Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1940-1970

Historia de México II Tercera Unidad: Modernización Económica y Consolidación del Sistema Político 1940-1970

Cine mexicano entre 1940-1970

Abril de 2012

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La producción

 

Una revisión de la producción cinematográfica, entre 1930 y 1970, muestra la preferencia sostenida del público por lo dramático, en cuanto al género; mientras que los ambientes urbanos serán preferidos sobre los rurales, con excepción de un breve período entre 1960 y 1965, de acuerdo con García Riera (1998). Lo anterior como efecto del cambio en los gustos de una población rural que emigraba a las ciudades, para buscar emplearse en la industria y sobre todo los servicios, en una recomposición social nacional, que contribuía a que el país adquiriera una fisonomía urbana con el crecimiento acelerado de sus metrópolis, favorecido por las acciones del estado benefactor en el terreno económico y en el desarrollo de los servicios de salud, vivienda y educación, sobre todo.

 

Estas ciudades incorporarían una importante vida nocturna, apunta González (1992), para divertir a estas incrementadas masas populares en sus cuatro mil cantinas, un número igual de cabarets, además de doscientos prostíbulos, lo que influyó en la modificación de sus costumbres. Una de las transformaciones en las formas de vida se estableció con el horario corrido en oficinas, empresas y comercios, en 1944, que acabó con las horas muertas a mitad del día, ocupadas para la comida familiar y la tradicional siesta de la vieja vida rural, señala Mino García (2007: 32).

En el Frontón. AGN Archivo Hermanos Mayo

 

La virgen que forjó una patria de Julio Bracho [1942]

 

Los temas principales en la producción cinematográfica de la época, dirigidos esencialmente a una clase media en formación, que tenía como fundamento a la familia, se ubicaron dentro de los siguientes conjuntos: cine histórico; películas de ambiente campirano; melodramas; comedias; temas de cabaret, el arrabal y mujeres fatales. Más adelante se incorporarían otros, por influencia de la producción del cine internacional y de temas tratados en la naciente TV, con el cine de luchadores y los westerns, la problemática de una juventud rebelde, desarrollada a partir de la finalización de la Guerra de Corea y el crecimiento de un particular cine de horror de corte nacional, que mezclaba los típicos monstruos con personajes televisivos o de ambiente campirano.

 

El cine de corte histórico tuvo pretensiones de propiciar la movilización para enfrentar ideas extranjeras en tiempos de guerra, que pudieran afectar el nacionalismo cultural; incluyó temas alusivos a los orígenes de la nacionalidad [La virgen que forjó una patria de Julio Bracho (1942)], las luchas nacionales en contra del imperialismo [Mexicanos al grito de guerra de Álvaro Gálvez y Fuentes e Ismael Rodríguez (1943)]; o la remembranza de la época porfiriana [¡Ay, que tiempos, señor don Simón! de Julio Bracho (1941) o México de mis recuerdos de Juan Bustillo Oro (1943)]. Para finales de la década de los años de 1950 se retomarán los temas revolucionarios.

 

Referencias


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