Cultura Mixteco-zapoteca Zona Occidental

Fue en 1931 cuando el arqueólogo mexicano Alfonso Caso inició las excavaciones y la restauración del sitio. El trabajo se dividió en dieciocho etapas y fue concluido en 1953, veintidós años después. Monte Albán es reconocido por la armonía que logran el paisaje y su monumental arquitectura. Destacan la belleza de sus piedras talladas con representaciones de sacerdotes ricamente ataviados —ellos eran los encargados de la religión, la política y la guerra— las urnas de cerámica donde se contenían los restos humanos y que eran pintadas con la figura de un animal sagrado, así como otros motivos religiosos colocados en las casi doscientas tumbas que hasta hoy se han descubierto.

Monte Albán era también una importante necrópolis, donde los trabajos artísticos realizados en cada tumba no tenían otro fin que el de facilitar el camino a la vida que —de acuerdo con su cosmogonía— seguía después de la muerte, para ellos los muertos no habían muerto del todo, vivían de otra manera y en un lugar distinto Yobaá —El país de abajo— una especie de paraíso. Un perro era enterrado con el difunto pues, según sus creencias, el animal encontraría el camino correcto entre los intrincados mundos debajo de la tierra.