Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1940-1970

Historia de México II Tercera Unidad: Modernización Económica y Consolidación del Sistema Político 1940-1970

La música popular de 1940 a 1970

Abril de 2012

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Temas campiranos

 

Introducción

Durante los años de la década de 1940 se fortaleció, en el creciente contexto urbano, un particular género de lo que se conoce como la canción ranchera; que se separa de las principales formas de la música tradicional mexicana, y en especial del espíritu narrativo del corrido y otras formas regionales de música popular, que se habían impuesto como expresión de la influencia del proceso revolucionario y del desarrollo del nacionalismo, las cuales se expresaba con una gran diversidad regional, en donde se elogiaba la pureza de la provincia con sus paisajes y habitantes.

 

Esta nueva vertiente de música popular, de supuesto ambiente campirano al decir de Monsiváis (2010), incorporaría formas de monólogos desesperados; que al principio discurrieron con mariachi en tono bronco o melancólico, en la forma de melodías festivas que difundían emotivos estados de ánimo. Se desarrolló en el contexto de una época de tránsito, entre una sociedad agrícola patriarcal y otra de modernidad incierta, que pregonaba la nueva vida urbana impulsada por el Estado a partir de 1940, y tal vez un poco antes.

 

 

Allá en el rancho grande de Fernando de Fuentes [1936]

En principio, sus antecedentes se encuentran en la música de mariachi que se originó como folklore urbano, a fines de la década de los años de 1920, que pronto adquirió características que suplieron aquellas de las regiones de donde provenía; al conformarse estos grupos como un conjunto musical que podía ejecutar, para las fiestas familiares y eventos diversos, varios tipos musicales como las polkas (Mariachi Vargas interpreta Jesusita en Chihuahua), el vals (Orquesta Sinfónica de la UNAM interpreta Sobre las olas), jarabe (Mariachi Vargas interpreta El jarabe tapatío) o los corridos (Halcones de Salitrillo interpretan el Corrido del Norte).

 

Cuya música fue proyectada de manera significativa por el cine en las películas Allá en el rancho grande (Fernando de Fuentes 1936) y ¡Ay Jalisco, no te rajes! (Joselito Rodríguez 1941); además, obras de música clásica fueron compuestas utilizando sus temas por Blas Galindo (Sones de mariachi), que compitieron con otras obras del nacionalismo, que también utilizaban temas y música regional como el Huapango de José Pablo Moncayo. Obras que llegaron a formar parte de la música popular, de tanto repetirse en los eventos oficiales gubernamentales del proyecto modernizador estatista, que fueron aceptadas por la población como versiones secundarias del Himno Nacional.

 

Así tenemos que la música de mariachi se convirtió, a partir del cardenismo, en la expresión musical de lo nacional, seguramente por su versatilidad, y al terminar la Segunda Guerra Mundial diversos grupos, como el ya mencionado Mariachi Vargas de Tecalitlán, difundieron sus interpretaciones en Europa; asentando así, internacionalmente, hasta la época actual, que representa la típica música mexicana.

 

Jesusita en Chihuahua con Mariachi Vargas de Tecalitlan

Jarabe Tapatio con Mariachi Vargas de Tecalitlan

Sones de Mariachi de Blas Galindo con la OFUNAM, dirige Avi Strowsky

Huapango de José Pablo Moncayo con la OFUNAM, dirige Avi Strowsky

Corrido del Norte con los Halcones de Salitrillo

 

Lucha Reyes

 

Tito Guizar

 

Jorge Negrete

 

Pedro Infante

 

Sobresalieron en el nuevo formato de tipo campirano al que nos venimos refiriendo, aparecido a finales de la década de los años de 1930, las interpretaciones del arrabal y del campo legendario; primero en la voz de Lucha Reyes (¡Ay Jalisco no te rajes!) y Tito Guízar (Corazón mexicano), posteriormente en las de Jorge Negrete (México lindo y querido), Pedro Infante (La casita), José Alfredo Jiménez (Camino de Guanajuato) y Luis Aguilar (La que se fue); obras que llegarían a convertirse en elementos culturales exportables, con las interpretaciones posteriores de Lola Beltrán (Los laureles), Amalia Mendoza La Tariácuri (Échame a mi la culpa), Cuco Sánchez (Fallaste corazón), Lucha Villa (Amanecí en tus brazos) o Chavela Vargas (Un mundo raro); incluso, en décadas recientes con Antonio Aguilar (El chubasco), e incluso con las particulares obras del genero del canta autor Juan Gabriel (Se me olvidó otra vez).

 

Ay Jalisco no te rajes con Lucha Reyes

México lindo y querido con Jorge Negrete

La casita con Pedro Infante

Fallaste corazón con Cuco Sánchez

Échame a mí la culpa con Amalia Mendoza

 

José Alfredo Jiménez y el Trío Calaveras en la XEW [1960]

 

Luis Aguilar

 

Lola Beltrán

 

Cuco Sánchez

 

Amalia Mendoza La tariácuri

 

En estas versiones de la música de ambiente rural renovada, que aparecen en un contexto de reciente estimación de la vida urbana y la modernidad, dejarían de valorarse las dimensiones agrarias con su aislamiento y el trabajo al sol, en donde sobresaldría José Alfredo Jiménez, quien modificó el contenido de este género rural en 1946, con la canción Ella, o Tomás Méndez que compuso Cucurrucucú paloma en 1954; melodías en donde se abandonan los temas campiranos anteriores, para incluir otros sobre el desencanto o fracaso que la vida y el amor trae a las personas.

 

Ella con su autor José Alfredo Jiménez

Cu currucucu paloma con Lola Beltrán

La que se fue con Luis Aguilar

Amanecí en tus brazos con Lucha Villa

Un mundo raro con Chavela Vargas

 

Referencias


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