Postuló en su libro “Forjando Patria” de 1916, que la civilización indígena perduraba en la cultura nacional, señalando que estos pueblos no podían considerarse como mexicanos debido a la multiplicidad de sus lenguas y costumbres, por lo que representaban un obstáculo para lograr la modernización nacional, entendida como una sociedad laica y democrática, por su atraso y aislamiento milenario; por lo que consideraba que se deberían integrar siguiendo un modelo de “modernidad occidental”, para lograr su unidad racial, cultural y lingüística

Planteaba hacia mitad del siglo XIX, con base en una litografía de Casimiro Castro, que el grupo de los indígenas: “…forma el complemento de la miseria, y de las ningunas exigencias de esa raza que tanto ha degenerado de los antiguos aztecas.”

Para finales del siglo XIX se multiplicaron pinturas y esculturas que revaloraron el pasado prehispánico del país, llegando a glorificarse a este gobernante mexica, como el inicial caudillo estoico que había defendido a la patria, al enfrentarse a los invasores españoles

En los inicios del siglo XX el sistema porfirista presentaba una debilidad estructural subyacente, que se agravó con la crisis económica de 1907, cuando la mayoría de los bancos comerciales mexicanos se vieron agobiados por:

La penetración del comercio extranjero en la sociedad provinciana, apoyada por el Porfiriato, alcanzó en esta región del país una magnitud sin precedentes al competir con los terratenientes locales, excluyendo a las élites regionales, los hombres de negocios y los artesanos, creando una situación muy conflictiva

El Porfiriato logró la incorporación del país al desarrollo del capitalismo mundial con particulares formas de modernización, con el apoyo en gran medida de los capitales extranjeros, que convirtieron a la nación en:

Área del país en donde las fuerzas conflictivas entre la penetración económica extranjera y el mantenimiento de la sociedad tradicional fueron especialmente fuertes, lo que condujo a una situación extremadamente revolucionaria

Para los habitantes de este territorio, desde el triunfo liberal, existió una constante amenaza estadounidense a la soberanía mexicana, por el establecimiento de bases militares para abastecer a su flota del Pacífico

Las poblaciones rurales enfrentaron con poco éxito enfermedades endémicas durante el Porfiriato, como el paludismo, la fiebre amarilla, el cólera, además de otras como la tuberculosis y las infecciones gástricas, situación que se favoreció por:

Planteó en “La sucesión presidencial en 1910” sus ideas sobre la democracia en la siguiente forma: “El pueblo ignorante no tomará una parte directa en determinar quiénes han de ser los candidatos para los puestos públicos [...] Aun en países muy ilustrados no es el pueblo bajo el que determina quiénes han de llevar las riendas del gobierno. Generalmente los pueblos democráticos son dirigidos por los jefes de partido, que se reducen a un pequeño número de intelectuales.”

Las unidades de producción tradicionales en el México porfirista fueron extensivas, las cuales sumaban algunos miles e integraban un universo cerrado, en donde el trabajo lo realizaban los peones, además de medieros, aparceros y vaqueros

El agua se utilizaba en el Porfiriato para todo, menos para esta función higiénica, ya que según el criterio de la época ponía en peligro la salud, tanto física como moral

Con el ferrocarril fue posible distribuir esta bebida desde su área de producción en Hidalgo, Estado de México y Tlaxcala, a una mayor área geográfica, ya que era de corta vida; el cual se consumía en grandes cantidades en las ciudades y el campo, para acompañar las comidas

Preocupación social en el Porfiriato, que también ocuparía a los políticos más radicales de la época posrevolucionaria, con lo que desde el siglo XIX se buscó erradicar lo que se consideraba conformaban vicios arraigados entre la población, los cuales condenaban al país al atraso, como la embriaguez, el adulterio y la prostitución, además de la holgazanería, ociosidad e ignorancia

La mayoría de la población ocupó el oriente de la ciudad, en los alrededores del Lago de Texcoco, además de unir con asentamientos el pueblo de Tacuba con la Calzada del Río del Consulado al poniente; mientras que en el centro de la ciudad de México transformaron las viejas edificaciones de otras épocas en estas viviendas de uno o varios pisos y patios:

La indumentaria de las personas ubicaba el grupo social al que correspondían; sin embargo, todos los hombres portaban esta parte del vestido, diferenciando por su acabado y el material de que estaba hecho no sólo a los grupos acomodados, sino su origen regional

Además del huipil, las enaguas de percal o los largos vestidos estampados y de colores llamativos, el delantal y la costumbre de andar descalzas o con huaraches, integró una prenda imprescindible del atavío de las mujeres humildes del Porfiriato:

Vicente Riva Palacio reestructuró con esta obra colectiva la historia nacional, conformando una nueva identidad colectiva que exaltó las figuras de los caudillos en pinturas, monumentos y esculturas en todo el territorio nacional, lo que inundó de un fervor nacional a la población, la cual participó de festejos y celebraciones que integraron un nuevo calendario cívico que suplió al religioso

El grupo coordinado por los hermanos Flores Magón propuso en este documento renovar las instituciones del país, al sugerir fortalecer la democratización por vía del sufragio efectivo y la no reelección, la libertad de imprenta y la reafirmación de las Leyes de Reforma en materia de cultos religiosos, además de apuntar medidas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores del campo y de la ciudad, reglamentando el trabajo asalariado

Andrés Molina Enríquez consideró en esta obra que el proceso de transformación nacional se debería dar a partir de grupos provenientes de profesionistas, rancheros y trabajadores urbanos, fortaleciendo la pequeña propiedad agrícola y las tierras comunales; lo que requeriría del impulso de un gobierno autoritario, el cual pudiera enfrentar las tendencias disruptivas generadas por el localismo indígena y las provenientes del radicalismo mestizo, rechazando, por utópicas, las ideas y tentativas democráticas del movimiento Maderista