Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1940-1970

Historia de México II Tercera Unidad: Modernización Económica y Consolidación del Sistema Político 1940-1970

Cine mexicano entre 1940-1970

Abril de 2012

 

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El contexto

 

Durante la época posrevolucionaria, a partir de los años de la década de 1930, se impulsó el proyecto que buscaba lograr el desarrollo industrial y urbano del país, e integrar la nación a la modernidad, de acuerdo con el modelo socioeconómico deseado por el sistema político mexicano.

 

Con el cine, que suplió a la radio en el entretenimiento y la formación sentimental, al decir de Monsiváis (2007: 36-39), el público aprendió los caminos del nuevo lenguaje de la modernización; así, de manera superficial los espectadores entendieron los cambios que les afectaban con la erosión de su anterior vida rural, cultura que hasta entonces todos habían creído eterna; y, sobre todo, los acostumbró a la vida de opresión que acarreaba la industrialización.

 

El contraste entre la luz de la pantalla y la oscuridad de la sala, según Julia Tuñón (1995: 114), propiciaba la relación afectiva del espectador con los personajes representados que encarnaban sus deseos; ofreciéndole a la sociedad un modelo de la moral social aceptada y dominante, que al mismo tiempo dejaba pasar, con sus dobles mensajes, lo considerado indebido.

 

Vámonos con Pancho Villa de Fernando de Fuentes [1935]

 

 

En el ambiente de la aglomeración urbana, y los largos horarios laborales, la producción cinematográfica le mostraría a la población que lo íntimo no es lo que se vive, sino lo que se desearía vivir; conduciéndoles a soñar que lo más colectivo integraba lo más personal, encontrando su identidad sobre todo en el melodrama.

 

En donde el gran público, de pueblo y barriada, haría uso de las tramas cinematográficas para reinventar los ambientes familiares con base en las actuaciones de sus héroes y heroínas; los actores de carácter mostrarían con sus aspectos memorables las formas de actuar de acuerdo con las circunstancias; aunado a la ridiculez y maldad de tontos y villanos, la generosidad de tías y compadres solícitos, y los arquetipos y estereotipos de profesionistas, artesanos, tenderos, taberneros, curas, policías y, por qué no, de cabareteras y prostitutas, lo que permitiría a los espectadores reconocerse, y ser reconocidos, dentro del tropel urbano de barrios, colonias y vialidades.

 

Referencias


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