Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920

Historia de México II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y México Revolucionario 1900-1920

El cinematógrafo de 1900 a 1920

Propósitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revolución Mexicana, así como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella

Humberto Domínguez Chávez. Julio de 2013

 

Para ver los clips de video necesitas:

Versión para imprimir [Requieres]:

1 de 4


 

Introducción

 

El cinematógrafo llegó a México en enero de 1895, con la difusión en nuestro país del kinetoscopio de Tomás Alba Edison; al año siguiente se sumaría a esta forma de espectáculo y entretenimiento la llegada del proyector de los hermanos August y Louis Lumière; traído a México por sus promotores, los señores Ferdinand Bon Bernard y Gabriel Veyre, comentan De los Reyes (1983: 21-27) y García Riera (1998: 18-19). El proyector de Edison, se encontraba encerrado de una caja de madera y permitía a una sola persona apreciar a través de un visor imágenes en movimiento, en cuyas producciones iniciales aparecían figuras con poca calidad en un formato muy pequeño, que se observaban sobre un fondo oscuro, debido a que se habían realizado en interiores en los estudios del propio Edison en Orange, New Jersey, en los Estados Unidos.

 

Por lo que se refiere al sistema que venían difundiendo los Lumière, su invento consistía de la proyección a un auditorio que se sentaba en una sala ante una pantalla, apareciendo las imágenes mucho más grandes y con tomas realizadas en exteriores, que se apreciaban con una mayor calidad y luminosidad y que consistían de escenas costumbristas de poca duración, tomadas al aire libre.

 

Las exhibiciones se iniciaron en el país en agosto de ese mismo año de 1896, con un completo éxito; inicialmente en forma privada para la familia de Porfirio Díaz en la residencia presidencial de Chapultepec, con una función que se extendió hasta la madrugada. Días después comenzaron las exhibiciones públicas, en un local de la calle de Plateros de la ciudad de México [actual calle de Francisco I. Madero], el cual fue habilitado como el primer cinematógrafo del país, lo que permitió el desarrollo de un nuevo tipo de espectáculos públicos, las exhibiciones cinematográficas.

Kinetoscopio de Edison

 

Cinematógrafo de Lumierè

Las cuales se habían iniciado fuera de Francia, con su difusión en Londres en febrero de 1896, ocho meses después del inicio de las proyecciones del Cinematographe Lumière en Paris, superando las anteriores experiencias visuales del Kinetoscopio de Thomas Alba Edison;[1] cuyo sistema de proyección estaba completamente limitado, al seguir el proceso de los dispositivos para fotos estereoscópicas,[2] ya que únicamente permitían la contemplación individual. Para lo cual había que apoyarse sobre el aparato, consistente de una gran caja de madera, y pegar los ojos al visor, para advertir unas escenas mucho más limitadas en tamaño, las cuales mostraban a bailarines o cirqueros y caballos en movimiento.

 

Los periodistas, señala De los Reyes, tomaron prestado de la prensa ilustrada de la época el término películas, para denominar a estas producciones fotográficas; además de llamar escenas, tomado del teatro, a los relatos que se narraban en sus proyecciones, que recibieron el nombre de vistas. Por lo que se refiere a las proyecciones de estas tempranas películas, en salas cerradas y oscurecidas con un conjunto de sillas frente a una pantalla, también se tomó del teatro el término funciones, para denominarlas. Estas tempranas proyecciones fueron consideradas inicialmente por el público, y tal vez por sus autores, como imágenes en movimiento; que de acuerdo con De los Reyes llevó a Luis G. Urbina a comentar que se trataba de mostrar la verdad de los acontecimientos:[3]

 

…se encuentra uno frente de un fragmento de vida, clara y sincera, sin pose, sin fingimiento, sin artificios...

 

El invento de los Lumière sería masivamente apreciado por la población al iniciarse las funciones cinematográficas, con funciones encadenadas de las 18 a las 22 horas cada 30 minutos, señala Martínez (2009); las cuales, como comenta García Riera (1998: 19), por tres décadas harían los deleites del público con proyecciones de pequeños Films sin sonido, en blanco y negro y, posteriormente, con el acompañamiento de grupos musicales, o un piano al menos, en las proyecciones que se realizaban en salones oscurecidos que comenzaron a llamarse cines.

Películas de Edison

 

Películas de Lumierè

 

En vista del gran éxito obtenido en las ciudades, pronto aparecieron grupos de exhibidores cinematográficos trashumantes que no sólo proyectaban cintas, sino que además las filmaban en los lugares de provincia en donde realizaban sus exhibiciones, mostrando a sus habitantes tomas de sus lugares y a las personas en actividades que les eran cotidianas.

 

De tal manera que, para fin de siglo XIX aparecieron diversos promotores y cineastas nacionales como Salvador Toscano, Enrique Rosas, Jesús H. Abitia, los hermanos Salvador, Guillermo, Eduardo y Carlos Alva, y los hermanos Jorge, Carlos y Alfonso Stahl, entre muchos otros.

 

El documental fue el origen de todas las cinematografías en México, comenta Aviña (2004: 19), ya que a partir de la llegada de los Lumière el cine nacional se orientó a retratar lo cotidiano de las costumbres locales, intentando capturar lo habitual, al mismo tiempo que se buscaba destacar lo excepcional, en relación con los conductas de los seres humanos.

 

Kinetoscopio de Edison

El cinematógrafo de los Lumierè

 

Salvador Toscano

Enrique Rosas

Jorge Stahl

Hermanos Alva

 

En esas épocas iniciales del cinematógrafo el principio de la verisimilitud siempre estaría presente, buscando plasmar la realidad lo más objetivamente posible, con un particular lenguaje fílmico. También desde esas épocas los políticos comenzaron a utilizar el lenguaje cinematográfico para presentarse ante su público; así tenemos la forma narcisista en que se presentaba Porfirio Díaz ante las cámaras de los enviados de Lumière, al explotar su imagen en el cine, señala Aviña (2004: 20).

 

[1] Patentó otro proyector, atribuido a Thomas Armand, el Vitascopio, que proyectaba películas en pantalla poco después de las proyecciones realizadas por los Lumière, en el Circo-Teatro Orrín de la ciudad de México. [García Riera, 1998: 21]

[2] Lograda con dos imágenes fotográficas en una sola placa, que al ser apreciadas montadas sobre un visor manual reproducían la ilusión de profundidad gracias a la perspectiva y al claro-oscuro, ya que las imágenes se habían tomado con dos cámaras, o mediante el desplazamiento de una misma cámara lateralmente. Las primeras imágenes de este tipo habían desarrollado desde 1842.

[3] Luis G. Urbina (1896), “Crónica semanal”, en: El Universal, domingo 23 de agosto, p. 3 [De los Reyes, 1983: 23]

 

Referencias


Siguiente página