Historia Universal, Moderna y Contemporánea I

 

Unidad III: Transición a la Sociedad Capitalista. Las Revoluciones Burguesas (Siglo XVI a principios del XIX)

 

Tema: El Cambio Europeo Hacia la Sociedad Capitalista

 

Humberto Domínguez Chávez y Rafael Alfonso Carrillo Aguilar

Mayo de 2007

 

 


 

Introducción

 

Producto de la expansión colonial en el mundo, de las potencias europeas no ibéricas, se desarrollaron compañías comerciales con participación por acciones,(1) como expresión del capitalismo comercial del siglo XVII,(2) a partir de permisos especiales otorgadas por sus gobiernos, que desempeñaron un importante papel en la expansión colonial, en el Extremo Oriente, Africa y Norteamérica, al tener, en forma monopólica, funciones colonizadoras y administrativas.

 

Las compañías comerciales

 

Dentro de ellas encontramos a la Compañía de las Indias Orientales, autorizada por la reina Isabel I de Inglaterra, en 1600, y la Compañía de las Indias Orientales holandesa, creada en 1602; mientras que, en España, el rey detentó el monopolio del tráfico colonial hasta el siglo XVIII. Sin embargo, también participaron, aunque tardíamente, con empresas de participación burguesa, como la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, en 1728, la Compañía de La Habana, en 1740, y la Real Compañía de Filipinas, hacia 1785, ente otras.

 

 

Resumen analítico

Provincia of Maryland, colonia inglesa en Norteamérica de1632 a 1776, que se unió a otras doce para formar los EUA

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Provincia de Carolina

http://en.wikipedia.org/wiki/Image:Carolinacolony.png

 

 

La Revolución Económica, Clip de video (MPG)

 

 

Ejercicios de autoevaluación

 

Una de las actividades fundamentales de las compañías inglesas y holandesas, más que el traslado de mercancías, tenía el objetivo de establecer centros de población, según sus propios estatutos, por medio de concesiones de sus gobiernos. Así, la corona inglesa concedió a sus nobles amplios territorios, como a Lord Baltimore, quien emprendió la colonización de Maryland,(3) en 1632; además de los permisos concedidos a los ocho Lores Propietarios, para la colonización, desde 1606, del territorio de Carolina;(4) todas estas colonias de cultura inglesa, en donde imperó la tolerancia religiosa, repartió la tierra en forma de latifundios, dedicados a la explotación de productos agrícolas necesarios para la población europea, utilizando la mano de obra de esclavos africanos, comerciados en Charles Town, por lo que el sistema agrícola adquirió un carácter marcadamente aristocrático, sobre todo al sur del territorio.

 

Compañías holandesas

 

La capacidad comercial de los Países Bajos, la actual Holanda, cuya flota sumaba cerca de 200,000 toneladas y la creación de su Compañía de las Indias Orientales, en el único territorio en donde los burgueses gobernaban en ese tiempo y, en donde los magistrados de las Provincias Unidas y los directores y consejeros de la Compañía eran las mismas personas, permitió que se desarrollara su comercio más rápidamente que el ingles y fue el modelo típico de estas sociedades mercantiles capitalistas. Unificaron el tráfico comercial holandés, inicialmente de las especies y posteriormente de la seda y las porcelanas chinas, desde Amsterdam hacia el Océano Indico, que se habían realizado con anterioridad, expulsando, paulatinamente, a los portugueses. El Estado le dio a la Compañía el monopolio absoluto del comercio, subordinó sus intereses a los del éxito de sus actividades, contribuyó con ciertos impuestos y puso a su disposición la potencia de su flota de guerra, en una época donde las rutas por mar apenas experimentan cambios y se determinaban por las mercancías.

 

Para sus actividades se estableció su centro de operaciones en Batavia, en la isla de Java, donde se organizó una sólida burocracia y se fortaleció el enclave con un ejército de 12,000 hombres y una flota de 40 a 60 barcos, que protegieron factorías en Siam, Annam, China y Japón, delimitando un área de influencia desde la India a las Molucas, en la actual Indonesia, lo que les permitió arrojar a los ingleses de su zona de influencia, en 1623.

 

Arquitectura holandesa en la bahía de Willemstad, Curaçao

http://es.wikipedia.org/wiki/Curazao

 

Islas Maluku, Indonesia

http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:IndonesiaMalukuIslands.png

 

Dos años antes, los holandeses crearon una Compañía de las Indias Occidentales que existiría hasta 1674, lo que les permitió, haciendo uso del contrabando y la piratería, establecerse en Curaçao y Pernambuco (Recife) y otros puntos del Brasil; en Norteamérica integraron la factoría de Nueva Ámsterdam, en 1626, especializada en la caza y procesamiento de la ballena; que, al pasar a control ingles en 1664, fue denominada Nueva York.

 

Compañías francesas

 

Las primeras compañías comerciales francesas fueron las de Nueva Francia, en el Canadá, a partir de la fundación de Québec en 1608 y las del Mississippi; entre 1649-1683 se otorgarían concesiones a Jean-Baptiste Colbert (1619-1683),(5) para ampliar la penetración a lo largo del río San Lorenzo, cuyo atractivo comercial eran las pieles finas y la producción de cereales; realizándose una colonización apoyada por los jesuitas, en la evangelización de los indígenas. Al empresario Colbert también se debe la creación de la Compañía del Norte, en el Báltico, la de Levante, para el Mediterráneo oriental, la del Senegal y las de las Indias Occidentales y Orientales, que abrió la perspectiva de la colonización francesa de Madagascar y la India.

 

En el Caribe se creó la Compañía de las islas de América, en 1635, que tuvo como antecedente la presencia de colonos que se apoderaron de las islas de Martinica, Guadalupe, Granadina y Santo Domingo, dedicándose al cultivo de plantación, con trabajo esclavo, de caña de azúcar, además de practicar la piratería y el contrabando en las colonias hispano-portuguesas; actividades en las que también participaron los holandeses, que desde 1620 se establecieron en las Antillas, buscando arrebatar a los españoles y portugueses la supremacía marítima en el Caribe.

 

La decadencia española durante el siglo XVII

 

Durante los gobiernos de los reyes de la Casa de Austria se oriento la política del imperio hacia la obtención de dinero, para enfrentar los crecientes gastos derivados de una fracasada sucesión de luchas hegemónicas europeas con otros estados y la existencia de una corte excesiva y despilfarradora;(6) además, fueron monopolizadas por el Estado los grandes recursos que llegaban de su imperio colonial en América, al mismo tiempo que se entregaron a extranjeros las actividades económicas; quienes, establecidos en Sevilla, acabaron por controlar el comercio español,(7) debido a la incapacidad manufacturera hispana, que importaba el doble de productos de lo que exportaba, lo que hacía que los extranjeros se llevaran la plata, que llegaba acuñada de su imperio americano.

 

Colonias europeas y pueblos originarios (siglos XVI-XVIII)

http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Colonias_europea_en_Am%C3%A9rica_siglo_XVI-XVIII.png

 

Los altos impuestos para la población acabaron por empobrecer al reino; mientras que se liberó de impuestos al clero, lo que condujo a su fortalecimiento corporativo y su gran participación política, en manos de la parte más improductiva de la sociedad, para poder impulsar el desarrollo burgués.

 

Las actividades comerciales se entorpecieron por la existencia de aduanas y peajes, que encarecieron el comercio interior, al mismo tiempo que la creciente inflación incrementó los salarios y las manufacturas hispanas dejaron de ser competitivas frente a las extranjeras, por lo que se prohibieron las industrias de paños de México y el Perú, para no afectar la producción de la metrópoli.

 

Mientras que, en la administración del imperio se generalizó el nombramientos de ministros ineptos, que gobernaban a nombre del monarca, como el duque de Lerma, valido de Felipe III (en el trono de 1598-1621), que generalizó la corrupción y el nepotismo.

 

En esta época decayeron las actividades agropecuarias, con una agricultura en retroceso, que siempre había estado sujeta al desarrollo de la ganadería, en donde se fortalecerán sus antiguos privilegios,(8) al mismo tiempo que se presentaba un agotamiento del artesanado, con los gremios convertidos en oligarquías monopolizadoras.

 

El panorama era desolador para el gran imperio hispano, con un crecimiento de los latifundios, que se fortalecieron con la institución del mayorazgo(9) y la centralización política, que serían poderosas trabas al desarrollo capitalista, frente a las nuevas potencias del norte europeo.

 

La mentalidad era poco favorable para el desarrollo capitalista, ya que entre la población acomodada no se valoraba el trabajo y el comercio y existía, entre la nobleza y los nuevos ricos, una mentalidad medieval que sobrevaloraba la honra y la limpieza de sangre noble, producto del horror que les presentaba el formar parte de un imperio que había sido construido por hijos de molineros, como Cortés, o de pastores de cerdos, como Pizarro, por lo que todos ansiaban formar parte de la nobleza, incluso pagando por títulos que la corrupta corte de los Austrias puso en venta, para obtener ingresos adicionales, fortaleciendo el desarrollo de las clases sociales improductivas, con estructuras sociales muy rígidas.

 

En este contexto de parálisis socioeconómica e ineficiencia política, se presentó una reducción de las remesas de metales preciosos de las colonias americanas, por agotamiento de las minas hacia 1630, que no sería superado hasta el hallazgo de los yacimientos brasileños, en 1680.(10) Aunado a esta reducción en la producción, se generalizaron los asaltos de piratas que incrementaron las pérdidas a manos de corsarios y piratas ingleses y franceses, que incursionaban desde 1620 en las Antillas, desde la isla de Tortuga y Jamaica, mientras los holandeses operaban desde Curaçao, saqueando las ciudades costeras y acechando el tráfico entre las propias colonias, que incrementaría los gastos de la administración colonial, por la construcción de buques de guerra y la fortificación de los puertos coloniales. Todo ello condujo al recurso de depreciar la moneda, incorporándole otros metales y acuñando moneda de vellón con cobre.

 

Fuerte de San Juan de Ulúa, Veracruz

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Castillo de San Felipe del Morro, San Juan de Puerto Rico

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Una interpretación sobre la decadencia

 

Los enormes territorios integrados al imperio español, a partir de los reinados de los reyes católicos y de los primeros Habsburgo, Carlos I y Felipe II, comenzó a desmoronarse para el siglo XVII, acabando con el mito de una España que todo lo conquistaba; cuando la realidad era que se habían desperdiciado su fuerza de trabajo y sus enormes riquezas coloniales en guerras infructuosas, buscando la hegemonía sobre las otras potencias europeas, en lugar de desarrollar su economía. Otro frente del desgaste hispano lo constituyeron las guerras de religión, desatadas por Carlos V, para tratar de frenar la expansión del Luteranismo y el poder de los reyes y príncipes del Sacro Imperio.

 

 

En una época de comercio mundial, iniciado a finales del siglo XV, con el control portugués del tráfico hacia el extremo Oriente y de América por los castellanos, que significó la exploración y el establecimiento de factorías comerciales y zonas de colonización en vastos territorios, se inició un fuerte crecimiento del comercio europeo, además del renacimiento del intercambio mundial, con la extensión de la penetración comercial europea en ambas costas del Pacífico, con los navíos españoles que viajaban del Perú hacia Europa, vía Portobelo, en Panamá y desde Acapulco hasta Filipinas, mientras que los portugueses alcanzaban las Molucas, en Indonesia, incorporando al mercado internacional una mayor cantidad de mercancías, como las especias, además de saturar la economía europea con los metales preciosos, procedentes de las colonias americanas, que reactivaron la circulación económica, lo que generaría una revolución de los precios de las mercancías.

 

Sin embargo, el control de enormes territorios por España o de numerosas factorías ultramarinas por Portugal, no conduciría a la transformación de estas potencias ibéricas en naciones comerciales e industriales, ya que prefirieron canalizar sus actividades económicas a través de Flandes, en Amberes, que se convertiría en un verdadero emporio comercial europeo, desde donde se distribuirían la mayor parte de las ganancias comerciales, lo que reforzaría a la burguesía flamenca.

 

 

Galeón español del siglo XVI, Alberto Durero

http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Spanish_Galleon.jpg

 

Las guerras religiosas, con la pérdida de Holanda para España, en 1648,(11) sería una magnifica oportunidad para que estos emporios comerciales lograran su propio desarrollo comercial y manufacturero, generando así nuevas formas de vida social y de gobierno, que anunciaba la formación de estructuras más democráticas de participación en la vida social; movimientos de los que no estuvo exenta España, que sufriría los movimientos secesionistas de Cataluña, desde 1626, alentados por los franceses,(12) lo que conduciría al deterioro de la capacidad económica hispana, al verse afectado su desarrollo manufacturero y comercial, como producto de estas insurrecciones, que no fueron controladas hasta 1652. Lo mismo sucedió en Portugal, en 1640, con las sublevaciones en contra de los impuestos para acabar con la insurrección catalana y la incapacidad real de evitar la penetración holandesa en las factorías lusitanas en Oriente; estos movimientos también serían apoyados por los franceses y acabarían hasta 1665.

 

Para agravar la situación, la agitación política interna en la Península Ibérica, aunado con las oportunidades de desarrollo personal que ofrecían las colonias ultramarinas, produjo un importante descenso de población entre los siglos XVII y XVIII, que redujeron la densidad demográfica de ocho a seis millones de personas.

 

Puerto de mar francés en 1638, Claude Lorrain

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Mercantilismo

 

El desarrollo económico europeo, a partir del siglo XVI, dará forma a la doctrina mercantilista del siglo XVII; entendida como el enriquecimiento de las naciones mediante la acumulación de metales preciosos, que conducirá a la adquisición de monedas, como única manera de lograr el enriquecimiento del Estado, que debía ser centralista, para organizar y programar la adquisición de los metales preciosos. Aparece, por primera vez, el concepto de balanza comercial, que obliga a las naciones a lograr un máximo en sus exportaciones de productos pagaderos en oro y plata; además de reducir, al máximo, las importaciones que deben pagarse con metales preciosos, lo que genera una balanza comercial favorable.

 

Lo anterior obligó a los estados a regular la manufactura y el comercio, mediante el marco legal y la inversión estatal, para lograr el desarrollo de las comunicaciones y puertos; además de fortalecer los intercambios exteriores, que pudieran absorber las exportaciones y evitar así las importaciones, lo que impulsó la generación de conflictos entre las potencias, por el control del intercambio y la distribución de la producción.

 

En este contexto mundial del siglo XVII, el mercantilismo español se basó en el atesoramiento de la plata americana, que no pudo mantener, ante su incipiente desarrollo manufacturero y la preferencia por la exportación de materias primas, como la lana castellana y catalana, que conduciría a tener que importar los artículos manufacturados, lo que dio como resultado un saldo negativo de su balanza de pagos y una pérdida continua de sus riquezas americanas.

 

 

Los franceses, por carecer de fuentes de metales preciosos, intentaron adquirirlos en los mercados exteriores, lo que condujo a la institucionalización de la exportación de manufacturas bajo la dirección del ministro de finanzas de Luis XIV, Jean Baptiste Colbert (1619-1683), con lo que se desarrolló una importante industria con proteccionismo del Estado;(13) además de impulsarse el expansionismo colonial en Norteamérica, en el Canadá, buscando el desarrollo del comercio de pieles y la producción de cereales en Nueva Francia y las orillas del río San Lorenzo; en Francia, entre 1664-1667, se decretó un aumento de los aranceles en las aduanas de puertos, por lo que los holandeses, que resultaron perjudicados, adoptaron las mismas medida sobre las mercancías francesas que se repartían mundialmente desde Amsterdam.

 

El mercantilismo inglés y holandés tomó una forma mucho más comercial, ya que se especializaron en el transporte y en la intermediación comercial, por medio de su dominio marítimo, al mismo tiempo que, impulsaron un fuerte desarrollo de su manufactura y la exportación de sus productos, fortaleciendo el monetarismo de sus economías, lo que obligó a otras naciones, como Rusia y Alemania a incorporarse a este nueva forma de desarrollo económico, con lo que se impulsó, en el norte europeo, el desarrollo de las doctrinas liberales, que serían una características del siglo XIX.

 

El mercantilismo aseguraba que la cantidad de oro y plata que tuviese un país eran la medida de su riqueza

http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:Gold_ingots.jpg

 

El desarrollo de la manufactura y los inicios de la industrialización, aunado con la crítica ilustrada al centralismo estatal y las teorías liberales en el terreno económico, con el libre cambio, terminarían con los últimos reductos del mercantilismo, para 1750, al abrirse las colonias al libre comercio y restringirse los monopolios de las compañías comerciales, rompiéndose con los últimos reductos del corporativismo.

 

Sin embargo, en el sistema colonial fue en donde los principios mercantilistas se resistieron a esta transformación económica, ya que se sostenía que la población de las colonias era el mercado que debía absorber la producción de las metrópolis, además de proveerlas de las materias primas necesarias. Esta situación de dependencia colonial, que les impedía su desarrollo industrial y agropecuario propio, constituyó la causa principal de la emancipación americana de sus metrópolis que, iniciada con la independencia de las colonias inglesas, se continuó en todo el continente americano para el siglo XIX; generalizándose la idea que la riqueza y fortaleza de una nación residía, no en la cantidad de metales preciosos que acumulara, sino en la extensión de sus actividades productivas industriales.

 

Los Fisiócratas

 

Las nuevas corrientes económicas del siglo XVIII, consideraban que había un orden natural para todas las cosas, incluyendo la sociedad y el sistema económico; por lo que se criticaba el intervencionismo estatal, el exceso de impuestos y la obsesión del monetarismo,(14) en vez de estimular el trabajo; teorías que se basaban en el individualismo del liberalismo económico, con la necesaria supresión de privilegios y monopolios, además de que pregonaban que se debía dejar que el comercio se regulara por sí solo, por la libre competencia, bajo la consigna de Laissez faire, laissez passer, dejar hacer y dejar pasar.

 

Adam Smith (1723-1790), uno de sus principales impulsores, abogó por la reducción de las barreras arancelarias y las restricciones comerciales, en atención a las ventajas que reportaría la liberalización del comercio internacional; en una época en que se desarrollaba el nacimiento de la mecanización del sistema productivo inglés, señaló en su obra La Riqueza de las Naciones, que la riqueza no reside en la posesión de dinero o tierra, sino en actividades agropecuarias que incrementen los bienes de consumo, con base en el esfuerzo individualista y el desarrollo del ingenio humano; al mismo tiempo señalaba que, hay que incrementar el intercambiar de bienes entre las naciones y entre sus regiones, eliminando privilegios y restricciones aduaneras, para permitir el desarrollo de la economía con toda libertad; por lo que las legislaciones económicas son un estorbo al incremento de la producción y la riqueza, ya que la libertad de producción y de comercio crea competencia, las relaciones económicas deben equilibrarse por la ley de la oferta y la demanda, que es la que fija, por sí misma, los precios justos.

 

Adam Smith (1723-1790)

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Al abrigo de estas ideas y ante la necesidad de incrementar la capacidad productiva y la economía de las potencias europeas, para 1786 se acordó un tratado entre Inglaterra y Francia para la eliminación de restricciones comerciales, que representó el primer paso hacia el librecambio entre ambos países.(15) La Revolución Francesa fortalecería estas tendencias, ya que en 1791, la Asamblea Nacional promulgó la libertad de comercio, que quedaría sin efecto al estallar la guerra contra las monarquías europeas, un año más tarde; a lo largo de las guerras napoleónicas, de 1799 a 1815, no fue posible reducir los aranceles, ya que las potencias beligerantes requerían dinero para sus campañas militares y utilizaron estos importantes ingresos como parte de sus políticas de guerra; incluso, al resultar Inglaterra triunfante en los enfrentamientos contra las fuerzas napoleónicas, continuó gravando las materias primas, los artículos de consumo general y, especialmente, los productos alimenticios. No sería sino hasta el pleno desarrollo de la Revolución Industrial y el naciente sistema fabril, en los inicios del siglo XIX, que se acabarían las restricciones comerciales.

 


Notas

(1) En donde el capital estaba desvinculado de su propietario, que ya no era un comerciante aventurero, sino un simple accionista.

(2) Los metales preciosos, plata y oro, iban de Veracruz y Lima hasta Cádiz o Sevilla; pero perdió importancia por agotamiento de las minas y el pobre desarrollo de la economía española; por lo que la plata ya no se remitía a Bilbao y luego a Amberes, sino que se prefirió la ruta de Barcelona hacia Génova, rediciéndose significativamente para el siglo XVII, al reducirse los embarques coloniales. Por su parte, se incrementó el trato de esclavos negros, realizada por franceses, portugueses, holandeses e ingleses, que se realizaba desde el Golfo de Guinea hasta las Antillas y el Brasil. Todo ello modificó, en el siglo XVII, la importancia de los puertos europeos como Amsterdam en Holanda; Londres en Inglaterra; Copenhague en Dinamarca; Ruan, Nantes y Burdeos, en Francia y Cádiz y Sevilla, en España; se debe señalar que, Alicante redujo su movimiento de exportación de lanas castellanas, además Barcelona, que en la Edad Media había tenido gran actividad en el Mediterráneo, ahora sólo traficaba hasta Sicilia; por lo que, incluso las especias y los tejidos que procedían de Oriente, para el siglo XVIII los compraba España en Marsella, Génova o Livorno, convirtiéndose el Mediterráneo en un mar local, fuera de las grandes rutas comerciales, lo que conduciría a la decadencia a las anteriormente florecientes repúblicas italianas como Venecia y a la misma Barcelona, y lo mismo sucedería con los puertos hanseáticos del norte de Alemania que, también perdieron su antigua actividad económica continental; de los puertos mediterráneos únicamente permanecería activa Marsella, debido a pactos comerciales con Turquía.

(3) Carlos I de Inglaterra cedió los derechos sobre Maryland, una colonia de 49,000 km², a Cæcilius Calvert (Cecil), segundo Baron de Baltimore en 1632.

(4) El Duque de Albemarle, de 1608 a 1670; el Conde de Clarendon, de 1609 a 1674; Lord John Berkeley, de 1607 a 1678; el Conde de Craven, de 1608 a 1697; Sir George Carteret, de 1610 a 1680; Sir William Berkeley, de 1606 a 1677; Sir John Colleton, de 1608 a 1666 y el Conde de Shaftesbury, de 1621 a 1683; a quienes se les cedió un enorme territorio a lo ancho de los actuales EUA, entre las latitudes de 36o y 31o, cuya economía se basó, en gran medida, en la actividad nada cristiana de la exportación de indios esclavizados, para lo cual tuvieron que combatir con los colonialistas españoles, que reclamaban esos territorios y realizaban las mismas actividades.

(5) Como ministro de finanzas de Luis XIV, impulsó el desarrollo colonialista, de la manufactura y de los gremios de comerciantes, que incluyó la importación del vidrio veneciano y las telas flamencas, estableciendo tarifas de importación y el desarrollo de los talleres de tapicería de Beauvais; además, impulsó el desarrollo de la Compañía Francesa de las Indias Orientales, para obtener productos como el café, algodón, colorantes, pieles, pimienta y azúcar; para lo cual impulsó el desarrollo subsidiado de una marina mercante.

(6) Existía una enorme burocracia, al mismo tiempo que un quinto de la población vivía a expensas de la Hacienda pública, como cortesanos y funcionarios.

(7) Al finalizar el siglo XVII, de 53 millones de libras de mercancías llegadas a la Península, sólo 2.5 estaban consignadas a mercaderes españoles.

(8) La Mesta, sociedad de ganaderos nobles, consiguió el restablecimiento de sus antiguos privilegios en 1633, al ser prestamista de la Monarquía. Con Carlos V y Felipe II, la Mesta había experimentado la expansión de sus actividades, al establecerse dos rutas para el transporte, por vía marítima, de los vellones o cargamentos de lana esquilada: una que partía de los puertos del Levante español (Cataluña, Islas Baleares, la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia y la zona más oriental de Castilla-La Mancha y Aragón) y se dirigía a los centros manufactureros del norte de Italia; mientras que la segunda enlazaba los puertos cántabros (Santander, Oviedo y Bilbao) con Francia, Inglaterra y Flandes, donde existían factorías de comerciantes hispanos.

(9) Institución creada con las Leyes de Toro, durante el reinado de los Reyes Católicos en 1505, que pretendían evitar el fraccionamiento, por herencia, de los bienes inmuebles de un noble, asignándolos al hijo primogénito, lo que condujo al desarrollo latifundista.

(10) De 1591-1595 llegaron a la península 35 millones de pesos; 17 millones de 1631-1635 y medio millón de 1660-1665.

(11) Al finalizar la Guerra de Treinta Años.

(12) En el contexto de la guerra contra Francia, que duraría desde 1635, hasta 1659.

(13) Con subvenciones y créditos, franquicias para determinados impuestos, libertad para despedir trabajadores, además de acabar con el corporativismo del sistema laboral y la creación de manufacturas reales con producción controlada, donde se impartían enseñanzas técnicas y existían inspectores que fijaban precios y calidades, además de construir una flota mercante y de guerra suficiente, con un incremento de 18 a 276 buques entre 1661-1683. Impulsó el incremento de la población, para disponer de mayor cantidad de mano de obra, ofreciendo la suspensión de impuestos a las familias con más de diez hijos y a los que se casaran jóvenes; además de prohibir la emigración de trabajadores, al mismo tiempo que se buscó atraer a los extranjeros con sus familias.

(14) David Hume (1711-1776), planteó una teoría cuantitativa del dinero, señalando que el nivel de precios subía o bajaba en el interior de un país, según el volumen de disponibilidad monetaria que circulaba; si una nación se empeñaba en acumular metales preciosos y en vender más mercancías que las que adquiría, sufriría un incremento de sus precios, al existir más dinero persiguiendo menos mercancías, lo que haría atractiva la importación de productos foráneos que no habían subido de precio, al mismo tiempo que se disuadía la exportación de los encarecidos bienes nacionales.

(15) Abolido con el inicio de las guerras napoleónicas, resultado de la Revolución Francesa.

 


Referencias

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La Sociedad Americana Colonial

Europa en los Siglos XVII y XVIII: La Ilustración

Las Revoluciones Burguesas

La Revolución Industrial

Referencias de la Unidad III

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