Programa de Cómputo para la Enseñanza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920

Historia de México II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y México Revolucionario 1900-1920

Urbanismo, arquitectura y escultura de 1900 a 1920

Propósitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revolución Mexicana, así como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella

Humberto Domínguez Chávez. Julio de 2013

 

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Introducción

 

Durante las dos ultimas décadas del siglo XIX, y las primeras del XX, señala Escudero (2008: 107-112), la ciudad de México manifestó una gran expansión que rebasó el viejo casco colonial [actual Centro Histórico], con un cambio estructural de la urbe al crearse nuevas colonias que la unieron con los pueblos aledaños como San Ángel, Tlalpan, Tacuba y Azcapotzalco. Colonias que se crearon en los bordes de ríos, lagunas y calzadas como las de Reforma y Tlalpan o los caminos de Tacubaya, San Ángel o Tacuba-Azcapotzalco, con lo cual desaparecieron ranchos, haciendas, ríos y canales, además de que se impulsó la demolición de bienes eclesiásticos en el viejo centro de la ciudad, con lo cual la metrópoli perdió algunos de sus rasgos coloniales y lacustres, además de iniciar un crecimiento de manera desordenada.

 

Plano de la ciudad de México [1875]

 

La modernidad porfirista

 

Las modificaciones en el área urbana se generalizaron con la aplicación de las Leyes de Desamortización, con lo que se modificaron sustancialmente las formas de propiedad y uso del suelo, comenta Covarrubias (2009: 26), al transformarse de agrícola a habitacional o comercial. Lo que significó el fraccionamiento de edificios y terrenos propiedad de corporaciones religiosas que pasaron a convertirse en oficinas públicas, cuarteles y colegios, además de que se abrieron nuevas calles como las de Gante, Independencia, Xicoténcatl, Palma, el Callejón de Dolores, 5 de Mayo, y el llamado Paseo del Emperador, que más tarde tomaría el nombre de Paseo de la Reforma, cuyo trazo transversal rompió con la antigua estructura cuadricular de la ciudad. De esta forma se impulsó una primera etapa de expansión de la ciudad de México, entre los años de 1858 a 1883, cuando ante estas demandas constructivas algunos particulares fraccionaran sus ranchos y haciendas, ante la posibilidad de hacer negocios con el crecimiento poblacional y los cambios en el uso del suelo.

 

Es así como durante la segunda mitad del siglo XIX se rompió el equilibrio entre la capital y el resto de las ciudades del país, debido a la continua migración que impulsó un crecimiento notable fuera de la antigua ciudad colonial, continua Covarrubias, que se extendió sobre las antiguas calzadas y caminos que la comunicaban con poblados como Coyoacán, San Ángel, Mixcoac, Tlalpan, Xochimilco, o Tacuba; además de que el trazo del Paseo de la Reforma orientaría la expansión de la mancha urbana para las clases acomodadas.

 

La parte central de la ciudad se transformó en zona de uso mixto, con comercios al frente, viviendas, hoteles y oficinas, mientras que las zonas del Norte sufrieron mayor deterioro, por usos comerciales, y su interrelación con zonas industriales y colonias populares, particularmente la zona del Mercado de la Merced con sus bodegas.

 

Desarrollo urbano

 

El crecimiento urbano se impulsaría fuera del antiguo casco de la ciudad para formar colonias localizadas al Poniente: la Barroso, Santa María la Ribera, Guerrero, de los Arquitectos o San Rafael; mientras que al Norte se formaría la colonia Violante. Expansión que motivó que en colonias como la de los Arquitectos o la de Santa María de la Ribera se construyeran casas sobre terrenos que habían sido pantanos, además de que se facilitó que las adquirieran personas de escasos recursos, por la forma en que se fraccionaron los terrenos.

 

Vista de la ciudad de México desde San Cosme

 

Uno de los grandes retos del Porfiriato, a finales del siglo XIX, fue convertir a la ciudad de México en una urbe moderna, por lo que desde 1880 el crecimiento de la población, la consolidación del suelo urbano y suburbano, la apertura de nuevas áreas de construcción, y el desarrollo de las vías y de los medios de comunicación cambiaron la ciudad. De tal forma que la apertura de nuevas calles y avenidas condujo a un crecimiento hacia su periferia, pero también modificó a las poblaciones cercanas, con lo que iniciaron a su vez su crecimiento Tacuba, Tacubaya, Mixcoac, Guadalupe Hidalgo e Iztacalco.

 

Colonia Santa María la Ribera, esquina de las calles Eligio Ancona y Naranjo[1910]

Colonia Santa María la Ribera, esquina de las calles Eligio Ancona y Naranjo[2010]

 

 

La primera ampliación urbana se manifestó en la zona norte entre 1858 y 1883, señala Campos (2005: 107), en los barrios de Santa Ana, Tlatelolco y Peralvillo. Hacia el noroeste se manifiesto un crecimiento habitacional en las colonias Barroso, Santa María y Guerrero; mientras que la ciudad se extendería en el Oeste hacia la Colonia de los Arquitectos. Entre 1884 y 1900 el crecimiento de la ciudad se orientaría hacia el Noreste, Oeste y Sur, creándose varias colonias para obreros como: Morelos, de la Bolsa, Díaz de León, Maza, Rastro y Valle Gómez, con una ampliación que llegó hasta la municipalidad de Guadalupe Hidalgo.

 

La ciudad registró el mayor crecimiento poblacional de 1900 a 1911, época en que en el Suroeste aparecieron colonias para gente de amplios ingresos como: Roma, Condesa y de la Teja; en el Noroeste se desarrollaron las colonias Santo Tomás y Tlaxpana, hacia los rumbos de Tacuba, mientras que crecería la barriada del Chopo en Santa María, y San Álvaro y la Imparcial por los rumbos de Azcapotzalco. Hacia el Noroeste se desarrollarían las colonias Peralvillo y Vallejo, mientras que hacia el Sur-Sureste aparecieron las colonias del Cuartelito y La Viga, y en el Este la Romero Rubio, al mismo tiempo que se empezaba a construir en los pueblos de Coyoacán y San Ángel.

 

Arquitectura del Porfiriato

 

Calle de San Juan de Letrán y 16 de Septiembre [ca. 1913]

 

En este desarrollo urbanístico a algunas de esas colonias se les dotó de la infraestructura de una ciudad moderna, en donde vivía la clase adinerada, pero la mayoría se fraccionaron sin servicios básicos. Lo que mereció el siguiente comentario de los expertos (Toussaint et al., 1938: 16):

 

Un estudio especial debe hacerse del periodo comprendido entre 1857 y nuestros días, pues desde entonces viene a ser México casi una nueva ciudad que pierde personalidad para afrancesarse y ayancarse [sic], sin plan definido; al despojarse de muchas de sus características.

 

Con lo que en el Porfiriato la vieja traza virreinal de la ciudad comenzó a verse influenciada por afrancesamientos, los llamados neoestilos arquitectónicos, y posteriormente por influencias urbanísticas estadounidenses. Como la incorporación al trazo urbano de lo que podríamos llamar una avenida principal [Main Street], como podríamos considerar a las avenidas San Juan de Letrán o Juárez de esa época.

 

Lo que anunciaba el nuevo desarrollo urbano que presentaría grandes avenidas asfaltadas, un extendido y eficiente sistema de tranvías, el tendido del alumbrado público, además del incremento en la circulación de automóviles y camiones. A lo que se agregaría la extensión de los servicios públicos, para culminar con el arranque de la nueva arquitectura mexicana y el surgimiento de un nuevo concepto de lo que se consideraba debía cumplir una ciudad para ser moderna.

 

Por lo tanto, con el Porfiriato se propició el crecimiento de la ciudad hacia las periferias, señala Campos (2004: 54), con la fundación de nuevas colonias, para las que se requirió el desarrollo de los servicios urbanos.

 

En 1903 la ciudad se conformó con la municipalidad de México y doce delegaciones mediante la Ley de Organización Política del Distrito Federal, comenta Covarrubias (2009: 27), en donde sus bienes, derechos y obligaciones pasaron al gobierno federal, mientras que sus facultades administrativas se atribuyeron a tres funcionarios: el gobernador del distrito, el presidente del Consejo Superior de Salubridad y el director de Obras Públicas, que dependían de la Secretaría de Estado y del Despacho de Gobernación. En momentos en que por efecto de la centralización de las actividades políticas, económicas, industriales, y culturales se incremento su población, que creció de 200 a 400 mil habitantes entre 1858 y 1910, mientras que su área urbana creció de 8.5 a 40.5 km2.

 

Vista de la zona metropolitana de la ciudad de México [ca. 1910]

 

Siendo Nonoalco y Peralvillo sus límites al Norte; el Río de la Piedad al Sur; Balbuena al Oriente, y la calzada de la Verónica al Poniente; con lo que se ponían en riesgo las zonas agrícolas de sus alrededores, que estaban rodeados o amenazados por el tejido urbano. Las colonias Guerrero, Vallejo, Díaz de León, La Bolsa, Rastro y Santa Julia se desarrollaron para la habitación de las clases populares, comenta Moya (2007:173), mientras que los sectores medios se asentaron en colonias como Santa María de la Ribera y San Juan, mientras que los grupos privilegiados poblaron las colonias Cuauhtémoc, Juárez, Roma, Coyoacán y Clavería.

 

Con este desarrollo urbano la sociedad capitalina demandó nuevos servicios para satisfacer las necesidades creadas por la urbanización, al mismo tiempo que las costumbres empezaron a cambiar. Las calles fueron pavimentadas para facilitar el tránsito de vehículos, algunos de combustión interna, además de los tranvías; aparecieron nuevas construcciones en donde se utilizó en sus estructuras el concreto y el acero, como en el Teatro Nacional, el Palacio de Correos, el de Comunicaciones, y el Instituto de Geología, además de que se inauguraron tiendas departamentales como el Centro Mercantil, Palacio de Hierro, la Casa Boker y Al Puerto de Veracruz, con lo que la ciudad se volvió cosmopolita, al mismo tiempo que se acentuaron las diferencias socioeconómicas que contribuyeron al clima de descontento y al estallido de la Revolución.[1]

 

Casa de Bombas de la Colonia Condesa [1906]

Central hidroeléctrica Necaxa en 1903 [Campos, 2004: 112]

 

La Casa de Bombas de la Condesa fue la culminación del acueducto subterráneo construido en 1906, comenta Bustamante (2010), el cual traía el agua potable de diversos pueblos de Xochimilco en un largo y extenso recorrido que aún hoy se puede seguir a través de las lumbreras con basamento de piedra, a la manera de columnas dóricas en cantera que se observan por la Avenida División del Norte, que continúa por Avenida Nuevo León y Alfonso Reyes, hasta desembocar en las instalaciones hidráulicas ubicadas entre las avenidas Patriotismo y José Vasconcelos (hoy Circuito Bicentenario), desde donde el agua se bombeaba de este sitio al resto de la ciudad. En la década de los años de 1970 esta obra original del Ingeniero Alberto J. Pani se desmanteló por completo, reconstruyéndose íntegramente su fachada en 1988 en el acceso al Bosque de Tlalpan, sobre el Camino a Santa Teresa, en una edificación que aloja una Casa de Cultura y biblioteca que fue diseñada por Pedro Ramírez Vázquez.

 

Desagüe del Gran Canal en Zumpango México

El interés de los inversionistas extranjeros en los servicios públicos se encontraba en los cuantiosos recursos energéticos del país, comenta Campos (2005: 1908-115), por lo que la empresa canadienses Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz utilizaría mediante concesión los ríos Tenango, Necaxa y Catepuxtla del Distrito de Huauchinango, Puebla, para proporcionar energía eléctrica a la empresa minera El Oro y abastecer a la ciudad de México. Para 1905 se terminaron las obras de la planta hidroeléctrica de Necaxa y pronto adquirieron otras empresas para incrementar su capacidad, como la planta generadora de Nonoalco de la Mexican Electric Works Limited en 1903, además de la compañía The Mexican Electric Ligth Company Limited en 1906; lo que les permitió celebrar contratos para el abastecimiento eléctrico con los gobiernos del Distrito Federal, Puebla, Estado de México y Michoacán, además de que adquirieron otras empresas para proporcionar el servicio en Jalisco e Hidalgo.

 

Al problema de las inundaciones en el Valle de México se les ofreció diversas soluciones, ya que el lago de Texcoco no tenía posibilidades de descargar fuera del valle, por lo que se concibió la idea de construir un drenaje, señalan Domínguez (2000), Garduño et al. (2007) y CONAGUA/CIESAS (2013); la obra, que se conoce como el primer túnel de Tequixquiac, consistió de un canal abierto desde San Lázaro hasta Zumpango, con lo que se pensó que se había dado una solución definitiva a las inundaciones de la ciudad, al constituir una salida artificial para el drenaje del valle de México; fue terminada en el año 1900 bajo la dirección del ingeniero Francisco de Garay y M. L. Smith.

 

El proyecto se compuso de tres partes: un canal, un túnel y un tajo de salida. El canal comenzaba al oriente de la ciudad, en la Garita de San Lázaro, pasaba por los lagos de Texcoco, San Cristóbal, Xaltocan y Zumpango y concluía en la entrada del túnel, en las cercanías del pueblo de Zumpango; su longitud total fue de 47.527 kilómetros. El túnel contaba con una longitud de 10.21 kilómetros y 24 lumbreras de dos metros de ancho...[2]

 

[1] En 1900, el país contaba con 13,000,000 de habitantes y la Ciudad de México alcanzaba una población de 344,000 habitantes. Hacia el año 2000, el país tenía 97,400,000 de habitantes, mientras el área metropolitana del Valle de México poseía 18,400,000, es decir, la población de la ciudad se incremento 53.4 veces. Este crecimiento a lo largo del siglo fue resultado del centralismo y la dinámica poblacional. En una primera etapa, entre 1900 y 1930, llegó a alcanzar 1,049,000 habitantes. [Covarrubias (2009: 28)]

[2] CONAGUA/CIESAS (2013)

 

Referencias


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