Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1920-1940

Historia de México II Segunda Unidad: Reconstrucción Nacional e Institucionalización de la Revolución Mexicana 1920-1940

La Historieta o Cómic 1920-1940

Propósitos: Valorar algunas manifestaciones socioculturales influidas por el nacionalismo revolucionario y su impacto sociocultural

Mayo de 2012

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Las historietas en la década de 1930

 

La siguiente década sería la época de la aparición de las principales revistas de historietas, denominadas genéricamente pepines, que se publicaron en diversas series en las revistas denominadas Pepín y Chamaco, además de otras revistas de monitos como Paquito, Pinocho, Paquín y Cartones. Estas publicaciones emitieron en total alrededor de cuatro y medio millones de revistas semanales, en momentos en que el tiraje de todos los periódicos del país apenas sumaba el medio millón de ejemplares diarios, como apunta Aurrecoechea (2011b). Integraron la principal, cuando no la única lectura de la gran mayoría de la población analfabeta de estas épocas, representando lo más cercano a la escuela, el silabario y la cartilla de lectura, integrando la fuente para el esparcimiento o la educación sentimental y se convirtieron en la única ventana al mundo de que disponían los mayoritarios grupos sociales empobrecidos.

 

Pepín

Chamaco

 

Pepín

 

Revistas de historietas que una vez cumplido su objetivo de entretenimiento y conocimiento lúdico del mundo sociopolítico y económico, como productos efímeros y desechables que eran por ser elaborados en un formato pequeño, los cuales se llevaban en el bolsillo trasero del pantalón o en la bolsa de mano o del mandado, se leían en el taller, la oficina o la escuela, en los parques o en los traslados al viajar en los camiones, luego se tiraban o se alquilaban o revendían, pasando de mano en mano hasta terminar en el fogón o en el calentador del cuarto de baño; que en la mayoría de los hogares de clase media de la época consumían leña o desperdicio de madera de las madererías y carpinterías, el cual se empaquetaba en bolsas de papel denominados combustibles, que se vendían impregnados de combustóleo en las misceláneas.

 

Pepín

 

Para 1936, apunta Aurrecoechea (2007a), apareció el primer número de la legendaria revista Pepín, transformando a la historieta en un fenómeno industrial y de lectura. Las revistas Pepín y Chamaco, comenta Aurrecoechea (2007b), aparecieron a finales de la década de 1930, con un gran desarrollo en la década siguiente, para desaparecer en 1957. Conformaron publicaciones diarias, incluso con ediciones dominicales; sus tirajes se desconocen, como apunta Aurrecoechea:

 

…por razones políticas, de impuestos y subsidios, casi todas las publicaciones mexicanas del Siglo XX ocultaron sus tirajes y las revistas de monitos no fueron ajenas a esta práctica.

 

La revista Chamaco, que fue el pilar de la editorial Publicaciones Herrerías, emisora del diario Novedades y de diversas revistas sobre todo para el público femenino, alcanzó tirajes de entre 650 y 700 mil ejemplares diarios, según Ramón Valdiosera, quien la dirigió al inicio de los años cuarenta, señala Aurrecoechea (2007b).

Chamaco

 

Cifra al parecer desmesurada, pero no tanto si consideramos que la otra revista de historietas el Pepín, fue el pilar del emporio periodístico Cadena García Valseca, editorial del diario deportivo Esto y de los diversos periódicos regionales que aparecían en los estados de la república con el nombre genérico de El Sol de México, cuya empresa para los inicios de la década de 1970 controlaba 37 periódicos, el 22% de la prensa del país, que cubrían toda la República Mexicana.

 

Los pepines conformaron la materia prima de los sueños y saciaron la sed de narrativa de millones de mexicanos con una mínima educación, crearon mitos y contribuyeron a consagrar a los ídolos populares, además de colaborar a fijar y dar esplendor al habla popular. Por lo que en sus viñetas, y los globos de texto de sus personajes, se pueden encontrar pistas fundamentales para comprender la sensibilidad popular del México del Siglo XX, durante su proceso de modernización.

 

En Pepín y Chamaco se conformaron los formatos y temáticas del género, señalan Aurrecoechea et al. (2011), en historietas impresas en tinta sepia y con un formato pequeño de bolsillo, además de utilizar posteriormente el fotomontaje en las publicaciones, para combinar el ensueño narrativo con un tratamiento neorrealista en las series melodramáticas de tipo romántico-sociales; en sus historias se abordaron tres grandes temas: las aventuras, los melodramas y el humor.

 

En sus argumentos e ilustraciones, consideran Aurrecoechea et al. (2011b), los personajes y temáticas de las historietas homenajean o critican la opulencia y la pobreza; además de que exponen concepciones sobre las relaciones de género, abordan ideas sobre la justicia, despliegan ideas sobre la lucha de clases y exhiben juicios sobre conceptos estéticos y afectivos. Adicionalmente, la convivencia de los personajes en las tramas muestran a sus héroes y a las heroínas lidiando con la belleza, la maldad, el esfuerzo, el cariño, la violencia e incluso la muerte, en contextos que transitan desde lo internacional y nacional, hasta el barrio y la casa, por lo que nos muestra los contextos de la cultura popular de esas épocas.

 

En sus páginas se desarrollaron los clásicos del cómic mexicano, ya que en Pepín aparecieron Los superlocos (1939-1949) y El Sr. Burrón o vida de perro de Gabriel Vargas.

 

El personaje principal de Los superlocos era don Jilemón Metralla, un pícaro regordete con varias esposas que no le duraban más de ocho días, lo que no le impedía seguir procreando una cuantiosa prole.

 

Este personaje se cambiaba de vestimenta exageradamente, para realizar con desparpajo todo tipo de timos; con cuyo producto se abría camino en la vida de la era de la corrupción posrevolucionaria, en una ciudad en tránsito a la industrialización; por lo que se acompaña don Jilemón en sus tranzas, de una increíble serie de personajes urbanos estrafalarios, donde se incluye a los personajes que aparecerán posteriormente en La familia Burrón en 1948.

Los superlocos de Gabriel Vargas

 

 

La trama de El Sr. Burrón o vida de perro muestra una versión costumbrista del universo cotidiano de las vecindades y del centro de la ciudad de México, a través de la cotidianeidad de una familia integrada por un peluquero, don Regino Burrón y su esposa la señora Borola Tacuche, que es una mujer impulsiva, violenta, malvada, chismosa, truculenta y falsamente solidaria, quien es la versión femenina de don Jilemón Metralla, pero ampliada por su capacidad de liderazgo en su barrio, por lo que sus acciones caricaturizan el oportunismo y la ausencia de principios del político típico del partido oficial de la época.

 

Por su parte, el señor Burrón es un marido dominado por su esposa, situación que es una constante en casi todas las series de historietas anteriores, que encarna los valores ciudadanos e incluso patrióticos, ya que toma un baño para estar presentable en el desfile del 16 de septiembre, es un ejemplo de la honradez y el decoro, quien sufre mil vergüenzas al tratar de infundir a su mujer, sin ningún éxito, algo de cordura.

 

Vergüenzas que se agravan por el comportamiento de sus hijos adolescentes, Macuca y Reginito, quienes han sido incorporados a las expectativas y modas capitalinas, que son un reflejo de las formas de vida estadounidenses; mientras otros personajes de la vecindad y la barriada en que viven ayudan a la trama de las aventuras y desventuras urbanas de la familia Burrón.

 

 

El Señor Burrón o Vida de perro de Gabriel Vargas

 

 

En Chamaco se dio a conocer la serie Los supersabios de Germán Butze, que se publicó en el diario Novedades de 1936 a 1946; por Pepín los siguientes dos años, para regresar a Chamaco hasta 1953; terminando como publicación quincenal propia hasta 1968.

 

Conformó un cómic para adolescentes que mostraba formas de vida propias de la modernidad impulsada por el sistema político, cuyos personajes portaban vestimentas y se comportaban en un estilo de vida muy estadounidense. Sus relatos alternan las costumbres de personajes de la clase media, con aventuras que incluyen viajes interplanetarios, a la usanza de los cómics y los seriales cinematográficos desarrollados en esas épocas en el país vecino.

 

La serie narraba las aventuras de dos jóvenes científicos, Paco y Pepe, a quienes acompañaba Panza, un regordete adolescente caracterizado por su voraz hambre, su afán de aventura y su inseguridad. Estos juveniles personajes tratan de impedir las perversidades del sabio Solomillo y de su acompañante, el nefasto Médico, en la imaginaria ciudad de Picamosco. En la trama los jóvenes científicos se rodean en sus aventuras de diversos personajes, como la familia de Panza integrada por una fastidiosa madre, Pepita Piñón, el egoísta abuelo Don Seve y una huérfana, Clavelito; otros personajes femeninos son las novias de los supersabios, Rosa y Violeta, que son hijas del banquero Rosado del Rosal, a las que se suma la enamorada de Panza, Pola.

 

Los supersabios de Germán Butze

 

Tirando a gol de Joaquín Cervantes Bassoco

 

Otras de las series principales serían Tirando a gol, que daría lugar posteriormente a la serie El pirata negro, de Joaquín Cervantes Bassoco, que apareció a mitad de la década de 1940. En donde se narraban las aventuras de un futbolista enmascarado que es la estrella del equipo Necaxa, al mismo tiempo que combate a los gángsteres que ensucian el deporte, personificados por el abogado Johnston, y el licenciado Zepeda y sus esbirros: el Rorro y el Chato Gómez. El héroe deportivo utilizaba un antifaz de pirata, como Batman, y también ingresa a su residencia por un túnel secreto, donde comparte su morada con su fiel mayordomo, el Güero; mantiene cubierta su personalidad secreta con la ayuda de dobles, a los que identifica simplemente con un número.

 

Pies planos de Cervantes Bassoco, apareció en la revista deportiva El Ring en 1940, para incorporarse en 1942 a Chamaco, manteniendo su publicación por otras editoriales hasta 1959; narra las desventuras, pasiones y complejos humanos de un boxeador técnicamente impecable pero que tiene los pies planos, lo que lo atormenta y deprime afectando su desempeño boxístico cada vez que escucha su apodo en la arena. En la trama se presentan vívidas descripciones de la violencia sanguinolenta del boxeo.

Pies planos de Joaquín Cervantes Bassoco

 

Rolando el rabioso, de Gaspar Bolaños, apareció en Chamaco en 1939 y continuó posteriormente su publicación como revista independiente hasta 1974. Integraba una sátira de las hazañas medievales en la época de las Cruzadas, en temáticas que en esa época se difundía en la literatura popular y sobre todo en el cine, incorporando a la trama particulares referencias culturales mexicanas. Las aventuras transcurren en el reino de Brutaña, cuyo monarca es Ricardo Corazón de Pollo, a quien sirve el caballero andante. Rolando tiene como auxiliar a un escudero, de nombre Pito Loco, que trata de sobrevivir entre la fidelidad a su amo y su natural cobardía al tratar de apoyar a su señor, que es poderoso y valiente, pero también caprichoso, bruto y pasional, el cual mantiene una relación amorosa con la dama Urlanda, en cuyo contexto se parodia el amor romántico, al incorporar referencias mexicanas tomadas de los boleros que se cantaban en esa época.

 

Otras series, con temas de misterio como El Monje Loco, aparecieron en Chamaco a finales de la década de 1930, a partir de un argumento de Carlos Riveroll del Prado y dibujos de Juan Reyes Beiker. Sus tramas, tomadas de acontecimientos de la nota policiaca o roja de la época, describían situaciones de suspenso con una temática que era tratada con bastante ironía, a partir de situaciones en donde se manifestaban las perversidades humanas; las cuales siempre se revertían, de forma moralizante, hacia sus malintencionados autores. La historieta se desarrolló a partir del éxito de una serie radiofónica de gran difusión, donde el personaje principal, un monje que contaba la historia, advertía: Nadie sabe… nadie supo…la verdad en el espantoso caso (luego vendría el tema del capítulo), que terminaba con una risotada para iniciar su contenido.

 

Rolando el rabioso de Gaspar Bolaños

El Monje Loco de Carlos Riveroll del Prado

Almas de Niño de Yolanda Vargas Dulché

 

Dentro de las series iniciadas en esta época de desarrollo de la modernidad urbana, orientadas al consumo infantil pero que se anunciaban explícitamente como Material propio para adultos, encontramos a Almas de niño, creación de Yolanda Vargas Dulché, que se convertiría años después en Memín Pingüín, como serie semanal que continuaría reeditándose hasta la actualidad.

 

 

Describe las aventuras callejeras, en contexto de los barrios bajos, de un grupo de niños que muestran en sus andanzas momentos de comicidad y melodrama. El personaje principal es un niño que es feo, torpe, ignorante, chapucero, pobre y negro; pero al mismo tiempo es tierno, alegre, simpático, tenaz, solidario con sus amigos y, sobre todo, admirador de su madre Eufrosina, una lavandera viuda, que se presenta ataviada como el personaje Aunt Jemima de una marca norteamericana de harina para Hot Cakes. Sobre esta serie, Aurrecoechea et al. (2011b), plantean que:

 

Carlos Monsiváis ha señalado que la historieta se inspira en la serie norteamericana de cortometrajes humorísticos Our Gang (La pandilla) que Hal Roach empezó a producir en 1922.

 

En esta época de modernización los pilares del Pepín en la producción de series románticas, que involucraban aventuras sentimentales y pasiones amorosas, corresponderían a las obras de Guillermo Marín, con Cumbres de ensueño.

 

Obra romántica cuyo estilo se extendería por el resto del siglo, con diversas variantes, hasta culminar con Lágrimas, risas y amor; que de acuerdo con Tatum y Tatum (1983) se convertiría en la historieta más popular en Latinoamérica.

 

Este tipo de series, convertidas posteriormente en revistas, exagerarían los sufrimientos y desventura amorosa de los personajes de la gran ciudad, tanto de clase media como arrabaleros, además de incorporar en su contenido cartas de los lectores, anuncios de concursos, selecciones de poesía romántica y buzones de correspondencia sentimental.

Cumbres de ensueño de Guillermo Marín

 

Referencias


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