El templo derecho de la pirámide estaba dedicado a Huitzilopochtli, el dios protector de los mexicas. Según el mito, Huitzilopochtli mató a su hermana Coyolxauhqui y la arrojó del cerro de Coatepec, quedando desmembrada e convirtió en la luna y el guerrero en el sol. Durante ciertas festividades como el del Panquetzaliztli se ritualizaba este mito y se sacrificaban guerreros y cautivos que se arrojaban de la escalinata frente al templo y caían sobre la piedra de la Coyolxauhqui. Los sacrificados alimentaban así a los dioses y aseguraban que perdurara el Quinto Sol. El sacrifico estaba rodeado de simbolismo, era muerte para dar vida, es la ofrenda al dios, se dan festividades para revitalizar el ciclo de la vida, la renovación de todo.
NOTA EXTRA:
Después de la muerte en las creencias mexicas los hombres, mujeres y niños se iban a diferentes lugares que podían ser varios, que dependía de la forma en que se moría. Los guerreros, ascendían como colibrís con el dios guerrero Huitzilopochtli, un segundo lugar si moría en el agua se iría al Tlalocan a un lugar de verde constante y un tercer sitio por muerte natural al sitio llamado Mictlán, como podrás darte cuenta es una conceptualización totalmente diferente al cristianismo, que señala el infierno, el cielo y el purgatorio, en esta se dice que el comportamiento del ser humano en la tierra es la que marcará el lugar a diferencia de los mexicas no es su comportamiento sino la forma en la que murieron.
Las practicas del sacrificio no fue exclusivo de los mexicas, también los realizaban otras culturas mesoamericanas. No obstante, puede ser que con los mexicas adquirió un nuevo carácter. En época de hambrunas durante el reinado de Moctezuma Ilhuicamina (1440-1469) se institucionalizó la “guerra florida” o xochiyaóyotl para asegurar la continuación del Quinto Sol.