Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920

Historia de México II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y México Revolucionario 1900-1920

1900-1920: el contexto socioeconómico y político

Propósitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revolución Mexicana, así como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella

Humberto Domínguez Chávez. Julio de 2013

 

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Enfrentamiento entre los Constitucionalistas y la lucha de facciones

 

Rendicion del ejército federal en Teoloyucan [1914]

 

Huerta huyó del país el 15 de julio, comenta Ramírez (2005), mientras que los restos de su ejército federal se rindieron incondicionalmente a los constitucionalistas bajo el mando de Obregón, el 13 de agosto de 1914 en Teoloyucan.[31]

 

Los orozquistas, anteriores aliados del huertismo, tomaron caminos diferentes para tratar de sobrevivir.

Banjamín Argumedo, Zapata y Manuel Palafox [1914]

 

 

Carranza y Obregón al entrar a la ciudad de México [1914]

Orozco huyó a los Estados Unidos, en donde sería asesinado por policías texanos al año siguiente, al continuar fraguando conspiraciones aliado con Huerta; mientras que Argumedo y otros dirigentes se integrarían al zapatismo o al villismo, para continuar luchando en contra de Carranza.

 

Las tropas de Obregón entraron a la ciudad de México una semana después, mientras que las fuerzas de Villa y las de Zapata, que no reconocían el liderazgo carrancista, no fueron consideradas. Días antes, el 17 de agosto de 1914, Carranza dirigió un mensaje a Zapata solicitándole reunirse para conferenciar, quien en respuesta lo invitó a reunirse con él en Yautepec.[32]

 

Cuatro días después, en un mensaje dirigido a Villa, Zapata reafirmó su repudio a Carranza, además de advertirle que la paz dependía de que se aceptara en todas sus cláusulas el Plan de Ayala. [33] Mientras que Obregón se reunió con Villa el 24 de agosto, al parecer siguiendo instrucciones de Carranza, comenta Alessio Robles (1950: Cap. 8 y 9), con el propósito de solucionar los problemas que amenazaban con desembocar en una grave confrontación militar entre los constitucionalistas sonorenses.

 

Primero en Chihuahua, para luego trasladarse ambos a Nogales, Sonora, con el fin de acordar la forma de acabar con los enfrentamientos que se habían agravado entre las fuerzas del gobernador José María Maytorena, y las de Plutarco Elías Calles y Benjamín Hill, sin que se pudiera llegar a un acuerdo.

 

 

Carranza continuó tratando de establecer su autoridad sobre Zapata, por lo que tres días después de iniciada la embajada de Obregón con Villa, llegaron a Cuernavaca Luis Cabrera y Antonio I. Villarreal como sus parlamentarios ante el líder suriano. Ante su ausencia conferenciaron con Manuel V. Palafox, Alfredo Serratos, Antonio Díaz Soto y Gama, y Genaro Amezcua, quienes les exigieron:

 

…la absoluta sumisión de los constitucionalistas al Plan de Ayala en cuanto a los procedimientos políticos de su realización y en cuanto a la jefatura de la Revolución.

 

Lo que se integró en un informe dirigido a Carranza, el 4 de septiembre de 1914, en donde Cabrera y Villarreal le advertían:

 

En cuanto a la actitud de los revolucionarios del Sur, respecto de los Constitucionalistas, debemos manifestar que es de completa desconfianza.

 

Interpretaban como falta de compañerismo que los constitucionalistas entraran a la capital sin intentar llegar a un acuerdo con ellos, considerando como un acto de hostilidad el substituir por tropas constitucionalistas a las tropas federales que los enfrentaban. Adicionalmente, consideraban sospechosa la actitud de Carranza al no declarar sus planteamientos políticos y agrarios, además de señalar como francamente antidemocrático que, sin contar con un acuerdo de todos los jefes revolucionarios del país, se hiciera cargo de la presidencia.

Álvaro Obregón en Palacio Nacional [1914]

 

 

José María Maytorena en la batalla de Naco, Sonora [1914]

Obregón regreso a Chihuahua el 3 de septiembre, buscando que Villa aceptara la sustitución del gobernador Maytorena a cambio de que las tropas de Calles y Hill se concentraran en Casas Grandes, Chihuahua, en territorio villista, lo que tampoco fue acordado.

 

Por lo que al día siguiente Carranza citó telegráficamente a los jefes militares con mando de tropas, y a los gobernadores provisionales, a concurrir a la ciudad de México para participar en la junta que había ofrecido como respuesta al Pacto de Torreón; en donde ofrecía que bajo su liderazgo se discutirían las reformas que debían efectuarse, el programa al que se sujetaría el gobierno provisional y el proceso electoral para designar a las autoridades. En vista de lo anterior, Obregón convenció a Villa que debían integrar sus ideas en torno al rumbo que debía tomar la revolución, y el papel que debía jugar Carranza dentro del constitucionalismo, una vez que la insurrección había triunfado.

 

Convenciéndole que él mismo presentaría a Carranza esas proposiciones en México, lo que hizo el 9 de septiembre de 1914.[34] La propuesta señalaba que Carranza ocuparía interinamente la presidencia, procediendo a designar con el carácter provisional a los magistrados de la Suprema Corte de Justicia y las autoridades judiciales, mientras que los gobernadores interinos convocarían a elecciones municipales. Una vez integrados los ayuntamientos se procedería a realizar elecciones para integrar el Congreso de la Unión, y nombrar gobernadores y magistrados.

 

Una vez instalados estos representantes de los poderes de la Unión se procedería en el Congreso a analizar las propuestas enviadas por el presidente interino, dentro de las cuales se contemplaba la desaparición del cargo de Vicepresidente y la revisión del período presidencial de seis años, además de establecerse la inhabilitación de todos los jefes que formaran parte del ejército constitucionalista para desempeñar cargos de elección popular, a menos de que se hubieran separado del ejército seis meses antes de lanzar su candidatura; también se señalaba que tampoco podrían participar quienes hubieran detentado cargos interinos, además de señalarse que los gobernadores interinos integrarían una junta que analizaría el problema agrario, integrando un proyecto que remitirían al Congreso estatal.

 

Carranza contestó que los acuerdos sobre esos asuntos no podían tomarse por un reducido grupo de personas,[35] además de ordenar el 21 de septiembre que se interrumpieran las comunicaciones entre Zacatecas y Torreón, para evitar que Obregón y un grupo de representantes villistas regresaran a la capital del país desde Chihuahua, donde habían negociado un acuerdo; orden que ignoró Pánfilo Natera, comandante constitucionalista en Zacatecas.

 

Venustiano Carranza [1914]

 

 

Obregon, Gutiérrez, Natera, Iturbe, Garcia Aragón y Hay en Aguascalientes [1914]

Villa se sintió traicionado y utilizado por Obregón, considerando que actuaba por instrucciones de Carranza, por lo que publicó como respuesta un manifiesto que circuló entre los constitucionalistas, el 22 de septiembre de 1914, en donde se señalaba que Carranza declinaba su designación de presidente provisional, llamándose a sí mismo Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del poder ejecutivo, para evadir la limitante de la no reelección al realizarse un futuro proceso electoral, al mismo tiempo que se le denominaba ciudadano en el documento, con lo que se le negaba cualquier mérito, rango militar y posible participación como representante militar en una asamblea de jefes revolucionarios con mando de tropa. Este documento marcó el rompimiento total entre el villismo y el carrancismo, situación que conduciría al inicio del corto proceso de lucha entre los ejércitos revolucionarios.

 

La junta de jefes militares y gobernadores se inició el 1 de octubre de 1914 en la Cámara de Diputados de la capital del país, en donde Carranza entregó la dirección del movimiento.[36] Luis Cabrera señaló que únicamente se refería a su renuncia como jefe del ejército, por lo que propuso rechazarla, lo que fue aceptado por aquella reunión de jefes militares, y encargados de los gobiernos de los estados. Carranza delegó su representación y dirección de la sesión inicial de la Junta en Ignacio Pesqueira, Álvaro Obregón y Jesús Dávila Sánchez, para que posteriormente la asamblea decidiera integrar una mesa directiva.[37]

 

La cual presidió Eulalio Gutiérrez, mientras que Francisco Murguía actuó como primer vicepresidente, Francisco de P. Mariel como segundo vicepresidente, y como secretarios: Marciano González, Federico Montes, Gregorio Osuna y Samuel M. Santos. Se integró una Comisión Permanente de Pacificación, presidida por Lucio Blanco, la cual acordó reunirse con los jefes de la División del Norte en Aguascalientes el 10 de octubre. Propuesta que se divulgó el día 4 en la prensa carrancista, a lo que se adicionó una invitación a Emiliano Zapata para que concurriera y enviara delegados a lo que se llamó Convención de Aguascalientes. Para lo cual se acordó que únicamente asistirían jefes militares y no civiles.

 

Carranza se rehusó a enviar un representante, lo que sí hicieron Pablo González y Villa, mientras que Obregón asistió a las reuniones; en las cuales los participantes que podían considerarse partidarios de Carranza constituyeron más de las dos terceras partes del total de los delegados.[38]

 

La mesa directiva se nombró el día 14 con Antonio I. Villarreal como presidente, José Isabel Robles y Pánfilo Natera como vicepresidentes. Obregón presentó una bandera nacional a la asamblea, que se declaró soberana, proponiendo Villareal que todos los presentes firmaran en ella su compromiso de que harían cumplir lo que en esa reunión se acordara.

 

Villa en la Convención de Aguascalientes [1914]

 

 

Delegación zapatista en la Convención de Aguascalientes [1914]

Dos días después Felipe Ángeles propuso que la Convención invitara a Emiliano Zapata, y a todos los jefes del Ejército Libertador del Sur, a que enviaran representantes a la asamblea. Por su parte, Villa se presentó el 17 de octubre en Aguascalientes, para firmar la bandera.[39]

 

La delegación zapatista llegó a Aguascalientes el 23 de octubre de 1913, integrada entre otros por Paulino Martínez, Otilio E. Montaño, Antonio Díaz Soto y Gama, Gildardo Magaña y Juan Balderas, quienes demandaron en la sesión del 27 de octubre la adopción del Plan de Ayala, al mismo tiempo que indicaron que participaban como observadores y sin compromisos. Por su parte, Antonio Díaz Soto y Gama señaló en su intervención que se oponía a que se utilizara el nombre sagrado de la patria para maquinaciones políticas, ya que habían observado que las firmas sobre la bandera buscaban arrancar un compromiso contrario a los intereses nacionales, aclarando que en el Pacto de Torreón se había acordado la realización de una convención de jefes militares, la cual Carranza había convertido en una junta de subalternos. Concluyendo con una invitación a los asistentes para adoptar los principios del Plan de Ayala.[40]

 

Los principios contenidos en el Plan de Ayala se aprobaron en la sesión del 28 de octubre, mientras que en Sonora continuaban los enfrentamientos entre las fuerzas obregonistas y las del gobernador José María Maytorena, y lo mismo sucedía en Parral, Chihuahua, entre las fuerzas carrancistas y las tropas villistas. Al día siguiente se dio lectura a un mensaje de Carranza, llevado por Obregón, en la cual declinaba acudir a Aguascalientes, además de expresarse muy mal de Villa y Zapata, a quienes acusaba de obstaculizar cualquier reforma debido a sus ambiciones.

 

Ofrecía renunciar a su mando si también lo hacían Villa y Zapata, por lo que en la sesión del 30 de octubre se aprobaron las renuncias de ambos, al mismo tiempo que se anulaban los anteriores cuerpos del ejército constitucionalista, quedando todos a disposición de una Secretaría de Guerra.41 Al día siguiente se anunció en la capital del país que Carranza marcharía a visitar las pirámides de San Juan Teotihuacán, acompañado de una escolta a las órdenes de Francisco R. Manzo. Carranza ya no regresaría a la capital, continuando su viaje hacia Apizaco, Tlaxcala y Puebla, en donde las tropas al mando de Francisco Coss, Cesáreo Castro, Pilar R. Sánchez, Abraham Cepeda y otros, desconocieron a la Convención de Aguascalientes.[42]

 

Carranza con Pablo González y otros oficiales[1914]

 

 

Antonio I. Villareal, EmilioMadero, Villa y EduardoHay en Aguascalientes [1914]

En la sesión del 1 de noviembre se eligió al encargado de la presidencia interina, designándose a Eulalio Gutiérrez, quien había sido propuesto por Obregón. Por su parte Francisco Coss dirigió un mensaje que se leyó en la sesión del día siguiente, en el que desconocía la Convención, invitando a todos los jefes constitucionalistas y a los gobernadores, a unirse a este repudio. Carranza se refirió a los acontecimientos en Aguascalientes desde Puebla, señalando que los delegados habían aceptado una renuncia que no había presentado, advirtiendo que lucharía hasta morir.

 

Carranza dirigió el 3 de noviembre un mensaje a la Convención, donde advertía que su renuncia dependía de que se le informara sobre las previsiones tomadas para la integración de un gobierno provisional, y sobre la confirmación de las renuncias de Villa y Zapata al mando de las tropas. Villa aceptó renunciar a su mando, además de proponer que tanto él como Carranza fueran fusilados, para lograr la pacificación del país.[43] Por su parte, el 4 de noviembre Carranza ordenó a Pablo González que detuviera en Querétaro a la delegación enviada para notificarle su cese.

 

Obregón, que era parte de esa delegación, le comunicó a Carranza que la designación de Eulalio Gutiérrez como presidente interino era por 20 días, siendo su intención trasladarle posteriormente a él este nombramiento, lo que bastó para que accediera a permitirles continuar su viaje hacia Orizaba y Córdoba.

 

De donde no regresarían a la Convención, mientras que en Aguascalientes se desataba la fuga de delegados afines a Carranza, quienes protestaban por su cese. Al mismo tiempo que los encargados de las oficinas de gobierno que había nombrado Carranza abandonaban la capital del país en dirección a Puebla y se intensificaban las gratificaciones económicas que se entregaban a los jefes, oficiales y a la tropa por su lealtad al carrancismo.[44]

 

La Convención tomó la protesta a Eulalio Gutiérrez como presidente el 6 de noviembre de 1914, al día siguiente Villa entregó el mando de la División del Norte a José Isabel Robles, nuevo Secretario de Guerra y Marina, mientras que Carranza dirigió una circular a todos los jefes militares presentes en Aguascalientes para que abandonaran la Convención y se pusieran al mando de sus tropas.

 

Obregón y Roque González Garza en Aguascalientes [1914]

 

 

Eulalio Gutiérrez jura como Presidente de la Convención en Aguascalientes [1914]

El proceder de Carranza condujo al gobierno de Gutiérrez a designar a Villa como jefe de todas las fuerzas convencionistas, al mismo tiempo que se clausuraban las sesiones de la Convención el 16 de noviembre. Gutiérrez ordenó el avance hacia el sur de la División del Norte, por lo que las tropas carrancistas al mando de Lucio Blanco abandonaron la ciudad de México el 24 de noviembre y los zapatistas iniciaron la ocupación de la capital, mientras que los estadounidenses entregaban el puerto de Veracruz a las tropas de Carranza, lo que mostraba su tácita aceptación de este caudillo, como encargado del poder político en el país.[45]

 

Zapata llegó a la ciudad de México el 27 de noviembre, permaneciendo sus tropas en los alrededores de la estación del ferrocarril de San Lázaro hasta la llegada de Villa a la capital; las primeras tropas villistas llegaron a Tacuba el día 28 y su comandante Felipe Ángeles estableció como cuartel la Hacienda de los Morales, en el norponiente de la ciudad. El avance villista sobre la capital, entre Tula, Tulancingo y Pachuca, generó pánico entre Pablo González y los jefes de su División del Noreste, quienes en una desastrosa retirada hacia Tampico perdieron más de 17 mil soldados y múltiples pertrechos de guerra.[46]

 

La permanencia del gobierno de la Convención de Aguascalientes en la capital del país, que cambiaría su nombre a Suprema Convención Revolucionaria, se prolongó desde diciembre de 1914 hasta junio de 1915,[47] comenta Ávila (1991), cuando tuvieron que abandonar la ciudad para buscar refugio en la zona zapatista, debido a las derrotas sufridas por la División del Norte en el Bajío, ante el Ejército de Operaciones comandado por Obregón. Esta ocupación se inició el 3 de diciembre con la llegada de Gutiérrez, que pasó desapercibido para la población de la ciudad, continúa Ávila, mientras que Villa y Zapata sostuvieron una conferencia en Xochimilco al día siguiente. En donde Villa hizo suyos los planteamientos del Plan de Ayala y, al parecer, decidieron una alianza para enfrentar a sus enemigos.[48] Dos días después sus fuerzas militares hicieron su entrada triunfal en la ciudad de México con un desfile militar.

 

Esta ocupación armada mostró las dificultades que enfrentaron los caudillos convencionistas, con planteamientos eminentemente agrarios, comentan Katz (1982: 33) y Ávila (1991), para incorporar a la población urbana a sus propuestas. En donde influyeron sus prejuicios al considerar al total de la población capitalina como reaccionaria, derivado de las dificultades que había enfrentado el gobierno maderista y la consumación del golpe de estado en 1913. Además de subestimar el posible apoyo de los sectores populares capitalinos, y las posibilidades de movilización de los sectores organizados de trabajadores en torno a sus propuestas económicas y sociopolíticas.

 

Las tropas de Zapata y Villa entran a la ciudad de México [1914]

 

 

Batallones Rojos carrancistas [1914]

Ya que como comenta Katz (1982: 33), el movimiento convencionista no logró llevar a cabo ninguna reforma a escala nacional, ni adoptar una ideología a nivel nacional. Por su parte, las acciones políticas que tomó Carranza en su enfrentamiento con las fuerzas de Villa y Zapata incluyeron Adiciones al Plan de Guadalupe, emitidas desde Veracruz el 12 de diciembre de 1914.

 

En donde se denunciaba la insubordinación de Villa, su traición al constitucionalismo y su manipulación de los acuerdos de la Convención de Aguascalientes para evitar que se pusieran en marcha las reformas sociales y políticas que exigía el país; también se señalaba que el movimiento constitucionalista continuaría bajo la dirección de Carranza, como Primer Jefe y Encargado del Poder Ejecutivo, quien expediría y pondría en marcha todas las leyes, disposiciones y medidas para satisfacer las necesidades sociales, políticas y económicas, además de efectuar todas las reformas que considerara necesarias para garantizar la igualdad de los mexicanos entre sí.[49]

 

 

Con lo anterior, los carrancistas ofrecían dar respuesta a las demandas agrarias que se habían generado en 1910 con el Plan de San Luis Potosí. Además de lograr incorporar en apoyo a su movimiento a los trabajadores organizados en la Casa del Obrero Mundial, integrándolos en agrupaciones militares que se denominaron batallones rojos, los cuales lucharon en sus filas en contra de los ejércitos campesinos,[50] a cambio de que se atendieran sus reclamaciones en los conflictos que pudieran suscitarse entre los obreros y sus patrones, como consecuencia del contrato de trabajo.[51]

 

Lo que integraba una alternativa de solución a la problemática laboral que se había venido presentando en el país desde principios del siglo, la cual había hecho crisis en las grandes huelgas obreras de 1906-1907.

Veracruz [1915]

 

La respuesta de los opositores del carrancismo se expresó en dos documentos: uno firmado por Villa que se difundió el 24 de mayo de 1915, en el momento de las grandes batallas del Bajío en contra del Ejército de Operaciones de Obregón;[52] y el otro emitido por la Convención el 18 de abril de 1916, desde Jojutla, Morelos,[53] cuando ya la División del Norte había sido completamente derrotada y disuelta, en momentos en que un ejército estadounidense invadía el norte del país en persecución de las guerrillas villistas, las cuales habían atacado la población de Columbus, Nuevo México, a principios de ese año.

 

 

Zapata [1915]

La ley villista apuntaba hacia la limitación de la extensión de la propiedad rural, fijando el procedimiento de expropiación de los excedentes con su inmediata enajenación entre particulares, mediante su venta, lo que también sería aplicable a los excedentes de fuentes de agua que no eran aprovechados por sus poseedores; indicándose que los procedimientos serían fijados por los estados, considerando la diversidad y calidad existente en cuanto a los recursos agrícolas disponibles en cada localidad.

 

Por su parte, la propuesta convencionista integraba un complejo y atiborrado paquete de propuestas para atender una multitud de aspectos, los que iban desde la cuestión agraria y la obrera; la protección a los derechos de las mujeres; la educación popular; la agilización de los trámites judiciales, además de reformas legislativas para proteger a las clases más menesterosas y agilizar la legislación civil; reformas políticas en relación con el municipio libre y la adopción del parlamentarismo como forma de gobierno, además de suprimir el cargo de Vicepresidente de la República y del Senado, por constituir una institución aristocrática y conservadora.

 

 

Además de implantar el procedimiento de elecciones directas en los cargos públicos y el establecimiento de procedimiento para la confiscación de los bienes a los enemigos de la revolución. Sin que en todo ello se mencionara el procedimiento para lograrlo, ni se considerara la realización de un Congreso Constituyente, ya que la propia Convención se había constituido en soberana y se consideraba que suplía a los tres poderes de la Unión.

 

En el curso de las diversas ocupaciones de la ciudad de México por las facciones en pugna, comenta Ávila (1991), la población capitalina sufrió inseguridad, inflación y falta de circulante, carestía y escasez de alimentos, proliferación de enfermedades, y fallas en el suministro de agua, electricidad y transporte. Los habitantes capitalinos realmente padecieron la revolución, ya que sin ser sujetos participantes activos, se convirtieron en víctimas y fueron tratados como objetos; mientras que los diversos ocupantes de la capital dirimían sus añejos conflictos en forma violenta, por medio de asesinatos, mientras que proliferaba el hampa en la ciudad.

 

Villa, Eulalio Gutiérrez y Zapata [1914]

 

 

Otilio Montaño, Antonio Díaz Soto y Gama, y Roque González Garza [1915]

Eulalio Gutiérrez gobernó del 6 de noviembre de 1914, al 16 de enero de 1915, y dependió del poder real de los jefes villistas y zapatistas. Intentó supeditar las acciones militares al control gubernamental, mediante la aplicación de los acuerdos de la Convención relativos al cese de Villa y Zapata en el mando de sus tropas, al mismo tiempo que exigió a Carranza el deponer su actitud subversiva;[54] lo que condujo a que tuviera que escabullirse apresuradamente de la ciudad para salvar su vida y continuar su huída hacia el noreste del país, desde donde se exilió en los Estados Unidos.

 

En su lugar fue designado Roque González Garza, cuyo gobierno se extendió hasta el 9 de junio, el cual se inició con la expedición de la ley marcial y la exigencia de la supeditación de todas las fuerzas militares y civiles a su mando.[55] Lo cual no sucedió, ya que días después la Soberana Convención Revolucionaria, bajo la presidencia de Otilio Montaño y como secretario Genaro Palacios Moreno, expidió un decreto el 22 de enero de 1915, mediante el cual establecía su autoridad a través de la integración de un Gran Jurado, al cual se supeditaría el actuar del presidente y el de su gabinete a su completo control, teniendo la facultad de destituirlos en caso de que faltaran a los compromisos con la revolución, al mismo tiempo que reafirmaba su capacidad para designar suplentes en la presidencia interina del país.[56]

 

 

Las tropas carrancistas al mando de Obregón avanzaron desde Veracruz hacia la capital, ante la incapacidad del zapatista Manuel Palafox para impedir su avance sobre Puebla y con la derrota de los tropas villistas en Guadalajara el 18 de enero de 1915, por lo que el gobierno convencionista se vio obligado a abandonar la ciudad de México en dirección a la zona zapatista, desde fines de enero hasta marzo de 1915, con lo que los problemas entre los dirigentes convencionistas se multiplicaron.

 

Batalla de Celaya [1915]

 

Avión en la batalla del Ebano [1915]

 

Villa solicitó a Zapata que fortaleciera en marzo los ataques sobre los carrancistas, para romper sus comunicaciones entre Veracruz y el centro del país, comenta Katz (2000: 68), al mismo tiempo que ordenó el ataque hacia la zona petrolera de El Ébano, San Luis Potosí; campaña que debería proporcionarle el control del puerto de Tampico, apunta Salmerón (2009), pero que terminó para finales de mayo en una completa derrota. También movilizó hacia el Bajío al grueso de las fuerzas de la División del Norte, ante los fracasos de sus tropas por erradicar a los carrancistas de Guadalajara, cuyo propósito era la defensa de su línea de operaciones y abastecimientos, que iban desde Ciudad Juárez hasta el centro del país, siendo sus puntos estratégicos los centros ferroviarios de Torreón e Irapuato.

 

 

Enfrentó a las fuerzas de Obregón en una serie de batallas que se iniciaron en Celaya, en los primeros días de abril, continuaron en Silao y León, para terminar en Aguascalientes a mediados de julio con la completa derrota de la División del Norte. Villa había enfrentado graves reducciones en los ingresos que obtenía de las haciendas confiscadas en los territorios bajo su control, señala Katz (2000: 69), que dedicaba al abastecimiento de sus tropas, a lo que se agregó el incremento de los precios del armamento, con motivo del inicio de la Guerra Mundial.

 

Mientras que Carranza había logrado desarrollar una industria militar con la que abastecía a sus tropas, además de contar con los recursos que obtenía de la venta del henequén y el petróleo; producción que mantenía activa al haber evitado la penetración villista hacia Tampico, y al haber exportado la revolución hacia la península de Yucatán con un ejército al mando de Salvador Alvarado, quien estableció un monopolio en la exportación de este importante recurso, cuyos recursos apoyaron su esfuerzo de guerra.

 

Obregón rechazó las cargas de la caballería villista, continua Katz, parte de su anterior éxito militar, utilizando la artillería y protegiendo a su infantería con trincheras, alambrados de púas y ametralladoras, además del continuo aprovisionamiento desde Veracruz, señala Salmerón (2009), que no tuvo problemas por la ausencia de ataques zapatistas sobre sus líneas de comunicaciones.

 

Después de las derrotas de la División del Norte en el Bajío, continua Salmerón, los carrancistas avanzaron sobre Zacatecas y San Luis Potosí; para septiembre ocuparon Monterrey, Saltillo, Durango y Torreón, mientras se eliminaba a otras fuerzas convencionistas en Nayarit, Sinaloa y Guerrero. Culminó esta campaña militar el 19 de octubre de 1915, con el reconocimiento estadounidense del gobierno de facto de Venustiano Carranza.

 

Salvador Alvarado en Yucatán [1915]

 

Columbus, Nuevo Mexico después del ataque villista [1916]

 

Los villistas se reorganizaron en Chihuahua y realizaron una incursión hacia Sonora, siendo derrotados a finales del mes en Agua Prieta, lo que permitió a los carrancistas ocupar Chihuahua a finales de diciembre de 1915 y derrotar finalmente a la División del Norte.

Francisco Lagos Cházaro y su gabinete [1915]

 

El villismo reaparecería con el ataque a Columbus, Nuevo México, el 8 de marzo de 1916, lo que traería como consecuencia una nueva intervención estadounidense que se extendería hasta enero de 1917 en los estados norteños. Con la derrota villista un ejército a las órdenes de Pablo González tomó el control de la capital del país y acabó con el gobierno convencionista, ahora en manos de Francisco Lagos Cházaro, a quien en junio de 1915 le cedió la presidencia interina Roque González Garza, motivado por los continuos conflictos que lo enfrentaron con los zapatistas.

 

González lanzaría una campaña de cerco y destrucción en los territorios bajo control del zapatismo, hasta lograr su total debilitamiento. Como señala Ávila (1991):

 

Los convencionistas tuvieron que abandonar definitivamente la ciudad en junio de 1915 y refugiarse en Morelos donde, particularmente los zapatistas, continuarían resistiendo por varios años más. La ciudad de México sería ocupada, una vez más y ahora en forma definitiva, por los triunfadores.

 

La forma que encontró Carranza para acabar con el zapatismo después de la derrota del ejército villista, fue planeando la muerte de Zapata. El coronel Jesús Guajardo fingió una traición al carrancismo y logró convencer al líder suriano de asistir a un banquete en su honor en la Hacienda de Chinameca, donde lo asesinó junto con su escolta el 10 de abril de 1919; acción que le mereció al asesino la felicitación presidencial y su ascenso a general.

 

El proceso revolucionario y la lucha de facciones generaron un debilitamiento de la integración política en el país, sobre todo en el sureste, en donde en varias regiones la revolución llegó desde el centro en la forma de columnas militares expedicionarias carrancistas, lo que generó que esas áreas fueron administradas por caciques regionales. Así, mientras en el norte del país se combatía al huertismo bajo la bandera del constitucionalismo, en estas regiones el poder político quedó en manos de líderes locales, quienes para mantener su dominio se incorporaron sucesivamente a los movimientos maderistas, zapatistas, villistas y obregonistas, al tiempo que mantuvieron bajo su control la economía local y la política como jefes militares o gobernadores interinos, en tanto no se definió la lucha entre carranza, Villa y Zapata.

Cadáver de Zapata en Cuautla [1919]

 

Salvador Alvarado

Felipe Carrillo Puerto

Francisco Murguia

Pablo González

Jesús Agustín Castro

 

En Yucatán la revolución se impuso por un ejército carrancista, al mando del sonorense Salvador Alvarado, quien monopolizó estatalmente la comercialización del henequén, integró una comisión agraria y organizó un partido político, el Partido Socialista del Sureste. Controló las vías férreas, los puertos y los navíos, emitió papel moneda e integró a los trabajadores en sindicatos, anunciando el corporativismo que se implantaría posteriormente en el país con Plutarco Elías Calles y seguidores. Regresó a la ciudad de México en 1918 para participar en la sucesión presidencial, pero debió exiliarse en los Estados Unidos al ser víctima de la persecución carrancista; su sucesor, Felipe Carrillo Puerto, continuaría esta labor en Yucatán.

 

En Oaxaca José Inés Dávila llegó al exceso de separar al estado del resto del país, apoyándose en la constitución liberal de 1857; situación que persistió hasta la rendición del cacique Guillermo Meixueiro, del llamado Ejército Soberanista Oaxaqueño, ante las fuerzas del carrancista Pablo González. En Chiapas, los finqueros de la Región de La Frailesca, los ricos municipios agropecuarios de Villaflores, Villa Corzo, La Concordia y Ángel Albino Corzo, se opusieron a las fuerzas militares enviadas por Carranza bajo el mando del duranguense Jesús Agustín Castro, quien combatió las condiciones de servidumbre reinantes en las haciendas de esa región.

 

En Tabasco sería necesaria la presencia de un ejército al mando del michoacano Francisco J. Múgica, quien acabó con las jefaturas políticas porfiristas e inició las primeras reformas revolucionarias en el estado. En las huastecas potosina, veracruzana e hidalguense, Manuel Peláez, un antiguo maderista, se propuso mantener libre de facciones la región, sirviendo como protector de las compañías petroleras extranjeras que lo financiaban; en 1920 se unió a Obregón en la sublevación contra Carranza, manteniendo el área libre de influencias revolucionarias, hasta la llegada de Lázaro Cárdenas a la región. En San Luis Potosí los hermanos Homobono, Cleofas, Magdaleno y Saturnino Cedillo, mantendrían la rebelión, primero contra Díaz y luego contra Huerta; primero como zapatistas, luego villistas y finalmente obregonista. Saturnino lograría una brillante carrera a la muerte de Carranza, hasta su enfrentamiento con Cárdenas en 1936. Las regiones en poder de estos caciques contaban con una gran cantidad de población indígena, en donde se continuarían por algún tiempo las condiciones de explotación que existían durante el Porfiriato.

 

Guillermo Meixueiro

Felipe Carrillo Puerto

Manuel Pelaez

Saturnino Cedillo

Lázaro Cárdenas

Cesareo Castro

 


[31] Muchos de sus integrantes se sumaron como mercenarios a las diversas tropas constitucionalistas.

[32] Gildardo Magaña (1937: 254-255)

[33] López y Cortés (1987: 49-50)

[34] Alessio Robles (1950: Capítulo 9 y 10) y Villa (1914)

[35] Op. cit., Capítulo 10

[36] Alessio Robles, 1950: Capítulo 13

[37] Op. cit., Capítulo 14

[38] Contándose al inicio de las sesiones 57 Generales y gobernadores, y 95 representantes de unos u otros. [Idem, Capítulo 16]

[39] Op. cit., Capítulo 18, 19 y 25

[40] Idem: Capítulos 30-32

[41] Idem, Capítulos 34-37

[42] Ibidem, Capítulos 39 y 45

[43] Alessio Robles, 1950: Capítulos 40-44

[44] Idem, Capítulos 45- 46

[45] Op. cit., Capítulo 49-51

[46] Op. cit., Capítulo 52

[47] Salvo un breve lapso, de enero a marzo de 1915, en que las fuerzas de Obregón recuperaron transitoriamente la ciudad.

[48] Zapata y Villa (1914)

[49] Carranza Venustiano (1914)

[50] Seis batallones formados con aproximadamente siete mil integrantes. [Ávila (1991)]

[51] Salazar et al. (1915)

[52] Ley Agraria del General Francisco Villa [Villa, 1915]

[53] Manifiesto a la Nación y Programa de Reformas Político-Sociales de la Revolución Aprobado por la Soberana Convención Revolucionaria en Jojutla, Morelos, 18 de abril de 1916. [Soberana Convención Revolucionaria, 1916]

[54] Manifiesto que firmaron Lucio Blanco, José I. Robles, Manuel Rivas, Miguel Alessio Robles, Mateo Almanza, José Vasconcelos, Eugenio Aguirre Benavides, Daniel Cerecedo, Carlos Domínguez. [González (1915)]

[55] González Garza (1915)

[56] Soberana Convención Revolucionaria (1915)

 

Referencias


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