Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920

Historia de México II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y México Revolucionario 1900-1920

1900-1920: el contexto socioeconómico y político

Propósitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revolución Mexicana, así como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella

Humberto Domínguez Chávez. Julio de 2013

 

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El reinicio de la lucha armada con el Constitucionalismo

 

 

Huerta trató de imponer el orden en el país con el homicidio de los opositores al golpe militar y el reclutamiento forzado para integrar ejércitos con los cuales combatir a los insurrectos; los cuales se multiplicaron, por lo que militarizó al país, incluyendo a la Universidad Nacional. Con gran necesidad de crédito, sin el reconocimiento internacional, y con una espiral de crisis económica, el gobierno del usurpador tuvo como principal objetivo el combatir y derrotar a las fuerzas levantadas en armas, lo que era vital para su supervivencia; sin embargo, los enemigos del gobierno militar crecieron continuamente.

 

El fin del período presidencial de Howard Taft, y el inicio del gobierno de Woodrow Wilson en los Estados Unidos, significó la terminación de cualquier acuerdo existente de esta nación con el régimen de Huerta. Su gobierno nunca sería reconocido e incluso se establecería un bloqueo de los puertos nacionales, para evitar que el dictador se armara desde Europa, al mismo tiempo que se permitió el libre avituallamiento en la frontera para los revolucionarios.

 

Para enfrentar la crisis económica Huerta devaluó la moneda en un 100%, de dos a cuatro pesos por dólar, con lo que el metálico desapareció del mercado, mientras los antiguos aliados europeos abandonaron al huertismo ante la inminencia de la Guerra Mundial que se aproximaba, resultando muy comprometedor, ante los norteamericanos e ingleses, un posible apoyo alemán a la dictadura huertista.

 

En el norte se organizó una oposición militar al gobierno huertista, que fue iniciada por el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, a quien se le adhirió el gobernador interino de Sonora, Ignacio L. Pesqueira;[25] quienes delegaron el mando militar en Pablo González y Álvaro Obregón,[26] respectivamente. Mientras que sería asesinado el gobernador de Chihuahua, Abraham González, por lo que la insurrección en este estado, y posteriormente en Durango y la Comarca Lagunera, comenta Salmerón (2004), se organizaría bajo el mando de dirigentes más populares como Francisco Villa.

Victoriano Huerta con Guillermo Rubio Navarrete

 

Orozco con Félix Terrazas y Marcelo Caraveo

 

Movimiento que lograría consolidarse militarmente hasta principios de octubre, al tener que enfrentar los villistas a un formidable ejército federal que había quedado estacionado entre la ciudad de Chihuahua y Torreón, desde la campaña contra los seguidores de la insurrección de Orozco en 1912, quienes después del golpe militar se aliaron con Victoriano Huerta. Así, las guerrillas orozquistas se concentraron en las ciudades de Chihuahua, Torreón y Durango durante el mes de marzo de 1913, mientras que los principales líderes colorados: Pascual Orozco y su padre, Marcelo Caraveo, el propio Benjamín Argumedo y José Inés Salazar, salieron a la capital del país para entrevistarse con Victoriano Huerta y tratar de lograr la pacificación de las fuerzas zapatistas.

 

Negociaciones que no dieron resultado, ya que Zapata acusó a Orozco de traidor a la Revolución y como ejemplo fusiló a su embajador, quien era su padre. Zapata reestructuró el Plan de Ayala para enfrentarse militarmente a Huerta, sin aceptar ninguna alianza con otras fuerzas revolucionarias, lo que acabó por complicar el campo político entre el huertismo y sus opositores.

 

 

Carranza, quien había gobernado Coahuila después de la firma de los Tratados de Ciudad Juárez, desde finales de mayo de 1911, además de haber resultado electo en las votaciones extraordinarias del 22 de noviembre, comenta Salmerón (2010: 72-77), asumió la dirección de la mayoría de las fuerzas militares opositoras al huertismo, desarrollando una cruzada nacional para restituir los poderes constitucionales en el país mediante la promulgación del Plan de Guadalupe; de ahí el nombre de Constitucionalista de esta nueva insurrección armada contra el gobierno federal, que se extendería de marzo de 1913, hasta agosto de 1914.

 

Carranza había logrado mantener el control político en Coahuila, gracias al apoyo militar de diversos grupos irregulares que tuvieron su origen en la revuelta maderista y no fueron desmovilizados como sucedió en el resto del país, comenta Villarelo (1970: 204-218).

 

Fuerzas depuradas de elementos radicales por Emilio Madero después de la captura de Torreón, en mayo de 1911, lo que permitió a Carranza contar con tropas que apoyaran su liderazgo. Este ejército irregular recibiría instrucción por parte de militares de carrera del ejército federal, entre otros por Luis G. Garfias y Jacinto B. Treviño, siguiendo instrucciones del propio Madero, quien buscaba consolidar el control político y militar ante las incursiones de los orozquistas durante 1912; por lo que sus dirigentes se designaron verticalmente desde el propio gobierno estatal, dentro de las elites locales.

 

Autores del Plan de Guadalupe: Jacinto B. Treviño, Francisco Urquizo, Carranza, Epigmenio Rodríguez y Eusebio Calzada

 

Carranza, Cándido Aguilar, RoqueEstrada, Isidro Fabela y Antonio I. Villareal

Procedían de grupos acomodados y compartían una visión muy diferente a la de los porfiristas sobre el desarrollo político y socioeconómico para el país, señala Salmerón (2010: 74-75), además de que se cohesionaron en torno a la posibilidad de obtener beneficios económicos, y lograr su propia promoción social con el triunfo de los caudillos a quienes seguían. Entre sus jefes encontramos a Pablo González, Lucio Blanco, Cándido Aguilar, Jesús Carranza, Cesáreo Castro, Luis Alberto Guajardo, Teodoro Elizondo, Francisco Murguía, Jesús Agustín Castro y Francisco Coss, entre otros, además de los tamaulipecos Alberto Carrera Torres y Luis Caballero.

Jesus Carranza, Pablo Gonzalez, Antonio I. Villareal y Francisco Murguia

 

 

Por su parte, los integrantes de esas fuerzas, al mismo tiempo que lograron integrarse en torno del regionalismo, la lealtad y admiración por sus jefes, fueron profesionalizados al recibir un salario, además de beneficiarse del saqueo cuando se lograban los triunfos militares. Pronto todo el norte estalló en llamas, con insurrecciones constitucionalistas en Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Chihuahua y Sonora, por lo que Huerta comisionó a los dirigentes orozquistas a las guarniciones norteñas, para fortalecer a las tropas federales: Orozco en Chihuahua, Cheché Campos en Durango y Benjamín Argumedo en Torreón; que sería el centro del ataque para recuperar el Estado de Chihuahua de los rebeldes constitucionalistas.

 

Al iniciarse el mes de julio de 1913 Argumedo se concentró en Torreón, y logró rechazar los ataques de las tropas de Carranza, quien trató infructuosamente de tomar esa ciudad entre el 22 y el 31 de julio; por lo que Argumedo fue ascendido a general del ejército federal, mientras Campos logró consolidar el huertismo en Durango al derrotar a las fuerzas que le enfrentaron Calixto Contreras, Orestes Pereyra y Domingo Arrieta. Orozco inició desde Torreón la marcha hacia Chihuahua, una vez contenida la insurrección carrancista en la Comarca Lagunera, derrotando en el camino a las fuerzas constitucionalistas de Maclovio Herrera, Manuel Chao, Trinidad Rodríguez y Rosalío Hernández, por lo que ganó gran prestigio y acrecentó sus fuerzas en doce mil hombres al capturar la capital del estado, el 22 de julio.

 

Lo que al parecer dejaba en ruinas la insurrección constitucionalista, que únicamente tenía el control del Estado de Sonora y algunos puntos de Nuevo León, Tamaulipas y el sureste de Coahuila. Carranza, quien no había logrado consolidar un poder militar en el norte centro del país, optó por trasladarse a finales de julio desde Coahuila hacia Hermosillo, Sonora, cruzando la sierra de Durango y Sinaloa, comenta Morales (1982: 81); se reunió con Álvaro Obregón en Culiacán, desde donde procedió hacia Sonora, en donde estableció su gobierno provisional el 24 de septiembre de 1913.

 

Pablo González y Jesús Carranza

 

Maclovio Herrera

Manuel Chao

Orestes Pereyra

Calixto Contreras

Tomás Urbina

Trinidad Rodríguez

 

Carranza, José María Maytorena y Obregón en Hermosillo [1913]

 

Para mitad del año de 1913 el panorama militar era el siguiente, mientras los sonorenses al mando de Obregón habían logrado liberar todo el estado de Sonora y avanzaba sobre Culiacán, Sinaloa.

 

Las fuerzas revolucionarias constitucionalistas al mando de Pablo González y el propio Carraza fueron contenidas por los huertistas en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, mientras que se iniciaba la integración del villismo con un nuevo ejército constitucionalista, la División del Norte, con la que se lograría impulsar la rebelión en el centro norte del país hacia finales del año, al liberarse el estado de Chihuahua.

Maytorena, Carranza y Obregón en Hermosillo [1913]

 

 

Las demandas agrarias que habían contribuido a debilitar al maderismo al no haber sido resueltas, resurgieron nuevamente entre las fuerzas que dejó Carranza operando en Nuevo León y Tamaulipas bajo el mando de Lucio Blanco, señala Sacaón (1988: 956-958).

 

Quien realizó el primer reparto agrario de la revolución en el Municipio de Matamoros, Tamaulipas, que benefició a 11 peones de la Hacienda Los Borregos, propiedad de Félix Díaz el 30 de agosto de 1913.

 

Al enterarse Carranza se disgustó y ordenó a Blanco que se trasladara a Sonora, ya que consideraba que la insurrección debía centrarse en regresar el país al orden legal, sin hacer más promesas, como lo había hecho erróneamente el maderismo. Comprometiéndose a que al triunfo de la insurrección se convocaría a la realización de un Congreso Constituyente, que se encargara de realizar las reformas que fueran necesarias.

 

Primer reparto agrario realizado por Lucio Blanco [1913]

 

Villa frente al pelotón de fusilamiento [1912]

A Francisco Villa le sorprendió el golpe de estado en El Paso, Texas, donde había pasado dos meses esperando su rehabilitación por parte de Madero, después de haber escapado de la prisión en la capital del país, a finales de 1912, en donde había estaba recluido. El presidente le había negado su apoyo, como lo hizo con otros líderes proletarios, después de haber sido acusado de deserción y de realizar saqueos mientras participaba dentro de las fuerzas federales que combatían a los orozquistas en Durango y Chihuahua bajo el mando de Victoriano Huerta, quien trató de fusilarlo.

Rodolfo Fierro, Villa, Toribio Ortega y Juan Medina en Ciudad Juárez [1913]

 

Villa, JohnReed y ToribioOrtega en Ciudad Juárez [1913]

 

Por lo que a principios de marzo de 1913, comentan Katz (1998: 241-242) y Alarcón (2008: 202), viajó a Tucson, Arizona, para entrevistarse con el gobernador de Sonora, José María Maytorena, quien estaba exiliado en esa población; en donde también consultó a otro antiguo dirigente maderista, el sonorense Adolfo de la Huerta. Mientras que de la Huerta le sugirió incorporarse a la insurrección constitucionalista sonorense, Maytorena le aconsejó regresar a Chihuahua para levantarse en armas, para lo cual le regaló mil pesos. Con este dinero Villa compró nueve rifles y otros tantos caballos, además de 500 cartuchos y provisiones.

 

Al mando de ocho insurrectos se internó en Chihuahua el 6 de marzo de 1913, con lo que inició una nueva etapa de su vida revolucionaria. Al levantarse en armas Villa no lanzó manifiestos ni planes, comenta Katz (1998: 245-250). A diferencia de otros políticos sustentaba con acciones inmediatas de justicia social sus propuestas, al repartir la riqueza acumulada en las haciendas y comercios entre la población, lo que le ganó rápidamente enorme popularidad. Al mismo tiempo que empleó los recursos incautados a los ricos en contrabandear armas, para lo cual expropió empresas y haciendas que puso a funcionar bajo la administración de sus tropas.

 

Su prestigio le permitió incorporar a los maderistas chihuahuenses exiliados en los Estados Unidos, además de contar con los servicios de diversos oficiales federales como Juan Medina. Estos militares de carrera le sirvieron para entrenar mejor a su ejército, que se había acrecentado hasta 1,200 soldados con la incorporación de las fuerzas de Toribio Ortega, con los que capturó por breve tiempo Casas Grandes; mientras que durante el mes de junio las fuerzas que comandaba Manuel Chao lograban tomar Parral y las de Tomás Urbina capturaban Durango. Los villistas continuaron sus operaciones en el norte del estado y enfrentaron en agosto un ejército huertista en San Andrés, en las cercanías de Cuauhtémoc, Chihuahua.

 

 

Mientras tanto, otras columnas constitucionalistas que operaban en el sur del estado habían sido derrotadas en julio, al enfrentar tropas al mando de Pascual Orozco, quien logró recuperar la ciudad de Chihuahua. Estas fuerzas derrotadas se unieron a las que comandaba Villa, quienes realizaron una exitosa campaña al norte de Durango y el sur de Chihuahua durante el mes de septiembre, lo que les permitió capturar Camargo y Jiménez, y obligó a las fuerzas federales a retirarse hacia Torreón y Chihuahua; por lo que los jefes constitucionalistas decidieron que tenían que unirse y designar un jefe, para poder combatirlas de mejor manera.

 

Al concentrarse todos los grupos constitucionalistas que operaban en el centro norte del país en la Hacienda de La Loma, cercana a Lerdo, Durango, Villa fue electo el 29 de septiembre de 1913 como su comandante; contraviniendo una instrucción de Carranza, quien había ordenado que quien debía tomar el mando de estas fuerzas era Manuel Chao. De esta forma se integró la División del Norte, comenta Salmerón (2004), la cual en una impresionante campaña militar, que mostró el dominio y utilización de los ferrocarriles en una guerra de movimientos, lograría destruir diversos ejércitos federales; campaña que se iniciaría con la primera captura de Torreón, el 1 de octubre, plaza que no retuvieron para continuar su avance por la vía del ferrocarril hacia el norte, sin detenerse en Chihuahua para lograr sorpresivamente la captura de Ciudad Juárez, el 14 de noviembre.

 

John Pershing, Villa y Obregón en Ciudad Juárez [1913]

 

Villa en Ojinaga [1913]

 

Estas fuerzas continuarían su operación militar capturando la ciudad de Chihuahua, el 8 de diciembre, para terminar aniquilando en Ojinaga, a los restos de las tropas federales que Huerta había concentrado en la frontera con los Estados Unidos, liberado totalmente el estado el 10 de enero de 1914.

 

Carranza permaneció en Sonora hasta que Villa logró liberar totalmente Chihuahua, comenta Katz (1998: 383), trasladando su gobierno hacia Ciudad Juárez en el mes de marzo de 1914, cuando la División del Norte iniciaba los preparativos para el avance hacia Torreón, Coahuila.

 

División del Norte

 

Acción que le permitió a Carranza vigilar el avance de Villa sobre Torreón y Saltillo, que se realizó durante el mes de abril.

 

La División del Norte continuó con la destrucción de otras fuerzas federales en el centro norte del país al capturar el 3 de abril la ciudad de Torreón, para continuar con su avance hacia el oriente del estado; donde el 10 de abril derrotaron otras fuerzas huertistas en San Pedro de las Colonias, para acabar destruyendo el 19 de mayo al resto de las fuerzas federales que operaban en Coahuila en las batallas de Paredón, en el Municipio de Ramos Arizpe y en Saltillo al día siguiente. Los villistas entregaron la capital de Coahuila a las fuerzas de Pablo González, quien con este apoyo logró capturar Monterrey e iniciar su avance sobre San Luis Potosí.

 

A partir de este momento Villa se enfrentó a las presiones de Carranza, quien trataba de evitar que sus fuerzas avanzaran hacia el sur, señala Katz (1998: 405), incluso ordenando suspender los envíos de carbón para los trenes de la División del Norte. Por otra parte, los villistas enfrentaron la suspensión del tráfico de armas desde los Estados Unidos, ordenado por el gobierno estadounidense como antecedente de su intervención militar en Veracruz, con la cual buscaba intervenir en el desenlace de la revolución.

 

Al decir de Katz (1982: 227), la profunda división que comenzaban a mostrar las principales fuerzas constitucionalistas, que en estos momentos tenían totalmente cercado al huertismo:

 

…despertaron en Wilson el deseo cada vez mayor de intervenir directamente en México para asegurarle así, a los Estados Unidos, una posición clave en el país y les permitiera ejercer mayor control sobre el futuro desarrollo del mismo.

 

Ocuparon con sus tropas los puertos de Veracruz y Tampico, el 21 de abril de 1914, buscando con ello proteger sus inversiones en México, sobre todo la producción petrolera, de maderas, caucho y henequén, ante la inminencia de la Primera Guerra Mundial.

 

De acuerdo con Mayer (1989), la ocasión se presentó:

 

…cuando llegó a Washington la noticia de que el barco alemán Ipiranga se acercaba a Veracruz con equipo bélico para abastecer al general Huerta. El 12 de abril, Wilson dio órdenes de apoderarse del puerto inmediatamente. El pretexto fue un suceso trivial que ocurrió el 9 de abril. Marinos estadounidenses fueron aprehendidos por fuerzas federales y puestos en libertad poco después, como resultado de un evidente malentendido.

 

Villa en Torreón [1914]

 

 

Revolución Constitucionalista

La invasión en el litoral del Golfo de México, además de la operación de sus buques en el Pacífico en apoyo a las fuerzas carrancistas en los puertos de Guaymas, Mazatlán, Manzanillo, Acapulco y Salina Cruz, comenta Hart (1989), permitió a los estadounidenses intervenir en el desarrollo de la insurrección constitucionalista, al controlar la distribución de un inmenso acopio estratégico de armas a quienes consideraran sus aliados en el país:

 

El equipo militar [en Veracruz] incluía más de 4 500 cajas de armamento y ocupaba hasta los topes tres almacenes, cada uno de los cuales medía 57.5 yardas de ancho y largo y más de 21 pies de alto. Más armas -que incluían ametralladoras y artillería- colocadas en depósitos reforzados que incluían al Baluarte de Veracruz, el faro Benito Juárez y San Juan de Ulúa.

 

Sin que ninguna de las fuerzas beligerantes pudiera impedirlo, ya que el huertismo agonizaba, el zapatismo poco podía hacer al respecto, Carranza enunciaba una protesta por la intervención, mientras Villa se mantenía en silencio para no disgustar a los estadounidenses. Además, las fuerzas intervencionistas abastecieron de armas a diversos grupos paramilitares de Campeche y Tabasco, con la excusa de buscar mantener la ley y el orden en esta región.

 

 

Tropas estadounidenses en Veracruz [1914]

El tipo de desarrollo impulsado por el Porfiriato había entregado los recursos del país a los extranjeros, lo que había dado como resultado, continua Hart, que cuatro compañías estadounidenses poseyeran más de 1,200,000 hectáreas de bosques de maderas preciosas, plantaciones de henequén y plantíos de caucho, además de que otra empresa poseía una concesión para explotar 1,400,000 hectáreas de madera en Quintana Roo, Yucatán y Campeche, cuya extensión abarcaba desde la frontera con Guatemala, hasta el Golfo de México en Campeche. Este tipo de recursos, como la explotación del caucho, eran estratégicos y cruciales para los intereses del gobierno de Estados Unidos ante el próximo inicio de la Primera Guerra Mundial.

 

Tropas estadounidenses en Veracruz [1914]

 

 

Tropas estadounidenses en Veracruz [1914]

Los estadounidenses establecieron una alianza con el carrancismo, a finales de 1914, continua Hart, por lo que le proporcionaron una ayuda crucial en armamento que se importó libremente, además de entregarles cantidades masivas de armas que se habían almacenado en Veracruz, comenta Katz (1982: 33), que integraban equipos de artillería moderna, ametralladoras y rifles, además de camiones y radiotransmisores que contribuyeron significativamente al posterior triunfo carrancista sobre el villismo y el zapatismo.

 

Tropas estadounidenses en Veracruz [1914]

 

Mapa de las campañas del Constitucionalismo [1914]

 

 

Zacatecas [1914]

El régimen de Huerta se derrumbó durante el mes de mayo de 1914, cuando las tropas de Obregón ocupaban Nayarit y Colima. Por lo que Carranza, quien buscaba frenar el avance villista, ordeno que el ataque sobre Zacatecas fuera dirigido por Pánfilo Natera y los hermanos Arrieta, comenta Langle (1965); quienes iniciaron el asalto a la ciudad el 10 de junio, sin lograr capturarla.

 

Natera solicitó refuerzos a Carranza, quien ordenó a Villa que enviara tropas al mando de José Isabel Robles o de Tomás Urbina; a lo que Villa se rehusó, sugiriendo que en su lugar debía avanzar toda la División del Norte, para evitar una nueva derrota. Esto deterioró las comunicaciones entre Villa y Carranza, tornándose cada vez más conflictivas, hasta que el primero presentó su renuncia al mando de las tropas, lo que fue aceptado por Carranza. Pero los jefes de la División del Norte sostuvieron a Villa como su comandante, quien desobedeció las ordenes de Carranza y ordenó el avance hacia el sur, logrando la captura de la ciudad el 23 de junio, con lo que la División del Norte desconoció el liderazgo de Carranza.

 

Mientras esto sucedía, comentan Katz (1998: 412) y Alarcón (2008: 188-192), los conflictos por el liderazgo se agudizaron también en Sonora, entre los obregonistas y los seguidores del gobernador José María Maytorena.

 

Al gobernador le reclamaban que hubiera pedido licencia en febrero de 1913, después del golpe de estado de Huerta y que se exiliara en los Estados Unidos; para regresar a Sonora después de que el peligro había pasado.

 

Situación que se fue agravando hasta llegar al enfrentamiento armado entre las tropas del gobernador y las de los seguidores de Obregón, por lo que durante el mes de julio de 1914 Maytorena buscó el apoyo de Villa en su reyerta, lo que puso en riesgo los intereses de los carrancistas en ese estado.

División del Noroeste

División del Noreste

 

José María Maytorena, Carranza y Obregón en Hermosillo [1913]

La situación política existente amenazaba con desatar la guerra, en momentos en que las tropas del ejército federal se encontraban completamente desintegradas, sobre todo después de su derrota en Zacatecas y cuando las fuerzas de Obregón habían logrado capturar Guadalajara, después de las batallas en Orendáin y El Castillo del 6 y 8 de julio.

 

Por lo que un grupo de generales de la División del Noreste, al mando de Pablo González, y un grupo de representantes de la División del Norte,[27] celebraron entre el 4 y el 8 de julio una serie de reuniones en Torreón, Coahuila, buscando establecer un acuerdo que evitara el enfrentamiento entre los constitucionalistas.

Conferencias de Torreon [1914]

 

En estos acuerdos, conocidos como el Pacto de Torreón, se concertó la continuidad de la jefatura de Carranza en el movimiento constitucionalista, y la de Villa en la División del Norte; al mismo tiempo que se pactaba que Carranza ocuparía la presidencia interina a la caída del huertismo, procediendo enseguida a realizar la reestructuración del Plan de Guadalupe mediante la realización de una convención de jefes militares, uno por cada mil hombres de tropa.

 

Carranza, como presidente interino, convocaría a la elección del presidente y vicepresidente, además de que el jefe militar de cada estado convocaría a la elección de los gobernadores; señalándose como limitante que ningún jefe constitucionalista podría ser candidato a la presidencia o a la vicepresidencia. La convención también tendría la tarea de integrar el programa que debería cumplir el siguiente gobierno y sus colaboradores.[28]

 

Adicionalmente, se acordó que el conflicto en Sonora debería ser resuelto por el Primer Jefe, sin violar la soberanía del Estado y respetando la persona del gobernador constitucional José María Maytorena.[29]

 

 

La respuesta de Carranza que Pablo González presentó el 13 de julio de 1914 a los representantes de la División del Norte, señalaba que aceptaba en lo general los acuerdos tomados y se congratulaba de que se hubiera superado el incidente, aceptando las explicaciones que le hacían llegar en relación con los mensajes intercambiados en junio, en relación con las acciones tomadas para la captura de Zacatecas.

 

Continuaba señalando que al tomar posesión interina de la presidencia convocaría a una junta en la que participarían los generales con mando de fuerza, además de los gobernadores, quienes se ocuparían de estudiar y resolver las reformas que se deberían implementar por el gobierno provisional, además de fijar la fecha para la realización de las elecciones generales y locales en el país, aclarando que lo señalado por los participantes, en relación con los asuntos relacionados con el programa que debería desarrollar al nuevo gobierno, eran ajenos al incidente que motivó las conferencias.[30]

 

Cesareo Castro, JesusCarranza, Obregon, Pablo Gonzalez y Benjamín Hill [1914]

 

[25] Al solicitar una licencia José María Maytorena, quien abandonó el país a finales de febrero de 1913.

[26] Alcalde de Huatabampo que adquirió gran prestigio a nivel estatal, al lograr derrotar a los orozquistas en octubre de 1912, cuando intentaron extender en Sonora la insurrección del Pacto de la Empacadora. [Henderson, 2001: 172]

[27] Antonio I. Villareal, Cesáreo Castro y Luis Caballero por la División del Noreste, y Ernesto Meade Fierro, Miguel Silva, Manuel Bonilla, José Isabel Robles y Roque González Garza por la División del Norte.

[28] Villareal, et al. (1914) y Villa (1914)

[29] Villareal, et al. (1914)

[30] Villa (1914)

 

Referencias


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