Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920

Historia de México II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y México Revolucionario 1900-1920

Urbanismo, arquitectura y escultura de 1900 a 1920

Propósitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revolución Mexicana, así como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella

Humberto Domínguez Chávez. Julio de 2013

 

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Arquitectura

 

Durante el Porfiriato se puso en práctica una arquitectura que se ha denominado regresiva; es decir, se aplicaron en las nuevas edificaciones los llamados neo estilos, con elementos arquitectónicos y ornamentales que eran populares a nivel internacional, señala Azuela (2009), con la cual se pretendía:

 

…alcanzar un maridaje entre los adelantos constructivos modernos y la dignidad legitimadora de los grandes estilos de todos los países.

 

Estilos que se conocieron como: neoclásicos, neogóticos, neorrománicos, neomudéjares, neoplaterescos, neocoloniales, o neobizantinos, que se enseñaban en las escuelas de Bellas Artes de Europa y América, siendo difundidas sus últimas tendencias por Nicolás y Federico Mariscal, además de la incorporación del Art Nouveau. Que en realidad integraban retornos a propuestas de otras épocas, pero utilizando métodos de construcción modernos como el tabique cocido, el concreto armado, la viga de acero, la lámina galvanizada, el cristal coloreado y el hierro fundido, que comenzaron a ponerse en boga a partir del último cuarto del siglo pasado.

 

Esta regresión hacia el pasado arquitectónico fue producto de un movimiento llamado romanticismo, que se desarrolló en Europa durante el siglo XIX y que perduró hasta las primeras décadas del siglo XX, como una rebelión nostálgica en contra del arte neoclásico, que identificaba el objetivo de lograr una modernidad plástica, siguiendo los cánones marcados por las instituciones europeas.

 

Calle de Berlín en la Colonia Juárez de la ciudad de México [ca. 1910]

Casa en las calles de Londres y Havre, Colonia Juárez de la ciudad de México

 

Al incrementarse las condiciones de enriquecimiento de una minoría, esto se tradujo en la ampliación de la pirámide social sobre una amplia capa de la población que quedó marginada del desarrollo y la modernización. La riqueza que se acumuló durante el largo período de la dictadura porfirista con su modelo económico, permitió el desarrollo de proyectos constructivos públicos y privados en donde no sólo se importaron técnicas y materiales, sino también arquitectos e ingenieros que los realizaran.

 

La ciudad de México [1909]

 

El ingeniero Miguel Rebolledo señala en su libro Cincuentenario del Concreto Armado en México 1902-1952, que introdujo a México el concreto armado en una sociedad con Ángel Ortiz Monasterio, comentan Díaz (2010) y Linares (2011), construyéndose numerosos edificios con la nueva técnica en una arquitectura ecléctica, entre 1903 y 1919, como sucedió con el Anfiteatro Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria, en 1907, obra del arquitecto Samuel Chávez.

 

El Anfiteatro Simón Bolívar se edificó en la antigua calle de Montealegre, hoy Justo Sierra, como un espacio rectangular organizado en tres naves que se rematan por un proscenio, cuyas bóvedas, columnas, arcos, puertas, ventanas, cornisas y barandales se trabajaron en un estilo neocolonial, que armoniza perfectamente con el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

 

Inauguración de la Universidad Nacional. Anfiteatro Simón Bolívar [1910]

 

Entre el concreto y el cielo [1 de 3]

 

 

 

Uno de los prototipos de la edificación pública, que reflejó el espíritu porfirista de mostrar sus ciudades como centro de la modernidad y el progreso urbano, lo integró un tipo de edificación que se denominaría Palacio, dedicado a alojar a las dependencias gubernamentales.

 

Ejemplo de este tipo de inmuebles sería el proyecto para el Palacio Legislativo diseñado por Émile Bernard en 1897; obra que quedaría inconclusa debido al estallido revolucionario, cuya estructura sería retomada por Carlos Obregón Santacilia en la década de los años de 1930, para integrar con la cúpula el Monumento a la Revolución.

Estructura del Palacio Legislativo [1910]

 

Proyecto del Palacio Legislativo de Émile Bernard [1897]

Construcción del Palacio de Comunicaciones [ca. 1910]

 

Silvio Contri Palacio de las Comunicaciones

Hacia 1902 se proyectó por el arquitecto italiano Silvio Contri el Palacio de las Comunicaciones, para albergar a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas.[3]

 

Edificado durante una época en que las corrientes arquitectónicas combinaban estilos del pasado como expresión del modernismo, al mismo tiempo que se utilizaron estructuras de hierro en su edificación, como uno de los avances tecnológicos constructivos más notables de esta época; sería terminado hasta 1911, siendo inaugurado por Francisco I. Madero el 25 de mayo de 1912.

 

De esta edificación sobresalen sus escaleras semicirculares y la detallada decoración de sus fachadas y de sus interiores, que estuvo a cargo de la empresa ornamental florentina Casa Artistica de la familia Coppedé,[4] quienes diseñaron los picaportes, el biselado de vidrios y los emplomados, el labrado de piedra, los muebles, las lámparas y la herrería, entre muchos otros elementos que destacan en el Salón de Recepciones y en las esculturas del Patio de los Leones.

 

 

Adamo Boari realizó en 1904 el proyecto para el Teatro Nacional [actual Palacio de Bellas Artes], en donde se mezclan diversos elementos neobizantinos, neorenacentistas, neorománicos, neobarrocos, neoindigenistas y del Art Nouveau, además de contener en sus interiores decoraciones Art Deco realizadas en los años de la década de 1930, cuando se terminó la edificación.

 

Comenta Narváez (2012) que se proyectó que el edificio incorporara los avances tecnológicos de los mejores teatros de la época, ya que formaría parte de los festejos por el Centenario de la Independencia de México.

 

Sin embargo, los problemas que enfrentó la obra a causa de los hundimientos del terreno, a lo que se aunó su suspensión debido al estallido de la Revolución, dieron como resultado que solo quedara de este proyecto ecléctico su exterior y el magnífico telón de mosaico sobre lámina de acero, hecho con más de un millón de piezas de cristal opalescente, cuya elaboración tardó casi dos años y es única en el mundo por su mérito artístico, la cual fue diseñado por la firma Tiffany Studios de Nueva York.

 

Palacio de Bellas Artes

 

Teatro Nacional (Palacio de Bellas Artes) [1906]

Palacio de Bellas Artes [2010]

 

El edificio se caracteriza por organizar las salas en torno a un gran vestíbulo, rematado por una triple cúpula que se extiende hasta la sala de espectáculos; las fachadas de la edificación se construyeron en mármol de distintas procedencias, mientras que las diversas esculturas que lo ornamentan y las columnas provienen de Carrara.

 

Comenta Ortiz Macedo (2011) que la cimentación se encomendó al arquitecto W.H. Birkmire de la casa Milliken Bros de Chicago, las principales esculturas en mármol de la fachada fueron obra del maestro italiano Leonardo Bistolfi y las de las fachadas laterales del escultor A. Boni, mientras que las claves de los vanos, las guirnaldas, florones, máscaras y varios motivos escultóricos le fueron encomendados al maestro Gianetti Fiorenzo.

 

Palacio de Bellas Artes Sala Principal

Interior del Palacio de Bellas Artes

 

El grupo de bronce que remata la cúpula fue obra de Geza Maroti, y los Pegasos diseñados para rematar los ángulos superiores del cuerpo de tramoyas fueron obra del escultor catalán Agustín Querol, uno de los más connotados escultores de su época.

 

Sería terminado durante el gobierno del presidente Pascual Ortiz Rubio, encargándose el proyecto al arquitecto Federico Mariscal, quien logró equilibrar el estilo ecléctico del exterior con los interiores en Art Deco, que estaban de moda durante esa época; los que incorporan motivos mexicanos como mascarones mayas en acero y cactáceas en bronce, además de que sus muros interiores se decoraron con obras nacionalistas de los más destacados muralistas mexicanos la época, como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Juan O´Gorman y Rufino Tamayo, entre otros.

 

Mauricio de María y Campos Cámara de Diputados [ca. 1920]

El arquitecto Mauricio de María y Campos remodeló y reconstruyó el viejo edificio del Teatro Iturbide, sobre la calles de Allende y Donceles, con una ornamentación ecléctica que incluyó elementos en los estilos Neoclásico y del Barroco Francés, convirtiéndolo en la Cámara de Diputados, la cual se inauguró el 11 de abril de 1911, comenta Gómez-Pareira (2010).

 

Edificio que por primera vez emplearía acero mexicano, al cual se le adosó en la fachada un frontón clásico apoyado en columnas jónicas, para flanquear el acceso a tres puertas rematadas en arcos de medio punto sobre una amplia escalinata.

Edificio de Correos Palacio Postal

 

El edificio seguiría en funciones hasta la construcción de la nueva sede legislativa federal en 1981, siendo actualmente ocupado el edificio como sede de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal.

 

Interior del Palacio Postal

El desarrollo económico del país acrecentó el movimiento de correspondencia, lo que a su vez incrementó las necesidades de espacio y funcionalidad de la Administración General de Correos, por lo que se proyectó la edificación de un Palacio Postal en el lugar en donde se encontraba una edificación de la época virreinal, conocida como el Hospital de Terceros, cuyo diseño correspondería al arquitecto italiano Adamo Boari, mientras que la construcción se encargó al ingeniero Gonzalo Garita, la cual sería inaugurada en 1907.

 

Su estilo sigue al español antiguo que se desarrolló en las decoraciones del Palacio de Monterrey en Salamanca, España y en el Palacio Ducal de Venecia, Italia, que se conoce como Plateresco o Isabelino, por lo que es considerado como ecléctico, en el cual se utilizaron elementos de ornato y materiales importados de Europa.

 

Su construcción se realizó a partir de una estructura metálica de acero que estaba de moda en esos años y que fue traída desde Nueva York, mientras que sus cimientos se elaboraron mediante un emparrillado de acero y concreto; sus entrepisos se integraron con vigueta de acero y bovedilla, sistema prefabricado de losas conformado por viguetas de alma abierta reforzada con acero, y los muros se construyeron de tabiques que fueron revestidos con sillares labrados de cantera chiluca traída de Pachuca, la que al oxidarse a la intemperie proporciona al edificio un tono de oro pálido.

 

En la ornamentación del edificio se utilizaron mármoles y trabajos de escayola [trabajos en los techos de molduras en yeso], además de los frescos alusivos al servicio de correo, pintados al temple por Bartolomé Gallotti.

 

También se colocaron gárgolas y detalles en los pórticos, y la herrería se elaboró en bronce dorado; todo ello elaborado en la Fonderia Pignone de Florencia, Italia, incluyendo la que adorna las majestuosas escalinatas que conducen de la planta baja al primer piso, que fueron construidas con mármoles mexicanos.

 

Palacio Postal en construcción

Palacio Postal [ca. 1910]

 

Otro tipo de edificaciones públicas que tuvieron un gran desarrollo durante el Porfiriato fueron los hospitales, comenta González (2007: 65), los que desde fines del siglo XIX y principios del XX presentaron cambios significativos en su diseño, al incorporarse áreas para la investigación y práctica médica, además de añadirse instalaciones eléctricas, agua potable y drenaje, lo que condujo a una transformación de la infraestructura hospitalaria colonial existente, como el Hospital de Jesús, el de San Hipólito, el Morelos (San Juan de Dios), San Andrés y Juárez (San Pablo).

 

Antiguo Hospital de la Canoa (Hospital del Divino Salvador) [González, 2007: 65]

Hospital de Morelos (ca. 1925) [González, 2007: 66]

Hospital San Juan de Dios (Museo de Franz Meyer) [González, 2007: 64]

 

En la construcción de los nuevos hospitales se transformaron los muros con nuevos sistemas constructivos, utilizando ladrillos de barro cocido que permitieron levantar altos y esbeltos muros, se incorporaron nuevos materiales como el concreto y las trabes de acero que sustituyeron a las vigas, se abrieron vanos en los muros exteriores con propósitos de ventilación e iluminación, además de cambiarse la teja por lámina galvanizada en los techos.

 

Señala González (2007: 68) que los nosocomios se dividieron en secciones, siguiendo un sistema de pabellones ordenados a lo largo de un eje central, mientras que a su alrededor se dejaban amplios jardines que permitían la ventilación e iluminación, con el propósito de evitar el hacinamiento y posibles contagios y, como eran necesarias grandes cantidades para garantizar la higiene, se procuraba ubicarlos cerca de fuentes de agua.

 

De esta forma la beneficencia pública se convirtió en un baluarte de la modernidad porfirista, secundada por la privada que para fines de siglo adquirió sustento legal, por lo que existió apoyo estatal para renovar algunos de los hospitales existentes y proyectar los primeros edificios modernos según el modelo de pabellones.

 

Pabellones del Hospital General de la ciudad de México (ca. 1905) [González, 2007: 68]

Manicomio de la Castañeda

 

Escuela Nacional Primaria para Maestros (Antiguo Colegio Militar)

Otro tipo de edificaciones públicas creadas por la modernidad porfirista, que buscaba hacer de la ciudad de México la Viena o el París de América, correspondió al sector educativo y cultural, en donde además del Anfiteatro Simón Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria se construyó en 1910 la Escuela Normal Primaria para Maestros al sur de la Calzada de Tacuba, a un lado de Popotla y al frente de la Iglesia de la Merced de las Huertas.

 

Edificación que en 1920 se convirtió en sede del Heroico Colegio Militar [Colegio Militar de Popotla], siendo actualmente la sede de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.[5]

 

Manicomio de la Castañeda

 

Además se erigiría frente a la Alameda de Santa María la Ribera el Instituto de Geología en 1906, proyecto del Arquitecto Carlos Herrera López en colaboración con el Ingeniero José Guadalupe Aguilera Serrano, que fue el autor de los planos y distribución de las áreas de la edificación.

 

 

El inmueble se construyó en un estilo ecléctico, con detalles franceses alternados con motivos prehispánicos; fue diseñado como museo e instituto de investigaciones, por lo que se distribuyeron las salas de exhibición en la planta baja, mientras que las oficinas y laboratorios se ubicaron en el primer piso. Tiene forma cuadrangular con tres bloques casi iguales, en el central destaca la entrada mediante tres arcos de medio punto. La fachada se decoró con roca volcánica, que se decoró en los frisos con relieves de fósiles de peces, conchas y reptiles, además de inscripciones de algunas de las Ciencias de la Tierra: Geología, Paleontología, Geotécnica, Química, Litología y Mineralogía.

 

En el primer piso, que ocupan los arcos centrales, existe una pequeña terraza con ocho columnas de estilo jónico; corona la parte superior, al centro de la fachada del edificio, el cubo de un reloj. El vestíbulo se decoró con pisos de mosaico con motivos pompeyanos y una escalinata estilo Art Nouveau que se elaboró en Leipzig, Alemania. Decoran la parte superior del vestíbulo diez lienzos pintados por José María Velasco, que representan la evolución de la vida desde sus orígenes en los mares hasta la aparición del hombre, además de siete emplomados con paisajes nacionales.En la sala de exposiciones existen tres vitrales: La máquina de extracción por fuerza hidráulica y Sistema de bombas en una mina antigua, además de la representación del interior de la mina de sal polaca de Wieliczka.

 

Museo de Geología

 

El Centro Mercantil [1908]

En cuanto a las edificaciones privadas, en 1898 se termina El Centro Mercantil [actualmente el Gran Hotel Ciudad de México], que fue construido por el ingeniero David Garza en un estilo neoclásico por fuera y Art Nouveau en su interior, comenta Ortiz Macedo (2011), que es considerada como la primera obra en ese estilo en México. La edificación albergaba despachos y almacenes, y estaba provista de elevadores y todas las comodidades modernas, como estación telegráfica y telefónica.

 

El proyecto de la empresa ferretera Casa Boker fue desarrollado por la compañía de arquitectos estadounidenses Lemos y Cordes en la esquina noroeste de las calles de Coliseo Viejo y del Espíritu Santo (actualmente 16 de Septiembre e Isabel La Católica), en donde se encontraba el famoso hotel y café de La Gran Sociedad.

 

La obra la realizó la firma contratista A.R. Whitney Company de Nueva York, y la obra la llevó a cabo el ingeniero mexicano Gonzalo Garita. Su estructura se realizó con viguetas de acero en columnas y trabes, mientras que la fachada se enmarcó por dos columnas de granito y los muros se cubrieron con cantera; dentro de los elementos decorativos encontramos un torreón que corona la esquina y vistosos relieves ornamentales de bronce con una crestería de lámina de latón, además de balaustres con guirnaldas, cornisas y relieves decorativos.

 

 

Federico Mariscal diseñó el edificio de la Inspección de Policía en la esquina de las calles Victoria y Revillagigedo en 1906 [actualmente Museo del Policía], comentan Noelle y Schávelzon (1986), en el cual hizo gala de sus conocimientos del gótico normando e inglés, colocando en la esquina una alta torre con almenas que aún corona el edificio.

 

Casa Boker [1898]

 

Inspección de Policía [1908]

 

 

El crecimiento de las empresas bancarias y financieras durante el Porfiriato se acompañó de nuevas edificaciones privadas, como el edificio diseñado en 1904 por el arquitecto Federico Mariscal para el Banco Hipotecario de Crédito Territorial/Crédit Foncier Mexicain en la calle de Tiburcio 45, hoy República de Uruguay en el Centro Histórico, cuya estructura realizaría Miguel Rebolledo.

 

Obra en donde los cimientos y las escaleras se hicieron de concreto armado, integrándose los pisos como un cajón con mamparos divisorios con delgados muros en sus paredes, considerándose que el uso del concreto era lo más conveniente para la capital por su relativo poco peso, su tolerancia a la deformación, así como por su gran resistencia contra los sismos.

 

Con esta técnica constructiva también se realizó en 1910 la ampliación del edificio del periódico El Imparcial, que se convertiría en el Hotel Regis [el cual se derrumbó con el terremoto de 1985].

 

Banco Hipotecario

 

 

Calle Nogal

Para 1905 se hacen con concreto y acero los cimientos del edificio de La Mexicana, localizado frente a la Iglesia de la Profesa, en el Centro Histórico, así como los faros de Nautla y Tecolutla.

 

Sin embargo, debido a su costo este sistema constructivo se tuvo que modificar y adaptar para las casas habitación, adoptándose para las de dos y tres pisos un método mixto, que implicó hacer muros delgados de tabique de barro, ligados entre sí por columnas ligeras llamadas después castillos, con sus cadenas de concreto armado.

 

El sistema fue censurado por algunos constructores, aunque adoptado con entusiasmo por los arquitectos, extendiéndose su uso a casi todas las obras de dos y tres niveles. Entre las primeras casas erigidas con este sistema se pueden mencionar algunas casas de la Calle del Nogal, construidas en la Colonia Santa María la Ribera en 1906.

 

Calle Nogal

 

 

Parroquia de la Sagrada Familia Colonia Roma

La arquitectura eclesiástica tuvo cierto desarrollo en el Porfiriato, para cubrir las necesidades de los habitantes de las nuevas colonias que aparecieron en la ciudad. En las calles de Orizaba y Puebla de la colonia Roma se edificó la Parroquia de la Sagrada Familia, obra del arquitecto Manuel Gorozpe y del ingeniero Miguel Rebolledo, iniciándose su construcción en 1909, para concluirse en 1912; cuya cimentación se realizó con pilotes y una plataforma de cemento para soportar una ligera estructura de columnas y bóvedas del mismo material, la cual recibió un acabado de estilo neogótico.

 

Edificación que fue víctima de duras críticas, comenta Ra (2013), como la del escritor Justino Fernández quien la calificó de mediocre, aparatosa y de gusto decadente, o la de Francisco de la Maza que se refiere a ella como el más triste ejemplo de la arquitectura de la época. Críticas que se compartieron con casi todas las iglesias de este período.

 

La herrería de diversas obras de esta época, como las rejas que limitan el pequeño atrio lateral norte de la Parroquia de la Sagrada Familia, según se puede leer en una inscripción, fueron elaboradas en la herrería Gábelich, establecida en la Colonia de los Doctores, continua Ra (2013), la cual fue una de las mejores y más famosas de la primera mitad del siglo XX. De tal manera que los pocos trabajos de hierro forjado que actualmente sobreviven en colonias como la Roma, Condesa, Juárez y Del Valle, entre otras, se deben en su mayoría a esta herrería que ya ha desaparecido.

 

 

Parroquia Sagrada Familia Colonia Santa María la Ribera

 

También se erigió la Iglesia del Sagrado Corazón, construida por el arquitecto José Hilario Helguero entre 1903 y 1907, en un estilo neorrománico; está ubicada en las calles de Londres y Roma de la Colonia Juárez. Su diseñó contó con una única torre, un acceso lateral y vitrales enmarcados por arcos, que fueron donados por la colonia húngara, en donde se representan a Santa Margarita de Hungría y San Esteban Rey de Hungría.

 

Otra edificación religiosa de la época, diseñada y construida por Miguel Rebolledo, fue la Parroquia de la Sagrada Familia en la Colonia Santa María la Ribera, cuya estructura fue terminada en 1908 utilizando concreto y una estructura metálica.

 

Parroquia Sagrado Corazón Colonia Juárez

 

En donde apreciamos una gran riqueza y variedad arquitectónica, que muestra el progreso material alcanzado por las familias de la aristocracia porfirista y el de las clases medias beneficiadas con este desarrollo, es en la construcción habitacional en los nuevos desarrollos urbanos que crecían en la capital y en otras ciudades del país. Como señala Moya (2007):

 

En el último tercio del Porfiriato la historia hecha monumento se hace presente y la obra arquitectónica conjugó, ante la mirada del transeúnte, una sensación de bienestar y holgura económica hasta entonces desconocida.

 

 

Observa Covarrubias (2009) que la mayoría de las colonias fundadas en estos años no mantuvieron su trazado en una cuadrícula, por lo que se diseñaron conforme a los intereses del fraccionador; por eso las plazas, calles, avenidas y construcciones no presentan continuidad ni uniformidad.

 

Lo mismo puede decirse de los estilos utilizados, que conforman toda una gama de formatos, en donde sus dueños y sus arquitectos dieron rienda suelta a sus gustos y preferencias utilizando los neoestilos en boga. Señala Moya (2007) que en esta época emergen en las colonias más opulentas los techos a la mansarda, como testimonio de la modernidad pregonada por sus habitantes y de su gusto por la arquitectura francesa.

 

Colonia Roma

 

Casa de la familia Braniff [1905]

Embajada de los Estados Unidos [1913]

Casa de los padres de Francisco I. Madero [Calles de Berlín y Liverpool]

 

Los habitantes de estas casonas gustaban de decoraciones y mobiliarios que eran comunes en las clases acomodadas de los países europeos, que se podían apreciar en las revistas ilustradas que se comenzaban a distribuir, y que se podían adquirir en viajes a otros países o en las recientemente inauguradas tiendas departamentales de la capital como el Palacio de Hierro, el Centro Mercantil, la Casa Boker y los almacenes Al Puerto de Veracruz.

 

Privada Requena, calle de la Santa Veracruz 43

Casa de José De La Horga

Casa de la familia Braniff [1905]

 

 

Dentro de los conjuntos habitacionales más sobresalientes de la época porfiriana en la ciudad de México encontramos la Colonia del Buen Tono, edificada entre las calles de Bucareli, Barcelona y Turín en 1912.

 

Integra un grupo de edificios que se extiende a lo largo de tres calles privadas denominadas: Ideal, Gardenia y Mascota, que el empresario Ernesto Pugibet mandó construir como prestación para los empleados de su empresa cigarrera El Buen Tono, los que actualmente son viviendas particulares.

 

Otros fueron menos afortunados y sus viviendas colectivas se integraron en los viejos edificios coloniales abandonados en lo que actualmente es el Centro Histórico, o habitaron en pequeñas viviendas insalubres que integraron las vecindades.

Conjunto Buen Tono en la Colonia Juárez de la ciudad de México

 

El régimen porfiriano impulsó la construcción de edificios teatrales de muy diversa índole a lo largo del país, para la difusión de espectáculos artísticos en donde predominaban obras europeas, dentro de los que sobresale el Teatro Juárez de Guanajuato inaugurada en 1903, comenta Ortiz Macedo (2011), obra realizada por el arquitecto Antonio Rivas Mercado y el ingeniero Alberto Malo, quienes le confirieron a su decoración un perfil ecléctico.

 

Teatro Juarez de Guanajuato

Teatro Pedro Diaz de Córdoba

Teatro Peón Contreras de Mérida

 

Otros teatros en provincia fueron el Teatro Peón Contreras de Mérida, proyecto neoclásico del arquitecto Pío Piacentini, que se inauguró en 1908; el Teatro Pedro Díaz de Córdoba, construido por el ingeniero A. Durán durante el gobierno de Teodoro A. Dehesa, que fue inaugurado en 1895.

 

Teatro Rosas Moreno de Lagos de Moreno

Teatro Juárez de Monterrey

Teatro Calderón de Zacatecas

 

Teatro Héroes de Chihuahua

El Teatro Rosas Moreno de Lagos de Moreno, Jalisco, diseño neoclásico del ingeniero Primitivo Serrano Flores, con decoración de Jesús Herrera Gutiérrez, que fue inaugurado en 1907; el Teatro Juárez de Monterrey, edificado en su mayor parte de madera por Juan Chapa Gómez y Miguel Quiroga en 1898, cuyas butacas podían ser retiradas para efectuar eventos sociales, fue destruido por un incendio en 1909; además tenemos las edificaciones que proyectó el ingeniero George F. King: el Teatro Calderón de Zacatecas, inaugurado en 1897, y el Teatro de los Héroes de Chihuahua, inaugurado en 1901.

 

Muchas de estas edificaciones, construidas para difundir a la aristocracia porfirista los espectáculos artísticos y las buenas costumbres europeas, serían utilizadas por diversos tipos de organizaciones políticas, laborales y campesinas en los años subsecuentes, como lugar de discusión, organización y movilización por parte de agrupaciones que tenían el propósito de acabar con el sistema sociopolítico que las había generado. Muchos de estos teatros acabarían sus días como salas cinematográficas, escenarios boxísticos e incluso centros de espectáculos circenses.

 

[3] Que a partir de 1954 hospedó al Archivo General de la Nación y, a partir de 1982, aloja al Museo Nacional de Arte [MUNAL]

[4] A cargo de Mariano y sus hijos Gino y Adolfo [Ver: Matteoni, 2013].

[5] SEDENA (2010 y 2013)

 

Referencias


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