Historia Universal, Moderna y Contemporánea I

 

Unidad IV: Auge del Capitalismo de Libre Competencia y Presencia del Movimiento Obrero. Los Nacionalismos (Siglo XIX hasta 1873)

 

Tema: América Latina y el Caribe: de las revoluciones de independencia a la construcción del Estado-Nación y el surgimiento de nuevos vínculos de dependencia

 

Humberto Domínguez Chávez y Rafael Alfonso Carrillo Aguilar

Mayo de 2007

 

 


 

Introducción

 

A principios del siglo XIX, España y Portugal dominaban la mayor parte del continente americano, mientras que Gran Bretaña conservaba el territorio del Canadá y se repartía, con Francia, Holanda y Dinamarca, cierto número de islas antillanas y de algunos establecimientos costeros. España poseía en América un enorme territorio, cuya frontera norte estaba delimitada, aunque no de forma del todo precisa, por las provincias de Florida, Texas, Nuevo México y Alta California. También le pertenecían a España las principales islas de las antillas: Cuba, Puerto Rico y la mayor parte de Santo Domingo.

 

Esos territorios contaban con trece y medio millones de habitantes, distribuidos de manera desigual. De los cuatro virreinatos, el de México era el más importante, con seis millones de habitantes; el de Nueva Granada, la actual República de Colombia, sumaba un millón ochocientos mil; el de Perú, un millón trescientos mil; el del Río de la Plata, la actual Argentina y el Uruguay, un millón cien mil.

 

El desarrollo económico era también desigual; México era el país más rico por su producción agropecuaria, pero sobre todo por su minería de metales preciosos, que lo convertía en el principal mercado del comercio colonial español. En menor proporción estaban las regiones mineras de Nueva Granada, Perú, Río de la Plata y Chile. El azúcar se cultivaba en Cuba y el cacao en Venezuela. La provincia de Buenos Aires se dedicaba a la ganadería y exportaba carnes y cueros. Las luchas de independencia de las colonias latinoamericanas tuvieron un comportamiento similar al de las revoluciones de Norteamérica y de Francia, que las precedieron; sin embargo, hubo otros factores específicos, tanto internos como externos, como causas de los levantamientos armados del dominio colonial.

 

La independencia de México

 

Dentro de las causas internas encontramos la desigualdad social; en esta época hubo una distinción de clases muy marcada. El más pobre de todos era el indio, a quien se le trataba como si fuera parte de la tierra; el segundo en orden ascendente era el esclavo; después se encontraban los mestizos; de todos ellos vivían y se enriquecían los criollos, que eran los hijos de ibéricos nacidos en América y, por ultimo, se encontraban los peninsulares; aquellos ibéricos que viajaban a las colonias, en búsqueda de fama y fortuna. Esta situación de desigualdad dio origen a movimientos independistas, desde periodos muy tempranos de la época colonial, que no tuvieron éxito mientras fueron movimientos aislados y se mantenía una sólida administración de parte de la metrópoli.

 

 

Resumen analítico

 

Ejercicios de autoevaluación

 

Representación de los mestizos, autor desconocido siglo XVIII

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Los criollos crecieron económicamente a lo largo de los siglos XVI-XVIII; sin embargo, con la Ilustración y por disposición de la metrópoli, se establecieron reformas tendientes a reorganizar la estructura económica y la administración de las colonias, con el propósito de incrementar los ingresos reales.

 

A través del tiempo de la vida colonial, los criollos habían desarrollado una conciencia nacionalista, como sucede en toda sociedad colonizada, gracias a la cual habían empezado a considerarse ajenos a la metrópoli explotadora y se habían percatado de la necesidad de construir un gobierno independiente, en el que pudieran participar en la toma de dediciones y evitar compartir los productos de la explotación de los grupos sojuzgados a su dominio.

 

 

Este pensamiento se reforzaba en los criollos, con cada nueva reestructuración y extracción de la riqueza ejercida por la metrópoli, por lo que adquirió un gran impulso ante las reformas administrativas impuestas por la corona española, que frenaban su propio crecimiento económico; merece una atención especial las así llamadas Reformas Borbónicas, implementadas por los reyes de la dinastía de los borbones, en el último tercio del siglo XVIII, que buscaban modernizar sus posesiones, rescatando el poder real sobre la Iglesia y apoderarse de sus recursos económicos; eliminar las estructuras corporativas de los gremios en el comercio y la industria; apoyar la minería y abrir las puertas del comercio, además de reorganizar la administración colonial, para evitar, en lo posible, la corrupción y la indolencia de las viejas estructuras virreinales, que se quedaban con parte importante de las riquezas que debían enviar a la metrópoli.

 

En cuanto a las causas externas, podemos señalar que, ya desde fines del siglo XVII había empezado a declinar el poder hegemónico de los países ibéricos; de manera que, a principios del XIX, tal poder había sido desplazado por el de otras potencias europeas; esto se debió a que, algunos de sus gobernantes no supieron resolver los problemas internos. Al mismo tiempo que, los integrantes de los grupos dirigentes de las sociedades americanas, los criollos, adquirieron y pusieron en práctica las ideas de la Ilustración, que proponían gobiernos representativos y la división de poderes del Estado.

 

En este contexto del desarrollo de las ideas liberales, los acontecimientos de rebeliones y lucha armada por la independencia, desarrollados en las colonias inglesas de Norteamérica y de construcción de una sociedad democrática representativa en Francia, constituyeron un estimulo a las capas sociales dominantes en las colonias pertenecientes a España y Portugal. Las ideas contenidas en la Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776) y en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), emitida por los franceses, ejercieron gran influencia en los criollos intelectuales.

 

Toussaint Louverture, grabado francés de 1802

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Aunado a lo anterior, el Caribe fue escenario de una lucha emancipadora de los esclavos negros, en contra de sus amos blancos en la isla de La Española, en la colonia francesa de Haití, en el marco de las luchas hegemónicas europeas del siglo XVIII; donde el ataque el esclavismo se inició en 1790, comandada por Jorge Ogé y después por Toussant Louverture (1743-1803), un antiguo esclavo y genial jefe revolucionario, que venció a los esclavistas franceses en 1801 y se proclamo gobernador de Haití; para que, el 1º de enero de 1804, Jean Jaques Dessalines proclamara la emancipación definitiva de Haití de la metrópoli francesa.

 

Por otra parte, el avance y triunfo de las tropas francesas, enviadas por Napoleón Bonaparte sobre la Península Ibérica, provocaron la derrota de los monarcas en España y Portugal, en 1808, y el establecimiento de un gobierno títere controlado por el emperador francés; el cual no fue reconocido por los pueblos vencidos, quienes realizaron una lucha popular por su independencia, hasta 1812, al margen de la monarquía.

 

La ausencia de un gobierno español legítimo fue aprovechada por los liberales, para construir las Cortes, juntas de gobierno que funcionaran mientras se lograba la derrota del ejército invasor y se restituyeran los poderes auténticos. Tal situación también fue ventajosa para los independistas latinoamericanos, que vieron llegada la oportunidad de separarse de la metrópoli, en momentos en que ésta se encontraba debilitada y sometida al dominio napoleónico.

 

 

Sociedad y Economía de la Nueva Nación

 

A partir de 1808, los criollos desconocieron al gobierno napoleónico y declararon su adhesión a la Junta Central de Gobierno creada en Sevilla, en nombre de Fernando VII, que había sido trasladado a Francia después de la abolición de la monarquía, por su abdicación y la de su padre Carlos IV. Aunque las juntas gubernativas locales actuaban como independientes, y mantenían agentes diplomáticos en el extranjero, no declararon formalmente su independencia sino hasta fecha tardía; con excepción de Caracas, que la proclamó en 1811, el resto lo haría más tarde; México en 1813 y Río de la Plata en 1816.

 

Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811)

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José María Morelos y Pavón, retrato anónimo del siglo XIX

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Vicente Guerrero

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Aprovechando el desconcierto de las autoridades virreinales, en México hubo un levantamiento popular, y de lucha de castas, en el Bajío, dirigido por el cura Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811) en el pueblo de Dolores, en Guanajuato, el 16 de septiembre de 1810; quien levantó en armas a los indígenas e hizo que despertara su resentimiento hacia los españoles; los territorios hispanos centroamericanos se enteraron de esto y también se rebelaron contra la metrópoli española, sin compartir la violencia y el populismo del levantamiento de Dolores, que arrasó con la ciudad de Guanajuato. El movimiento por la independencia así iniciado, no pararía hasta 1821, a pesar de que, en este primer momento todos los grupos sociales se lanzaran en su contra, uniendo a críticos del colonialismo y a las autoridades coloniales, para acabar una insurrección caótica y violenta, que no parecía contar con un plan ni programa de acción y que se había convertido en un levantamiento más de indios contra blancos, como había sucedido desde 1521.

 

Tras la derrota de las multitudes que seguían a Miguel Hidalgo, que enfrentaron a una tropa disciplinada en Puente Calderón, en las cercanías de Guadalajara, Jalisco, los principales caudillos serían capturados y ejecutados, mientras la lucha continuó encabezada por un alumno de Hidalgo, José María Morelos y Pavón, quien era también sacerdote.(1)

 

Morelos, por encargo de Hidalgo, continuó la rebelión armada, formando un ejército popular disciplinado que integró, además de los indígenas, a otros criollos y fuerzas políticas liberales en la lucha por la independencia; le dio al movimiento un programa político, una propuesta de gobierno y de representatividad democrática;(2) además de preocuparse de integrar una forma de gobierno provisional, desató terribles campañas militares en contra de la economía y la estructura colonial, llevando la guerra a todo el sur del país y afectando gravemente la estabilidad colonial.(3)

 

A diferencia de Hidalgo, que lanzó una lucha por la democratización de la estructura colonial, pero manteniendo el dominio hispano en México bajo la monarquía de Fernando VII, Morelos proclamó la total independencia de la nación en 1813 y, un año después, organizó la integración de una representación de todas las provincias del territorio en un Congreso,(4) que promulgó la primera ley para México, en la forma de una constitución liberal, la Constitución de Apatzingán.(5)

 

Su preocupación democrática liberal, por hacer cumplir la división de poderes del Estado, entre los poderes ejecutivo y legislativo, aceptando el ser designado jefe de los ejércitos que buscaban la independencia por el Congreso y rechazando integrar para sí toda la dirección del movimiento, le condujo a sufrir varias derrotas frente a los ejércitos realistas, al tratar de proteger a los representantes de la nación y su Congreso, terminando por ser capturado, en Tezmalaca, en el actual Morelos, al tratar de trasladar el Congreso hacia Tehuacan; fue condenado a muerte y fusilado, en 1815.

 

Bandera de las Tres Garantías

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Esta fue una gran pérdida y la insurrección se fue apagando; al final, solo quedo un pequeño foco rebelde, en las montañas de lo que ahora es el estado de Guerrero, encabezado por Vicente Guerrero Saldaña (1783-1831).

 

Un oficial realista, Agustín de Iturbide (1783-1824), que como comandante de la provincia de Guanajuato había sido destituido por corrupción, en 1816, conjuntó una alianza de criollos y líderes católicos; los conservadores deseaban evitar en México la aplicación de la Constitución de Cádiz, impulsado por las Cortes de Madrid, en 1820, después del triunfo de la revolución liberal de Rafael de Riego (1784-1823), en España, por lo que se conjuraron para lograr la independencia, y mantener las condiciones sin cambio en el país.

 

Iturbide se reunió con Guerrero, para unificar todas las fuerzas a favor de la independencia, proclamando el Plan de Iguala.(6) De igual forma lo haría con la nueva autoridad española, Juan O'Donojú (1762-1821), que sucedió al último virrey, Juan José Ruiz de Apodaca (1765-1835), el 24 de agosto de 1821, al firmar el Tratado de Córdoba.(7) Una vez logrados todos los consensos, el 28 de septiembre una Junta Provisional Gubernativa de 38 miembros, presidida por el propio Iturbide, proclamó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano, nombrando a Iturbide como Generalísimo, el tratamiento de Alteza Serenísima y un sueldo de 120 mil pesos anuales, un millón de capital y 20 leguas cuadradas de terreno en Texas.

 

Emperador Agustín I, 1823

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El imperio mexicano y la vida republicana

 

El Congreso sesionaría de febrero a mayo de 1822, para ser disuelto por un golpe militar encabezado por Iturbide, quien se coronaría como Agustín I, Emperador de México; bufonada que duraría nueve meses y terminaría con otro golpe militar, dirigido por republicanos, que emitirían el Plan de Casamata el 1 de febrero de 1823,(8) lo que daría paso a la vida republicana de la nueva nación.

 

Pronto fueron realidad las graves contradicciones existentes, entre quienes pensaban mantener las ideas conservadoras en un gobierno centralista, bajo el influjo de las ideas religiosas y el mantenimiento de las condiciones socioeconómicas que habían existido durante el virreinato; enfrentadas a quienes, influenciados por la Ilustración y el Liberalismo, propugnaban por una forma de gobierno federada, con impulso al conocimiento y la mejoría en las condiciones de vida de la población; esto es, una pugna entre conservadores y liberales, que ocuparía al país de 1824 a 1867, cuando triunfaría el Liberalismo, tras doce años de guerras civiles. En esos 33 años la nación había transitado y soportado intervenciones extranjeras, la pérdida de la mitad del territorio, infinidad de golpes de estado y jefes de gobierno, un extremo militarismo y fanatismo religioso y el sometimiento a militares que, como Antonio López de Santa Anna (1794-1876), gobernarían al país hasta once veces.

 

Una vez lograda la independencia nacional y al no contarse con la protección de una nación poderosa, como había sido durante la vida colonial, el país fue presa de las potencias europeas y de los EUA; quienes buscaron suplir a la antigua metrópoli hispana en las actividades mercantiles y, ante la ausencia de una verdadera industria nacional, proveer a México de lo necesario; para lo cual buscaron establecer tratados comerciales que las consideraran naciones más favorecidas, lo que quería decir que sus ciudadanos podrían hacer lo que quisieran en México, incluso, sobre su soberanía; interviniendo en cuatro ocasiones militarmente, por expansión de su territorio, como fue el caso de los EUA que, primero apoyó la independencia de Tejas entre 1835-1836 y luego se expandió en territorio mexicano en dos millones de Km2, del Golfo de México al Océano Pacífico, entre 1847-1848; o bien por demandas económicas, que fue el caso de Francia entre 1838-1839 y luego, entre 1865-1867, para imponer un emperador títere a la nación.

 

El triunfo liberal, en 1867, no buscó suspender el intervencionismo extranjero, ya que la influencia de la modernización y tecnificación del mundo occidental era aplastante; para 1880, con el segundo mandato de un oscuro militar juarista,(9) Porfirio Díaz Mori (1830-1915), quien se reeligiría en forma dictatorial sucesivamente hasta 1911 y que abriría, totalmente, los recursos naturales de México a la intervención de empresas extranjeras; cediéndoles el total control de las comunicaciones, con el poder de construir telégrafos, ferrocarriles y puertos, para poder extraer las riquezas naturales del país, con la excusa de buscar la modernización y el progreso, bajo la paz de una férrea dictadura militarista, que daría lugar a un proceso revolucionario entre 1910-1920.

 

Río de La Plata

 

En el virreinato del Río de la Plata, el pueblo de Buenos Aires se negó a reconocer, el 25 de mayo de 1810,(10) a José Bonaparte como monarca; tras la renuncia del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros (1775-1829) y establecen la primera Junta de Gobierno a nombre de Fernando VII; esta junta se conformaba por siete criollos y dos españoles, que pronto fueron suplidos con otros criollos, formando las Provincias Unidas, en la cual se encontraban Uruguay, Paraguay, Chile y Buenos Aires. Más adelante, el 9 de julio de 1816, los generales Manuel Belgrano (1770-1820) y José de San Martín (1778-1850), proclaman la independencia de Argentina, Chile y Perú y se realizó el Congreso de Tucumán,(11) convocado contra la Santa Alianza, que promovía en Europa la restauración monárquica y combatía los movimientos liberales y democráticos; como resultado se elaboraría el Acta de la Emancipación.

 

 

Manuel Belgrano

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José de San Martín

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José Gervasio Artigas de Juan Manuel Blanes 1880

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Simón Bolivar y Francisco de Paula Santander saliendo del Congreso de Cúcuta, 1826. Ricardo Acevedo Bernal (1867-1930)

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El Congreso Se realizó en Tucumán, actual Argentina, debido a que los delegados se oponían al centralismo de Buenos Aires y decidieron integrar Naciones separadas. Así, Paraguay proclamó su independencia definitiva de España y Argentina en mayo de 1811, y adopto la republica como forma de gobierno en 1813. En el Uruguay, José Gervasio Artigas (1764-1850) liberó Montevideo y expulsó al gobernante español, en 1814.

 

En el caso de Venezuela, Nueva Granada (actual Colombia) y Quito, la Junta de Caracas se negó a reconocer la autoridad de las Cortes españolas, en 1810, y enviaron a Simón Bolívar a Gran Bretaña y EUA en busca de apoyo.

 

Para julio de 1811, se proclama la independencia de la Confederación Americana de Venezuela, primera declaración de independencia en América; sin embargo, para 1814 los realistas recuperan el control del territorio colonial, lo que continuaría la lucha por la independencia hasta el 7 de agosto de 1819, cuando Simón Bolívar logró la liberación de Nueva Granada y se proclamó, en el Congreso de Angostura,(12) la creación de la Republica de la Gran Colombia (1821-1836),(13) que integraba a la actual Panamá, Venezuela y Ecuador, donde es elegido Bolívar como presidente; quien insistió en un punto político fundamental, para el futuro desarrollo latinoamericano: los esfuerzos de los caudillos regionales, dispersos y necesariamente sin coordinación, debían unificarse bajo un mandato único, para garantizar una independencia permanente y fuerte, para poder desafiar las pretensiones de las potencias imperiales.

 

Virreinato de Perú

 

Los brotes de independencia, en Lima y Cuzco, fueron sofocados entre 1811-1820, por los realistas; por lo que sería necesario un esfuerzo continental, para lograr su independencia de España. José de San Martín (1778-1850), nacido en el actual Uruguay, pero que desde niño se incorporó a las fuerzas armadas españolas combatiendo en las guerras napoleónicas, tomó parte, en 1808, en la defensa de la Junta de Sevilla que enfrentaba a los invasores franceses y, posteriormente, en la toma de Madrid, donde fue nombrado coronel.

 

Bernardo O'Higgins Riquelme

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Antonio José de Sucre

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Simón Bolívar

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Su contacto con los ingleses, aliados de España y Portugal en la lucha contra la invasión francesa de la Península Ibérica, lo acercó a la masonería y el liberalismo; por lo que, al ser expulsadas las tropas napoleónicas de España se trasladó a Londres y de ahí a Buenos Aires, para luchar por la independencia de América. Tras una brillante carrera militar en el ejército libertador en el norte de la actual Argentina, fue nombrado general en jefe del Ejército de los Andes, con el que inició desde Mendoza, en unión del general chileno insurgente Bernardo O'Higgins Riquelme (1778-1842),(14) el cruce de los Andes en dirección a Chile, en enero de 1817. Sus fuerzas liberaron Santiago al mes siguiente, al caer por sorpresa sobre la guarnición realista y consolidarían, posteriormente, la independencia de Chile al derrotar a un nuevo ejército realista en la Batalla de Maipú, al sur de Santiago, en 1818.

 

Para 1820, con una escuadra insurgente de 26 navíos, partió desde Valparaíso y desembarcó en Pisco y Huacho, desde donde inició el sitio de Lima; lugar en donde los acontecimientos liberales hispanos, con la revolución liberal de Rafael de Riego, había puesto al frente del virreinato al jefe realista José de la Serna, quien continuará los enfrentamientos con los insurgentes hasta el 15 de julio de 1821, en que es liberada Lima.

 

Como gobernante interino del Perú acudió en ayuda del lugarteniente de Bolívar, Antonio José de Sucre (1795-1830), para concluir la campaña por la liberación de lo que actualmente es el Ecuador; lográndose la liberación de Quito en mayo de 1822.

 

Posteriormente se entrevistó con Bolívar en Guayaquil, en julio, haciéndole entrega del liderazgo de los territorios liberados y regresando a Mendoza, Argentina, en donde fue víctima de las luchas entre centralistas y federalistas, por lo que abandonó América para residir en Francia hasta su muerte.

 

Batalla del Maipú, 1818. Mauricio Rugendas (1802-1858)

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Las operaciones insurgentes en Chile, Perú, Ecuador y Bolivia continuaron bajo el mando de Sucre, quien daría el golpe final a la dominación hispana del sur del continente en la Batalla de Ayacucho, en el Perú, el 9 de diciembre de 1824.

 

En 1825 Sucre creó la Republica de Bolivia y, un año después, Bolívar convocó al Congreso de Panamá, para tratar de mantener la unión de los territorios sudamericanos frente al poder de las potencias europeas y los EUA y evitar las rivalidades entre los líderes insurgentes; para mantener su ideal de unidad y el control político, se declaró dictador el 27 de agosto de 1828, mientras el Perú y Venezuela se separaban de la unión, lo que condujo a su renuncia y expulsión de Venezuela, en 1830, falleciendo de tuberculosis en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830; mientras que Sucre, que había sido designado Presidente Vitalicio del Perú, se vería obligado a dimitir, en 1828, ante las protestas por la formación de Bolivia, trasladándose al Ecuador donde fijo su residencia; fue asesinado en la Sierra de Berruecos, Colombia, el 4 de junio de 1830, en un viaje entre Bogotá y Quito, cuando trataba de mantener el ideal bolivariano de la unidad sudamericana.

 

El desarrollo de la Argentina independiente transitó, en lo exterior, inmerso en guerras territoriales contra el Brasil (1821-1828), por la posesión de la Provincia Oriental del Río de la Plata, que se convertiría en nación independiente, el Uruguay actual; por otro lado, en los asuntos interiores, existieron guerras civiles, en las décadas de 1810-1850, entre centralistas, denominados unionistas y los federalistas.

 

Los primeros eran liberales y partidarios de un gobierno centralizado y, a partir de su control de la provincia de Buenos Aires y otras del interior, bajo la dirección del general Juan Lavalle (1797-1841), veterano de las guerras por la independencia de Chile, Perú y Ecuador y la guerra contra Brasil, sometieron a caudillos provinciales, tras el fracaso de la Constitución federalista de 1826; hasta que accedió al gobierno federal de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas (1793-1877), quien se asumió dictador, asignándose la suma del poder público, entre 1835-1852.

 

Juan Manuel de Rosas hacia 1840

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Rosas, fue un empresario estanciero de la pampa bonaerense, que se dedicaba a la exportación de carne vacuna; había participado contra la invasión inglesa de 1806-1807,(15) sin incorporarse al movimiento de independencia; aprovechando el desconcierto existente en los primeros años de la República, formó un ejército particular, los Colorados de Monte, para exterminar a los indígenas y expandir su producción ganadera. En 1829, uniendo fuerzas con otro cacique federalista, Estanislao López, de Santa Fe, derrotó a Lavalle y tomó el control de la Argentina a partir del gobierno de Buenos Aires, formando el pacto federal que integraba a su provincia, con las de Santa Fe y Entre Ríos; al que se anexarían las restantes, entre 1831-1832.

 

Un año después impulsaría la llamada expansión al desierto, empresa de ampliación ganadera y exterminio de la población indígena. Los beneficios aportados a la aristocracia ganadera le permitieron el control absoluto de la Argentina, a partir de 1835, mediante un plebiscito; su gobierno, dictatorial y represivo, se preocupó por el desarrollo nacional mediante el proteccionismo en contra de la importación extranjera, lo que le acarreó el bloqueo de Buenos Aires, de 1838 a 1840, por una escuadra francesa; la misma que bloqueara Veracruz, en México, por los mismos motivos, el obtener acceso al mercado nacional y ser considerada nación más favorecida.

 

 

Entre 1845-1948 se repitió el bloqueo de Buenos Aires, ahora por flotas inglesas y francesas, que establecían así la política imperial del amago y la violencia con su política de cañoneras, con las que reclamaban y obtuvieron, la libre navegación por los ríos Paraná y de la Plata. El control de la exportación e importación del Uruguay y las provincias argentinas, por Rosas, a través de la aduana de Buenos Aires, lo llevaría a una confrontación con los intereses provinciales que, aliados con el Brasil, acabarían con su poder en 1852, exiliándolo en Inglaterra hasta su muerte.

 

Brasil

 

Tras la invasión napoleónica a la península ibérica, Don Juan VI, Príncipe Regente de Portugal, trasladó la corte a Brasil y este territorio se convirtió, de hecho, en metrópoli. Al regresar la corte a Portugal, el rey dejó a su hijo, Pedro II, como regente, quien proclamaría la independencia el 7 de septiembre 1822.

 

Consideraciones finales

 

Para la independencia de los Estados Iberoamericanos influyeron algunos aspectos, sin los que esto no hubiera sido posible. Un factor principal sería el del militarismo, ya que las guerras de independencia propiciaron el surgimiento de caudillos militares, que actuaron como caciques y detentaron un poder absoluto.

 

Problemas económicos; ya que las nuevas naciones se encontrabas descapitalizadas y privadas de los empresarios o técnicos que antes la habían dirigido, los peninsulares. El libre comercio, implantado desde antes de la independencia por España, resultó perjudicial para el comercio, ante el fracaso, fundamentalmente por los conflictos políticos, de los pocos proyectos de industrialización nacionalistas; lo que obligó a los nuevos estados a mantener sus economías en condiciones de agro exportación; por lo que, la independencia solo favoreció, en última instancia, al capitalismo exterior y a los criollos que pudieron contar con el control total de sus ganancias, sin tener que pagar parte de ellas a la metrópoli.

 

Los problemas sociales, expresados como formas de dependencia de los grupos mayoritarios de la población, que habían permanecido, durante la vida colonial, sumamente atrasados en la adquisición de los códigos de la modernidad occidental; por lo que las reiteradas promesas de libertad e igualdad, pregonadas por todos los discursos políticos durante la independencia, sólo fueron realidad para los criollos que controlaron la riqueza, mientras que los indígenas, mestizas y negros permanecieron en condiciones de vida cotidiana y trabajo, prácticamente idénticas a los de la etapa anterior, por lo que se mantuvo la vieja estructura socioeconómica y ética de la época; por ello, con la independencia sólo resultó beneficiada la sociedad criolla.

 

La fragmentación política, como resultado de las rivalidades que aparecieron entre las distintas naciones por fronteras, conflicto de mercados de exportación y la aceptación por parte de las potencias imperiales; al mismo tiempo que, se manifestó la influencia política de las grandes potencias, sobre todo de los EUA, por que no fuera posible hacer realidad el sueño de Bolívar, de formar una Confederación de Naciones Latinoamericanas.

 

México y Argentina muestran un claro ejemplo de cómo la incapacidad para crear acuerdos políticos internos, buscando resolver los problemas con la violencia, agravada por el militarismo, el fanatismo religioso y/o racial, aunados a la crisis económica, condujo a continuos conflictos políticos por la búsqueda del poder y la satisfacción de intereses personalistas, en los que el caudillismo jugó un papel crucial.

 

Por lo que se refiere a Centroamérica, después de la caída del ridículo Imperio Mexicano de Iturbide, con excepción de Chiapas, decidieron separarse de México y proclamar la República de las Provincias Unidas de Centro América; que transitarían bajo la influencia, cada vez más influyente del imperialismo, hasta convertirse, a principios del siglo XX, en satélites de la política económica y exterior norteamericana.

 

 

 

Latinoamérica, Clip de video (MPG)

 

Colombia presentó una continuidad relativamente estable en su organización política; hasta que en 1903, los EUA requirieron la construcción de un canal interoceánico, inaugurado en 1914, lo que condujo a la creación de la República de Panamá, convertida en bastión de las fuerzas intervencionistas norteamericanas en el continente, hasta el cierre de la así llamada Zona del Canal de Panamá en 1999, al entregarse las instalaciones al gobierno de Panamá.

 

Mapa de Panamá

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Mapa de Panamá

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Venezuela presentó una sucesión de dictaduras militares, que se mantuvo durante todo el siglo XIX, hasta 1935; mientras que Ecuador fue gobernado por un caudillo militar, el general Juan José Flores (1800-1864), al separarse de Venezuela, entre 1830 y 1861.

 

Por su parte, Perú Se mantuvo en situación de guerra civil hasta 1845, cuando el general Ramón Castilla realizó importantes reformas e impulsó la creación de una Constitución liberal en 1860.

 

Bolivia se mantuvo en una crítica situación de insensibilidad política interna y entró en guerra con los países vecinos por cuestión de límites territoriales, que condujo a la pérdida de su salida al Pacífico y la anexión, por Chile, de estos norteños territorios (la actual Región de Tarapaca).

 

 

La Guerra del Pacífico (1879-1884), que enfrentó a Bolivia y Perú contra Chile, se debió al incremento en las tarifas de explotación del salitre y el guano,(16) que realizaban empresarios chilenos en la región costera del desierto de Atacama. El conflicto se agravó, ante la amenaza boliviana de rematar la compañía de salitres y ferrocarriles de Antofagasta, con participación de importantes políticos chilenos, que se negaba a pagar los nuevos impuestos; como resultado, las fuerzas de mar y tierra chilenas acabaron con la oposición peruana.

 

Chile no presentó una situación de crisis política tan aguda como el resto de los países de Sudamérica. Pudo alcanzar un rápido crecimiento económico gracias a sus relaciones comerciales con el exterior y la importante exportación de guano y salitre, que cambió al cobre en los inicios del siglo XX.

 


Notas

(1) A los 30 años de edad, en 1795, logró ingresar al Colegio de San Nicolás de Valladolid (hoy Morelia), donde fue educado por Miguel Hidalgo y Costilla; en 1801 se ordenó sacerdote y ejerció su ministerio en los curatos de Churumuco, Carácuaro y Necupétaro, en lo que hoy es Michoacán.

(2) Los Sentimientos de la Nación.

(3) En la primera campaña militar, que duró nueve meses, aniquiló a tres ejércitos realistas y se apoderó de la totalidad de lo que hoy es el estado de Guerrero; en la segunda campaña militar dividió a sus tropas en tres cuerpos: Hermenegildo Galeana (1762-1814), hacia Taxco, actual Guerrero; Nicolás Bravo (1786-1854), hacia Oaxaca y él con Mariano Matamoros (1770-1814), hacia Izúcar, actual Puebla; siendo el hecho de armas más importante el sitio de la ciudad de Cuautla, en el actual Morelos, lugar en donde se pertrechó para recibir el ataque y desgastar a otro ejército realista; el 2 de mayo de 1813, después de 72 días de combates, Morelos rompió el cerco y se preparó para iniciar su tercera campaña militar, que condujo a los ejércitos revolucionarios a tomar control de Citlala, Tehuacán, Orizaba, Oaxaca y Acapulco.

(4) Reunido en Chilpancingo, el 13 de septiembre de 1813, como Congreso Nacional Constituyente, al cual presentó un documento que integraba sus ideas de programa de gobierno, al que llamó Sentimientos de la Nación; señaló que debía declararse la independencia de la nación, la exclusividad de la religión católica, crear un gobierno dividido en tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial; el derecho a la propiedad privada, pero confiscando los bienes a los españoles y repartiendo la tierra entre la población; abolir las castas, los estancos y los tributos. El Congreso le ofreció el nombramiento de Generalísimo, con el trato de alteza serenísima, lo cual rechazó y solicitó ser llamado Siervo de la Nación.

(5) Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, expedida el 22 de octubre de 1813.

(6) El 24 de febrero de 1821, en donde se acordó: hacer la independencia de México; establecer la exclusividad de la religión católica y unificar todas las fuerzas acordes con este propósito.

(7) Donde se reconocía como un Imperio independiente a la Nueva España, del tipo monárquico, constitucional y moderado; cuyo gobierno se ofrecía al rey de España o a su descendencia; en caso de que no fuera posible, la corona del imperio sería asignada por las Cortes.

(8) Proclamado por jefes del ejército imperial como Antonio López de Santa Anna y José Antonio de Echeverri; además de viejos insurgentes como Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero y Nicolás Bravo, para reinstalar el Congreso, anular el imperio e instalar una república.

(9) Denominación de los integrantes del movimiento liberal de 1855-1880 que, dirigidos por un abogado, Benito Juárez García (1806-1872), lograron transformar legalmente al país, proporcionándole una Constitución federalista y liberal, después de doce años de luchas civiles y la intervención de los ejércitos imperiales franceses de Napoleón III, entre 1855-1867.

(10) La Revolución de Mayo.

(11) Los puntos centrales fueron: declarar la Independencia; insistir en la necesidad de unión y así enfrentar al enemigo externo; discutir la forma de gobierno más conveniente; elaborar un proyecto de Constitución y preparar un plan para apoyar y sostener la guerra en defensa propia, proveyendo armamentos a los ejércitos patriotas.

(12) Realizado durante las guerras por la independencia de Venezuela y Colombia, en el actual departamento de Bolívar, en la parte sur oriental de Venezuela, en la ribera sur del Río Orinoco, Simón Bolívar cedió el poder al Parlamento, señalando la forma republicana que debería tener el Estado, con una distribución de poderes que uniera a Nueva Granada, Quito y Venezuela en la Gran República de Colombia.

(13) Al triunfar la revolución en las batallas de Carabobo, el 24 de junio de 1821, y la liberación de Caracas, Cartagena, Popayán y Santa Marta, el 18 de Julio, se redactó la Constitución de Cúcuta (capital del actual departamento de Norte de Santander en Colombia), en agosto, que estableció un gobierno representativo electoral, con división de poderes con presidente y vicepresidente y un órgano legislativo bicameral, la no reelección en los cargos públicos, el fin del esclavismo y de la Inquisición y la estructuración administrativamente del territorio en departamentos.

(14) Tanto San Martín como O´Higgins se conocían desde sus estancias en Londres, en donde se habían acercado al pensamiento liberal y a la masonería.

(15) Expediciones británicas de principios del siglo XIX, que atacaron a las colonias españolas del Río de la Plata durante las guerras napoleónicas, en las que los hispanos eran aliados de Francia. En 1806 lograron ocupar Buenos Aires, pero fueron desalojados 46 días después por un ejército proveniente de Montevideo; al año siguiente tomaron Montevideo, por varios meses, incursionando nuevamente sobre la capital del Virreinato del Río de la Plata; pero fracasaron en su intento, al ser derrotados por milicias urbanas de criollos, lo que fortalecería sus aspiraciones de independencia frente a España.

(16) Acumulación de excrementos de aves, sobre todo marinas, y murciélagos; para su preservación se requiere de un clima árido. A partir de 1845 se comenzó a explotar en las islas del Perú, por sus propiedades como fertilizante y era exportado a Inglaterra y los EUA.

 

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