Foco narrativo

Foco narrativo

El narrador es quien cuenta la historia. Se trata, en consecuencia, de un testigo privilegiado, de una voz que al relatar se enfocará o concentrará en una parte de esa realidad literaria desde la que cuenta la historia. Esto significará que es el foco el que limita aquello de lo que puede o no hablar. Veamos.

Pensemos en dos personajes que se encuentran sentados en la banca de un parque, permanecen allí, casi estáticos. Imaginemos ahora que hay un narrador que cuenta la historia de aquellos personajes. Se trata de un narrador que está fuera de la historia; que ve y sabe todo. Es pues, un narrador omnisciente. Este narrador puede moverse por donde sea y puede, incluso, entrar en la cabeza de los personajes o, de pronto, desaparecer para trasladarse a otro lugar.

Ahora pensemos en un narrador en tercera persona, pero que permanece todo el tiempo a espaldas de los personajes. Podrá narrar única y exclusivamente lo que ve desde esa perspectiva limitada. El narrador no podrá ver por encima de los personajes ni podrá trasladarse a otro momento, en la mayor parte de los casos, tampoco podrá introducirse en los pensamientos de los personajes. Simplemente describirá sus reacciones. Será un testigo que observa una parte limitada de la realidad literaria.

Finalmente, pensemos que uno de los personajes narra la historia. Lo hace desde su visión y su particular forma de ver las cosas. Observa al otro y reflexiona. Ve lo que puede desde su perspectiva y desde allí desarrolla su narraciones.

Estas posibilidades visuales constituyen el foco de la narración. Y parten, como ya se mencionó, de la intención del narrador por dotar a su narrador de ciertas características específicas. Lo formidable de todo esto es que el autor utiliza al narrador como un recurso para dotar a su historia de una magia especial, de una forma específica de transmitir el relato y una manera peculiar de contar una historia.

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