realizó una campaña que tenía el objetivo de incorporar a los reyistas, al mismo tiempo que se condenaba el actuar del propio general Reyes, mientras se intensificaba la represión en contra del antirreeleccionismo. |
En la tercera gira, realizada entre marzo y abril de 1910, que incluyó mítines en Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y la capital, destacó el estado de miseria en que vivía la población, apuntando la ausencia de leyes contra accidentes de trabajo que dejaban desamparados a los trabajadores y sus familias, y reiterando en su discurso que de continuar el régimen la población se convertiría en un pueblo de parias, lo que tendría como consecuencia un escenario revolucionario que podría llevar a una situación de anarquía y de posible intervención extranjera.
La convención del Partido Antireeleccionista se realizó del 15 al 17 de abril de 1910, en donde se designó a Madero y al reyista Francisco Vázquez Gómez como sus candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia. Un día antes del inicio de la convención, el 16 de abril, Madero se reunió con el presidente Díaz, comenta Vázquez (2012), invitado por el gobernador de Veracruz, Teodoro Dehesa, el cual era amigo de la familia y además enemigo de los científicos.
En la reunión, señala Silva Herzog (1954: 43), Madero propuso una alianza para que él resultara electo como vicepresidente, a lo que se negó Díaz, lo que convenció a Madero de que la vía para removerlo tendría que ser por la violencia. Madero salió de la capital por ferrocarril hacia Monterrey el 3 de junio de 1910, comenta Silva Herzog (1954: 43), en su última gira antes de las elecciones.
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Al llegar a San Luis Potosí, al día siguiente, realizó un breve mitin desde la plataforma del carro dormitorio del tren en que viajaba, lo que aprovechó alguien dentro del público para demandarle el por qué andaba agitando al pueblo mexicano, señalándole que si tanto le dolía su miseria por que no repartía sus riquezas entre los pobres.
En respuesta, Madero señaló que el pueblo no pedía pan, sino libertad, repitiendo la misma idea que había expresado en su mitin ante los obreros de Orizaba durante su visita el mes de mayo;[15] mientras que Roque Estrada cerraba su participación asegurando que el antirreeleccionismo triunfaría por la razón o por la fuerza.
El 7 de mayo, después de realizar varios mítines en Monterrey, Madero y Roque Estrada fueron detenidos a petición del Juez de Distrito de San Luis Potosí, acusados de incitar a la rebelión, siendo trasladados a esa ciudad y recluidos en la Penitenciaría. Donde permanecieron hasta obtener libertad bajo fianza el 22 de julio, por lo que debían permanecer en esa población hasta la realización de su juicio. |
[12] Zayas Enríquez Rafael de (1911), Elevación y caída del general Porfirio Díaz. Apuntes para la historia, Mérida, Yucatán, Imprenta de La Revista de Mérida, pp. 127-128. Citado por Saborit (2004: 118)
[13] Soto (1979)
[14] Sobre su abuelo, Evaristo Madero, comenta Falcón (1988: 427-428): Para los años ochenta, la crema y nata coahuilense estaba dominada por tres camarillas que reunían tanto intereses económicos como políticos. Una de las facciones la encabezaba el coronel José Mana Garza Galán, gobernador desde 1886, quien había contado con el respaldo de Díaz y del ministro de gobernación Manuel Romero Rubio…Otra de las facciones contendientes que era mas antigua y económicamente mas poderosa fue aquella que encabezaba Evaristo Madero…Los Madero, poseedores de un espíritu empresarial modernizante e innovador, habían logrado cristalizar un complejo económico que rompía las barreras coahuilenses, giraba en torno a las vastas tierras irrigadas de La Laguna de donde exportaban algodón, e incluía bancos, fundidoras y fábricas. Políticamente, el grupo había formado parte del de Manuel González, lo que había desembocado en un claro antagonismo con Díaz, y en la caída de Evaristo de la gubernatura en 1884. Más adelante, el clan se identificó con José Ivés Limantour, ministro de Hacienda, eventualmente líder de los "científicos", y opositor a muerte de la facción encabezada por el general Bernardo Reyes, el factótum político en el vecino Nuevo León, y precisamente el encargado presidencial de neutralizar y meter en cintura a todos los grandes caciques y caudillos del noreste mexicano. La última facción, la más diversificada en términos familiares, geográficos y ocupacionales, reconocía como su cabeza al licenciado Miguel Cárdenas y agrupaba a familiares, amigos y empresarios radicados en el distrito político de Monclova —donde se encontraban los Carranza, Salinas, Castro y otros—, así como a ciertos empresarios, políticos y profesionistas jóvenes e impetuosos, radicados en Saltillo. Dentro de una perspectiva nacional, este grupo se identificaba con Bernardo Reyes.
[15] Del gobierno no depende aumentaros el salario ni disminuir las horas de trabajo, y nosotros, que encamamos vuestras aspiraciones, no venimos a ofreceros tal cosa, porque no es eso lo que vosotros deseáis; vosotros deseáis libertad... y es bueno que en este momento, que en esta reunión tan numerosa y netamente democrática, demostréis al mundo entero que vosotros, no queréis pan, queréis únicamente libertad, porque la libertad os servirá para conquistar el pan. [Silva Herzog, 1954: 41]