Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1940-1970

Historia de México II Tercera Unidad: Modernización Económica y Consolidación del Sistema Político 1940-1970

Cine mexicano entre 1940-1970

Abril de 2012

3 de 6


 

La influencia estadounidense en el desarrollo de la industria

 

Durante la Segunda Guerra Mundial, de los tres países de habla castellana que tenían una industria cinematográfica (Argentina, España y México), únicamente nuestro país fue aliado de los estadounidenses, señala García Riera (1998: 120-121); lo que fue aprovechado por los Estados Unidos para utilizar este medio en la propaganda de unión panamericana, a través de la Oficina Coordinadora de Relaciones Internacionales del gobierno norteamericano, a cargo de Nelson Rockefeller; que proveyó insumos para la industria, créditos a sus productores y asesoramiento técnico, además de película virgen, que se consideraba un especial material de guerra por sus posibles usos propagandísticos.

 

La colaboración del cine nacional se daría en forma mínima con películas de temas bélicos [Soy puro mexicano de Emilio Fernández (1942)], tan común en la producción norteamericana durante la guerra. En su lugar, y para impulsar la unión panamericana, comentan Ayala Blanco (1968) y García Riera (1998), se realizarían adaptaciones de obras literarias sudamericanas y ambientaciones de comedias musicales del tipo hollywoodense, con actores y música latina; además de otras de corte histórico, con temas supuestamente nacionalistas ubicadas en contextos de pasados legendarios y tramas de ambiente porfirista, para tratar de contrarrestar la amenaza de expansión de imperialismos occidentales. Como señala Mino (2007: 26), el destino del cine mexicano ha estado indisolublemente ligado al cine estadounidense. Las influencias económicas y artísticas norteamericanas han marcado el modo de ver y hacer el cine. Idea que comparte el director Luis Alcoriza (1990: 32).

Soy puro mexicano de Emilio Fernández [1942]

 

Para 1941 esta industria ocupaba el sexto lugar nacional por su producción, lo que llevaría a una época de oro del cine nacional, que fue apoyado por el gobierno avilacamachista, ratificando un acuerdo cardenista, para hacer obligatoria la exhibición de cintas nacionales en todas las salas del país. Lo que daría lugar a la fundación de la compañía distribuidora Películas Nacionales, integrada por un conjunto de empresas productoras, que concentraría y difundiría más del 95% de la producción, mientras la exhibición era controlada por la Compañía Operadora de Teatros, S. A., impulsada por el empresario norteamericano William Jenkins y sus asociados mexicanos, entre los que se encontraba el propio hermano del presidente de la República, Maximino Ávila Camacho, Gabriel Alarcón, Manuel Espinosa Yglesias y Rómulo O'Farril; aunado a lo anterior, en el terreno financiero se creó el Banco Cinematográfico para refaccionar a la industria.

 

Como resultado se crearon nuevas productoras en los siguientes años, señala Alcoriza (1990: 123-124): Filmex de Simón Wishnack y Gregorio Walerstein; Films Mundiales a cargo de Agustín Fink; Posa Films de Mario Moreno (Cantinflas) y Rodríguez Hermanos de Ismael, Roberto y Joselito Rodríguez Ruelas, que se adicionaron a la ya existente Grovas, de Rafael Pérez Grovas Lara; además que el Banco Cinematográfico, con diversos empresarios, crearía la Grovas S.A., que posteriormente sería absorbida por la Clasa Films Mundiales de Salvador Elizondo, sucediendo lo mismo con Films Mundiales.

 

Todas estas inversiones, señala Oroz (1995: 147), permitirían a la industria lograr generar una gran cantidad películas, que se realizarían en un lapso de entre tres y cuatro semanas según el editor Carlos Savage, siendo las que tenían más duración en su elaboración las de los directores Emilio Fernández, Roberto Gavaldón y Julio Bracho.

 

Esto haría posible, para 1945, la construcción de los Estudios Churubusco, que de acuerdo con su Manual de Organización (2009), se realizaría con un 50% de inversión de la compañía cinematográfica norteamericana RKO Pictures, mientras el capital restante sería aportado por un grupo de empresarios donde destacaba el magnate de la radio Emilio Azcárraga, y el de las inmobiliarias Harry Wright. Así, para esta época trabajaban en el cine mexicano cuatro mil personas, todos ellos afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica, STIC, incorporado a la CTM, que integraba también a los trabajadores de la distribución y exhibición.

 

Este auge de la industria tuvo sus efectos políticos y generó conflictos de intereses, señala García Riera (1998: 122-123), que dieron por resultado la creación de una nueva organización sindical, por impulso de Mario Moreno Cantinflas, Jorge Negrete, Roberto Gavaldón y Gabriel Figueroa, el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana, STPC; con lo que en 1945, y por laudo presidencial, la elaboración de noticiarios, y la distribución y exhibición de películas, quedaban a cargo del STIC, mientras la nueva organización se encargaría de la producción de películas de ficción.

 

Estudios Churubusco sobre la Calzada de Tlalpan

 

La finalización de la guerra condujo al cine nacional de regreso al terreno de la competencia con el estadounidense por el mercado latinoamericano, además del incremento en los costos de producción, por lo que se creó la empresa distribuidora Películas Mexicanas S.A., cuyo cometido era el de surtir de cintas nacionales a Centro y Sudamérica. Esto se vio reflejado en las tramas cinematográficas con producciones de ambiente rural latinoamericano, mientras en las de ambiente urbano sobresalió el cine de Gavaldón [Campeón sin corona (1945); El socio y La otra (1946); además de A la sombra del puente (1948)], cuyo sustento ideológico reforzaba la idea del esfuerzo propio para acceder a la riqueza, mediante el arribismo y la necesidad de rechazar las costumbres tradicionales y sus valores sociales, como lo requerían los intereses sustentados por la nueva burguesía industrial y su proyecto de desarrollo, apunta Meyer (2000), ya que en esos años se logró duplicar la producción manufacturera conseguida en los treinta años anteriores, transcurridos desde el Porfiriato a los años de la década de 1930.

 

El interés gubernamental por influir en la industria cinematográfica se fortaleció, al formarse por iniciativa presidencial la Comisión Nacional de Cinematografía, que señaló entre sus funciones el propósito de contribuir a elevar la calidad estética de las películas; ampliar los mercados, nacional y extranjero; impulsar al cine educativo y documental; fortalecer las actividades de la Academia Cinematográfica, además de participar en la elaboración de los documentales y cortos que requiriera el Gobierno Federal, a través de sus diversas dependencias.

 

A la sombra del puente de Roberto Gavaldón [1948]

 

Referencias


Página anterior

Inicio

Siguiente página