Transporte y comunicaciones

Transporte y comunicaciones en la segunda mitad del siglo XIX

Caminos


Caravana de carretas arrastradas por bueyes a fines del siglo XIX. Foto de Benito Panuzzi Colección/Fuente: Colección Witcomb/AGN

Algunas de las necesidades más apremiantes para modernizar la economía del país tenían que ver con los medios de transporte y con las vías de comunicación que a mediados del XIX eran escasos.

Hasta el siglo XIX el medio de transporte más común había sido la carreta y el carruaje, pero en los tiempos de la Revolución Industrial se habían convertido en un obstáculo para los fines comerciales y productivos; eran lentos, ineficientes y era caro utilizarlos. Por si fuera poco, las haciendas eran las entidades que acaparaban los servicios de transporte tanto de carga como de personas, generalmente las haciendas poseían las flotas de carretas que salían a otros lugares para llevar todo lo producido a los mercados de los pueblos aledaños.

 

México contaba además con un territorio difícil de explorar, las carreteras y caminos existentes eran muy viejos y peligrosos debido a que habían sido trazadas desde los tiempos de la Colonia. Para la década de 1880 había 9 mil kilómetros de carreteras, siendo las más importantes: la vía México-Querétaro-San Luis Potosí, con ramales a Guanajuato y Guadalajara; Guadalajara-San Blas; Cuautitlán-San Juan del Río; México-Toluca-Morelia; México-Puebla-Tehuacán-Esperanza; Jalisco-San Marcos; Amozoc-Veracruz etc. Durante el Porfiriato esta red se amplió con las rutas Guadalajara-Tepic; Tepic a San Blas; Paso de Parras a San Marcos; Chiapa de Corzo a la frontera de Guatemala; Mazatlán a Culiacán; Tepic a Álamos; Tepic a San Marcos; México a Toluca; México a Puebla; Guaymas a Guadalajara; Iguala a Chilpancingo; Chilpancingo a Acapulco; etc*.

Ferrocarril


Cartel de 1850 que anunció la inauguración del primer tramo nacional de vías férreas.

La construcción de una red ferroviaria nacional que conectara las principales ciudades mexicanas fue uno de los proyectos liberales más importantes en el siglo XIX. El ferrocarril era el principal símbolo del triunfo del capitalismo industrial y del progreso humano.

Desde 1842 se empezó a planear la introducción del ferrocarril; en 1850 se inauguró el primer tramo de 11.5 km del puerto de Veracruz-El Molinito, y el segundo conectaba la ciudad de México a la Villa de Guadalupe (1857).

Durante el Segundo Imperio, Maximiliano firmó el contrato para la construcción del ferrocarril de México a Veracruz. En 1869, Juárez inició el proyecto de la construcción de la vía férrea que conectaba el principal puerto comercial –Veracruz- con la capital mexicana con la finalidad de facilitar la circulación de mercancías y fortalecer el mercado interno y externo. Esta red se inauguró en enero de 1872. Para esta red se requirieron en el territorio escarpado 10 viaductos, 5 puentes de hierro y 93 provisionales de madera.

 

Red ferroviaria durante el Porfiriato 1880 - 1910

Puedes revisar el mapa "Red ferroviaría durante el Porfiriato 1880-1910" en el Atlas Histórico de México.

El crecimiento de la red entre 1880 y 1910 fue muy importante: pasó de 1,074 km en 1880 a 19,280 km en 1910; durante el Porfiriato se conectaron las principales zonas fronterizas con la capital y las zonas agroexportadoras y mineras. En 1884 se inauguró el Ferrocarril Central de Ciudad Juárez a la ciudad de México y en 1888 el Ferrocarril Nacional de Nuevo Laredo a la capital.

La introducción del ferrocarril se realizó principalmente con capital extranjero; el gobierno mexicano se limitó a dar garantías a las empresas (entre otras la “Nickerson, Atchinson, Topeka and Santa Fe Railroad”, la “Palmer y Sullivan” y la “Gould, Texas and Pacific Railroad, Iron Mountains and International Railroad” y la “Huntington, Southern Pacific Company”, todas estadounidenses). Hasta 1890, cuando la mayor parte de la red ya estaba trazada, se homogenizó  el sistema (estableciendo el mismo ancho de vías por ejemplo) y las reglas para los ferrocarriles y este proceso culminó en 1908 con la creación de la compañía gubernamental llamada “Ferrocarriles Nacionales de México”. Las inversiones nacionales estuvieron más vinculadas con los circuitos regionales como los circuitos mineros de Pachuca y Real del Monte, así como los azucareros de Morelos y pulqueros de Hidalgo.

La red ferroviaria conectó regiones lejanas y promovió el intercambio comercial aumentando el volumen, la velocidad y capacidad de circulación de mercancías, que se elevó de 262,903 toneladas en 1880 a 14,072,457 toneladas en 1910. En estos años aumentó en particular la exportación de los productos a los Estados Unidos. John H. Coatsworth señala que: “el ferrocarril contribuyó poco al crecimiento industrial de México en el Porfiriato. La mayor parte de la carga de los ferrocarriles mexicanos de este periodo, consistía en materias primas para la exportación; y casi la totalidad de los eslabonamientos hacia atrás, dirigidos a los proveedores industriales, se fugaron a través de la frontera hacia los Estados Unidos”.*

Poco a poco, el ferrocarril constituyó el medio más recurrido para viajar, algunos vagones delanteros fueron reservados para pasajeros divididos en dos clases: la rica y la pobre de acuerdo con lo que podían pagar. Los demás vagones eran para transportar carga (alimentos, animales, minerales y demás). También estimuló la migración interna, moviendo poblaciones del centro de México a las regiones mineras del norte.

 

Telégrafo


Aparato de telegrafía.

Siguiendo el modelo estadounidense, se fortaleció también la red telegráfica con 2600 km construidos entre 1872-1875 para llegar a una cobertura de 78,000 km en 1910. La “Mexican American Cable Co.” controló a finales del siglo XIX las líneas telegráficas la “Mexican Telephone Company” y la “Mexican Light and Power” (que a mediados del siglo XX se convierte en “Luz y Fuerza”). Con la red telegráfica se mejoraron los servicios postales, la comunicación telefónica y se conectó a México con el mundo de negocios mediante un cable submarino.

Transporte marítimo

San Juan de Ulúa, puerto de Veracruz, siglo XIX.

Al igual que el ferrocarril el transporte marítimo fue dominado por las empresas extranjeras. Había líneas que conectaban la costa atlántica de los Estados Unidos con el Golfo de México y líneas europeas que conectaban el viejo con el nuevo continente. De la infraestructura de los puertos como Veracruz, Tuxpan, Coatzacoalcos, Mazatlán, Manzanillo, Salina Cruz, Isla del Carmen, etc. se encargaban las empresas ferrocarrileras que así conectaban su red comercial con la internacional.

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