Agricultores

Otro, es la división de todos los seres en dos grupos: opuestos y complementarios. Una parte es lo que caracteriza a su esencia, predominantemente seca, caliente, masculina, luminosa y vital; en la otra, su esencia se inclina a lo frío, húmedo, femenino, oscuro y mortal. El tercer principio es la alternancia del poder de las esencias sobre la tierra: el dominio de las fuerzas opuestas se sucede para crear los ciclos que dan continuidad al mundo.

El conocimiento agrícola se enriqueció con la “presencia” de los cinco soles: grandes dioses para responder a la partición del mundo según el punto de vista de la cosmología mesoamericana que divide el universo en cinco partes: cuatro puntos cardinales y el centro. Las dos principales deidades que intervinieron en la creación fueron: Quetzalcóatl asociado con la vida y la prosperidad, la presencia de la serpiente emplumada, la unión de las aguas pluviales y las terrestres, entre los pueblos agrícolas mesoamericanos, era indispensable para su propia sobrevivencia. La serpiente se identifica con el agua que corre por la tierra, ríos y manantiales, el plumaje verde se refiere a las aves, al igual que las nubes, surcan el cielo y son portadoras de la lluvia; y Tezcatlipoca Negro, representa el conflicto y el cambio; se le presentaba a menudo con un espejo de obsidiana en la parte posterior de su cabeza y otro reemplazando a uno de sus pies, denominado Espejo Humeante. La lucha cósmica entre ambos, provocan la creación y destrucción de cinco Soles, cada uno de los cuales es identificado por el tipo de cataclismo que lo destruyó.