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Cine mexicano entre 1940-1970
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Relación de Columnas

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Esta industria le mostraría a la población que lo íntimo no es lo que se vive en la familia, los ambientes de la aglomeración urbana y los largos horarios laborales, sino lo que se desearía vivir, conduciéndoles a soñar que lo más colectivo integraba lo más personal, encontrando su identidad sobre todo en el melodrama
Fueron el grupo social al que se dirigieron los principales temas de la producción cinematográfica, que tenía como fundamento a la familia y se ubicaron dentro de los siguientes conjuntos: cine histórico; películas de ambiente campirano; melodramas; comedias; y temas de cabaret y del arrabal con mujeres fatales
Se generaron por el cine nacional para que los espectadores reconocieran, y fueran reconocidos, dentro del tropel urbano de barrios, colonias y vialidades a personajes que actuaban como profesionistas, artesanos, tenderos, taberneros, curas, policías y, por qué no, cabareteras y prostitutas, además de los ridículos villanos, las tías generosas y los compadres solícitos
Estilo cinematográfico nacional que narraba combates inverosímiles con seres sobrenaturales, tomados de los cómics, cuyas producciones se convirtieron, sin desearlo, en formas de un cine de culto debido a sus primitivos efectos especiales, grotescos maquillajes y una mezcolanza en la trama que integraba ambientes rurales y urbanos
En el cine de ambiente rural, de 1940-1950, sobresalió en la dirección Emilio (El Indio) Fernández, que tuvo la colaboración de este fotógrafo, quien desarrolló una idea de “mexicanidad” a través de la exaltación del paisaje, filmado en el blanco y negro de la época, adecuado a su idea de que el pueblo mexicano no tiene color
El cine del “Indio” Fernández ilustró esta propuesta particular del México rural con sus comunidades indígenas, anterior a las devastaciones del progreso, que se resistía a los cambios que desde el gobierno trataban de imponerse para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes
Sus actuaciones cinematográficas impondrían las astucias y modelos a seguir del patriarcado y matriarcado, tanto en ambientes rurales como citadinos
Las actuaciones de estos cómicos mostrarían las formas de comportarse ante el poder político y socioeconómico, mediante complejas formas del habla para comunicar lo menos posible, con el fin de evadir el compromiso y las consecuencias de conducirse de forma indebida en el contexto de las nuevas pautas sociales
Los personajes representados en el cine por este actor ejemplificarían formas de disculpa social, mediante la comicidad, ante las conductas adoptadas con la inevitable vejez, la vida matrimonial y los conflictos masculinos con una matrona dominante, la persistente soltería masculina o los problemas que conlleva las amistades de carácter difícil
Sus actuaciones cinematográficas como “vecinas de al lado”, compañeras de trabajo, bailarinas de cabaret o prostitutas, ofrecían una sensualidad cercana y común, pero inaccesible para los espectadores masculinos
Integrarían los escenarios deseables del buen vivir del cine mexicano, inalcanzable para la mayoría, a través de melodramas que se presentaban en el contexto de sus callejones, monumentos, edificios y parajes
Mostrarían en sus producciones personajes prototípicos marcados por influencias desde el sistema económico, político e ideológico para imponer a las grandes masas ejemplos de una adecuada conducta social, con madrecitas santificadas o doncellas virginales, hijos obedientes y trabajadores, además de delincuentes o mujeres fatales
Serían el tema de una serie de cintas, en los años de 1950-1960, donde se incluirían temas sobre la preocupación de los progenitores por la virtud femenina antes del matrimonio y los riesgos que acechaban a sus hijos, debidos a descuidos y conflictos impulsados por la incomprensión, donde se magnificaba mil peligros y cursilerías que asechaban en la vida urbana
Este tipo de obras, de artistas como Leopoldo Méndez, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Gerardo Murillo el Doctor Atl o Diego Rivera, contribuirían a dar fuerza a los personajes fotografiados por Gabriel Figueroa, en las escenas de ambiente campirano
Se incorporó este tipo de cine en los años de 1950, al copiarse temas de las series televisivas norteamericanas, además de aprovechar el éxito de los populares cómics de José G. Cruz, publicadas para entretener a un público analfabeto
Fue mínima la colaboración con los aliados en este tipo de películas (salvo “Soy puro mexicano” de Emilio Fernández de 1942), que fueron comunes en la producción norteamericana, realizándose en su lugar adaptaciones de obras literarias sudamericanas y ambientaciones de comedias musicales del tipo hollywoodense, con actores y música latina
Empresa creada por el gobierno, que ratificaba un acuerdo cardenista, para hacer obligatoria la exhibición de cintas nacionales en todas las salas del país, cuando esta industria ocupó el sexto lugar nacional por su producción en 1941, lo que se ha llamado la “época de oro”
Director que sobresalió en el cine mexicano urbano de la posguerra, con películas donde se reforzaba la idea del esfuerzo propio para acceder a la riqueza mediante el arribismo y la necesidad de rechazar las costumbres tradicionales y sus valores sociales, como lo requerían los intereses sustentados por la nueva burguesía industrial y su proyecto de desarrollo
El público mostró una preferencia sostenida por este género y ambiente, entre 1930 y 1970, con excepción de un breve período entre 1960 y 1965
Representó al pícaro norteño en un cine de ambiente rural ante la creciente emigración hacia los EUA, que se filmó en exteriores con muy baja calidad y costos para reducir los presupuestos, que ante su éxito dio lugar a otras variantes con aventuras rurales y urbanas, e incluso combates a invasiones alienígenas
Influyó en su modificación el establecimiento del horario corrido en oficinas, empresas y comercios, que acabó con las horas muertas a mitad del día, aunado a la creación de 4 mil cantinas, una importante vida nocturna en un número igual de cabarets y 200 prostíbulos, disponibles para divertir a la población masculina
Principales razones del desarrollo de nuevos temas en el cine nacional al finalizar la Guerra de Corea, con cintas de luchadores, westerns, la problemática de una juventud rebelde y un particular cine de horror que mezclaba los típicos monstruos con personajes de ambiente campirano
Asuntos de las películas de ambiente campirano de la época de la unidad nacional y la modernización, al desaparecer los temas revolucionarios por efecto de la censura oficial, donde se impidió presentar aspectos políticos contradictorios, y/o vergonzosos, de esta etapa histórica
Al finalizar las décadas de los años de 1940-1950 se retomó en el cine este suceso histórico, que ahora se presentó como un pasado anónimo remoto en el que están ausentes los planteamientos políticos y los conflictos de sus dirigentes, acorde con la unidad nacional e institucionalización demagógica de la gesta revolucionaria por el partido oficial
Explorado desde los años de 1930, este tema del cine nacional mantuvo siempre esta visión ideológica de clase media e influencia gubernamental, donde no se trataron las causas de la marginalidad social y explotación de las comunidades, al considerar que los indígenas estaban arraigados a tradiciones atávicas, con atraso e incultura